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Bogotá regresa a la normalidad pero la frustración entre la población sigue vigente

Francisco

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EP New York/opinión

CALMA CHICA EN BOGOTA

por Ricardo Angoso

Tras una semana de infarto, con 13 víctimas mortales, decenas de heridos y numerosos destrozos en la ciudad, parece que la tranquilidad ha llegado a la capital colombiana. Pero es un espejismo, las espadas siguen en alto y la frustración entre la población sigue siendo la nota dominante. También el hastío hacia sus gobernantes, bien sea por su estilo represor o por su vena populista de cara a sacar tajada de las manifestaciones, está generalizado

Después de haber paralizado la economía colombiana durante casi un año, en una cuarentena fracasada que no consiguió detener la propagación de la pandemia del covid 19, el gobierno del presidente Iván Duque ha enfrentado una de las mayores protestas de la historia de Colombia en los últimos veinte años provocada por un caso de abuso policial, cuando un joven abogado fue asesinado de una forma infame a manos de unos uniformados.

Aparte de poner sobre la mesa la necesaria y tantas veces solicitada reforma de los cuerpos policiales colombianos, envueltos en numerosos desmanes y tropelías en los últimos tiempos, el caso tan solo fue la chispa que prendió las violentas protestas en las calles, tal como ha sucedido en otras revoluciones en otros países y latitudes, tales como Túnez, Egipto, Bielorrusia y Nicaragua, por citar tan solo algunos ejemplos.

La reacción de la ciudadanía, en la que algunos quieren ver mano foránea y agitación de la izquierda, revela, sin embargo, el grado de crispación y tensión social que se vive en Colombia desde que hace algo menos de un año cuando comenzaran las protestas contra el gobierno Duque, en un principio debido a las demandas por parte de los estudiantes de una mejora en el sistema de enseñanza y después aderezadas con otras reclamaciones sociales. Luego, las mismas  se vieron “anestesiadas” a raíz de la súbita aparición de la pandemia en febrero de este año y han vuelto a aparecer, como un fantasma de verano, otra vez en estos días quizá con mayor virulencia que antes.

La respuesta por parte del gobierno, pese a la magnitud de las protestas y la juventud de los participantes en las mismas, ha sido enviar más policías, militarizar la ciudad y anunciar medidas más restrictivas para evitar nuevas marchas. Sin querer justificar la violencia desproporcionada y los ataques a las fuerzas de seguridad por parte de algunos manifestantes, que incluso hirieron a varios agentes de la policía, el presidente Duque debería tener en cuenta y analizar en su justa medida que haber paralizado la economía del país durante casi un año entero condenó a la miseria, la pobreza y el hambre a millones de personas de los estratos sociales más vulnerables de la capital colombiana y otras ciudades del país.

SIN RESPUESTAS SOCIALES Y POLITICAS, EL MALESTAR SEGUIRA EN LAS CALLES COLOMBIANAS

Resulta absolutamente descorazonador  que el presidente Duque no haya entendido que su política de confinamiento total en una de las cuarentenas más largas y absurdas del mundo, solamente superadas en el tiempo por Argentina y Costa Rica, ha provocado altos costes sociales y económicos, con una disminución brutal en su calidad de vida, para más de la mitad de la población del país que se sustenta en la economía informal.

Si de veras ahora se quieren aplicar fórmulas correctoras que atemperen los costes sociales de una política errónea -pues no ha dado los resultados esperados y Colombia es hoy uno de los países con más afectados del mundo a causa del covid 19-, el presidente Duque debe tomar algunas medidas sociales y atender a los sectores más afectados por la cuarentena, tales como bajar los servicios básicos, flexibilizar el pago de arriendos y préstamos y eliminar o rebajar algunos impuestos impopulares, como el predial -algo así como la contribución urbana española-.

La gente está repleta de deudas, millones de trabajadores han perdido sus empleos, miles de empresas han cerrado, servicios como el agua, la luz y el internet han sido cortados sin miramientos por compañías desalmadas…Y suma y sigue. El paisaje colombiano después de la fallida batalla contra la pandemia es desolador y requiere una proyecto de ingeniería social basado en la innovación, el desarrollo de nuevas políticas más acordes con los más vulnerables y de la redefinición de un proyecto nacional caracterizado durante décadas por la lacerante desigualdad y la ausencia de oportunidades para los más pobres; no en vano, Colombia es uno de los cinco países del mundo más desiguales y es hora de rectificar el rumbo, presidente Duque.

No estamos hablando de una revolución social o política, sino del establecimiento de unas  reglas de juego en la economía, la salud y la educación, de tal forma que se acuerde un nuevo pacto social que permita el acceso universal a esos tres pilares a todos los sectores de la población. Hace falta un sistema crediticio, controlado por el Estado, que permita el acceso de todos los ciudadanos al capital, de tal forma que se genere el emprendimiento, la creación de microempresas y la compra de viviendas dignas por parte de todos los ciudadanos sin exclusiones. La reforma de la salud, en manos de esos vampiros que responden al nombre de EPS, y del injusto sistema de educación, al que solamente acceden los más ricos, son otras dos reformas absolutamente  necesarias.

De no emprender el camino del cambio, desconociendo el malestar reinante y la crispación creciente, esta calma chicha de la que gozamos ahora, que es una falsa apariencia de paz, dará paso a más conflictos sociales y a la degeneración de las legítimas marchas ciudadanas a protestas violentas de impredecibles resultados, incluyendo entre los escenarios una no deseada confrontación civil que puede ser aprovechada por las expresiones más radicales de la sociedad civil en aras de sus espurios intereses. Es decir, en castellano castizo, se trataría de arrimar el ascua a su sardina  aprovechando la actual coyuntura favorable a sus ideas políticas y el caos reinante. O, en palabras del gran Lenin, “captar el momento oportuno para que triunfe la revolución”. Atentos, el momento es grave.

 

RICARDO ANGOSO GARCÍA

Coordinador del Foro Ideas para la Democracia:

http://www.foroideasparalademocracia.com/

Youtube.com:

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Agencias

Se firmó la paz para Gaza, arranca la fase dos del acuerdo

Francisco

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EP NEW YORK | FLORIDA NEWS

PLAN DE PAZ EN GAZA

Trump: “hemos cambiado la historia”.

Con el presidente estadounidense como gran protagonista, que proclamó “un día increíble para Medio Oriente, se necesitaron tres mil años para llegar hasta aquí”, una treintena de líderes árabes y europeos firmaron el documento.

Israel | La fase dos del acuerdo para Gaza ha comenzado.

Donald Trump la oficializó durante la cumbre de Sharm el-Sheikh, donde bajo la coordinación de Estados Unidos y Egipto una treintena de líderes —principalmente de países árabes y europeos— se comprometieron a construir un nuevo futuro de paz para Medio Oriente.

Unas intenciones que serán puestas a prueba de inmediato, comenzando por el primer desafío: el mantenimiento de la seguridad en la Franja. En ese punto, el presidente estadounidense abrió la posibilidad de que Hamás asuma un papel como fuerza policial palestina. “Quieren poner fin a los problemas, lo han dicho abiertamente, y les hemos dado la aprobación por un período determinado”, afirmó.

Otro de los temas centrales del encuentro en el mar Rojo fue la creación del Consejo para la Administración Transitoria.  Y el primer nombre propuesto por Trump fue el del presidente egipcio Abdel Fattah al-Sisi, anfitrión del evento, quien ya convocó a una nueva conferencia sobre la reconstrucción de Gaza para noviembre en El Cairo.

Italia busca ocupar un lugar de primera línea en este proceso, estrechamente vinculado a la estabilización de la Franja. El gobierno de Giorgia Meloni está dispuesto a “reforzar la presencia” de los carabineros si el Consejo de Seguridad de la ONU aprueba una resolución que lo autorice, explicó la primera ministra al término de la jornada.

Meloni abordó estos temas en las reuniones bilaterales mientras esperaba la llegada de Trump, cuyo vuelo se retrasó más de tres horas debido a su visita a Israel.

Como era previsible, el expresidente estadounidense fue el gran protagonista. Saludó uno por uno a los líderes presentes sobre un escenario con una gran inscripción que decía Peace 2025, y pronunció el discurso inaugural durante la ceremonia de firma del acuerdo, destinado a sellar ante el mundo un alto el fuego en Gaza que ya había empezado a aplicarse horas antes.

Fue su día más largo y, quizás también el más importante de sus dos mandatos: la apoteosis de un presidente convertido en pacificador, de un magnate que sublimó el “arte del trato” en “arte del trato de paz”, reclamando haber “cambiado la historia tras 3.000 años”, de un líder político que ahora busca exportar “la edad dorada” inaugurada en su “América MAGA” a “Israel y a todo el Medio Oriente”.

Una demostración simbólica, pero clara, de que el destino de esta partida geopolítica depende, en primer lugar, de los movimientos de Washington. Aun así, Trump agradeció de forma especial a quienes actuaron como mediadores en las largas negociaciones realizadas en las últimas semanas, también en Sharm: al propio al-Sisi —quien lo condecoró con el Collar del Nilo, la más alta distinción egipcia— y al emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani.

Trump había querido llevar consigo a Sharm al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu. Desde Israel, el expresidente contactó a al-Sisi para sugerirlo, y la presidencia egipcia anunció la participación tanto de Netanyahu como del presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas. Pero en el lapso de una hora el viaje fue cancelado “debido al inicio de la festividad de Simjat Torá”, la misma durante la cual ocurrió la masacre del 7 de octubre.

Entre bambalinas, en un clima de tensión, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan y el primer ministro iraquí Muhammad Shia al-Sudani amenazaron con abandonar la cumbre si Netanyahu asistía.

Pequeñas grandes señales de que los obstáculos geopolíticos no faltan. Para superarlos, el plan de Trump apunta a ampliar los Acuerdos de Abraham a otros países árabes, incluido Irán, que rechazó la invitación al encuentro.

“La mano de la amistad y la cooperación sigue tendida”, fue el mensaje de Trump a Teherán. Entre sus próximos pasos figura la composición del Consejo encargado de guiar la transición en Gaza. “Todos quieren formar parte, y eso es bueno”, sonrió el mandatario estadounidense, aunque admitió tener dudas sobre Tony Blair: “Siempre lo he apreciado, pero quiero saber si es una elección aceptable para todos”.

Italia, por su parte, busca jugar sus cartas, aunque Meloni advierte: “Este es tiempo de trabajo, no de protagonismo”.

Emmanuel Macron aseguró que Francia tendrá “un papel muy particular” junto a la Autoridad Palestina en la administración de Gaza, y anunció que ya comenzó a planificar una “conferencia humanitaria para Gaza”, que París “coorganizará”.

Agencias

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Agencias

Premio nobel de la paz a María Corina Machado

Francisco

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EP NEW YORK | FLORIDA NEWS

PREMIO NOBEL 2025

El Premio Nobel de la Paz ha sido otorgado a la activista venezolana María Corina Machado.

El Instituto Noruego del Nobel anunció el galardón durante una ceremonia en Oslo, Noruega.

El premio se otorga a una “valiente y comprometida defensora de la paz, una mujer que mantiene viva la llama de la democracia en medio de la creciente oscuridad”.

Así lo declaró el Comité del Nobel en su declaración de entrega del premio a Corina Machado.

Machado “recibirá el Premio Nobel de la Paz por su incansable labor en la promoción de los derechos democráticos del pueblo venezolano y por su lucha por lograr una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia”, declaró el comité en su anuncio.

Machado, según la declaración, “ha sido una figura clave y unificadora en una oposición política que antes estaba profundamente dividida, una oposición que encontró puntos en <span;>común en la exigencia de elecciones libres y un gobierno representativo”. Esto, enfatiza el Comité, “es precisamente lo que yace en el corazón de la democracia: nuestra voluntad compartida de defender los principios del gobierno popular, incluso cuando discrepamos”.

Las razones recuerdan la catastrófica evolución de Venezuela en los últimos años, “de un país relativamente democrático y próspero a un estado brutal y autoritario que ahora atraviesa una crisis humanitaria y económica”.

El Comité del Nobel recuerda cómo Machado luchó “por unas elecciones libres y justas hace más de 20 años”, y como ella misma declaró, fue “una elección entre las urnas y las balas”.

El Comité quiso recordar cómo Machado, durante el último año, “se ha visto obligada a vivir en la clandestinidad. A pesar de las graves amenazas contra su vida, ha permanecido en el país, una decisión que ha inspirado a millones de personas”.

“¡Estoy en shock!”, declaró María Corina Machado tras el anuncio del Premio Nobel de la Paz, según reveló un video del equipo de prensa.

Según la secretaria del Comité, Machado afirmó: “Este es un premio para todo un movimiento”.  “Vivimos en un mundo donde la democracia está en retroceso, donde cada vez más regímenes autoritarios desafían las normas y recurren a la violencia”. Esto es lo que escribió el comité del Premio Nobel en su acta de concesión del Premio Nobel a María Corina Machado.

“Cuando los regímenes autoritarios toman el poder, es crucial reconocer a los valientes defensores de la libertad que se rebelan y resisten”, añadió.

María Corina Machado, concluyó, “cumple con los tres criterios establecidos en el testamento de Alfred Nobel para la selección de un Premio Nobel de la Paz. Ha unido a la oposición de su país. Nunca ha flaqueado en su resistencia a la militarización de la sociedad venezolana. Ha sido firme en su apoyo a una transición pacífica a la democracia”.

Agencias

 

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Agencias

Colombia: la normalidad ensangrentada

Francisco

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EP NEW YORK | OPINIÓN | COLOMBIA

Por : Gabriel Àngel Ardila

Por estos lares la sangre dejó de escandalizar. Se volvió paisaje, rutina, fondo de pantalla. Nos acostumbramos a que la “normalidad” venga chorreando hieles, con el hedor de la violencia impregnado en cada esquina. Y mientras tanto, los noticieros —oficiales y privados— se empeñan en convertir la tragedia en espectáculo, en enseñar con infatigable dedicación cómo joder al vecino, cómo sobrevivir a punta de infamia.

La pedagogía del crimen se transmite en horario estelar. No hay límites, no hay escrúpulos. Solo una competencia feroz por mostrar quién sangra más, quién cae más bajo, quién grita más fuerte. Y así, entre titulares rojos y series de narcos, se va moldeando una cultura donde la empatía es debilidad y la violencia, estrategia.

Cultivos malditos, economías de muerte. En los campos, los cultivos ilícitos crecen como maleza, regados con miedo y desesperanza. No son solo plantas: minas de oro para estructuras armadas que cobran cuotas a mano armada, que desplazan, que matan. El negocio se redondea con deslaves carísimos —ambientales, sociales, humanos— que nadie quiere asumir. Porque aquí, la ilegalidad no se esconde: se institucionaliza.

La paz entre comillas: Nos vendieron acuerdos, promesas, discursos. Pero la paz sigue siendo una palabra hueca, rellenada de impudicias. Se firma en salones, mientras se asesina en veredas. Se celebra en conferencias, mientras se llora en cementerios.

La “paz total” se convierte en un lema que no alcanza a cubrir el ruido de las balas.

¿Y nosotros? Nos toca romper el hechizo de la costumbre. Desaprender la indiferencia. Reaprender la rabia justa. Porque si la violencia se volvió paisaje, entonces hay que pintar otro. Uno donde la vida valga más que el rating, donde el vecino no sea enemigo, donde la paz no necesite comillas.


Gabriel Angel Ardila

Periodista, escritor y analista político. Inició su carrera en El Espectador, donde aprendió a mirar el país con lupa y con alma. Ha trabajado en medios independientes, procesos comunitarios y espacios de formación ciudadana. Su escritura se mueve entre la denuncia y la poesía, con la convicción de que la palabra puede ser resistencia.

 

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