Muchos expertos ponen en duda esto, incluido Paul Fedoroff, director de la Clínica de Comportamientos Sexuales en el Centro de Salud Mental Royal Ottawa, en Canadá. Fedoroff mantiene que es capaz de “curar” a pedófilos, utilizando tratamientos antiandrógenos para eliminar temporalmente el deseo sexual.
“Sacamos el sexo de la ecuación”, dice Fedoroff. “Les damos la oportunidad de desarrollar estilos de vida saludables”. Quienes reciben tratamiento son capaces de conseguir un trabajo e idealmente tener una relación consensuada con otro adulto “que no esté basada en primer lugar en el sexo”.
“Una vez están en esa situación… suspendemos el tratamiento y su deseo sexual vuelve. Y resulta que si se desarrolla una relación normal saludable, empiezan a tener actividades sexuales con su pareja que ambos disfrutan. Sus preferencias cambian”. Algunos creen que ser víctima de abusos cuando eres niño te hace más proclive a cometerlos de adulto.
El debate se complica por el hecho de que no todos los abusadores infantiles son calificados de pedófilos en el tradicional uso psiquiátrico del término. Mientras que los pederastas se definen por una persistente atracción hacia niños prepubescentes, los “efebófilos” sienten una atracción muy específica por adolescentes, de entre 11 y 14 años.
Según Donald Findlater, uno de los más destacados expertos en abuso sexual de menores quien trabaja con la Fundación Lucy Faithfull, hay estudios preocupantes que indican que hay más gente de la que se piensa que sienten deseos sexuales por adolescentes ocasionalmente. “Pero manejan esos pensamientos, no los hacen realidad y los guardan donde debe ser. En el caso de los abusadores sexuales, se autoconvencen de que ese comportamiento es aceptable o no les importa”.
Los efebófilos tienen frecuentemente relaciones adultas al mismo tiempo que relaciones abusivas con niños.
Aquellos con un interés sexual por los adolescentes abusan con más frecuencia a niñas, mientras que los pederastas, definidos clínicamente, tienden a tener una proporción mayor de niños como sus víctimas, dice Findlater.
Para añadir más complejidad, alrededor de un tercio de aquellos que cometen ofensas contra niños son otros niños o jóvenes menores de 18 años. “La mayor parte de jóvenes de cualquier edad que incurren en comportamiento sexual inadaptado con otros niños lo abandonarán cuando crezcan o, con la ayuda y la intervención adecuada, son capaces de entender de dónde viene eso, hacer trabajo de víctima y superar esos incidentes”, dice Kevin Gallaguer, director de un centro de intervención para agresores sexuales en Gales, Reino Unido.