Columnistas
Antisemitismo , el fantasma que aún recorre Europa
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5 years agoon
El auge del odio a los judíos en casi toda Europa, pero especialmente en Europa del Este y Francia, nos debería hacer recapacitar sobre la historia de Europa que algunos ahora pretenden reescribir.
por Ricardo Angoso
“No es lícito olvidar, no es lícito callar. Si nosotros callamos, ¿Quién hablará?” Primo Levi
El odio al judío es algo tan antiguo casi como la existencia misma de Europa, pero está indisolublemente ligado al cristianismo. Durante siglos la jerarquía cristiana consideró a los judíos como los responsables de la crucifixión y muerte de Jesucristo y hasta una fecha tan cercana como 1965, durante el Concilio Vaticano II, mantuvo estas duras acusaciones que justificaban la violencia racial contra los judíos desde los púlpitos.
La Iglesia católica alentó, difundió y fomentó el antisemitismo desde las más altas instancias y jerarquías sin importar las consecuencias de impartir tales doctrinas.
El cristianismo, además, estaba asociado al poder de los Reyes en la Edad Media y si bien el discurso antisemita lo aportaban los padres de la Iglesia, eran los gobernantes los que utilizaban la espada para expulsar a los judíos de sus países. Hay numerosos casos a lo largo de la historia que muestran a las claras estas expresiones de odio hacia los judíos.
En Alemania, en 1096, los judíos de Espira, Worms, Maguncia y Colonia, junto con los de otras localidades, fueron masacrados a comienzos de la Cruzada cristiana. Francia también se sumó a la moda antisemita y, en 1.336, el rey Felipe el Hermoso expulsó a los judíos galos, no sin antes confiscar sus bienes. En España, la expulsión de los judíos por parte de los Reyes católicos en 1492, en un famoso edicto, significó el fin de esa utopía llamada Sefarad, una suerte de pequeño “Estado” judío conviviendo con los cristianos y musulmanes en la península ibérica. En Portugal, donde habían llegado muchos de los judíos expulsados de España, el rey Manuel I ordena la expulsión de todos los judíos del territorio portugués bajo presión de los Reyes Católicos.
Mención aparte esta historia de intolerancia y persecución contra los judíos es el caso de Lutero. Sin andarse por las ramas y ajeno a ninguna contención moral, Lutero transforma el antisemitismo pasional y oral en una suerte de ciencia religiosa que parte desde los púlpitos hasta los creyentes. En 1543, Lutero publicó Sobre los judíos y sus mentiras, obra en la que llega a afirmaciones como que los judíos son un pueblo «abyecto y despreciable, es decir, no un pueblo de Dios, y su jactancia de linaje, su circuncisión y su ley deben ser considerados sucios»; y están manchados con «las heces del diablo (…) en las que se revuelcan como cerdos». En este libro Lutero parece incluso preconizar su asesinato anticipándose a los nazis, cuando escribe: «Seremos culpables de no destruirlos”.
DEL SIGLO XIX AL NAZISMO
Estas ideas antisemitas, que proliferaron en los púlpitos y en ciertos círculos intelectuales conservadores, van cimentando el camino para nuevas expresiones de antisemitismo en toda Europa. Hubo centenares de matanzas y persecuciones a los judíos entre 1821, en se registró el pogrom de Odesa, en Ucrania, y 1946, en se registró el de Kielce, en Polonia.
Pero tampoco otros países occidentales modernos, como Francia, se quedarían al margen y ajenos a la marejada antisemita. En 1894, un oficial francés de origen judío, Alfred Dreyfus, fue víctima de una conspiración antisemita por la que fue condenado al destierro de por vida acusado de “alta traición” y atacado sin respiro por casi todos los medios de comunicación de la época, causando el odio racial hacia los judíos y el repudio por parte de la opinión pública francesa. Posteriormente a estos hechos, que causaron una gran conmoción y revelaron el grado de rechazo de la sociedad francesa hacia los hebreos, el escritor Emile Zola publicó su famoso artículo “yo acuso”, en que desmontaba toda la trama urdida contra Dreyfus y dividiendo a la sociedad francesa profundamente. En 1906 su inocencia fue reconocida, su sentencia anulada, el oficial fue rehabilitado con el grado de comandante e incluso Dreyfus llegó a participar en la Primera Guerra Mundial, muriendo en el año 1935 con el pleno reconocimiento social.
Precisamente la Primera Guerra Mundial (1914-1918) creó grandes frustraciones y la “modernización” del discurso antisemita en una buena parte de Europa debido a que algunos movimientos políticos buscaban un chivo expiatorio que justificara la tragedia que se abatía sobre Europa. El periodo de entreguerras se caracterizó en toda Europa por la emergencia y el éxito político de los nuevos movimientos fascistas, pero especialmente en Italia y en Alemania. El movimiento nacionalsocialista alemán -nazi- era marcadamente antisemita y en su programa exponía claramente sus ideas criminales con respecto a los judíos.
En 1933, los nazis, con Adolf Hitler a la cabeza, llegaban al poder democráticamente, a través de las urnas, y es el fin del sistema democrático alemán, prohibiéndose los partidos políticos, los sindicatos, toda forma de oposición y los medios adversos al nuevo régimen. También comienzan las prohibiciones y medidas antisemitas en Alemania que tendrán como corolario final la Noche de los Cristales Rotos. En la noche del 9 de noviembre de 1938 hubo un estallido de violencia contra los judíos en todo el Reich. Parecía imprevisto, provocado por la furia de los alemanes por el asesinato de un funcionario alemán en París en manos de un adolescente judío, pero en realidad, el ministro de propaganda alemán Joseph Goebbels y otros nazis habían organizado cuidadosamente los pogroms. En dos días, más de 250 sinagogas fueron quemadas y más de 7.000 comercios de judíos fueron destrozados y saqueados. Hubo 90 muertos en esos hechos. Al día siguiente de esos hechos, 30.000 judíos alemanes fueron detenidos y enviados a los campos de la muerte. Acababa de comenzar el Holocausto.
La Segunda Guerra Mundial (1939-1945) tuvo fatales consecuencias para los judíos de Europa y otros pueblos o minorías puestos en el punto de mira de los nazis, como los gitanos, los polacos, los pueblos de la Unión Soviética conquistados y también para homosexuales, comunistas y otros adversarios de la maquinaría nazi. En total, unas veinte millones de personas morirían asesinadas por los nazis entre 1938 y 1945 con la ayuda, todo hay que decirlo, de los verdugos voluntarios de Hitler, entre los que tuvieron un especial protagonismo los húngaros, polacos, rumanos y ucranianos.
EUROPA TRAS LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
Tras la Segunda Guerra Mundial, y todavía con las llamas humeantes de los horrores padecidos en la guerra, Alemania, junto con algunos de sus colaboradores extranjeros, se enfrentó en Nuremberg a los fantasmas del pasado con el juicio a los principales responsables de los crímenes cometidos por los jerarcas nazis. El nazismo fue proscrito como organización política y como ideología en Alemania y otros países, pero las ideas no se borran tan fácilmente del pensamiento y el antisemitismo, como un virus durmiente que acecha en cuanto bajas las defensas democráticas, siguió presente en nuestras sociedades.
En 1946, una vez que Polonia estaba ya bajo la égida soviética y parecía que el continente volvía a la normalidad tras una cruenta y salvaje contienda mundial, se produjeron los incidentes de Kielce. En esa localidad polaca, ciudadanos de pie de todas las condiciones y edades lanzaron un pogrom en contra de los judíos sobrevivientes del Holocausto que regresaban a la ciudad el 4 de julio de 1946. Multitudes atacaron a los judíos después de que se propagaran rumores falsos sobre unos judíos que habían secuestrado a un niño cristiano, a quien habían intentado asesinar en un ritual. Los atacantes mataron a un mínimo de 42 judíos e hirieron, aproximadamente, a 50 más. Las acusaciones, por supuesto, resultaron falsas.
EL NUEVO REVISIONISMO
En 1987, Jean Marie Le Pen, líder del partido Frente Nacional en Francia, asegura que los campos de concentración nazi son un “detalle histórico”, suscitando una condena en una buena parte de su país y concitando el rechazo de casi toda la clase política gala.
Más tarde, en 1989, con la caída del comunismo y la emergencia de grupos de carácter fascista en Europa del Este, comenzaron a producirse en casi toda Europa ataques a cementerios judíos, profanación de tumbas, exhibición y difusión de materiales antisemitas y la aparición de esvásticas en lugares de culto judío. Se han producido ataques a cementerios judíos en Eslovaquia, Francia, Hungría, Moldavia, Polonia, Rumania y Ucrania.
Paralelamente a estos hechos, se hizo presente en Europa del Este una suerte de nuevo revisionismo, en el sentido de querer reescribir la historia sobre lo que había ocurrido en la Segunda Guerra Mundial y sobre el papel que habían tenido los húngaros, los polacos, los rumanos y los ucranianos, principalmente, en el Holocausto.
Polonia no se anduvo por las ramas y aprobó una Ley que prohibía relacionar a su país con el Holocausto, condenando con hasta tres años a aquellos que hablaran de “campos de concentración polacos” y también tipifica penalmente las acusaciones a Polonia de complicidad con los crímenes del Tercer Reich. Israel acusó a Polonia de coartar la libertad de expresión. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. reavivó el fuego señalando, seguramente con cierta razón, que “un número no insignificante” de polacos participó en tareas criminales durante el Holocausto.
EL CASO FRANCES
También en Francia, el pasado mes de febrero, el país vivió una gran conmoción cuando unos desconocidos profanaron 96 tumbas en el cementerio judío de Quatzenheim, donde pintaron unas esvásticas sobre las lapidas para después abandonar el recinto sagrado en total impunidad.
Francia es el país del continente que reporta más casos antisemitas y el problema parece que se agrava. El diario español El País informaba recientemente que «el antisemitismo aumenta en Francia. El vandalismo, los insultos, las amenazas y las agresiones contra los judíos aumentaron un 74% en 2018, según datos oficiales. La difusión de los datos coincide con el descubrimiento en días recientes de varias pintadas y la profanación en las afueras de París del memorial a Ilan Halimi, el joven judío secuestrado y torturado hasta la muerte en 2006».
Ese virus letal del antisemitismo también ha contaminado hasta a los «chalecos amarillos», un grupo de protesta social en el que convergen militantes fascistas, islamistas radicales y un sinfín de especies de todos los pelajes y convicciones, pero que se definen así mismos como «antisistema». En una manifestación de este grupo en París, el intelectual francés de origen judío Alain Finkielkraut (París, 1949) fue víctima de insultos antisemitas por parte de los participantes a la marcha que lo llamaron «sucio hebreo» y le conminaron a marcharse de su país, en un hecho paradójico por la circunstancia de que quien se lo gritara era un inmigrante musulmán. «Lárgate de nuestro país», parece que le dijeron los integristas.
Las luces de peligro también se han encendido en Alemania recientemente tras las declaraciones del encargado contra el Antisemitismo del Gobierno alemán, Felix Klein,quien desaconsejó llevar la kipá -prenda típica judía-en algunos lugares ante el número creciente de ataques contra la comunidad judía que se registran en el país.
La pregunta que tenemos que hacernos, una vez asumamos la gravedad de los hechos que relatamos y conocemos, es hasta dónde puede constituir este antisemitismo una verdadera amenaza para la supervivencia de estas comunidades judías. Creo que de cara al futuro, y teniendo en cuenta el pasado trágico y reciente, en que primero los judíos fueron señalados y después atacados hasta el exterminio, es muy importante promover los valores cívicos y ciudadanos, defender la memoria histórica y concienciar, a través de los medios de comunicación y la educación, a las futuras generaciones de los riesgos que entraña este triunfo de la cultura del odio en nuestras sociedades. Porque no debemos olvidar que «el odio fue lo que construyó el camino hacia Auschwitz, y la indiferencia lo que lo pavimentó», tal como señalaba el ensayista Ian Kershaw en uno de sus últimos trabajos.
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Ucrania: El Caballo de Troya de la OTAN
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4 days agoon
December 1, 2024By
FranciscoEP NEW YORK. | UCRANIA
Por: Nikolás Stolpking
La entrada en escena del Oreshnik, ha dejado a la OTAN, EE. UU., Unión Europea desatados; están vueltos locos. Unos están discutiendo posibles “ataques preventivos” en territorio ruso, otros están proponiendo “devolverles” a Ucrania las armas atómicas que supuestamente les fueron “arrebatadas”, otros están llamando a las empresas para que se “preparen para la guerra”, otros quieren ampliar la red de bunkers, etc. ¿Qué otros delirios tendremos que masticar?
–¡Calma! ¡Calma! ¡Que no panda el cúnico!, diría el Chapulín Colorado. Es simplemente que si sigues provocando al Oso, te va a llegar un avellano. Bien, prosigamos.
Después del lanzamiento ruso del misil balístico Oreshnik, sin carga nuclear, sobre territorio ucraniano, como respuesta a los ataques con misiles ATACMS y Storm Shadow sobre territorio ruso, uno tendería a pensar que los responsables occidentales, como mínimo, tendrían que pensarlo muy bien antes de nuevamente “autorizar” a Ucrania el lanzamiento de misiles balísticos tácticos sobre territorio ruso. Pero, como se ha visto en estos últimos días, no ha sido el caso. Y no es de extrañar, en todo caso. A EE. UU., Gran Bretaña o a la Unión Europea no les importa, en absoluto, el destino de Ucrania. Lo único que les importa es defender los intereses del propio EE. UU.
Estamos hablando, además, de la entrada en escena de nuevas tecnologías en el campo de batalla que podrían marcar la diferencia. El Oreshnik, un misil balístico con velocidad hipersónica (3,3 a 4 km/s); puede portar ojivas nucleares; difícil de detectar e imposible de interceptar por los actuales sistemas de defensa antimisiles estacionados en Europa; y su alcance podría llegar a los 5,500 kilómetros. O sea, podría alcanzar a toda Europa en menos de 20 minutos.
Vladimir Putin fue claro al señalar que las pruebas de los nuevos sistemas de misiles en el campo militar proseguirían si la amenaza a la seguridad de Rusia persistían: “Consideramos que tenemos el derecho a utilizar nuestras armas contra objetivos militares de aquellos países que permiten el uso de sus armas contra nuestros objetivos, y en caso de una escalada de acciones agresivas, responderemos con la misma decisión y de la misma manera”.
Lo razonable, en una situación así, es que se quiera desescalar el conflicto, ¿no?, pero sucede todo lo contrario: se desea seguir escalando.
Quizá haya llegado el momento para reflexionar y aceptar la derrota de Ucrania y su titiritero (OTAN) ante la determinación de Rusia. Que podría ser muy fácil en teoría, pero que bastaría con que el titiritero empezara a abandonar a Ucrania. Pero pareciera que el Bloque Occidental Capitalista estuviera lejos de reflexionar y aceptar los nuevos cambios tectónicos que se están desarrollando en el mundo.
Proseguir la escalada, no hace más que hacer daño a la propia Ucrania, que no sabemos aún cómo habrá de quedar conformada, terminado el conflicto. Pero de que quedará más pequeña (Ucrania), quedará más pequeña.
La OTAN, lo mejor que podría hacer sería convencer a los líderes ucranianos de que al juego hay que ponerle fin; que ahora hay que conducir hacia el terreno de las negociaciones. Pero, en la práctica, vemos todo lo contrario. Pareciera que existiera más interés en proseguir el conflicto por parte de las potencias Occidentales que de la propia Ucrania.
Seguir con el juego ante el nuevo escenario es suicida. ¿Qué disparates están pensando? ¿“Entregar armas nucleares a Ucrania”? ¿“Autorizar a Ucrania más lanzamientos de misiles en territorio ruso”? ¿“Ataques preventivos sobre Rusia”? ¿“Nuevos sistemas de defensa anti-misiles”? ¿“Envío de tropas militares OTAN hacia Ucrania”? ¿Acaso no se ha entendido bien el mensaje que plantó en las cabezas el Oreshnik?
¿Cómo Rusia podría hacer entender a Occidente?
Porque pareciera que Occidente no quisiera entender la seriedad del asunto. Occidente sigue con el mismo entusiasmo, o más, como cuando comenzó a “apoyar” a Ucrania. Y Rusia sigue con la misma estrategia de la Operación Militar Especial (SVO) sobre Ucrania. Occidente y su “ayuda” a Ucrania, no tiene visos de querer parar por el momento, al contrario, tiene sumo interés porque prosiga. Porque, entiéndase bien, EE. UU. y aliados no quieren perder sus posiciones privilegiadas en el tablero.
EE. UU. y aliados (OTAN) deberían aceptar el nuevo terreno de juego. No están para seguir jugando a escalar. Lo más razonable que pueden hacer es aceptar la nueva realidad, e incluso la disolución de la OTAN. Porque… ¿Qué razón tiene de existir una estructura político-militar al no poder brindar protección a Europa ante las nuevas tecnologías militares en manos de Rusia? El Oreshnik ha dejado a la OTAN como un chiste.
Pero la OTAN no deja de sorprender: desde el comienzo de la SVO los países que conforman la OTAN corrieron a mandar “ayuda” a Ucrania. Primero eran cosas tales como cascos y municiones, después misiles anti-tanque y misiles anti-aéreo, pero, como Ucrania poco avanzaba en el campo de batalla, la “ayuda” evolucionó a misiles tácticos de largo alcance (ATACMS), lanzacohetes múltiples HIMARS, tanques, aviones, etc. Pero como los ucranianos seguían sin avanzar significativamente en el campo de batalla y, además, se encontraron con un déficit sustancial de soldados, ¿cuál fue la idea “brillante” que se les ocurrió? Golpear e incursionar en territorio ruso; y ahora golpear con misiles ATACMS y Storm Shadow. Siendo que, estos últimos, como ya se ha señalado cientos de veces, no-pueden-ser-operados-sin-el-apoyo-de-especialistas-extranjeros (no-ucranianos).
¿Qué vendría después? La respuesta rusa: el lanzamiento del misil balístico hipersónico Oreshnik sobre un complejo militar ucraniano. Con el mensaje adjunto de que la próxima vez podría llegar más lejos y que podría llevar ojivas más dañinas si se insistiera en atacar territorio ruso con los misiles de largo alcance. ¿Cuál ha sido la respuesta de la OTAN en estos últimos días? Algo de no creer: intensificar más los ataques con sus propias armas en territorio ruso.
Acá ya no se trata de Ucrania. Ucrania pasó a ser un producto, un títere, que se sigue vendiendo en los Medios, pero que no tiene valor alguno. Ucrania simplemente se ha convertido en un caballo de Troya moderno que es arrastrado por la OTAN. Ucrania es únicamente un medio. Y Rusia lo sabe.
¿Qué mejor que instalar en el imaginario colectivo que Ucrania es un “indefenso” al cual hay que “ayudar” frente a un “invasor” gigante, “imperialista”, que quiere “expandir” su territorio? Los Medios occidentales no te dirán que la OTAN está en suelo ucraniano apretando el gatillo, te dirán que están “proporcionando instrucciones”, “proporcionando datos”, “proporcionando permiso”, “proporcionando armas para la autodefensa”.
Si Ucrania es el caballo de Troya de la OTAN, ¿por qué dejar que camine el artefacto? ¿Por qué no apagar el artefacto de una vez por todas? ¿Por qué no desarmar el artefacto, paso a paso? ¿Qué podría hacer la OTAN con un artefacto inservible?
Rusia simplemente debe ir por el caballo de Troya.
¿Qué otras sorpresas en el ámbito tecnológico-militar sacará a la luz Rusia? ¿La nueva realidad militar podrá lograr poner en pausa a Occidente?
Níkolas Stolpkin
Análisis internacional – Geopolítica – Crítica – Opinión – Pensamiento
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Articulos Destacados
EE.UU. , Rusia , China y la nueva arquitectura económica global
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7 months agoon
May 18, 2024By
FranciscoEP NEW YORK. | Política y Economía Mundial
El ocaso de un Orden Mundial decadente
Por: Níkolas Stolpkin
Nueva arquitectura global en cierne
Quienes quieran ver el conflicto bélico en Ucrania como cualquier conflicto bélico, están muy equivocados. El desenlace podría traer grandes cambios. Cambios que podrían asemejarse a los ocurridos terminada la Segunda Guerra Mundial.
Ucrania es el epicentro de un movimiento tectónico significativo que podría abrir paso a una futura nueva arquitectura global.
Lo que hay que ver acá, no es a un “dadivoso” Estados Unidos, Reino Unido o una Unión Europea querer defender a un país débil de una potencia poderosa, eso sería caer en el simplismo.
El enfoque que debemos hacer es el de un Bloque Capitalista Occidental (EEUU, UE…) en descenso, queriendo frenar de plano el ascenso imparable del Bloque Capitalista Oriental (Rusia, China…) O bien, como el economista Michael Hudson definió en su momento, como el choque de dos sistemas económicos: “el capitalismo financiero neoliberal versus la industrialización socialista”. El primero con tendencia unipolar, y el segundo con tendencia a un mundo multipolar.
Ucrania simplemente sería la oportunidad o la excusa para intentar frenar el tsunami oriental liderados por Rusia y China.
Todos sabíamos los proyectos que tenía Rusia para entregar gas barato a Europa. Estados Unidos sabía lo que podía significar el asentamiento potente y a largo plazo de los intereses de Rusia en Europa, sobre todo en Alemania, lo que afectaría a sus propios intereses en la región. Por lo que Estados Unidos tuvo que actuar, provocando primero el golpe de Estado en Ucrania (2014) y después preparando el terreno para la reacción rusa. Ellos sabían (EEUU) que al provocar la reacción de Rusia podrían llevar a cabo la contención firme de unos de los pilares principales del Bloque Capitalista Oriental y, al mismo tiempo, su ala militar más musculosa. No en vano vimos la respuesta poco diplomática e impulsiva del Bloque Occidental, al enviar armas para que los ucranianos “indefensos” se pudieran defender de los “invasores” rusos.
Los primeros paquetes de “ayuda” por parte del Reino Unido, Canadá, Estados Unidos y los países de la Unión Europea -poco tiempo después de haberse iniciado la Operación Militar Especial rusa sobre suelo ucraniano (2022)-, se trató de “rifles, pistolas y ametralladoras”, “ayuda humanitaria y logística militar”, municiones “estrictamente defensiva”, “equipamiento de defensa”, “sistemas de armamento ligero antitanques de corto alcance”, chalecos y cascos, misiles Javelin (antitanques) y Stinger (antiaéreo), lanzagranadas, etc. Ahora la ayuda hacia Ucrania ha “evolucionado” a una nueva etapa, ahora se trata de misiles tácticos de largo alcance (ATACMS), tanques modernos, aviones de combate, bombas de racimo, sistemas de defensa Patriot de largo alcance, lanzacohetes múltiples HIMARS… Y ahora que Ucrania -con un déficit reconocido de combatientes-, ha fracasado con llamar a combatir en el frente a los ucranianos que tuvieron que abandonar su país, ¿se les habrá de ayudar con soldados también?
Es difícil de entender cómo un puñado de países “desarrollados” y “civilizados” -principalmente arrastrados por Estados Unidos-, estén apostando cifras exorbitantes a un seguro perdedor (Ucrania). ¿Cómo fue posible que la Unión Europea se dejó arrastrar a un conflicto que bien pudieron dejar que Rusia lo solucionara sin interferencias foráneas y, al mismo tiempo, salir beneficiados con los proyectos a largo plazo que se tenían planeado con Rusia? Objetivamente la Unión Europea está más colaborando con los intereses geopolíticos de Estados Unidos que de sus propios intereses. La situación beneficia más a Estados Unidos que a la propia Unión Europea. Estados Unidos y la OTAN (instrumento militar de Estados Unidos, y que aporta aproximadamente el 70% del gasto militar en la alianza) están empujando a la Unión Europea a una situación muy desfavorable que no se sabe cómo habrá de terminar, pero que deja a una Europa más dependiente de los Estados Unidos.
Nueva Guerra Fría
Se está configurando, al parecer, un escenario más de Nueva Guerra Fría que de un escenario de Guerra Directa. Dicho en otras palabras, estamos más cerca de una Guerra Fría que de una Guerra Nuclear o una “Tercera Guerra Mundial”, aunque pueda parecer todo lo contrario en estos momentos. Lo que no quita que pueda haber ciertas amenazas de un bando o de otro para el famoso juego de la “contención”, como en su momento las hubo (siglo XX). Ladrar, pero sin morder. Porque obviamente sabemos las consecuencias del peor de los escenarios, ¿no?
Sí, quizás estamos siendo muy “optimistas”. Y es que una Tercera Guerra Mundial significaría una Guerra Nuclear segura.
Pero viéndolo desde esta perspectiva “optimista”, una Nueva Guerra Fría significaría un “respiro” o repliegue estratégico favorable al Bloque Capitalista Occidental, que sabe que está perdiendo poder e influencia frente al Bloque Capitalista Oriental.
En Ucrania, más que nada, se está dando forma a la frontera norte que habrá entre el Bloque Occidental y el Bloque Oriental. Un punto que no deja de ser un avance sustantivo para Estados Unidos y sus ambiciones geopolíticas. ¿Un trampolín para en un futuro poder balcanizar a Rusia?
Si las apuestas a perdedor persisten, no creemos que el ganador quiera al perdedor tener suficiente espacio para seguir maniobrando y hacer daño. La eliminación del perdedor se hace imprescindible. ¿Qué hará Occidente cuando se quede sin un jugador al cual apostar?
Después de Rusia, China será el próximo
Con Rusia ya se quemaron todos los puentes. Únicamente faltaría quemar los puentes con China, para que pueda verse mejor el nuevo escenario de Guerra Fría. ¿Taiwán será la nueva “Ucrania” para China? Sería muy difícil, tratándose de una isla.
El asunto Huawei (empresa china) y la subida de aranceles a los productos chinos por parte de Estados Unidos (2018), podríamos situar el inicio de las fuertes hostilidades entre Occidente y Oriente, aduciendo “preocupación” a la Seguridad Nacional. Y todos sabemos que la Unión Europea tiende, en gran medida, a hacerse eco de lo que diga o haga Estados Unidos. En eso no hay discusión.
Y sería con la pandemia del COVID-19 (2020) que seríamos testigos de la existencia de rivalidades sustanciales con respecto al reconocimiento de ciertas vacunas. Las múltiples trabas que se instalaron en Occidente con respecto a las vacunas de origen chino o de origen ruso, dan prueba de ello. Lo que ya podía hablar de cierta rivalidad significativa dentro de Occidente con respecto a ciertas potencias de Oriente.
El conflicto en Ucrania (2022- ?) sencillamente aceleraría las rivalidades ya existentes entre el Bloque Capitalista Occidental y el Bloque Capitalista Oriental, con especial énfasis en Rusia: prohibición de las aerolíneas comerciales rusas dentro de la Unión Europea, prohibición a las agencias de noticias de origen ruso (RT, Sputnik), sabotaje del Nord Stream 1 y Nord Stream 2, los múltiples “paquetes de sanciones”, la salida en masa de las empresas occidentales en
<span;>suelo ruso, etcétera. Lo que no quiere decir que no haya presiones contra China también. Las han tenido significativamente, como ya se ha dicho, desde el año 2018 con el asunto Huawei y la subida de aranceles a los productos chinos. Pero a partir de la Operación Militar Especial en Ucrania se han intensificado, por ser China un aliado estratégico de Rusia.
En la práctica, Estados Unidos desea que China deje de exportar a Rusia “todo lo que se pueda usar en el conflicto”. Está, por otro lado, el “exceso de capacidad industrial” de China, que no es otra cosa que la abrumadora competitividad china que desean frenar dentro de su espacio. Al mismo tiempo, Estados Unidos no deja que sus empresas tecnológicas (Intel, Qualcomm) puedan exportar sus productos a China, todo en nombre de su hiper-manoseada “Seguridad Nacional”. Y ahora está la amenaza de prohibir en suelo estadounidense (y después quizá dónde… ¿Europa? ¿América Latina?) la aplicación exitosa de TikTok, a menos que los propietarios chinos la puedan vender a Estados Unidos.
La caída del Orden Mundial Unipolar
El Orden Mundial Unipolar se encuentra seriamente atrofiado y ha empezado a navegar desesperadamente fuera del orden que tanto habían promovido, como si se tratara de un niño que junto a sus “viejos amigos”, obedientes, después de que enseñaran a jugar a los otrora “nuevos amigos”, al ver que les estaba yendo mejor en el juego, intentan romper las reglas (“sus propias reglas”) y hacer “nuevas” de forma caprichosa para el beneficio de los que están perdiendo el juego y poder así sobrevivir.
Es así como nos encontramos después, con una serie de acontecimientos fuera de juicio: “congelación” o confiscación de activos (llámese robo), (ejemplos: Venezuela, Rusia, Irán…); sanciones o prohibición a Medios de Comunicación por ser supuestamente medios de “propaganda rusa” (¿“pluralidad”? ¿“libertad de prensa”?); amenazas de prohibición a redes sociales exitosas como TikTok, a menos que la puedan vender (llámese chantaje); prohibición de aerolíneas rusas o llenar de trabas a ciudadanos rusos para que no puedan visitar la Unión Europea (llámese rusofobia); prohibición a empresas para que no puedan exportar sus productos a China o Rusia, por ser supuestamente una “amenaza” a la seguridad nacional de Estados Unidos (¿“Libre Mercado”?), etc.
A lo anterior, hay que hacerse muchas preguntas. ¿Qué garantías, de ahora en adelante, puede haber para que un país pueda depositar sin que pueda haber la amenaza de “congelación” o confiscación de lo depositado en la esfera occidental? ¿Todo medio de comunicación relevante que sea crítico con las políticas del gran hegemón (Estados Unidos) será sancionado o derechamente prohibido? ¿Todo producto foráneo que sea exitoso dentro del Bloque Capitalista Occidental, habrá de ser prohibido o sancionado? ¿Qué empresas del Bloque Capitalista Occidental se le estará permitido hacer negocios dentro del Bloque Capitalista Oriental?
Tal como se está configurando todo, es difícil saber cómo habrá de quedar la denominada globalización o el denominado “Libre Mercado”.
Mientras todo apuntaba a desembocar en un mundo multipolar, Estados Unidos y sus aliados, al verse “amenazados”, se apresuraron a cerrar sus puertas para seguir sosteniendo su mundo unipolar basado en sus propios intereses.
Un punto clave en el nuevo escenario será China y toda su efervescencia global, ¿dónde quedará? ¿Toda su efervescencia global será reprimida? ¿Le cerrarán las puertas a China de la misma forma que le cerraron las puertas a Rusia? ¿La efervescencia global china irá en retroceso o en retirada dentro del mundo Occidental? ¿Qué pasará con la influencia china en América Latina? Las declaraciones últimas del Comando Sur pueden dar ya una idea de lo que podría pasar. ¿Los países de América Latina defenderán su soberanía y autonomía frente a las amenazas de Estados Unidos? ¿Estados Unidos querrá implantar nuevas dictaduras en América Latina para alejar la influencia del Bloque Capitalista Oriental, como si se tratara del pasado Bloque Socialista del siglo XX?
Estados Unidos y sus aliados, deberían aceptar que su época de dominio global está seriamente afectada y que deberían entrar en razón y aceptar el Orden Mundial Multipolar con el que se está abriendo paso el Bloque Oriental; que se abre camino no con las armas, sino con la cooperación, la integración, el respeto y la igualdad entre las naciones.
Los nuevos polos de poder no entran al terreno a destruir a los países que no quieran obedecer (Yugoslavia, Irak, Libia…). Tampoco se comportan como una centrífuga la cual debe absorber a los países en la “democracia”, los “derechos humanos” o el “libre mercado” para que puedan “entenderse”.
Estados Unidos debe entender que ellos solos no pueden hacerse cargo del mundo, y menos cuando emergen múltiples polos de poder.
La arquitectura global surgida después de la Segunda Guerra Mundial ha caducado. El actual desequilibrio existente en cuanto a la seguridad y la justicia ya es insostenible. No es posible que en pleno siglo XXI seamos testigos de múltiples ejemplos de inseguridad e injusticia. ¿Cómo el mundo puede tolerar aquello de “congelación” o confiscación de activos de países que han depositado su confianza en otros países? ¿Cómo es posible que seamos testigos de chantajes explícitos como el caso de TikTok en Estados Unidos? ¿Cómo es posible que los que fomentaron el “libre mercado” obliguen hoy a sus empresas a no exportar sus productos a países que también juegan al “libre mercado”? ¿Cómo es posible que los Grandes Medios de Comunicación no vean la injusticia cometida contra medios rusos como RT o Sputnik, la inclinación neonazi que ha tenido desde el principio los que defienden Ucrania de los rusos, o no puedan ver el actual genocidio que está cometiendo el Estado de Israel contra el pueblo palestino, cuyo principal auspiciador sigue siendo Estados Unidos? ¿De qué sirven estructuras u organizaciones como la ONU, OMC, OMS, CPI, … si somos testigos de todo lo anterior o más?
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Níkolas Stolpkin
Analista político nacional e internacional – Political Analyst – Crítico de política y Cultura Contemporánea.
Articulos Destacados
IA y cambio climático , las dos cajas de pandora que aterran al mundo
Published
2 years agoon
May 14, 2023By
FranciscoEP New York. | Ciencia y Tecnología
Estamos ante dos grandes cajas de Pandora: la IA y el cambio climático
El diccionario Merriam-Webster señala que una “caja de Pandora” puede ser “cualquier cosa que parezca ordinaria, pero que puede producir resultados perjudiciales impredecibles”. Últimamente, he pensado mucho en las cajas de Pandora, porque los >Homo sapiens< estamos haciendo algo que nunca habíamos hecho: levantar las tapas de dos cajas gigantes de Pandora al mismo tiempo, sin tener ni idea de lo que podría salir de ahí.
Una de estas cajas de Pandora se denomina “inteligencia artificial” y la ejemplifican programas como ChatGPT, Bard y AlphaFold, los cuales son testigos de la capacidad de la humanidad para confeccionar por primera vez, y como si fuese la obra de un dios, algo que se acerca a la inteligencia general y supera por mucho la capacidad cerebral con la que evolucionamos de manera natural.
La otra caja de Pandora se llama “cambio climático” y con ella los humanos estamos por primera vez conduciéndonos, nuevamente, como si fuésemos unos dioses, de una época climática a otra. Hasta ahora, ese poder estaba limitado en gran medida a las fuerzas naturales relacionadas con la órbita de la Tierra alrededor del Sol.
Para mí, mientras levantamos las tapas al mismo tiempo, la gran pregunta es: ¿qué tipo de regulaciones y ética debemos implementar para manejar lo que salga gritando de las cajas?
Admitámoslo, no comprendimos cuánto se iban a usar las redes sociales para socavar los dos pilares de cualquier sociedad libre: la verdad y la confianza. Así que, si abordamos la inteligencia artificial generativa con la misma negligencia —si volvemos a seguir el imprudente mantra de Mark Zuckerberg en los albores de las redes sociales, “muévete rápido y rompe cosas”—, qué te puedo decir: vamos a romper cosas más rápido, con más fuerza y más profundidad de lo que nadie puede imaginar.
“Nos faltó imaginación cuando se desataron las redes sociales y luego no logramos responder con responsabilidad a sus consecuencias inimaginadas una vez que permearon las vidas de miles de millones de personas”, me dijo Dov Seidman, fundador y presidente de HOW Institute for Society y LRN. “Perdimos mucho tiempo —y nuestro camino— pensando de manera utópica en que solo podían salir cosas buenas de las redes sociales, al conectar a la gente y dándole voz. No podemos permitirnos fracasos similares con la inteligencia artificial”.
Así que existe “un imperativo urgente —tanto ético como regulatorio— para que estas tecnologías de inteligencia artificial solo se utilicen para complementar y elevar lo que nos hace singularmente humanos: nuestra creatividad, nuestra curiosidad y, en el mejor de los casos, nuestra capacidad para tener esperanza, ética, empatía, determinación y colaborar con otros”, agregó Seidman (miembro del consejo del museo que fundó mi mujer, Planet Word).
“El adagio de que un gran poder conlleva una gran responsabilidad nunca ha sido más cierto. No podemos permitirnos otra generación de tecnólogos que proclamen su neutralidad ética y nos digan: ‘Oye, solo somos una plataforma’, cuando estas tecnologías de inteligencia artificial están permitiendo tipos exponencialmente más poderosos y profundos de empoderamiento e interacción humana”.
Por estas razones, le pedí su opinión a James Manyika, quien dirige el equipo de tecnología y sociedad de Google, así como Google Research —donde se lleva a cabo gran parte de la innovación en inteligencia artificial—, sobre la promesa y el desafío de esta tecnología.
“Debemos ser audaces y responsables al mismo tiempo”, dijo.
“La razón para ser audaces es que, en muchos ámbitos distintos, la inteligencia artificial tiene el potencial de ayudar a la gente con las tareas cotidianas, de enfrentar algunos de los mayores desafíos de la humanidad —como, por ejemplo, la atención médica— y lograr nuevos descubrimientos e innovaciones científicos, así como mejoras de productividad que llevarán a una mayor prosperidad económica”.
Manyika agregó que lo hará “dándole acceso a gente de todas partes a la suma del conocimiento mundial: en su propia lengua, en su modo de comunicación preferido, por medio de texto, voz, imágenes o código” en un teléfono inteligente, la televisión, la radio o un libro electrónico. Mucha más gente podrá obtener la mejor ayuda y las mejores respuestas para mejorar su vida.
Sin embargo, Manyika agregó que también debemos ser responsables y citó varias inquietudes. En primer lugar, estas herramientas deben estar alineadas por completo con los objetivos de la humanidad. En segundo lugar, en las manos equivocadas, estas herramientas podrían hacer un daño enorme, tanto si hablamos de la desinformación como de cosas que se pueden falsificar a la perfección o del hackeo. (Los malos siempre son los primeros en adoptarlas).
Por último, “hasta cierto grado, la ingeniería va a la cabeza de la ciencia”, explicó Manyika. Es decir, ni siquiera las personas que construyen los llamados grandes modelos lingüísticos en los que se basan productos como ChatGPT y Bard entienden por completo cómo funcionan ni el alcance total de sus capacidades”. Manyika agregó que podemos diseñar sistemas de inteligencia artificial de una capacidad extraordinaria, a los que se les pueden enseñar unos pocos ejemplos de aritmética, un lenguaje poco común o explicaciones de chistes y luego, con una precisión asombrosa, pueden empezar a hacer muchas más cosas tan solo con esos fragmentos. En otras palabras, todavía no sabemos por completo cuántas cosas más, buenas o malas, pueden hacer estos sistemas.
Por lo tanto, necesitamos cierta regulación, pero debe hacerse con cuidado y de manera iterativa. La talla única no les quedará a todos.
¿Por qué? Bueno, si lo que más nos preocupa es que China supere a Estados Unidos en el ramo de la inteligencia artificial, debemos acelerar nuestra innovación en inteligencia artificial, no ralentizarla. Si queremos democratizar de verdad la inteligencia artificial, tal vez queramos que su código sea abierto. No obstante, el código abierto puede ser explotado. ¿Qué haría el grupo del Estado Islámico con el código? Así que debemos pensar en el control de armas. Si nos preocupa que los sistemas de inteligencia artificial agraven la discriminación, las violaciones de la privacidad y otros daños sociales divisivos, como lo hacen las redes sociales, debemos tener regulaciones ahora.
Si queremos aprovechar todas las mejoras de productividad que se esperan de la inteligencia artificial, debemos centrarnos en crear nuevas oportunidades y redes de seguridad para todos los asistentes jurídicos, investigadores, asesores financieros, traductores y las personas que trabajan en tareas de repetición que podrían ser remplazados hoy y tal vez los abogados y programadores que serían remplazados mañana. Si nos preocupa que la inteligencia artificial se vuelva superinteligente y empiece a definir sus propios objetivos, sin tener en cuenta el daño humano, debemos detenerla de inmediato.
Este último peligro es tan real que, la semana pasada, Geoffrey Hinton, uno de los diseñadores pioneros de los sistemas de inteligencia artificial, anunció que iba a abandonar el equipo de inteligencia artificial de Google. Hinton señaló que, en su opinión, Google estaba actuando de manera responsable en el despliegue de sus productos de inteligencia artificial, pero que quería tener la libertad para hablar sobre todos los riesgos. “Es difícil ver cómo se puede evitar que los malos la utilicen para cosas malas”, le dijo Hinton a Cade Metz, del Times.
Si sumamos todo, el resultado es que, como sociedad, estamos a punto de tener que decidir sobre algunas concesiones muy importantes mientras introducimos la inteligencia artificial generativa.
Y la regulación gubernamental por sí sola no nos salvará. Tengo una regla sencilla: mientras más rápido sea el ritmo del cambio y más poderes divinos desarrollemos los humanos, más importará todo lo antiguo y lento; todo lo que aprendiste en la escuela dominical o de dondequiera que tomes una inspiración ética, importará más que nunca.
Porque, mientras más modifiquemos la escala de la inteligencia artificial, mayor debe ser la modificación de la escala de la regla dorada: trata a los demás como quieras que te traten. Porque, debido a los poderes cada vez más divinos que nos estamos otorgando, ahora podemos afectarnos los unos a los otros más rápido, barato y profundo que nunca.
Cambio Climático
Sucede lo mismo con la caja de Pandora climática que estamos abriendo. Como explica la NASA en su sitio web: “En los últimos 800.000 años, ha habido ocho ciclos de glaciaciones y periodos más cálidos”. La última edad de hielo terminó hace unos 11.700 años y le dio paso a nuestra era climática actual —conocida como Holoceno (que significa “totalmente reciente”)—, la cual se caracteriza por tener estaciones estables que permitieron una agricultura estable, la construcción de comunidades humanas y, a final de cuentas, la civilización como la conocemos hoy.
“La mayoría de estos cambios climáticos se les atribuyen a variaciones muy pequeñas en la órbita de la Tierra que modifican la cantidad de energía solar que recibe nuestro planeta”, señala la NASA.
Bien, pues despídete de eso. Ahora hay un debate intenso entre los ecologistas —y los expertos en geología de la Unión Internacional de Ciencias Geológicas, la organización profesional responsable de definir las eras geológicas y climáticas de la Tierra— en torno a si los humanos hemos salido del Holoceno para entrar en una nueva era, llamada Antropoceno.
Ese nombre proviene “de ‘antropo’, que significa ‘hombre’, y ‘kainos’, que significa ‘nuevo’, porque la humanidad ha causado extinciones masivas de especies vegetales y animales, ha contaminado los océanos y ha alterado la atmósfera, entre otros impactos duraderos”, detalla un artículo publicado en Smithsonian Magazine.
Los científicos del sistema terrestre temen que esta era creada por el hombre, el Antropoceno, no tenga ninguna de las estaciones predecibles del Holoceno. La agricultura podría convertirse en una pesadilla.
Sin embargo, aquí es donde la inteligencia artificial podría ser nuestra salvadora: acelerando los avances en la ciencia de los materiales, la densidad de las baterías, la energía de fusión y la energía nuclear modular segura que permitan a los seres humanos gestionar los impactos del cambio climático que ahora son inevitables y evitar los que serían inmanejables.
No obstante, si la inteligencia artificial nos brinda un mecanismo para amortiguar los peores efectos del cambio climático —si, de hecho, la inteligencia artificial nos da una oportunidad—, será mejor que lo hagamos bien. Es decir, con regulaciones inteligentes para modificar con rapidez la escala de la energía limpia y con valores sostenibles a escala. Si no difundimos una ética de la conservación —una reverencia por la naturaleza y todo lo que nos da sin costo, como el aire y el agua limpios—, podríamos acabar en un mundo en el que la gente se sienta con derecho a conducir por la selva ahora que su Hummer es totalmente eléctrico. Eso no puede ocurrir.
En conclusión: estas dos grandes cajas de Pandora se están abriendo. Que Dios nos salve si adquirimos poderes divinos para partir el mar Rojo, pero no logramos modificar la escala de los Diez Mandamientos.
Thomas L. Friedman es columnista de Opinión del NYY sobre temas internacionales y ha ganado tres premios Pulitzer. Es autor de siete libros
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