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Tiempos inciertos para Venezuela tras enfrentamientos entre Maduro y Guaidó

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INCERTIDUMBRE EN CARACAS

Hasta el momento no se vislumbra una salida política a la crisis venezolana, sobre todo debido a que las dos partes no muestran una gran voluntad de diálogo con sus adversarios, pero también porque el régimen de Maduro exhibe una retórica guerrerista y muy alejada de la búsqueda de un marco adecuado para la negociación. Además, la Operación Libertad, orquestada por el presidente Juan Guaidó, parece haber concluido sin éxito tras la agridulce esperanza del levantamiento del 30 de abril. Todo quedó, como se dice vulgarmente, en agua de borrajas.

 Por Ricardo Angoso

Las espadas siguen en alto, ninguna de las partes parece dispuesta a ceder a estas alturas y el choque de trenes está servido. El presidente designado, y no reconocido por el régimen, Juan Guaidó, está dispuesto a llegar hasta el final y poner fin a la presidencia del que denomina desde su toma de posesión, el 23 de enero de este mismo año, como el “usurpador”, es decir, Nicolás Maduro. Guaidó cuenta  a su favor con el apoyo y el reconocimiento de más de 50 países del mundo, entre los que destacan los Estados Unidos, casi toda la Unión Europea (UE) y gran parte de las grandes potencias de América Latina, y del masivo apoyo que ha recibido en las calles venezolanas a través de las multitudinarias protestas acontecidas durante todo este año a lo largo y ancho del país. Pero el ánimo va decayendo y no se ve luz al final del túnel, los venezolanos se están cansando de esperar el ansiado cambio.

Mientras tanto, en la dirección opuesta, el régimen de Nicolás Maduro, acosado en todos los frentes y cada vez más desautorizado por el caótico estado del país en todos los órdenes de la vida diaria, sigue fiel a la estrategia de la resistencia numantina, en la esperanza de que las protestas se desactiven por hartazgo de la población, la presión internacional decaiga por idénticos motivos y poder recomponer, en la medida de lo posible, la agónica economía venezolana, cada vez más falta de recursos por las sanciones internacionales. También le afecta gravemente la caída en la producción de petróleo –el país ha pasado de los 3,5 millones de barriles diarios hace veinte años a apenas los 800.000 previstos para este año e incluso menos- y el absoluto desgobierno reinante en casi todas las áreas, sin dejar de reseñar aquí la corrupción galopante y el saqueo de algo más de 400.000 millones de dólares de las arcas públicas por parte de los jerarcas de un régimen insaciable en su voraz rapiña, ineficiente e inepto. El colapso del país, según asegura el ex alcalde de Caracas Antonio Ledezma, está servido y es solo cuestión de tiempo. Ya ni siquiera está garantizado el servicio del agua potable en toda Venezuela y el sistema eléctrico amenaza ruina total, un nuevo apagón que deje definitivamente a oscuras en el país no debe descartarse; el mismo es tan precario que ya ni siquiera admite reparaciones y debería procederse a una revisión total del mismo. 

El tiempo, dicen algunos, corre en contra de Maduro, pero no parece que su caída definitiva –como esperan todas las cancillerías occidentales y el Grupo de Lima constituido por las principales potencias de América Latina a excepción de México- vaya a ser cuestión de días o semanas; conviene en el análisis político no confundir nunca el deseo con la realidad. Maduro cuenta con algunas reservas económicas para aguantar el tipo –está escarbando la olla, que dicen en Venezuela-; el apoyo de sus fanatizados seguidores, entre los que destacan los violentos paramilitares armados por el régimen y encuadrados en los tristemente famosos “colectivos”; el férreo control de las Fuerzas Amadas y cuerpos de seguridad, que todavía siguen al régimen por interés y necesidad por evitar la justicia ante los desmanes cometidos, y en la escena internacional goza todavía con el inestimable apoyo de varias potencias, como China, Rusia, Turquía e Irán. Muchos estiman que el control de la dirección política del régimen venezolano está ahora en manos de Diosdado Cabello, quien contaría, a su vez, con el apoyo de Cuba, la potencia colonizadora, paradójicamente, de Venezuela. 

TIEMPOS INCIERTOS PARA LA NACIÓN VENEZOLANA

Así las cosas, y tras haber sufrido el país un apagón eléctrico de  inusuales proporciones por casi diez días entre idas y venidas, Venezuela se encamina hacia terrenos desconocidos, bien porque seguramente la crisis humanitaria se agravará en las próximas semanas o meses y el éxodo masivo se agudizará, desbordando a sus vecinos aún más, pero también porque ninguna de las dos partes será capaz de abrir un diálogo abierto y sincero con el otro. La oposición democrática sabe que negociar con Maduro es un viaje hacia ninguna parte, tal como pudo comprobar en innumerables –y fallidas- ocasiones en el pasado.

Pese a todo, esta situación beneficia claramente a Maduro. La comunidad internacional ya no tiene puesto el foco en la crítica situación por la que atraviesa Venezuela, los medios de comunicación han perdido la atención ante una crisis que va para largo y la población venezolana, hastiada y casi al borde de la desesperación, ha perdido la fe en un cambio inmediato, como se esperaba cuando Guaidó asumió el liderazgo de la oposición venezolana. También la  capacidad de movilización del pueblo venezolano, como proceso lógico tras meses de inútiles protestas, ha ido decayendo en las últimas semanas. Maduro, momentáneamente, parece haber ganado la partida.

Por otra parte, el régimen tampoco da muestras de una gran voluntad de querer sentarse a negociar realmente, sino más bien lo contrario a tenor lo que estamos escuchando en estos días: los principales exponentes del régimen –Maduro, Delcy Rodríguez y Diosdado Cabello- exhiben a diario un delirante discurso guerrerista, militarista y agresivo hacia sus contrincantes. Nada qué hacer por ahora, el régimen se atrinchera al tiempo que la oposición se repliega a sus cuarteles aunque su capacidad de movilización irá a decreciendo a medida que pasa el tiempo.

Los presidentes de Brasil y Estados Unidos, Jair Bolsonaro y Donald Trump, respectivamente, llaman a agotar todas las vías para resolver el embrollo venezolano pero sin estar dispuestos a intervenir, lo que es lo mismo que no decir nada. Un brindis sol, que se dice coloquialmente. La comunidad latinoamericana, al mismo tiempo, se va dividiendo y ya muestra claras fisuras. Y como muestra un botón de las mismas: México, Uruguay, Nicaragua, Bolivia y Cuba, al margen de lo que hasta ahora ha defendido el Grupo de Lima, abogan ya abiertamente por una solución negociada a la crisis y no por la salida de Maduro de la escena política. La incertidumbre, más que las certeza,  es la tónica dominante en estos momentos en las calles de Venezuela, nadie sabe a ciencia cierta cómo se resolverá la crisis. 

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Agencias

Se firmó la paz para Gaza, arranca la fase dos del acuerdo

Francisco

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EP NEW YORK | FLORIDA NEWS

PLAN DE PAZ EN GAZA

Trump: “hemos cambiado la historia”.

Con el presidente estadounidense como gran protagonista, que proclamó “un día increíble para Medio Oriente, se necesitaron tres mil años para llegar hasta aquí”, una treintena de líderes árabes y europeos firmaron el documento.

Israel | La fase dos del acuerdo para Gaza ha comenzado.

Donald Trump la oficializó durante la cumbre de Sharm el-Sheikh, donde bajo la coordinación de Estados Unidos y Egipto una treintena de líderes —principalmente de países árabes y europeos— se comprometieron a construir un nuevo futuro de paz para Medio Oriente.

Unas intenciones que serán puestas a prueba de inmediato, comenzando por el primer desafío: el mantenimiento de la seguridad en la Franja. En ese punto, el presidente estadounidense abrió la posibilidad de que Hamás asuma un papel como fuerza policial palestina. “Quieren poner fin a los problemas, lo han dicho abiertamente, y les hemos dado la aprobación por un período determinado”, afirmó.

Otro de los temas centrales del encuentro en el mar Rojo fue la creación del Consejo para la Administración Transitoria.  Y el primer nombre propuesto por Trump fue el del presidente egipcio Abdel Fattah al-Sisi, anfitrión del evento, quien ya convocó a una nueva conferencia sobre la reconstrucción de Gaza para noviembre en El Cairo.

Italia busca ocupar un lugar de primera línea en este proceso, estrechamente vinculado a la estabilización de la Franja. El gobierno de Giorgia Meloni está dispuesto a “reforzar la presencia” de los carabineros si el Consejo de Seguridad de la ONU aprueba una resolución que lo autorice, explicó la primera ministra al término de la jornada.

Meloni abordó estos temas en las reuniones bilaterales mientras esperaba la llegada de Trump, cuyo vuelo se retrasó más de tres horas debido a su visita a Israel.

Como era previsible, el expresidente estadounidense fue el gran protagonista. Saludó uno por uno a los líderes presentes sobre un escenario con una gran inscripción que decía Peace 2025, y pronunció el discurso inaugural durante la ceremonia de firma del acuerdo, destinado a sellar ante el mundo un alto el fuego en Gaza que ya había empezado a aplicarse horas antes.

Fue su día más largo y, quizás también el más importante de sus dos mandatos: la apoteosis de un presidente convertido en pacificador, de un magnate que sublimó el “arte del trato” en “arte del trato de paz”, reclamando haber “cambiado la historia tras 3.000 años”, de un líder político que ahora busca exportar “la edad dorada” inaugurada en su “América MAGA” a “Israel y a todo el Medio Oriente”.

Una demostración simbólica, pero clara, de que el destino de esta partida geopolítica depende, en primer lugar, de los movimientos de Washington. Aun así, Trump agradeció de forma especial a quienes actuaron como mediadores en las largas negociaciones realizadas en las últimas semanas, también en Sharm: al propio al-Sisi —quien lo condecoró con el Collar del Nilo, la más alta distinción egipcia— y al emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani.

Trump había querido llevar consigo a Sharm al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu. Desde Israel, el expresidente contactó a al-Sisi para sugerirlo, y la presidencia egipcia anunció la participación tanto de Netanyahu como del presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas. Pero en el lapso de una hora el viaje fue cancelado “debido al inicio de la festividad de Simjat Torá”, la misma durante la cual ocurrió la masacre del 7 de octubre.

Entre bambalinas, en un clima de tensión, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan y el primer ministro iraquí Muhammad Shia al-Sudani amenazaron con abandonar la cumbre si Netanyahu asistía.

Pequeñas grandes señales de que los obstáculos geopolíticos no faltan. Para superarlos, el plan de Trump apunta a ampliar los Acuerdos de Abraham a otros países árabes, incluido Irán, que rechazó la invitación al encuentro.

“La mano de la amistad y la cooperación sigue tendida”, fue el mensaje de Trump a Teherán. Entre sus próximos pasos figura la composición del Consejo encargado de guiar la transición en Gaza. “Todos quieren formar parte, y eso es bueno”, sonrió el mandatario estadounidense, aunque admitió tener dudas sobre Tony Blair: “Siempre lo he apreciado, pero quiero saber si es una elección aceptable para todos”.

Italia, por su parte, busca jugar sus cartas, aunque Meloni advierte: “Este es tiempo de trabajo, no de protagonismo”.

Emmanuel Macron aseguró que Francia tendrá “un papel muy particular” junto a la Autoridad Palestina en la administración de Gaza, y anunció que ya comenzó a planificar una “conferencia humanitaria para Gaza”, que París “coorganizará”.

Agencias

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Agencias

Premio nobel de la paz a María Corina Machado

Francisco

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EP NEW YORK | FLORIDA NEWS

PREMIO NOBEL 2025

El Premio Nobel de la Paz ha sido otorgado a la activista venezolana María Corina Machado.

El Instituto Noruego del Nobel anunció el galardón durante una ceremonia en Oslo, Noruega.

El premio se otorga a una “valiente y comprometida defensora de la paz, una mujer que mantiene viva la llama de la democracia en medio de la creciente oscuridad”.

Así lo declaró el Comité del Nobel en su declaración de entrega del premio a Corina Machado.

Machado “recibirá el Premio Nobel de la Paz por su incansable labor en la promoción de los derechos democráticos del pueblo venezolano y por su lucha por lograr una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia”, declaró el comité en su anuncio.

Machado, según la declaración, “ha sido una figura clave y unificadora en una oposición política que antes estaba profundamente dividida, una oposición que encontró puntos en <span;>común en la exigencia de elecciones libres y un gobierno representativo”. Esto, enfatiza el Comité, “es precisamente lo que yace en el corazón de la democracia: nuestra voluntad compartida de defender los principios del gobierno popular, incluso cuando discrepamos”.

Las razones recuerdan la catastrófica evolución de Venezuela en los últimos años, “de un país relativamente democrático y próspero a un estado brutal y autoritario que ahora atraviesa una crisis humanitaria y económica”.

El Comité del Nobel recuerda cómo Machado luchó “por unas elecciones libres y justas hace más de 20 años”, y como ella misma declaró, fue “una elección entre las urnas y las balas”.

El Comité quiso recordar cómo Machado, durante el último año, “se ha visto obligada a vivir en la clandestinidad. A pesar de las graves amenazas contra su vida, ha permanecido en el país, una decisión que ha inspirado a millones de personas”.

“¡Estoy en shock!”, declaró María Corina Machado tras el anuncio del Premio Nobel de la Paz, según reveló un video del equipo de prensa.

Según la secretaria del Comité, Machado afirmó: “Este es un premio para todo un movimiento”.  “Vivimos en un mundo donde la democracia está en retroceso, donde cada vez más regímenes autoritarios desafían las normas y recurren a la violencia”. Esto es lo que escribió el comité del Premio Nobel en su acta de concesión del Premio Nobel a María Corina Machado.

“Cuando los regímenes autoritarios toman el poder, es crucial reconocer a los valientes defensores de la libertad que se rebelan y resisten”, añadió.

María Corina Machado, concluyó, “cumple con los tres criterios establecidos en el testamento de Alfred Nobel para la selección de un Premio Nobel de la Paz. Ha unido a la oposición de su país. Nunca ha flaqueado en su resistencia a la militarización de la sociedad venezolana. Ha sido firme en su apoyo a una transición pacífica a la democracia”.

Agencias

 

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Agencias

Colombia: la normalidad ensangrentada

Francisco

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EP NEW YORK | OPINIÓN | COLOMBIA

Por : Gabriel Àngel Ardila

Por estos lares la sangre dejó de escandalizar. Se volvió paisaje, rutina, fondo de pantalla. Nos acostumbramos a que la “normalidad” venga chorreando hieles, con el hedor de la violencia impregnado en cada esquina. Y mientras tanto, los noticieros —oficiales y privados— se empeñan en convertir la tragedia en espectáculo, en enseñar con infatigable dedicación cómo joder al vecino, cómo sobrevivir a punta de infamia.

La pedagogía del crimen se transmite en horario estelar. No hay límites, no hay escrúpulos. Solo una competencia feroz por mostrar quién sangra más, quién cae más bajo, quién grita más fuerte. Y así, entre titulares rojos y series de narcos, se va moldeando una cultura donde la empatía es debilidad y la violencia, estrategia.

Cultivos malditos, economías de muerte. En los campos, los cultivos ilícitos crecen como maleza, regados con miedo y desesperanza. No son solo plantas: minas de oro para estructuras armadas que cobran cuotas a mano armada, que desplazan, que matan. El negocio se redondea con deslaves carísimos —ambientales, sociales, humanos— que nadie quiere asumir. Porque aquí, la ilegalidad no se esconde: se institucionaliza.

La paz entre comillas: Nos vendieron acuerdos, promesas, discursos. Pero la paz sigue siendo una palabra hueca, rellenada de impudicias. Se firma en salones, mientras se asesina en veredas. Se celebra en conferencias, mientras se llora en cementerios.

La “paz total” se convierte en un lema que no alcanza a cubrir el ruido de las balas.

¿Y nosotros? Nos toca romper el hechizo de la costumbre. Desaprender la indiferencia. Reaprender la rabia justa. Porque si la violencia se volvió paisaje, entonces hay que pintar otro. Uno donde la vida valga más que el rating, donde el vecino no sea enemigo, donde la paz no necesite comillas.


Gabriel Angel Ardila

Periodista, escritor y analista político. Inició su carrera en El Espectador, donde aprendió a mirar el país con lupa y con alma. Ha trabajado en medios independientes, procesos comunitarios y espacios de formación ciudadana. Su escritura se mueve entre la denuncia y la poesía, con la convicción de que la palabra puede ser resistencia.

 

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