Enfoque Internacional
AFP
Colombia llora este domingo los más de 200 muertos por una enorme avalancha, mientras socorristas buscan sobrevivientes y el Gobierno despliega ayuda humanitaria luego de lluvias torrenciales en la región andina, que también causaron estragos en Perú y Ecuador.
Según el último balance de la Cruz Roja Colombiana (CRC), eran 206 los fallecidos, 202 los heridos y 220 los desaparecidos tras el desbordamiento de tres ríos en el municipio sureño de Mocoa, en plena Amazonía colombiana. La cifra puede aumentar, advirtió una fuente de la CRC, cuyo próximo reporte de este domingo se espera hacia las 07H00 (12H00 GMT).
Sobre la medianoche del viernes Marta Ceballos, una vendedora ambulante de 44 años, fue testigo del caos desatado en la capital del departamento de Putumayo. “Dios bendito, no quisiera ni recordar eso. Ver cómo los unos gritaban, los unos lloraban, corrían, en carro, en moto, y cómo el lodo los iba envolviendo. Fue demasiado, demasiado duro”, contó a AFP.
“Todo se perdió, lo único que no perdí fue a mi marido y a mis hijas, mis nietos, afortunadamente”, agregó esta mujer, víctima además de desplazamiento forzado por el conflicto armado que hace más de medio siglo que azota a Colombia.
César Urueña, director de Socorro de la CRC, explicó que unas 300 familias han sido afectadas, 17 barrios están devastados y 25 viviendas se encuentran completamente destruidas.
Paisaje desolador
Un corresponsal de AFP observó un paisaje desolador en Mocoa, con gente escarbando los escombros para encontrar los cuerpos de sus seres queridos, militares cargando en brazos a niños y en camillas a lesionados, calles repletas de barro, piedras y ramas por doquier, casas y vehículos destrozados.
“No hay energía. No tenemos agua. Nada”, aseguró a Blu Radio Rocío Hernández, mientras con su beba en brazos subía el sábado una colina para refugiarse a pasar la noche en un albergue. Esta joven madre soltera debió salir corriendo en medio de la noche bajo lluvia y el miedo de que una avalancha se repita aún la persigue.
Para este domingo en la región se anuncian “lluvias ligeras o lloviznas”, con paulatina tendencia a bajar su intensidad. “Se estima un descenso de las precipitaciones para el lunes y martes de la próxima semana”, indicó el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia (Ideam), citado por la Presidencia.
Mocoa, de unos 40.000 habitantes, seguía sin energía eléctrica ni agua corriente, servicios que el Gobierno intentaba restablecer lo antes posible y cuya falta mitigaba con toneladas de equipos llevados a la zona. El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, que ha liderado desde la madrugada del sábado los esfuerzos de rescate y ayuda, es esperado nuevamente este domingo junto a ministros y altos funcionarios “para seguir atendiendo” el desastre, informó la Presidencia.
En su cuenta en Twitter, el mandatario dijo que se avanzaba en el restablecimiento de vías y dio cuenta del apoyo humanitario desplegado en la selvática y remota zona, donde al menos dos puentes quedaron destruidos, según el ejército. También agradeció la solidaridad de sus vecinos Perú, Ecuador y Venezuela, y los mensajes de respaldo de Brasil, España, Francia, Alemania, la Unión Europea y la ONU.
Impacto del calentamiento global
La fatídica avalancha supera al último gran desastre natural de Colombia, cuando un deslave en Salgar, a unos 100 kilómetros de Medellín, dejó 92 muertos en mayo de 2015.
La “naturaleza y la magnitud del evento, la catástrofe, la tragedia, es tremenda”, dijo a AFP Martín Santiago, jefe de ONU para Colombia. Y destacó cómo lo ocurrido en Mocoa muestra que el cambio climático está generando eventos más extremos. “Vemos los resultados tremendos desde el punto de vista de la intensidad, la frecuencia y la magnitud de estos efectos naturales”, señaló.
La ola invernal en Sudamérica no solo ha golpeado a Colombia. Perú viene soportando desde principios de año lluvias y avalanchas que por ahora dejan 101 muertos y más de un millón de damnificados. Y en Ecuador, se han registrado 21 muertes desde enero, con 9.409 familias afectadas.