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El Reino Unido tras el Brexit , entre la apatía y la incertidumbre
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5 years agoon
EP New York/opinión
El país vive la llegada del Brexit con aparente normalidad, pero nadie sabe a ciencia cierta qué pasará después del periodo de transición fijado entre esta milenaria nación y la Unión Europea (UE), que durará hasta el 31 de enero del presente año. No hay miedo, pero si el temor a que el nivel de vida se deteriore y el país entre en un periodo incierto.
por Ricardo Angoso
Cuando apenas han pasado unas semanas desde la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE), la normalidad es total en el Reino Unido después de meses de un eterno debate que parecía no tener fin, pero la incertidumbre sigue dominando en los mercados y en las empresas y nadie sabe qué pasará en el largo plazo tras esta ruptura que pone fin a un “matrimonio” que duró 47 años. La incertidumbre gravita entre los británicos que todavía no saben a ciencia cierta la incidencia que tendrá esta abrupta ruptura en sus vidas y en las de las futuras generaciones, aunque también piensan en sus bolsillos y ahí, precisamente, es donde más duele.
“Muchas empresas siguen pensando en cambiar sus oficinas y trasladarse a Europa, bien sea a Madrid, Dublín o Bruselas, pero nadie sabe a ciencia cierta qué pasará el día después del periodo de transición y los planes de contingencia, como suele ocurrir siempre, cambian según pasan los días”, me cuenta un empleado español de City Bank rumbo al Reino Unido. Está en lo cierto, muchas empresas ya se trasladaron hace tiempo hacia otras capitales del continente pero todavía quedan muchas cuyos cuarteles generales continúan en Londres u otras ciudades británicas.
Mientras tanto, el primer ministro británico, Boris Johnson, acelera sus planes en cuanto a la modernización de las infraestructuras, poniendo en marcha un ambicioso plan de atención a las vetustas redes ferroviarias, y viajando por todo el país, en un intento por transmitir confianza a los sectores que se consideran más afectados por la salida de la UE.
El mandatario británico visita granjas, mercados, fábricas y cualquier lugar donde considere que puede infundir ánimo y optimismo a sus conciudadanos, todavía algo perplejos porque llegó la fecha deseada por algunos y temida por muchos, como, por ejemplos, los jóvenes menores de 30 años, que votaron masivamente contra el Brexit. El primer ministro aparece en todos los medios, se fotografía con todo el mundo, reparte besos, se viste como un obrero y pretende con ese aire campechano e informal, aunque a veces huele a la naftalina de los palacios de Londres, hacer olvidar a la gente de a pie el largo sainete vivido por esta nación en los últimos tres años.
No olvidemos que Johnson ganó las últimas elecciones más por deméritos de sus adversarios que por méritos propios, pero ganó por mayoría absoluta -casi goleada- y punto, que es lo que cuenta en una democracia. Si los laboristas no se hubieran empeñado en un candidato tan pésimo como Jeremy Corbyn, socialista radical y simpatizante de abyectos regímenes, seguramente hubieran ganado las últimas elecciones y la situación sería bien distinta hoy, pero esa es política ficción para las novelas y los ensayistas de salón.
Las recetas de las nacionalizaciones, el dirigismo estatalista al estilo cubano y las expropiaciones sin ton ni son, tal como exhibía Corbyn en su surrealista programa, son experiencias del pasado para el estudio de los economistas y no para su aplicación real en una nación desarrollada, europea -por mucho que les pese a los británicos- y anclada en la modernidad. Londres no es Caracas, señor Corbyn, ni tampoco La Habana.
A pesar de todo, el primer ministro tiene ante la mesa muchos retos y desafíos a los que tendrá que hacer frente si no quiere defraudar a una ciudadanía que en estos últimos años han visto pasar por el número diez de Dowing Street a tres ministros más ocupados en gestionar una salida airosa de la UE que dedicados a sus asuntos cotidianos, tales como el estado del deteriorado sistema de salud británico, la inseguridad pública, el caos que presenta el sistema de transportes -los trenes, por ejemplo, son malos, caros y nunca llegan en hora- y la pobreza que asombra en cada esquina y es visible en casi todas las ciudades británicas. Por poner tan solo un gráfico ejemplo sobre este asunto, se calcula que el Reino Unido hay casi 500.000 personas sin techo, es decir, durmiendo en la calle literalmente, y la cifra va en aumento, según señalan los expertos en el tema. El año 2018, según datos oficiales, 726 personas sin hogar murieron en las calles británicas, una cifra alarmante y preocupante si tenemos en cuenta que la renta per capita británica se encuentra entre las veinte primeras del mundo con más de 40.000 dólares americanos en su haber.
ESCOCIA, ¿RUMBO A LA INDEPENDENCIA?
Nada más firmarse el acuerdo definitivo entre la UE y el Reino Unido, la primera ministra o ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, amenazó directamente al gobierno británico con convocar una consulta independentista si los planes consumados llegaban a cumplirse y el país abandonaba el barco europeo. Esa misma determinación ha acompañado a Sturgeon después del 31 de enero, cuando definitivamente Londres cumplió sus planes y abandonó la UE tras décadas de pertenencia a la misma, defraudando las expectativas de millones de ciudadanos que esperaban una segunda consulta sobre la secesión británica.
Ahora, los ojos están puestos en las elecciones municipales del próximo año, en las que el gobernante Partido Nacionalista de Escocia -SNS, en sus siglas en inglés- tiene el objetivo de hacerse con casi todo el poder local escocés sobre las ruinas de los partidos liberal, conservador y laborista. Escocia fue antaño un feudo laborista hasta que desde hace unos años el discurso nacionalista fue en auge y el SNS fue capaz de robarle al laborismo sus importantes “graneros” en esta región del Reino Unido, de tal forma que ahora los laboristas cuentan con apenas un representante por Escocia en el parlamento nacional cuando en el 2010 tenían 41, mientras que los nacionalistas han pasado de seis en esa fecha a los 48 actuales sobre un total de 59 en juego. Además, el SNS ha impregnado un giro progresista a su nacionalismo y el votante laborista se encuentra cómodo votando a los secesionistas escoceses.
Si estos resultados del nacionalismo escocés se confirmarán en las urnas, pues en estos últimos diez años siempre ha mostrado una tendencia ascendente, es más que seguro que se apostará por una nueva consulta independentista al estilo de la celebrada en el año 2014, en que el voto afirmativo a la causa independentista sumó el 45% pero no fue suficiente para aprobar la secesión. Ahora, sin embargo, todos los sondeos señalan que el independentismo ganas adeptos y que sería capaz de vencer en el referéndum de llegar a celebrarse, si finalmente los ejecutivos de Escocia y Londres se ponen de acuerdo acerca de la celebración del mismo, algo que por ahora cuenta con el rechazo del primer ministro Johnson.
IRLANDA DEL NORTE O EL BREXIT BLANDO
Irlanda del Norte ha conseguido al menos un Brexit “blando” y por ahora mantendrá una posición a medio camino entre la UE y la salida total de esta institución, tal como no ocurrirá con el resto del Reino Unido. Las normas comunitarias y el acervo de la UE permanecerán intactos, al menos hasta el final del periodo de transición, y la frontera no será una frontera dura, permitiendo el tránsito de pasajeros y mercancías y quedando la unión aduanera con el Reino Unido en los puertos, una suerte de acuerdo que pretende aplacar la ira de muchos ciudadanos irlandeses que no quieren quedarse como ciudadanos de segunda en este nuevo escenario.
El problema sigue siendo que el nacionalismo irlandés sigue considerando en el corto y largo plazo como único horizonte posible para solucionar los problemas cotidianos, al margen o no de la salida de la UE, la unificación total de la isla en una sola nación. En la otra parte, en el bando de los unionistas protestantes, dicho posibilidad inspira recelo, miedo e incluso terror en los sectores más radicales, pues piensan que perderían su identidad y se convertirían en una minoría incomoda, desplazada e incluso marginada. Congeniar esas dos visiones, cuando no concepciones de la vida misma, implicará altas dosis de ingeniería política.
Por ahora, no obstante, nada parece avizorar que los grupos radicales de ambas partes vayan a volver a la violencia tras años de paz y tranquilidad, y que los acuerdos firmados hace ya más de una veintena de años vayan a ser truncados de una forma abrupta ante la irrupción de este nuevo escenario político. Las dudas son acerca de si esta calma chica durará eternamente o si, llegado el caso y finalizado el periodo de transición entre la UE y el Reino Unido, las armas volverán a tomar su lugar en la política norirlandesa. El tiempo nos dará la respuesta.
Luego está Gales, siempre un poco la gran olvidada de la política británica por su escaso peso demográfico -apenas tres millones- y político, que siempre alegó que la salida de la UE le afectaría mucho económicamente, en tanto y cuanto una buena parte de sus exportaciones se iban para el continente. Sin embargo, a diferencia de Escocia e Irlanda de Norte, el sentimiento nacionalista nunca fue muy alto en Gales en términos electorales y tampoco tuvo el carácter secesionista de los otros dos casos. Además, siempre se podrá esgrimir en su contra que la mayor parte de los ciudadanos -el 52%- votó a favor de la salida del Reino Unido de la UE, por mucho que les pese ahora a algunos sectores nacionalistas. Que lo hubieran pensado antes, dirán, con bastante razón, en Dowing Street 10.
RICARDO ANGOSO
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Siria demuestra que no se puede “congelar” ningún conflicto

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5 months agoon
December 9, 2024By
FranciscoEP NEW YORK | POLÍTICA MUNDIAL
Por: Níkolas Stolpkin
Es muy vergonzoso saber que Siria haya caído en manos de grupos terroristas de forma tan estrepitosa y dinámica (¿13 días?).
Todo indica que las fuerzas terroristas se harán del control de todo o de gran parte del territorio sirio, y que sus enemigos serán Irán y el Líbano. Y ya podemos imaginar quiénes serán sus “amigos” (Israel, Turquía, Gran Bretaña, y no extrañaría también EE. UU.).
Lo irónico de todo es que los Grandes Medios Occidentales que mucho antes vendían a estos grupos como “terroristas”, ahora se venden como fuerzas “rebeldes” o “revolucionarias”; incluso ahora venden a su líder como un líder “moderado”, para de alguna forma sentir cierta simpatía por haber sacado al “dictador” Bashar al-Assad de Siria.
Los Grandes Medios Occidentales sabían de antemano que su líder Al Jawlani estuvo en Al Qaeda, ISIS, Jabhat al-Nusra y que EE. UU. todavía ofrece una recompensa de 10 millones de dólares por su captura.
O sea, estamos ante una fuerza “rebelde” (Hayat Tahrir al-Sham) que tiene su origen en Al Qaeda, bajo el nombre de Jabhat al-Nusra. Y que más encima, el que fuera líder de ISIS o Estado Islámico, Abu Bakr al-Baghdadi, participó en su creación.
Hay muchas interrogantes que con el tiempo podrán esclarecerse.
¿Una toma del poder sin armas pesadas, únicamente con armas ligeras y camionetas? ¿Una toma del poder con nula o débil resistencia siria?
¿Estamos ante un fracaso significativo de la política exterior rusa?
¿Serán atacadas en algún momento las bases militares rusas instaladas en Siria? ¿Cuál será el futuro de las bases militares rusas asentadas en Siria? ¿Por cuánto tiempo se podrá “garantizar la seguridad” (por parte de los “rebeldes” sirios) de las bases militares rusas y sus instituciones diplomáticas en Siria?
Todavía no se puede calcular las consecuencias geopolíticas que habrán en la región tras la caída de Siria en manos de los grupos terroristas.
La caída de Bashar al-Assad en Siria es un duro golpe a la resistencia contra Israel en la región. E indudablemente Israel será el más beneficiado.
Una Siria que ya no será anti-imperialista, ni anti-sionista, nos puede dar una idea de lo que habrá de significar para los movimientos de resistencia tales como el Hezbollah en el Líbano y Hamas en Gaza (Palestina).
No hay que olvidar que Siria era el puente que había entre Irán y las resistencias del Hezbollah y Hamas.
¿EE. UU., Israel, Turquía, Gran Bretaña, prestarán “ayuda” al nuevo gobierno que se forme en Siria?
¿EE. UU. retirará la recompensa por la captura de Al Jawlani, líder de los “rebeldes”?
Donald Trump, el nuevo presidente de EE. UU. que está pronto a asumir, ha declarado que EE. UU. no debería tener nada que ver con lo que está aconteciendo en Siria. Y aún así, la presente administración ha llevado a cabo una “docena de ataques aéreos de precisión” contra campamentos de ISIS en el centro de Siria, como lo ha informado, ahora último, las Fuerzas del Comando Central de EE. UU. (CENTCOM).
Incluso Joe Biden, presidente saliente de EE. UU., señaló que EE. UU. “trabajará con todos los grupos en Siria”, e incluso a través de un proceso liderado por la ONU, como garantía para la transición del poder.
¿Estamos ante un simulacro de lo que podría pasar en Ucrania con aquello de “congelar” el conflicto?
¿Podría ser Siria un punto clave, a largo plazo, para el paso de gasoductos que puedan llegar a Europa, desde el Golfo Pérsico?
¿Qué posibilidades reales podría tener Siria de terminar balcanizada?
¿Podrían aparecer nuevos grupos “rebeldes” que se quieran disputar el poder en Siria?
¿El nuevo gobierno que se forme en Siria tendrá que tener ayuda o relaciones con otros países para hacer andar su economía? ¿Qué países podrían ir en su ayuda?
Ya se está informando de una “escasez aguda de medicamentos”… ¿Qué otras cosas podrían escasear? Todo está por verse.
Pero Rusia debe tomar nota de lo que está ocurriendo: no se puede “congelar” ningún conflicto.
Níkolas Stolpkin
Columnista EP New York
Análisis internacional – Geopolítica – Crítica – Opinión – Pensamiento
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Articulos Destacados
Ucrania: El Caballo de Troya de la OTAN

Published
5 months agoon
December 1, 2024By
FranciscoEP NEW YORK. | UCRANIA
Por: Nikolás Stolpking
La entrada en escena del Oreshnik, ha dejado a la OTAN, EE. UU., Unión Europea desatados; están vueltos locos. Unos están discutiendo posibles “ataques preventivos” en territorio ruso, otros están proponiendo “devolverles” a Ucrania las armas atómicas que supuestamente les fueron “arrebatadas”, otros están llamando a las empresas para que se “preparen para la guerra”, otros quieren ampliar la red de bunkers, etc. ¿Qué otros delirios tendremos que masticar?
–¡Calma! ¡Calma! ¡Que no panda el cúnico!, diría el Chapulín Colorado. Es simplemente que si sigues provocando al Oso, te va a llegar un avellano. Bien, prosigamos.
Después del lanzamiento ruso del misil balístico Oreshnik, sin carga nuclear, sobre territorio ucraniano, como respuesta a los ataques con misiles ATACMS y Storm Shadow sobre territorio ruso, uno tendería a pensar que los responsables occidentales, como mínimo, tendrían que pensarlo muy bien antes de nuevamente “autorizar” a Ucrania el lanzamiento de misiles balísticos tácticos sobre territorio ruso. Pero, como se ha visto en estos últimos días, no ha sido el caso. Y no es de extrañar, en todo caso. A EE. UU., Gran Bretaña o a la Unión Europea no les importa, en absoluto, el destino de Ucrania. Lo único que les importa es defender los intereses del propio EE. UU.
Estamos hablando, además, de la entrada en escena de nuevas tecnologías en el campo de batalla que podrían marcar la diferencia. El Oreshnik, un misil balístico con velocidad hipersónica (3,3 a 4 km/s); puede portar ojivas nucleares; difícil de detectar e imposible de interceptar por los actuales sistemas de defensa antimisiles estacionados en Europa; y su alcance podría llegar a los 5,500 kilómetros. O sea, podría alcanzar a toda Europa en menos de 20 minutos.
Vladimir Putin fue claro al señalar que las pruebas de los nuevos sistemas de misiles en el campo militar proseguirían si la amenaza a la seguridad de Rusia persistían: “Consideramos que tenemos el derecho a utilizar nuestras armas contra objetivos militares de aquellos países que permiten el uso de sus armas contra nuestros objetivos, y en caso de una escalada de acciones agresivas, responderemos con la misma decisión y de la misma manera”.
Lo razonable, en una situación así, es que se quiera desescalar el conflicto, ¿no?, pero sucede todo lo contrario: se desea seguir escalando.
Quizá haya llegado el momento para reflexionar y aceptar la derrota de Ucrania y su titiritero (OTAN) ante la determinación de Rusia. Que podría ser muy fácil en teoría, pero que bastaría con que el titiritero empezara a abandonar a Ucrania. Pero pareciera que el Bloque Occidental Capitalista estuviera lejos de reflexionar y aceptar los nuevos cambios tectónicos que se están desarrollando en el mundo.
Proseguir la escalada, no hace más que hacer daño a la propia Ucrania, que no sabemos aún cómo habrá de quedar conformada, terminado el conflicto. Pero de que quedará más pequeña (Ucrania), quedará más pequeña.
La OTAN, lo mejor que podría hacer sería convencer a los líderes ucranianos de que al juego hay que ponerle fin; que ahora hay que conducir hacia el terreno de las negociaciones. Pero, en la práctica, vemos todo lo contrario. Pareciera que existiera más interés en proseguir el conflicto por parte de las potencias Occidentales que de la propia Ucrania.
Seguir con el juego ante el nuevo escenario es suicida. ¿Qué disparates están pensando? ¿“Entregar armas nucleares a Ucrania”? ¿“Autorizar a Ucrania más lanzamientos de misiles en territorio ruso”? ¿“Ataques preventivos sobre Rusia”? ¿“Nuevos sistemas de defensa anti-misiles”? ¿“Envío de tropas militares OTAN hacia Ucrania”? ¿Acaso no se ha entendido bien el mensaje que plantó en las cabezas el Oreshnik?
¿Cómo Rusia podría hacer entender a Occidente?
Porque pareciera que Occidente no quisiera entender la seriedad del asunto. Occidente sigue con el mismo entusiasmo, o más, como cuando comenzó a “apoyar” a Ucrania. Y Rusia sigue con la misma estrategia de la Operación Militar Especial (SVO) sobre Ucrania. Occidente y su “ayuda” a Ucrania, no tiene visos de querer parar por el momento, al contrario, tiene sumo interés porque prosiga. Porque, entiéndase bien, EE. UU. y aliados no quieren perder sus posiciones privilegiadas en el tablero.
EE. UU. y aliados (OTAN) deberían aceptar el nuevo terreno de juego. No están para seguir jugando a escalar. Lo más razonable que pueden hacer es aceptar la nueva realidad, e incluso la disolución de la OTAN. Porque… ¿Qué razón tiene de existir una estructura político-militar al no poder brindar protección a Europa ante las nuevas tecnologías militares en manos de Rusia? El Oreshnik ha dejado a la OTAN como un chiste.
Pero la OTAN no deja de sorprender: desde el comienzo de la SVO los países que conforman la OTAN corrieron a mandar “ayuda” a Ucrania. Primero eran cosas tales como cascos y municiones, después misiles anti-tanque y misiles anti-aéreo, pero, como Ucrania poco avanzaba en el campo de batalla, la “ayuda” evolucionó a misiles tácticos de largo alcance (ATACMS), lanzacohetes múltiples HIMARS, tanques, aviones, etc. Pero como los ucranianos seguían sin avanzar significativamente en el campo de batalla y, además, se encontraron con un déficit sustancial de soldados, ¿cuál fue la idea “brillante” que se les ocurrió? Golpear e incursionar en territorio ruso; y ahora golpear con misiles ATACMS y Storm Shadow. Siendo que, estos últimos, como ya se ha señalado cientos de veces, no-pueden-ser-operados-sin-el-apoyo-de-especialistas-extranjeros (no-ucranianos).
¿Qué vendría después? La respuesta rusa: el lanzamiento del misil balístico hipersónico Oreshnik sobre un complejo militar ucraniano. Con el mensaje adjunto de que la próxima vez podría llegar más lejos y que podría llevar ojivas más dañinas si se insistiera en atacar territorio ruso con los misiles de largo alcance. ¿Cuál ha sido la respuesta de la OTAN en estos últimos días? Algo de no creer: intensificar más los ataques con sus propias armas en territorio ruso.
Acá ya no se trata de Ucrania. Ucrania pasó a ser un producto, un títere, que se sigue vendiendo en los Medios, pero que no tiene valor alguno. Ucrania simplemente se ha convertido en un caballo de Troya moderno que es arrastrado por la OTAN. Ucrania es únicamente un medio. Y Rusia lo sabe.
¿Qué mejor que instalar en el imaginario colectivo que Ucrania es un “indefenso” al cual hay que “ayudar” frente a un “invasor” gigante, “imperialista”, que quiere “expandir” su territorio? Los Medios occidentales no te dirán que la OTAN está en suelo ucraniano apretando el gatillo, te dirán que están “proporcionando instrucciones”, “proporcionando datos”, “proporcionando permiso”, “proporcionando armas para la autodefensa”.
Si Ucrania es el caballo de Troya de la OTAN, ¿por qué dejar que camine el artefacto? ¿Por qué no apagar el artefacto de una vez por todas? ¿Por qué no desarmar el artefacto, paso a paso? ¿Qué podría hacer la OTAN con un artefacto inservible?
Rusia simplemente debe ir por el caballo de Troya.
¿Qué otras sorpresas en el ámbito tecnológico-militar sacará a la luz Rusia? ¿La nueva realidad militar podrá lograr poner en pausa a Occidente?
Níkolas Stolpkin
Análisis internacional – Geopolítica – Crítica – Opinión – Pensamiento
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Articulos Destacados
EE.UU. , Rusia , China y la nueva arquitectura económica global

Published
12 months agoon
May 18, 2024By
FranciscoEP NEW YORK. | Política y Economía Mundial
El ocaso de un Orden Mundial decadente
Por: Níkolas Stolpkin
Nueva arquitectura global en cierne
Quienes quieran ver el conflicto bélico en Ucrania como cualquier conflicto bélico, están muy equivocados. El desenlace podría traer grandes cambios. Cambios que podrían asemejarse a los ocurridos terminada la Segunda Guerra Mundial.
Ucrania es el epicentro de un movimiento tectónico significativo que podría abrir paso a una futura nueva arquitectura global.
Lo que hay que ver acá, no es a un “dadivoso” Estados Unidos, Reino Unido o una Unión Europea querer defender a un país débil de una potencia poderosa, eso sería caer en el simplismo.
El enfoque que debemos hacer es el de un Bloque Capitalista Occidental (EEUU, UE…) en descenso, queriendo frenar de plano el ascenso imparable del Bloque Capitalista Oriental (Rusia, China…) O bien, como el economista Michael Hudson definió en su momento, como el choque de dos sistemas económicos: “el capitalismo financiero neoliberal versus la industrialización socialista”. El primero con tendencia unipolar, y el segundo con tendencia a un mundo multipolar.
Ucrania simplemente sería la oportunidad o la excusa para intentar frenar el tsunami oriental liderados por Rusia y China.
Todos sabíamos los proyectos que tenía Rusia para entregar gas barato a Europa. Estados Unidos sabía lo que podía significar el asentamiento potente y a largo plazo de los intereses de Rusia en Europa, sobre todo en Alemania, lo que afectaría a sus propios intereses en la región. Por lo que Estados Unidos tuvo que actuar, provocando primero el golpe de Estado en Ucrania (2014) y después preparando el terreno para la reacción rusa. Ellos sabían (EEUU) que al provocar la reacción de Rusia podrían llevar a cabo la contención firme de unos de los pilares principales del Bloque Capitalista Oriental y, al mismo tiempo, su ala militar más musculosa. No en vano vimos la respuesta poco diplomática e impulsiva del Bloque Occidental, al enviar armas para que los ucranianos “indefensos” se pudieran defender de los “invasores” rusos.
Los primeros paquetes de “ayuda” por parte del Reino Unido, Canadá, Estados Unidos y los países de la Unión Europea -poco tiempo después de haberse iniciado la Operación Militar Especial rusa sobre suelo ucraniano (2022)-, se trató de “rifles, pistolas y ametralladoras”, “ayuda humanitaria y logística militar”, municiones “estrictamente defensiva”, “equipamiento de defensa”, “sistemas de armamento ligero antitanques de corto alcance”, chalecos y cascos, misiles Javelin (antitanques) y Stinger (antiaéreo), lanzagranadas, etc. Ahora la ayuda hacia Ucrania ha “evolucionado” a una nueva etapa, ahora se trata de misiles tácticos de largo alcance (ATACMS), tanques modernos, aviones de combate, bombas de racimo, sistemas de defensa Patriot de largo alcance, lanzacohetes múltiples HIMARS… Y ahora que Ucrania -con un déficit reconocido de combatientes-, ha fracasado con llamar a combatir en el frente a los ucranianos que tuvieron que abandonar su país, ¿se les habrá de ayudar con soldados también?
Es difícil de entender cómo un puñado de países “desarrollados” y “civilizados” -principalmente arrastrados por Estados Unidos-, estén apostando cifras exorbitantes a un seguro perdedor (Ucrania). ¿Cómo fue posible que la Unión Europea se dejó arrastrar a un conflicto que bien pudieron dejar que Rusia lo solucionara sin interferencias foráneas y, al mismo tiempo, salir beneficiados con los proyectos a largo plazo que se tenían planeado con Rusia? Objetivamente la Unión Europea está más colaborando con los intereses geopolíticos de Estados Unidos que de sus propios intereses. La situación beneficia más a Estados Unidos que a la propia Unión Europea. Estados Unidos y la OTAN (instrumento militar de Estados Unidos, y que aporta aproximadamente el 70% del gasto militar en la alianza) están empujando a la Unión Europea a una situación muy desfavorable que no se sabe cómo habrá de terminar, pero que deja a una Europa más dependiente de los Estados Unidos.
Nueva Guerra Fría
Se está configurando, al parecer, un escenario más de Nueva Guerra Fría que de un escenario de Guerra Directa. Dicho en otras palabras, estamos más cerca de una Guerra Fría que de una Guerra Nuclear o una “Tercera Guerra Mundial”, aunque pueda parecer todo lo contrario en estos momentos. Lo que no quita que pueda haber ciertas amenazas de un bando o de otro para el famoso juego de la “contención”, como en su momento las hubo (siglo XX). Ladrar, pero sin morder. Porque obviamente sabemos las consecuencias del peor de los escenarios, ¿no?
Sí, quizás estamos siendo muy “optimistas”. Y es que una Tercera Guerra Mundial significaría una Guerra Nuclear segura.
Pero viéndolo desde esta perspectiva “optimista”, una Nueva Guerra Fría significaría un “respiro” o repliegue estratégico favorable al Bloque Capitalista Occidental, que sabe que está perdiendo poder e influencia frente al Bloque Capitalista Oriental.
En Ucrania, más que nada, se está dando forma a la frontera norte que habrá entre el Bloque Occidental y el Bloque Oriental. Un punto que no deja de ser un avance sustantivo para Estados Unidos y sus ambiciones geopolíticas. ¿Un trampolín para en un futuro poder balcanizar a Rusia?
Si las apuestas a perdedor persisten, no creemos que el ganador quiera al perdedor tener suficiente espacio para seguir maniobrando y hacer daño. La eliminación del perdedor se hace imprescindible. ¿Qué hará Occidente cuando se quede sin un jugador al cual apostar?
Después de Rusia, China será el próximo
Con Rusia ya se quemaron todos los puentes. Únicamente faltaría quemar los puentes con China, para que pueda verse mejor el nuevo escenario de Guerra Fría. ¿Taiwán será la nueva “Ucrania” para China? Sería muy difícil, tratándose de una isla.
El asunto Huawei (empresa china) y la subida de aranceles a los productos chinos por parte de Estados Unidos (2018), podríamos situar el inicio de las fuertes hostilidades entre Occidente y Oriente, aduciendo “preocupación” a la Seguridad Nacional. Y todos sabemos que la Unión Europea tiende, en gran medida, a hacerse eco de lo que diga o haga Estados Unidos. En eso no hay discusión.
Y sería con la pandemia del COVID-19 (2020) que seríamos testigos de la existencia de rivalidades sustanciales con respecto al reconocimiento de ciertas vacunas. Las múltiples trabas que se instalaron en Occidente con respecto a las vacunas de origen chino o de origen ruso, dan prueba de ello. Lo que ya podía hablar de cierta rivalidad significativa dentro de Occidente con respecto a ciertas potencias de Oriente.
El conflicto en Ucrania (2022- ?) sencillamente aceleraría las rivalidades ya existentes entre el Bloque Capitalista Occidental y el Bloque Capitalista Oriental, con especial énfasis en Rusia: prohibición de las aerolíneas comerciales rusas dentro de la Unión Europea, prohibición a las agencias de noticias de origen ruso (RT, Sputnik), sabotaje del Nord Stream 1 y Nord Stream 2, los múltiples “paquetes de sanciones”, la salida en masa de las empresas occidentales en
<span;>suelo ruso, etcétera. Lo que no quiere decir que no haya presiones contra China también. Las han tenido significativamente, como ya se ha dicho, desde el año 2018 con el asunto Huawei y la subida de aranceles a los productos chinos. Pero a partir de la Operación Militar Especial en Ucrania se han intensificado, por ser China un aliado estratégico de Rusia.
En la práctica, Estados Unidos desea que China deje de exportar a Rusia “todo lo que se pueda usar en el conflicto”. Está, por otro lado, el “exceso de capacidad industrial” de China, que no es otra cosa que la abrumadora competitividad china que desean frenar dentro de su espacio. Al mismo tiempo, Estados Unidos no deja que sus empresas tecnológicas (Intel, Qualcomm) puedan exportar sus productos a China, todo en nombre de su hiper-manoseada “Seguridad Nacional”. Y ahora está la amenaza de prohibir en suelo estadounidense (y después quizá dónde… ¿Europa? ¿América Latina?) la aplicación exitosa de TikTok, a menos que los propietarios chinos la puedan vender a Estados Unidos.
La caída del Orden Mundial Unipolar
El Orden Mundial Unipolar se encuentra seriamente atrofiado y ha empezado a navegar desesperadamente fuera del orden que tanto habían promovido, como si se tratara de un niño que junto a sus “viejos amigos”, obedientes, después de que enseñaran a jugar a los otrora “nuevos amigos”, al ver que les estaba yendo mejor en el juego, intentan romper las reglas (“sus propias reglas”) y hacer “nuevas” de forma caprichosa para el beneficio de los que están perdiendo el juego y poder así sobrevivir.
Es así como nos encontramos después, con una serie de acontecimientos fuera de juicio: “congelación” o confiscación de activos (llámese robo), (ejemplos: Venezuela, Rusia, Irán…); sanciones o prohibición a Medios de Comunicación por ser supuestamente medios de “propaganda rusa” (¿“pluralidad”? ¿“libertad de prensa”?); amenazas de prohibición a redes sociales exitosas como TikTok, a menos que la puedan vender (llámese chantaje); prohibición de aerolíneas rusas o llenar de trabas a ciudadanos rusos para que no puedan visitar la Unión Europea (llámese rusofobia); prohibición a empresas para que no puedan exportar sus productos a China o Rusia, por ser supuestamente una “amenaza” a la seguridad nacional de Estados Unidos (¿“Libre Mercado”?), etc.
A lo anterior, hay que hacerse muchas preguntas. ¿Qué garantías, de ahora en adelante, puede haber para que un país pueda depositar sin que pueda haber la amenaza de “congelación” o confiscación de lo depositado en la esfera occidental? ¿Todo medio de comunicación relevante que sea crítico con las políticas del gran hegemón (Estados Unidos) será sancionado o derechamente prohibido? ¿Todo producto foráneo que sea exitoso dentro del Bloque Capitalista Occidental, habrá de ser prohibido o sancionado? ¿Qué empresas del Bloque Capitalista Occidental se le estará permitido hacer negocios dentro del Bloque Capitalista Oriental?
Tal como se está configurando todo, es difícil saber cómo habrá de quedar la denominada globalización o el denominado “Libre Mercado”.
Mientras todo apuntaba a desembocar en un mundo multipolar, Estados Unidos y sus aliados, al verse “amenazados”, se apresuraron a cerrar sus puertas para seguir sosteniendo su mundo unipolar basado en sus propios intereses.
Un punto clave en el nuevo escenario será China y toda su efervescencia global, ¿dónde quedará? ¿Toda su efervescencia global será reprimida? ¿Le cerrarán las puertas a China de la misma forma que le cerraron las puertas a Rusia? ¿La efervescencia global china irá en retroceso o en retirada dentro del mundo Occidental? ¿Qué pasará con la influencia china en América Latina? Las declaraciones últimas del Comando Sur pueden dar ya una idea de lo que podría pasar. ¿Los países de América Latina defenderán su soberanía y autonomía frente a las amenazas de Estados Unidos? ¿Estados Unidos querrá implantar nuevas dictaduras en América Latina para alejar la influencia del Bloque Capitalista Oriental, como si se tratara del pasado Bloque Socialista del siglo XX?
Estados Unidos y sus aliados, deberían aceptar que su época de dominio global está seriamente afectada y que deberían entrar en razón y aceptar el Orden Mundial Multipolar con el que se está abriendo paso el Bloque Oriental; que se abre camino no con las armas, sino con la cooperación, la integración, el respeto y la igualdad entre las naciones.
Los nuevos polos de poder no entran al terreno a destruir a los países que no quieran obedecer (Yugoslavia, Irak, Libia…). Tampoco se comportan como una centrífuga la cual debe absorber a los países en la “democracia”, los “derechos humanos” o el “libre mercado” para que puedan “entenderse”.
Estados Unidos debe entender que ellos solos no pueden hacerse cargo del mundo, y menos cuando emergen múltiples polos de poder.
La arquitectura global surgida después de la Segunda Guerra Mundial ha caducado. El actual desequilibrio existente en cuanto a la seguridad y la justicia ya es insostenible. No es posible que en pleno siglo XXI seamos testigos de múltiples ejemplos de inseguridad e injusticia. ¿Cómo el mundo puede tolerar aquello de “congelación” o confiscación de activos de países que han depositado su confianza en otros países? ¿Cómo es posible que seamos testigos de chantajes explícitos como el caso de TikTok en Estados Unidos? ¿Cómo es posible que los que fomentaron el “libre mercado” obliguen hoy a sus empresas a no exportar sus productos a países que también juegan al “libre mercado”? ¿Cómo es posible que los Grandes Medios de Comunicación no vean la injusticia cometida contra medios rusos como RT o Sputnik, la inclinación neonazi que ha tenido desde el principio los que defienden Ucrania de los rusos, o no puedan ver el actual genocidio que está cometiendo el Estado de Israel contra el pueblo palestino, cuyo principal auspiciador sigue siendo Estados Unidos? ¿De qué sirven estructuras u organizaciones como la ONU, OMC, OMS, CPI, … si somos testigos de todo lo anterior o más?
–
Níkolas Stolpkin
Analista político nacional e internacional – Political Analyst – Crítico de política y Cultura Contemporánea.


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