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Antisemitismo , el fantasma que aún recorre Europa

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EP New York/opinión 
 
POR QUÉ EL ANTISEMITISMO
 

 El auge del odio a los judíos en casi toda Europa, pero especialmente en Europa del Este y Francia, nos debería hacer recapacitar sobre la historia de Europa que algunos ahora pretenden reescribir.

por Ricardo Angoso


“No es lícito olvidar, no es lícito callar. Si nosotros callamos, ¿Quién hablará?” Primo Levi

El odio al judío es algo tan antiguo casi como la existencia misma de Europa, pero está indisolublemente ligado al cristianismo. Durante siglos la jerarquía cristiana consideró a los judíos como los responsables de la crucifixión y muerte de Jesucristo y hasta una fecha tan cercana como 1965, durante el Concilio Vaticano II, mantuvo estas duras acusaciones que justificaban la violencia racial contra los judíos desde los púlpitos.

La Iglesia católica alentó, difundió y fomentó el antisemitismo desde las más altas instancias y jerarquías sin importar las consecuencias de impartir tales doctrinas.

El cristianismo, además, estaba asociado al poder de los Reyes en la Edad Media y si bien el discurso antisemita lo aportaban los padres de la Iglesia, eran los gobernantes los que utilizaban la espada para expulsar a los judíos de sus países. Hay numerosos casos a lo largo de la historia que muestran a las claras estas expresiones de odio hacia los judíos.

En Alemania, en 1096, los judíos de Espira, Worms, Maguncia y Colonia, junto con los de otras localidades, fueron masacrados a comienzos de la Cruzada cristiana. Francia también se sumó a  la moda antisemita y, en 1.336, el rey Felipe el Hermoso expulsó a los judíos galos, no sin antes confiscar sus bienes. En España, la expulsión de los judíos por parte de los Reyes católicos en 1492, en un famoso edicto, significó el fin de esa utopía llamada Sefarad, una suerte de pequeño “Estado” judío conviviendo con los cristianos y musulmanes en la península ibérica. En Portugal, donde habían llegado muchos de los judíos expulsados de España, el rey Manuel I ordena la expulsión de todos los judíos del territorio portugués bajo presión de los Reyes Católicos.

Mención aparte esta historia de intolerancia y persecución contra los judíos es el caso de Lutero. Sin andarse por las ramas y ajeno a ninguna contención moral, Lutero transforma el antisemitismo pasional y oral en una suerte de ciencia religiosa que parte desde los púlpitos hasta los creyentes. En 1543, Lutero publicó Sobre los judíos y sus mentiras, obra en la que llega a afirmaciones como que los judíos son un pueblo «abyecto y despreciable, es decir, no un pueblo de Dios, y su jactancia de linaje, su circuncisión y su ley deben ser considerados sucios»; y están manchados con «las heces del diablo (…) en las que se revuelcan como cerdos». En este libro Lutero parece incluso preconizar su asesinato anticipándose a los nazis, cuando escribe: «Seremos culpables de no destruirlos”.

DEL SIGLO XIX AL NAZISMO

Estas ideas antisemitas, que proliferaron en los púlpitos y en ciertos círculos intelectuales conservadores, van cimentando el camino para nuevas expresiones de antisemitismo en toda Europa. Hubo centenares de matanzas y persecuciones a los judíos entre 1821, en se registró el pogrom de Odesa, en Ucrania, y 1946, en se registró el de Kielce, en Polonia.

Pero tampoco otros países occidentales modernos, como Francia, se quedarían al margen y ajenos a la marejada antisemita. En 1894, un oficial francés de origen judío, Alfred Dreyfus, fue víctima de una conspiración antisemita por la que fue condenado al destierro de por vida acusado de “alta traición” y atacado sin respiro por casi todos los medios de comunicación de la época, causando el odio racial hacia los judíos y el repudio por parte de la opinión pública francesa. Posteriormente a estos hechos, que causaron una gran conmoción y revelaron el grado de rechazo de la sociedad francesa hacia los hebreos, el escritor Emile Zola publicó su famoso artículo “yo acuso”, en que desmontaba toda la trama urdida contra Dreyfus y dividiendo a la sociedad francesa profundamente. En 1906 su inocencia fue reconocida, su sentencia anulada, el oficial fue rehabilitado con el grado de comandante e incluso Dreyfus llegó a participar en la Primera Guerra Mundial, muriendo en el año 1935 con el pleno reconocimiento social.

Precisamente la Primera Guerra Mundial (1914-1918) creó grandes frustraciones y la “modernización” del discurso antisemita en una buena parte de Europa debido a que algunos movimientos políticos buscaban un chivo expiatorio que justificara la tragedia que se abatía sobre Europa. El periodo de entreguerras se caracterizó en toda Europa por la emergencia y el éxito político de los nuevos movimientos fascistas, pero especialmente en Italia y en Alemania. El movimiento nacionalsocialista alemán -nazi- era marcadamente antisemita y en su programa exponía claramente sus ideas criminales con respecto a los judíos.

En 1933, los nazis, con Adolf Hitler a la cabeza, llegaban al poder democráticamente, a través de las urnas, y es el fin del sistema democrático alemán, prohibiéndose los partidos políticos, los sindicatos, toda forma de oposición y los medios adversos al nuevo régimen. También comienzan las prohibiciones y medidas antisemitas en Alemania que tendrán como corolario final la Noche de los Cristales Rotos. En la noche del 9 de noviembre de 1938 hubo un estallido de violencia contra los judíos en todo el Reich. Parecía imprevisto, provocado por la furia de los alemanes por el asesinato de un funcionario alemán en París en manos de un adolescente judío, pero en realidad, el ministro de propaganda alemán Joseph Goebbels y otros nazis habían organizado cuidadosamente los pogroms. En dos días, más de 250 sinagogas fueron quemadas y más de 7.000 comercios de judíos fueron destrozados y saqueados. Hubo 90 muertos en esos hechos. Al día siguiente de esos hechos, 30.000 judíos alemanes fueron detenidos y enviados a los campos de la muerte. Acababa de comenzar el Holocausto.

La Segunda Guerra Mundial (1939-1945) tuvo fatales consecuencias para los judíos de Europa y otros pueblos o minorías puestos en el punto de mira de los nazis, como los gitanos, los polacos, los pueblos de la Unión Soviética conquistados y también para homosexuales, comunistas y otros adversarios de la maquinaría nazi. En total, unas veinte millones de personas morirían asesinadas por los nazis entre 1938 y 1945 con la ayuda, todo hay que decirlo, de los verdugos voluntarios de Hitler, entre los que tuvieron un especial protagonismo los húngaros, polacos, rumanos y ucranianos.

EUROPA TRAS LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

Tras la Segunda Guerra Mundial, y todavía con las llamas humeantes de los horrores padecidos en la guerra, Alemania, junto con algunos de sus colaboradores extranjeros, se enfrentó en Nuremberg a los fantasmas del pasado con el juicio a los principales responsables de los crímenes cometidos por los jerarcas nazis. El nazismo fue proscrito como organización política y como ideología en Alemania y otros países, pero las ideas no se borran tan fácilmente del pensamiento y el antisemitismo, como un virus durmiente que acecha en cuanto bajas las defensas democráticas, siguió presente en nuestras sociedades.

En 1946, una vez que Polonia estaba ya bajo la égida soviética y parecía que el continente volvía a la normalidad tras una cruenta y salvaje contienda mundial, se produjeron los incidentes de Kielce. En esa localidad polaca, ciudadanos de pie de todas las condiciones y edades  lanzaron un pogrom en contra de los judíos sobrevivientes del Holocausto que regresaban a la ciudad el 4 de julio de 1946. Multitudes atacaron a los judíos después de que se propagaran rumores falsos sobre unos judíos que habían secuestrado a un niño cristiano, a quien habían intentado asesinar en un ritual. Los atacantes mataron a un mínimo de 42 judíos e hirieron, aproximadamente, a 50 más. Las acusaciones, por supuesto, resultaron falsas.

EL NUEVO REVISIONISMO

En 1987, Jean Marie Le Pen, líder del partido Frente Nacional en Francia, asegura que los campos de concentración nazi son un “detalle histórico”, suscitando una condena en una buena parte de su país y concitando el rechazo de casi toda la clase política gala.

Más tarde, en 1989, con la caída del comunismo y la emergencia de grupos de carácter fascista en Europa del Este, comenzaron a producirse en casi toda Europa ataques a cementerios judíos, profanación de tumbas, exhibición y difusión de materiales antisemitas y la aparición de esvásticas en lugares de culto judío. Se han producido ataques a cementerios judíos en Eslovaquia, Francia, Hungría, Moldavia, Polonia, Rumania y Ucrania.

Paralelamente a estos hechos, se hizo presente en Europa del Este una suerte de nuevo revisionismo, en el sentido de querer reescribir la historia sobre lo que había ocurrido en la Segunda Guerra Mundial y sobre el papel que habían tenido los húngaros, los polacos, los rumanos y los ucranianos, principalmente, en el Holocausto.

Polonia no se anduvo por las ramas y aprobó una Ley que prohibía relacionar a su país con el Holocausto, condenando con hasta tres años a aquellos que hablaran de “campos de concentración polacos” y también tipifica penalmente las acusaciones a Polonia de complicidad con los crímenes del Tercer Reich. Israel acusó a Polonia de coartar la libertad de expresión. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. reavivó el fuego señalando, seguramente con cierta razón, que “un número no insignificante” de polacos participó en tareas criminales durante el Holocausto.

EL CASO FRANCES

También en Francia, el pasado mes de febrero, el país vivió una gran conmoción cuando unos desconocidos profanaron 96 tumbas en el cementerio judío de Quatzenheim, donde pintaron unas esvásticas sobre las lapidas para después abandonar el recinto sagrado en total impunidad.

Francia es el país del continente que reporta más casos antisemitas y el problema parece que se agrava. El diario español El País informaba recientemente que «el antisemitismo aumenta en Francia. El vandalismo, los insultos, las amenazas y las agresiones contra los judíos aumentaron un 74% en 2018, según datos oficiales. La difusión de los datos coincide con el descubrimiento en días recientes de varias pintadas y la profanación en las afueras de París del memorial a Ilan Halimi, el joven judío secuestrado y torturado hasta la muerte en 2006».

Ese virus letal del antisemitismo también ha contaminado hasta a los «chalecos amarillos», un grupo de protesta social en el que convergen militantes fascistas, islamistas radicales y un sinfín de especies de todos los pelajes y convicciones, pero que se definen así mismos como «antisistema». En una manifestación de este grupo en París, el intelectual francés de origen judío Alain Finkielkraut (París, 1949)  fue víctima de insultos antisemitas por parte de los participantes a la marcha que lo llamaron «sucio hebreo» y le conminaron  a marcharse de su país, en un hecho paradójico por la circunstancia de que quien se lo gritara era un inmigrante musulmán. «Lárgate de nuestro país», parece que le dijeron los integristas.

Las luces de peligro también se han encendido en  Alemania recientemente tras las declaraciones del encargado contra el Antisemitismo del Gobierno alemán, Felix Klein,quien  desaconsejó llevar la kipá -prenda típica judía-en algunos lugares ante el número creciente de ataques contra la comunidad judía que se registran en el país.

La pregunta que tenemos que hacernos, una vez asumamos la gravedad de los hechos que relatamos y conocemos, es hasta dónde puede constituir este antisemitismo una verdadera amenaza para la supervivencia de estas comunidades judías. Creo que de cara al futuro, y teniendo en cuenta el pasado trágico y reciente, en que primero los judíos fueron señalados y después atacados hasta el exterminio, es muy importante promover los valores cívicos y ciudadanos, defender la memoria histórica y concienciar, a través de los medios de comunicación y la educación, a las futuras generaciones de los riesgos que entraña este triunfo de la cultura del odio en nuestras sociedades. Porque no debemos olvidar que «el odio fue lo que construyó el camino hacia Auschwitz, y la indiferencia lo que lo pavimentó», tal como señalaba el ensayista Ian Kershaw en uno de sus últimos trabajos.

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Agencias

Una reflexión en tiempos de tensión diplomática

Francisco

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EP NEW YORK | OPINIÓN

Por Gabriel Ángel Ardila

A propósito de la tensa relación entre Colombia y EE.UU.

Más allá del impasse:


En tiempos de tensión diplomática, cuando los titulares se centran en desacuerdos entre gobiernos, conviene recordar que las relaciones entre países no se sostienen únicamente en acuerdos políticos, sino en los vínculos humanos, culturales y académicos que se han tejido durante décadas.

En 1983, tuve el privilegio de representar a El Espectador en un programa internacional que vinculaba a la Beca Fulbright, el USDA y Columbia University. Por delegación directa de don Guillermo Cano Isaza, compartí experiencias con colegas colombianos y delegaciones de otros países, visitamos organismos como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo, y escribimos sobre economía, cooperación y desarrollo.

Hoy, esa memoria se vuelve urgente. No solo porque los archivos que podrían respaldar eso fueron destruidos por la violencia que azotó a El Espectador, sino porque el clima actual entre Colombia y Estados Unidos amenaza con debilitar los mismos puentes que nos permitieron aprender, dialogar y crecer juntos por tanto tiempo.

No se trata de ignorar las diferencias políticas sino reconocer que los intercambios culturales y académicos —como Fulbright, las pasantías, los convenios universitarios— son espacios donde se cultiva el respeto mutuo, la comprensión profunda y la cooperación sin subordinación.

Por eso, propongo que este impasse sea una oportunidad para renovar esos lazos. Que se convoque a una mesa binacional de intercambio cultural, donde periodistas, académicos, artistas y estudiantes de ambos países puedan compartir experiencias, construir propuestas y defender el valor de la autonomía con dignidad. Es la hora de la diplomacia de verdad.

Porque si algo aprendimos en esos años —y lo seguimos aprendiendo hoy— es que el conocimiento compartido no amenaza la soberanía: ¡La fortalece!

 

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Articulos Destacados

Siria demuestra que no se puede “congelar” ningún conflicto 

Francisco

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EP NEW YORK | POLÍTICA MUNDIAL

Por: Níkolas Stolpkin

Es muy vergonzoso saber que Siria haya caído en manos de grupos terroristas de forma tan estrepitosa y dinámica (¿13 días?).

Todo indica que las fuerzas terroristas se harán del control de todo o de gran parte del territorio sirio, y que sus enemigos serán Irán y el Líbano. Y ya podemos imaginar quiénes serán sus “amigos” (Israel, Turquía, Gran Bretaña, y no extrañaría también EE. UU.).

Lo irónico de todo es que los Grandes Medios Occidentales que mucho antes vendían a estos grupos como “terroristas”, ahora se venden como fuerzas “rebeldes” o “revolucionarias”; incluso ahora venden a su líder como un líder “moderado”, para de alguna forma sentir cierta simpatía por haber sacado al “dictador” Bashar al-Assad de Siria.

Los Grandes Medios Occidentales sabían de antemano que su líder Al Jawlani estuvo en Al Qaeda, ISIS, Jabhat al-Nusra y que EE. UU. todavía ofrece una recompensa de 10 millones de dólares por su captura.

O sea, estamos ante una fuerza “rebelde” (Hayat Tahrir al-Sham) que tiene su origen en Al Qaeda, bajo el nombre de Jabhat al-Nusra. Y que más encima, el que fuera líder de ISIS o Estado Islámico, Abu Bakr al-Baghdadi, participó en su creación.

Hay muchas interrogantes que con el tiempo podrán esclarecerse.
¿Una toma del poder sin armas pesadas, únicamente con armas ligeras y camionetas? ¿Una toma del poder con nula o débil resistencia siria?

¿Estamos ante un fracaso significativo de la política exterior rusa?
¿Serán atacadas en algún momento las bases militares rusas instaladas en Siria? ¿Cuál será el futuro de las bases militares rusas asentadas en Siria? ¿Por cuánto tiempo se podrá “garantizar la seguridad” (por parte de los “rebeldes” sirios) de las bases militares rusas y sus instituciones diplomáticas en Siria?

Todavía no se puede calcular las consecuencias geopolíticas que habrán en la región tras la caída de Siria en manos de los grupos terroristas.

La caída de Bashar al-Assad en Siria es un duro golpe a la resistencia contra Israel en la región. E indudablemente Israel será el más beneficiado.

Una Siria que ya no será anti-imperialista, ni anti-sionista, nos puede dar una idea de lo que habrá de significar para los movimientos de resistencia tales como el Hezbollah en el Líbano y Hamas en Gaza (Palestina).

No hay que olvidar que Siria era el puente que había entre Irán y las resistencias del Hezbollah y Hamas.

¿EE. UU., Israel, Turquía, Gran Bretaña, prestarán “ayuda” al nuevo gobierno que se forme en Siria?
¿EE. UU. retirará la recompensa por la captura de Al Jawlani, líder de los “rebeldes”?

Donald Trump, el nuevo presidente de EE. UU. que está pronto a asumir, ha declarado que EE. UU. no debería tener nada que ver con lo que está aconteciendo en Siria. Y aún así, la presente administración ha llevado a cabo una “docena de ataques aéreos de precisión” contra campamentos de ISIS en el centro de Siria, como lo ha informado, ahora último, las Fuerzas del Comando Central de EE. UU. (CENTCOM).
Incluso Joe Biden, presidente saliente de EE. UU., señaló que EE. UU. “trabajará con todos los grupos en Siria”, e incluso a través de un proceso liderado por la ONU, como garantía para la transición del poder.

¿Estamos ante un simulacro de lo que podría pasar en Ucrania con aquello de “congelar” el conflicto?
¿Podría ser Siria un punto clave, a largo plazo, para el paso de gasoductos que puedan llegar a Europa, desde el Golfo Pérsico?

¿Qué posibilidades reales podría tener Siria de terminar balcanizada?
¿Podrían aparecer nuevos grupos “rebeldes” que se quieran disputar el poder en Siria?
¿El nuevo gobierno que se forme en Siria tendrá que tener ayuda o relaciones con otros países para hacer andar su economía? ¿Qué países podrían ir en su ayuda?

Ya se está informando de una “escasez aguda de medicamentos”… ¿Qué otras cosas podrían escasear? Todo está por verse.

Pero Rusia debe tomar nota de lo que está ocurriendo: no se puede “congelar” ningún conflicto.

Níkolas Stolpkin

Columnista EP New York

Análisis internacional – Geopolítica – Crítica – Opinión – Pensamiento

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Articulos Destacados

Ucrania: El Caballo de Troya de la OTAN

Francisco

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EP NEW YORK. | UCRANIA

Por: Nikolás Stolpking

La entrada en escena del Oreshnik, ha dejado a la OTAN, EE. UU., Unión Europea desatados; están vueltos locos. Unos están discutiendo posibles “ataques preventivos” en territorio ruso, otros están proponiendo “devolverles” a Ucrania las armas atómicas que supuestamente les fueron “arrebatadas”, otros están llamando a las empresas para que se “preparen para la guerra”, otros quieren ampliar la red de bunkers, etc. ¿Qué otros delirios tendremos que masticar?

–¡Calma! ¡Calma! ¡Que no panda el cúnico!, diría el Chapulín Colorado. Es simplemente que si sigues provocando al Oso, te va a llegar un avellano. Bien, prosigamos.

Después del lanzamiento ruso del misil balístico Oreshnik, sin carga nuclear, sobre territorio ucraniano, como respuesta a los ataques con misiles ATACMS y Storm Shadow sobre territorio ruso, uno tendería a pensar que los responsables occidentales, como mínimo, tendrían que pensarlo muy bien antes de nuevamente “autorizar” a Ucrania el lanzamiento de misiles balísticos tácticos sobre territorio ruso. Pero, como se ha visto en estos últimos días, no ha sido el caso. Y no es de extrañar, en todo caso. A EE. UU., Gran Bretaña o a la Unión Europea no les importa, en absoluto, el destino de Ucrania. Lo único que les importa  es defender los intereses del propio EE. UU.

Estamos hablando, además, de la entrada en escena de nuevas tecnologías en el campo de batalla que podrían marcar la diferencia. El Oreshnik, un misil balístico con velocidad hipersónica (3,3 a 4 km/s); puede portar ojivas nucleares; difícil de detectar e imposible de interceptar por los actuales sistemas de defensa antimisiles estacionados en Europa; y su alcance podría llegar a los 5,500 kilómetros. O sea, podría alcanzar a toda Europa en menos de 20 minutos.

Vladimir Putin fue claro al señalar que las pruebas de los nuevos sistemas de misiles en el campo militar proseguirían si la amenaza a la seguridad de Rusia persistían: “Consideramos que tenemos el derecho a utilizar nuestras armas contra objetivos militares de aquellos países que permiten el uso de sus armas contra nuestros objetivos, y en caso de una escalada de acciones agresivas, responderemos con la misma decisión y de la misma manera”.

Lo razonable, en una situación así, es que se quiera desescalar el conflicto, ¿no?, pero sucede todo lo contrario: se desea seguir escalando.

Quizá haya llegado el momento para reflexionar y aceptar la derrota de Ucrania y su titiritero (OTAN) ante la determinación de Rusia. Que podría ser muy fácil en teoría, pero que bastaría con que el titiritero empezara a abandonar a Ucrania. Pero pareciera que el Bloque Occidental Capitalista estuviera lejos de reflexionar y aceptar los nuevos cambios tectónicos que se están desarrollando en el mundo.

Proseguir la escalada, no hace más que hacer daño a la propia Ucrania, que no sabemos aún cómo habrá de quedar conformada, terminado el conflicto. Pero de que quedará más pequeña (Ucrania), quedará más pequeña.

La OTAN, lo mejor que podría hacer sería convencer a los líderes ucranianos de que al juego hay que ponerle fin; que ahora hay que conducir hacia el terreno de las negociaciones. Pero, en la práctica, vemos todo lo contrario. Pareciera que existiera más interés en proseguir el conflicto por parte de las potencias Occidentales que de la propia Ucrania.

Seguir con el juego ante el nuevo escenario es suicida. ¿Qué disparates están pensando? ¿“Entregar armas nucleares a Ucrania”? ¿“Autorizar a Ucrania más lanzamientos de misiles en territorio ruso”? ¿“Ataques preventivos sobre Rusia”? ¿“Nuevos sistemas de defensa anti-misiles”? ¿“Envío de tropas militares OTAN hacia Ucrania”? ¿Acaso no se ha entendido bien el mensaje que plantó en las cabezas el Oreshnik?

¿Cómo Rusia podría hacer entender a Occidente?

Porque pareciera que Occidente no quisiera entender la seriedad del asunto. Occidente sigue con el mismo entusiasmo, o más, como cuando comenzó a “apoyar” a Ucrania. Y Rusia sigue con la misma estrategia de la Operación Militar Especial (SVO) sobre Ucrania. Occidente y su “ayuda” a Ucrania, no tiene visos de querer parar por el momento, al contrario, tiene sumo interés porque prosiga. Porque, entiéndase bien, EE. UU. y aliados no quieren perder sus posiciones privilegiadas en el tablero.

EE. UU. y aliados (OTAN)  deberían aceptar el nuevo terreno de juego. No están para seguir jugando a escalar. Lo más razonable que pueden hacer es aceptar la nueva realidad, e incluso la disolución de la OTAN. Porque… ¿Qué razón tiene de existir una estructura político-militar al no poder brindar protección a Europa ante las nuevas tecnologías militares en manos de Rusia? El Oreshnik ha dejado a la OTAN como un chiste.

Pero la OTAN no deja de sorprender: desde el comienzo de la SVO los países que conforman la OTAN corrieron a mandar “ayuda” a Ucrania. Primero eran cosas tales como cascos y municiones, después misiles anti-tanque y misiles anti-aéreo, pero, como Ucrania poco avanzaba en el campo de batalla, la “ayuda” evolucionó a misiles tácticos de largo alcance (ATACMS), lanzacohetes múltiples HIMARS, tanques, aviones, etc. Pero como los ucranianos seguían sin avanzar significativamente en el campo de batalla y, además, se encontraron con un déficit sustancial de soldados, ¿cuál fue la idea “brillante” que se les ocurrió? Golpear e incursionar en territorio ruso; y ahora golpear con misiles ATACMS y Storm Shadow. Siendo que, estos últimos, como ya se ha señalado cientos de veces, no-pueden-ser-operados-sin-el-apoyo-de-especialistas-extranjeros (no-ucranianos).

¿Qué vendría después? La respuesta rusa: el lanzamiento del misil balístico hipersónico Oreshnik sobre un complejo militar ucraniano. Con el mensaje adjunto de que la próxima vez podría llegar más lejos y que podría llevar ojivas más dañinas si se insistiera en atacar territorio ruso con los misiles de largo alcance. ¿Cuál ha sido la respuesta de la OTAN en estos últimos días? Algo de no creer: intensificar más los ataques con sus propias armas en territorio ruso.

Acá ya no se trata de Ucrania. Ucrania pasó a ser un producto, un títere, que se sigue vendiendo en los Medios, pero que no tiene valor alguno. Ucrania simplemente se ha convertido en un caballo de Troya moderno que es arrastrado por la OTAN. Ucrania es únicamente un medio. Y Rusia lo sabe.

¿Qué mejor que instalar en el imaginario colectivo que Ucrania es un “indefenso” al cual hay que “ayudar” frente a un “invasor” gigante, “imperialista”, que quiere “expandir” su territorio? Los Medios occidentales no te dirán que la OTAN está en suelo ucraniano apretando el gatillo, te dirán que están “proporcionando instrucciones”, “proporcionando datos”, “proporcionando permiso”, “proporcionando armas para la autodefensa”.

Si Ucrania es el caballo de Troya de la OTAN, ¿por qué dejar que camine el artefacto? ¿Por qué no apagar el artefacto de una vez por todas? ¿Por qué no desarmar el artefacto, paso a paso? ¿Qué podría hacer la OTAN con un artefacto inservible?

Rusia simplemente debe ir por el caballo de Troya.

¿Qué otras sorpresas en el ámbito tecnológico-militar sacará a la luz Rusia? ¿La nueva realidad militar podrá lograr poner en pausa a Occidente?

Níkolas Stolpkin

Análisis internacional – Geopolítica – Crítica – Opinión – Pensamiento

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