Irán es la principal potencia chiíta del mundo musulmán, mientras que Arabia Saudí es mayoritariamente sunita. En lo que respecta a Irak, siempre fue el caballo de batalla entre ambas confesiones. Los chiítas son mayoría en Irak -algo menos del 60%- y viven en las zonas fronterizas con Irán, el norte controlado por la región autónoma kurda y mezclados con los sunitas en las fronteras con Arabia Saudí y Kuwait. Y los sunitas son la minoría -40%, pero sobre todo kurdos- y viven más cerca de la frontera con Siria y también entremezclados en todo el país. Irán, por supuesto, apoya a los chiítas en la guerra contra el Estado Islámico y la principal potencia sunita, Arabia Saudí, alienta y arma a las fuerzas sunitas iraquíes.
Recientemente, en medio de este conflicto entre ambas ramas del Islam que también tiene sus ramificaciones en Yemen, el gobierno saudí ejecutó a un clérigo chiíta que supuestamente conspiraba contra el régimen de Riad, lo que provocó la airada protesta de Teherán y la ruptura de las ya de por sí maltrechas relaciones entre Irán y Arabia Saudí. Desde la ocupación de Irak por los Estados Unidos de este país, allá por el año 2003, el territorio iraquí se ha convertido en un tablero de ajedrez en el que compiten ambas naciones y otras fuerzas por ejercer su influencia, controlar territorios e instituciones y, en fin, imponer un ejecutivo dócil a sus intereses políticos. Por ahora, una alianza política entre los kurdos de la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK) y una coalición de grupos chiítas es la que gobierna en Bagdad, inclinando la balanza en favor de Irán en esta guerra ente ambas confesiones.
En Irak y Siria, al igual que ocurre en otras partes de Oriente Medio, Africa y Asia, las principales víctimas de este conflicto son musulmanes. Por ejemplo, los sunitas del Estado Islámico han matado a miles de chiítas, junto a otros grupos religiosos, en los combates que libran contra ambos Estados. Cuatro combatientes chiítas iraquíes, en un gesto de la habitual brutalidad de este grupo, fueron quemados vivos y grabados en un video absolutamente repugnante y terrible. Pero hay más ejemplos de ese horror cotidiano y el Estado Islámico, no lo olvidemos, es también parte de una errada estrategia occidental en esta parte del mundo que, al permitir la disolución del Estado iraquí como un azucarillo ,alentó el nacimiento de fuerzas que se desarrollaron con notable éxito en medio del caos, la guerra y el descontrol total que hoy reina en esta parte del mundo.