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Santos dejó en manos de las Farc , miles de hectáreas para producir y traficar coca. Son “santuarios” desde donde opera la criminalidad: Alejandro Ordóñez

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ENTREVISTA A ALEJANDRO ORDOÑEZ

EX PROCURADOR GENERAL Y CANDIDATO A LA PRESIDENCIA DE COLOMBIA

Ya en la carrera hacia la presidencia de la República, el jurista, político y ex Procurador General de la República Alejandro Ordóñez se muestra optimista con respecto a su candidatura y a la capacidad que puede tener la misma para unir al centro y a la derecha en las próximas elecciones y derrotar al oficialismo. Hombre vehemente, sin pelos en la lengua y franco en su discurso, Ordóñez fustiga sin piedad al actual presidente, Juan Manuel Santos, considera ilegítimos los acuerdos con las FARC –porque el pueblo no los apoyó en el plebiscito convocado para refrendarlos- y critica con firmeza la política exterior de su país con respecto a Venezuela. En el actual estado de cosas que vive el país, cualquier escenario se podría aventurar en los próximos comicios y más vale no olvidar a Ordóñez de cara a futuras alianzas o coaliciones. Las cartas están echadas.

Por Ricardo Angoso

@ricardoangoso

ricky.angoso@gmail.com

Entradas

“Aspiro a ser el candidato de todo el centro derecha, incluído el Centro Democrático de Uribe”

 “Al frente del gobierno de Venezuela está una banda criminal”

 “Este gobierno dejó que quedaran en manos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) miles de hectáreas para que siguieran produciendo coca y traficar con las misma; muchas de esas zonas hoy son santuarios desde donde opera la criminalidad”

 “En Venezuela lo que prima es la barbarie, la violencia, la desaparición de las personas, los presos políticos, una auténtica dictadura al servicio de unos criminales que nunca dejaran el poder pacíficamente”

 “En Colombia desde que se legalizó la dosis personal ha habido un creciente aumento en el consumo y en la adicción; hoy en el país hay un millón y medio de adictos a las drogas, según informes oficiales”


 

Ricardo Angoso: ¿Se lanza solo al ruedo a la carrera por la presidencia?

Alejandro Ordóñez: Me lanzo por firmas, solo, pero con la intención de ser el candidato de una gran coalición que agrupe al centro y a la derecha, que sea, claro, la ganadora en las próximas elecciones sin ningún género de dudas.

R.A.: ¿Su candidatura excluye cualquier acuerdo o coalición con el Centro Democrático (CD) de Alvaro Uribe?

A.O.:No, para nada, eso no queda excluido, sino todo lo contrario: aspiro a ser el candidato que represente a toda esa gran coalición. Espero contar para dar esta batalla con el apoyo del CD, de las bases conservadoras, de las reservas militares, de las distintas confesiones religiosas y armar una gran coalición capaz de ganar las próximas elecciones.

R.A.:¿Cuáles son los ejes de su programa político?

A.O.:Hay varios ejes de mi programa político. En primer lugar, protección, fortalecimiento y defensa de la familia impulsando políticas públicas que permitan que pueda cumplir con su vocación educadora en la sociedad. Una democracia sin una familia fuerte, sin valores, en definitiva, es una democracia débil. Como segundo eje programático creo que tenemos que ser capaces de desmontar este Estado confiscatorio que tenemos en el país, ya que cada día que pasa se convierte en un obstáculo mayor para el progreso, para el empresario, para el emprendedor; no debemos olvidar que la mejor camino de hacer más rico y poderoso al Estado es haciendo en primer lugar rico al ciudadano. La terrible carga fiscal que tiene en estos momentos el ciudadano colombiano es insoportable. Vamos a reducir los impuestos, vamos a quitar tantas imposiciones fiscales para que aumenten las inversiones, para que se pueda crear más empleo y haya menos informalidad en el país. Con menos impuestos, se creará más riqueza y eso redundará en beneficios para todos. Esas dos ideas son fundamentales en mi programa: defensa de la familia y menores cargas fiscales.

LA DESASTROSA GESTIÓN DEL PRESIDENTE SANTOS

R.A.:¿Cómo califica la gestión realizada en estos años por el presidente Juan Manuel Santos?

A.O.:Santos le ha hecho mucho daño al país, a la credibilidad, a las instituciones, a la confianza en general. Por eso nos corresponde a nosotros dar un “timonazo” y recuperar la credibilidad, la confianza, y devolverle a la ciudadanía sus derechos. Tenemos que crear las condiciones para que la autoridad y las instituciones estén al servicio de la misma. Ese camino es necesario, hay que dar esa batalla. A nosotros nos corresponde liberar al primer secuestrado de este país que es la ciudadanía. Hay que recuperar la institucionalidad y ponerla de nuevo al servicio de la sociedad, debido a que en estos años se vulneró la misma e incluso no se respetaron muchos aspectos fundamentales de nuestro ordenamiento constitucional.

Entonces, ponemos en el foco de atención estos tres asuntos fundamentales: familia, impuestos y seguridad. Hoy la seguridad está en entredicho, los ciudadanos desconfían de casi todo. Tenemos inseguridad jurídica, tenemos inseguridad pública, tenemos inseguridad ciudadana…A la gente le da miedo salir a la calle y el bandido, el delincuente, no le tiene miedo a la autoridad. Y nosotros tenemos que revertir esa situación que no se puede sostener. El delincuente tiene que tener respeto y temer a la autoridad para que la gente pueda salir a las calles y ejercer sus derechos.

Incluso me atrevería a decir que la seguridad pública ha empeorado y ello se debe a que aumentaron mucho las miles de hectáreas dedicadas al cultivo de coca. Este gobierno dejó que quedaran en manos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) miles de hectáreas para que siguieran produciendo coca y traficar con las misma; muchas de esas zonas hoy son santuarios desde donde opera la criminalidad.

Se ha fortalecido el microtráfico, la delincuencia y el crimen organizado debido a estas erróneas políticas de este gobierno porque estas redes no solo se dedican al tráfico de drogas sino que también delinquen, cometiendo numerosos crímenes, extorsiones y secuestos. Esa lacra hay que enfrentarla con unas políticas preventivas, ciudadanas, jurídicas y policiales. El ciudadano tiene que organizarse en sus barios, en sus manzanas, para ayudar a la prevención de los delitos. Pero también el Estado debe fomentar esa responsabilidad del ciudadano para luchar y organizarse contra la actividad criminal. Se tienen que poner, por parte del Estado, los medios técnicos para garantizar la seguridad, pero también hay que ser buenos vecinos y trabajar entre todos para poner fin a esta situación. Igualmente hay que desmontar lo que yo denomino como un populismo judicial que con el pretexto de la protección al ciudadano se termina sacrificando a la víctima y protegiendo al victimario. El ciudadano tiene la sensación de que está abandonado  a su suerte, dejado a merced de los criminales por la propia institucionalidad.

R.A.:Usted es muy crítico con el proceso de paz, ¿qué se debería hacer a este respecto ya que no veo ninguna posibilidad de revertir los acuerdos?

A.O.: Aquí hay una gran deuda con la ciudadanía, con la voluntad popular, por el desconocimiento que se hizo de lo expresado en las urnas por el pueblo. Esa expresión de la ciudadanía ha deslegitimado este proceso. Los desarrollos y acuerdos que emanan del mismo son ilegítimos porque así lo expresó la ciudadanía a través de las urnas. Ya en esta situación la única salida que veo es ir a una constituyente para resolver esa ilegitimidad en la que está el proceso. Pero no debe ser una constituyente para que se haga lo que quieren los señores de las FARC o la izquierda, imponiendo en Colombia, tal como quieren, el “socialismo del siglo XXI”; no, eso no es.  Como esperamos ganar las elecciones, vamos a convocar esa constituyente para saldar esa deuda y así poder restablecer y organizar de una vez por todas nuestra institucionalidad.  Eso no se arregla con ajustes, como dicen algunos, sino con un rediseño a fondo y creo que el órgano adecuado para hacerlo es una constituyente.

EL DEBATE SOBRE EL ABORTO EN COLOMBIA

R.A.:¿Qué planteamiento tiene en su programa con respecto al aborto?

A.O.:Yo siempre defenderé la vida, desde su concepción hasta la muerte natural. No hay nada que deslegitime más a la institucionalidad que abandonar a los más débiles en una sociedad y el más débil, obviamente, es el que ni siquiera ha nacido. Un ordenamiento jurídico que se niega a proteger a los más débiles es ilegítimo, en mi opinión.

R.A.:¿En el caso del aborto se opone en todos los supuestos?

A.O.: Yo lo tengo claro: soy un defensor rotundo de la vida desde su concepción a su muerte natural. Creo que lo que tenemos que hacer es no tratar de imponer determinadas concepciones culturales a toda la sociedad en un país como el nuestro. Creo que hay asuntos como la eutanasia, el aborto y el matrimonio entre homosexuales que no pueden ser impuestos al país por seguir el juego de una cultura al uso que una sociedad tan tradicional como la nuestra no acepta. Luego está la objeción de conciencia; considero que a nadie, bien sean clínicas, centro de salud o médicos, se les puede imponer realizar abortos en contra de su conciencia. Es totalitario que se le quiera imponer a alguien algo que va en contra de su conciencia. Es un debate cultural, pero debe haber respeto a las creencias de los demás y se debe atender, como ya he dicho, la objeción de conciencia.

EL DEBATE SOBRE LA LEGALIZACIÓN DE LAS DROGAS

R.A.:¿Cree que se debería legalizar el consumo de algunas drogas, tal como se ha hecho en Uruguay?

A.O.:En este asunto hay una campaña muy bien organizada por sectores financieros, ideológicos y políticos para que esta idea avance y tratar de legalizar el consumo de drogas desconociendo muchas veces el efecto que eso puede tener en la sociedad. Además, se justifica y se plantea este asunto debido a que la política prohibicionista supuestamente fracasó y entonces, dicen, no hay otra alternativa que la legalización de las drogas. Detrás de este tema hay poderosos intereses financieros que vendrían a ser los grandes beneficiados si se legalizan las drogas, como las fundaciones Ford y Open Society –fundada por el magnate George Soros- so pretexto de defender una supuestas sociedades abiertas. Esas grandes fortunas están detrás de esas campañas mediáticas y políticas, pero creo que  también detrás hay una agenda oculta para en un futuro controlar esos mercados que se derivarían de la legalización de la droga desconociendo los efectos sociales que este enfoque tendría, como antes he explicado.

Por ejemplo, en Colombia desde que se legalizó la dosis personal ha habido un creciente aumento en el consumo y en la adicción; hoy en el país hay un millón y medio de adictos a las drogas, según informes oficiales. Incluso la edad de consumo de drogas por primera vez se ha reducido de los doce años a los ocho. Luego el aumento de la inseguridad en el caso colombiano tiene mucho que ver con las 220.000 hectáreas de coca que tenemos y hemos tolerado que crezcan porque este gobierno lo autorizó, permitió y toleró a las FARC. Habíamos tenido bajo otros gobiernos grandes éxitos en esta materia, habiendo reducido las hectáreas de 190.000 a 40.000, pero bajo este gobierno otra vez el tema se ha descontrolado, tal como aseguran varias instancias internacionales. Las políticas de este gobierno avalando el tráfico que realizan las FARC, el final de las fumigaciones de glifosato y  luego acabando con las políticas prohibicionistas, amén de otros elementos, han dado estos resultados que ahora tenemos, que no son para nada optimistas. El asunto radica en que quien distribuye drogas en los colegios, escuelas y lugares públicos no solo trafica sino que también delinque y comete todo tipo de delitos.

LA CRISIS DE VENEZUELA

R.A.:¿Cómo examina la crisis de Venezuela y cómo cree que puede afectar a Colombia?

A.O.: En esta crisis convergen la crisis humanitaria y política. En la política, hay que reseñar que ha habido una acusada insolidaridad internacional, dramática y cruel. Luego está el drama humanitario de esa crisis política a la que me refería, que solo tiene una salida, en mi opinión,  emplear la presión sobre Caracas con el concierto internacional. Hacer falta pasar a la acción, a la contundencia, como en otras ocasiones, por ejemplo, han hecho los Estados Unidos. Y me refiero, por citar sólo un caso, a lo que se hizo con Noriega en Panamá. Nada cambiará a base de sanciones económicas y marchas populares, y tampoco se prevé que se vaya a fragmentar el ejército, que es parte del narcotráfico existente en Venezuela. Luego, como guinda final, tampoco existe la institucionalidad, al frente del país lo que hay es una banda criminal. Nada se puede esperar de las instituciones, de que haya una salida democrática, de que se respete el disenso, eso no lo hay ahora ni lo habrá en Venezuela mientras siga al frente la banda criminal ligada al narcotráfico que hoy gobierna el país. Allí lo que prima es la barbarie, la violencia, la desaparición de las personas, los presos políticos, una auténtica dictadura al servicio de unos criminales que nunca dejaran el poder pacíficamente.

En lo que respecta a Colombia, la política oficial de la cancillería colombiana ha sido de apoyo hasta que ahora se ha visto, desbordada por los acontecimientos que se viven, a cambiar de discurso con respecto al régimen de Maduro. Pero esa cancillería le apoyó, lo auspició, lo promovió y era tal el grado de confianza y simpatía que le nombró garante en el proceso de paz. Durante años duró esa política pese a las advertencias, las evidencias, las dramáticas protestas, el llamado, en definitiva del pueblo venezolano, a que se pusiera fin a esta brutal dictadura. El gobierno colombiano hizo caso omiso a ese clamor popular y prefirió mirar para otro lado, se deslegitimó ante la opinión pública internacional por una política que no atendía las demandas a la solidaridad con el pueblo venezolano. Ahora estamos viviendo esta desgracia humanitaria derivada de esa política y de la deriva del régimen venezolano. Estos refugiados que llegan muchos son colombianos que emigraron a Venezuela en la época de las vacas gordas, o sus hijos, que ahora regresan a su país en busca de una salida a la grave crisis que vive el país vecino. Colombia debe de darles ayuda, atenderles y socorrerles de la forma que sea precisa.

Pero, a medida que se consolida la tiranía, la dictadura sigue empleando la fuerza; creo que la única salida razonable que tiene la crisis es el uso de la fuerza para cambiar de régimen, no veo otro escenario. Hace falta una acción concertada internacional porque ya en Venezuela no existe la institucionalidad ni la legalidad, y estamos frente a una banda de criminales que se han hecho con en el poder. Este grupo criminal, como ya he dicho, sólo podrá ser sacado por la fuerza, no veo vías pacíficas por ahora ni condiciones para que se dé un cambio democrático si no es de esa forma.

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Ucrania: El Caballo de Troya de la OTAN

Francisco

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EP NEW YORK. | UCRANIA

Por: Nikolás Stolpking

La entrada en escena del Oreshnik, ha dejado a la OTAN, EE. UU., Unión Europea desatados; están vueltos locos. Unos están discutiendo posibles “ataques preventivos” en territorio ruso, otros están proponiendo “devolverles” a Ucrania las armas atómicas que supuestamente les fueron “arrebatadas”, otros están llamando a las empresas para que se “preparen para la guerra”, otros quieren ampliar la red de bunkers, etc. ¿Qué otros delirios tendremos que masticar?

–¡Calma! ¡Calma! ¡Que no panda el cúnico!, diría el Chapulín Colorado. Es simplemente que si sigues provocando al Oso, te va a llegar un avellano. Bien, prosigamos.

Después del lanzamiento ruso del misil balístico Oreshnik, sin carga nuclear, sobre territorio ucraniano, como respuesta a los ataques con misiles ATACMS y Storm Shadow sobre territorio ruso, uno tendería a pensar que los responsables occidentales, como mínimo, tendrían que pensarlo muy bien antes de nuevamente “autorizar” a Ucrania el lanzamiento de misiles balísticos tácticos sobre territorio ruso. Pero, como se ha visto en estos últimos días, no ha sido el caso. Y no es de extrañar, en todo caso. A EE. UU., Gran Bretaña o a la Unión Europea no les importa, en absoluto, el destino de Ucrania. Lo único que les importa  es defender los intereses del propio EE. UU.

Estamos hablando, además, de la entrada en escena de nuevas tecnologías en el campo de batalla que podrían marcar la diferencia. El Oreshnik, un misil balístico con velocidad hipersónica (3,3 a 4 km/s); puede portar ojivas nucleares; difícil de detectar e imposible de interceptar por los actuales sistemas de defensa antimisiles estacionados en Europa; y su alcance podría llegar a los 5,500 kilómetros. O sea, podría alcanzar a toda Europa en menos de 20 minutos.

Vladimir Putin fue claro al señalar que las pruebas de los nuevos sistemas de misiles en el campo militar proseguirían si la amenaza a la seguridad de Rusia persistían: “Consideramos que tenemos el derecho a utilizar nuestras armas contra objetivos militares de aquellos países que permiten el uso de sus armas contra nuestros objetivos, y en caso de una escalada de acciones agresivas, responderemos con la misma decisión y de la misma manera”.

Lo razonable, en una situación así, es que se quiera desescalar el conflicto, ¿no?, pero sucede todo lo contrario: se desea seguir escalando.

Quizá haya llegado el momento para reflexionar y aceptar la derrota de Ucrania y su titiritero (OTAN) ante la determinación de Rusia. Que podría ser muy fácil en teoría, pero que bastaría con que el titiritero empezara a abandonar a Ucrania. Pero pareciera que el Bloque Occidental Capitalista estuviera lejos de reflexionar y aceptar los nuevos cambios tectónicos que se están desarrollando en el mundo.

Proseguir la escalada, no hace más que hacer daño a la propia Ucrania, que no sabemos aún cómo habrá de quedar conformada, terminado el conflicto. Pero de que quedará más pequeña (Ucrania), quedará más pequeña.

La OTAN, lo mejor que podría hacer sería convencer a los líderes ucranianos de que al juego hay que ponerle fin; que ahora hay que conducir hacia el terreno de las negociaciones. Pero, en la práctica, vemos todo lo contrario. Pareciera que existiera más interés en proseguir el conflicto por parte de las potencias Occidentales que de la propia Ucrania.

Seguir con el juego ante el nuevo escenario es suicida. ¿Qué disparates están pensando? ¿“Entregar armas nucleares a Ucrania”? ¿“Autorizar a Ucrania más lanzamientos de misiles en territorio ruso”? ¿“Ataques preventivos sobre Rusia”? ¿“Nuevos sistemas de defensa anti-misiles”? ¿“Envío de tropas militares OTAN hacia Ucrania”? ¿Acaso no se ha entendido bien el mensaje que plantó en las cabezas el Oreshnik?

¿Cómo Rusia podría hacer entender a Occidente?

Porque pareciera que Occidente no quisiera entender la seriedad del asunto. Occidente sigue con el mismo entusiasmo, o más, como cuando comenzó a “apoyar” a Ucrania. Y Rusia sigue con la misma estrategia de la Operación Militar Especial (SVO) sobre Ucrania. Occidente y su “ayuda” a Ucrania, no tiene visos de querer parar por el momento, al contrario, tiene sumo interés porque prosiga. Porque, entiéndase bien, EE. UU. y aliados no quieren perder sus posiciones privilegiadas en el tablero.

EE. UU. y aliados (OTAN)  deberían aceptar el nuevo terreno de juego. No están para seguir jugando a escalar. Lo más razonable que pueden hacer es aceptar la nueva realidad, e incluso la disolución de la OTAN. Porque… ¿Qué razón tiene de existir una estructura político-militar al no poder brindar protección a Europa ante las nuevas tecnologías militares en manos de Rusia? El Oreshnik ha dejado a la OTAN como un chiste.

Pero la OTAN no deja de sorprender: desde el comienzo de la SVO los países que conforman la OTAN corrieron a mandar “ayuda” a Ucrania. Primero eran cosas tales como cascos y municiones, después misiles anti-tanque y misiles anti-aéreo, pero, como Ucrania poco avanzaba en el campo de batalla, la “ayuda” evolucionó a misiles tácticos de largo alcance (ATACMS), lanzacohetes múltiples HIMARS, tanques, aviones, etc. Pero como los ucranianos seguían sin avanzar significativamente en el campo de batalla y, además, se encontraron con un déficit sustancial de soldados, ¿cuál fue la idea “brillante” que se les ocurrió? Golpear e incursionar en territorio ruso; y ahora golpear con misiles ATACMS y Storm Shadow. Siendo que, estos últimos, como ya se ha señalado cientos de veces, no-pueden-ser-operados-sin-el-apoyo-de-especialistas-extranjeros (no-ucranianos).

¿Qué vendría después? La respuesta rusa: el lanzamiento del misil balístico hipersónico Oreshnik sobre un complejo militar ucraniano. Con el mensaje adjunto de que la próxima vez podría llegar más lejos y que podría llevar ojivas más dañinas si se insistiera en atacar territorio ruso con los misiles de largo alcance. ¿Cuál ha sido la respuesta de la OTAN en estos últimos días? Algo de no creer: intensificar más los ataques con sus propias armas en territorio ruso.

Acá ya no se trata de Ucrania. Ucrania pasó a ser un producto, un títere, que se sigue vendiendo en los Medios, pero que no tiene valor alguno. Ucrania simplemente se ha convertido en un caballo de Troya moderno que es arrastrado por la OTAN. Ucrania es únicamente un medio. Y Rusia lo sabe.

¿Qué mejor que instalar en el imaginario colectivo que Ucrania es un “indefenso” al cual hay que “ayudar” frente a un “invasor” gigante, “imperialista”, que quiere “expandir” su territorio? Los Medios occidentales no te dirán que la OTAN está en suelo ucraniano apretando el gatillo, te dirán que están “proporcionando instrucciones”, “proporcionando datos”, “proporcionando permiso”, “proporcionando armas para la autodefensa”.

Si Ucrania es el caballo de Troya de la OTAN, ¿por qué dejar que camine el artefacto? ¿Por qué no apagar el artefacto de una vez por todas? ¿Por qué no desarmar el artefacto, paso a paso? ¿Qué podría hacer la OTAN con un artefacto inservible?

Rusia simplemente debe ir por el caballo de Troya.

¿Qué otras sorpresas en el ámbito tecnológico-militar sacará a la luz Rusia? ¿La nueva realidad militar podrá lograr poner en pausa a Occidente?

Níkolas Stolpkin

Análisis internacional – Geopolítica – Crítica – Opinión – Pensamiento

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Agencias

Trump y los primeros nombramientos temerarios

Francisco

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EP NEW YORK | EE.UU.

EE.UU. / Donald Trump ha demostrado de innumerables maneras que no es apto para la presidencia, pero una de las más claras es la compañía con la que se rodea: figuras marginales, teóricos de la conspiración y aduladores que anteponen lealtad a él por encima de todo. Esta semana, una serie de nombramientos para el gabinete por parte de Trump mostraron de la forma más cruda posible los peligros potenciales que entraña su dependencia a su círculo de allegados.

Para tres de los puestos más importantes y de mayor rango del país, Trump dijo que nombraría a leales sin cualificaciones discernibles para sus trabajos, personas manifiestamente inapropiadas para puestos cruciales de liderazgo en la aplicación de la ley y la seguridad nacional.

Lo más irresponsable fue su elección para fiscal general. Para ocupar el puesto de máximo responsable de la aplicación de la ley del país, el presidente electo dijo que nombraría al representante por Florida Matt Gaetz. Sí, ese Matt Gaetz.

El mismo que pidió la abolición del FBI y de todo el Departamento de Justicia si no dejaban de investigar a Trump. El que estuvo entre las voces más audibles del Congreso en negar los resultados de las elecciones de 2020, quien dijo que estaba “orgulloso del trabajo” que él y otros negacionistas hicieron el 6 de enero de 2021, y quien elogió a los alborotadores del Capitolio como “estadounidenses patriotas” que no tenían intención de cometer actos de violencia. Aquel cuya maniobra para desbancar al presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, en 2023 paralizó el liderazgo de su propio partido en la Cámara durante casi un mes.

Gaetz, quien presentó su carta de renuncia al Congreso el miércoles después de que se anunciara su nominación, fue objeto de una investigación federal sobre tráfico sexual que duró años y que condujo a una condena de 11 años de prisión para uno de sus socios, aunque él negó cualquier participación. El Departamento de Justicia cerró esa investigación, pero el Comité de Ética de la Cámara de Representantes sigue investigando las acusaciones de conducta sexual inapropiada, consumo de drogas ilícitas, aceptación indebida de regalos y obstrucción de las investigaciones gubernamentales sobre su conducta. McCarthy, el expresidente de la Cámara, culpó a Gaetz por su destitución, con el argumento de que Gaetz “quería que detuviera una denuncia de ética porque tuvo relaciones con una joven de 17 años”

Este es el hombre que Trump ha seleccionado para dirigir la agencia de 115.000 personas que ha calificado como la más importante del gobierno federal, un puesto cuya función de hacer cumplir la ley podría causar más problemas a cualquier presidente con intenciones corruptas. Incluso para Trump, fue una asombrosa demostración de su desprecio por la competencia básica y la experiencia gubernamental, y de su deber de dirigir el poder ejecutivo de forma sobria y patriótica. Ahora corresponderá al Senado decir que ha ido demasiado lejos y rechazar este nombramiento.

La lista de nombramientos de Trump apenas está comenzando, pero ya incluye otros dos no cualificados que anunció esta semana: la exrepresentante Tulsi Gabbard para directora de inteligencia nacional y Pete Hegseth para secretario de Defensa.

Gabbard, quien anteriormente representó a Hawái en la Cámara de Representantes y aparece regularmente en Fox News, no solo carece de experiencia en agencias de inteligencia, sino que reiteradamente ha adoptado posturas directamente opuestas a la política exterior estadounidense y a los intereses de seguridad nacional. En varias ocasiones se ha puesto del lado de figuras autoritarias como el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y el presidente de Siria, Bashar al-Assad.

Hegseth, copresentador del programa >>Fox & Friends<< , quizá esté aún menos cualificado, dada la gravedad —por no hablar del presupuesto— del cargo que asumiría. Goza de cierto apoyo entre los miembros de las fuerzas armadas y los veteranos, pero aparte de haber servido dos veces como soldado de infantería del ejército en Irak y Afganistán, así como un tiempo en Guantánamo, Hegseth no tiene experiencia en el gobierno o la defensa nacional.

“Nunca ha dirigido una gran institución, mucho menos una de las más grandes y rígidas del planeta”, escribió el miércoles el consejo editorial de The Wall Street Journal. “No tiene experiencia en el gobierno fuera del ámbito militar, y no es un riesgo menor que la burocracia se lo coma vivo”. La consejo continuó calificando a Hegseth como un “guerrero cultural” en un momento en que hay asuntos de seguridad mucho más importantes en las que el Pentágono debe centrarse.

No es nada seguro que Hegseth pueda siquiera obtener las autorizaciones de seguridad necesarias para el trabajo. Dijo que fue uno de la decena de miembros de la Guardia Nacional retirados del servicio en la toma de posesión del presidente Biden en 2021 debido a preocupaciones de que fuera un extremista, posiblemente por un tatuaje que lleva y que es popular entre los supremacistas blancos.

Estas son algunas de las funciones más importantes del gobierno: proteger al país de amenazas militares y terroristas, investigar conspiraciones criminales nacionales y procesar miles de delitos federales cada año. Sin embargo, para ocuparlas Trump ha recurrido a personas cuya única elegibilidad para el cargo es una aparente disposición a decir sí a todas sus exigencias.

Gaetz, en particular, se ha unido a Trump para expresar su compromiso de vengarse de cualquiera que considere que le ha hecho daño. Trump comenzó su campaña diciendo “soy tu retribución” y Gaetz no transmite nada más que eso. No tiene nada que hacer al frente de una agencia cuya función es combatir el crimen, el fraude, las violaciones de los derechos civiles y las amenazas a la seguridad nacional, entre otras muchas cosas.

En el primer mandato de Trump, el departamento estaba protegido por fiscales de carrera y otros funcionarios públicos que entendían que su obligación primordial era cumplir con los dictados de la Constitución, no con los caprichos del presidente. Pero Trump ha prometido purgar a gente así de su segundo gobierno.

La posibilidad de nombramientos extremos como estos fue la razón por la que la Constitución otorga al Senado el derecho a negar su consentimiento a los deseos de un presidente. La semana pasada, los republicanos ganaron el control de la cámara. Ahora se enfrentarán a una prueba inmediata: ¿defenderán el poder legislativo y el sistema estadounidense de pesos y contrapesos? Dos senadoras republicanas, Lisa Murkowski, de Alaska, y Susan Collins, de Maine, ya han expresado un fuerte escepticismo sobre el nombramiento de Gaetz, y otras han declinado expresar su apoyo.

Está claro que Trump espera que el Senado simplemente se dé la vuelta e ignore sus responsabilidades. Quiere convertir a los líderes de las principales agencias importantes en sus adjuntos, rehaciendo el gobierno federal en un organigrama de Trump Inc. totalmente subordinado a él. Recientemente exigió que el Senado le diera la capacidad de hacer nombramientos en receso, una forma de eludir el proceso de consentimiento del Senado cuando la cámara se suspende durante 10 días o más.

Incluso los senadores republicanos se negaron a acceder a esa exigencia durante su primer mandato, para preservar su papel constitucional, y el miércoles los republicanos del Senado votaron para rechazar como su líder a Rick Scott, senador por Florida, quien dijo que no tendría ningún problema en permitir los nombramientos en receso. En cambio, eligieron al senador por Dakota del Sur John Thune, quien es mucho más probable que defienda el derecho de su cámara a negar el consentimiento de las nominaciones del presidente.

En el segundo mandato de Trump, los senadores se enfrentarán de inmediato a una serie de nombramientos extremos aún peores que los del primer mandato. Eso hace aún más importante que preserven la capacidad de decir no.

PUBLICADO EN N.Y.T.

 

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Agencias

Donald Trump regresa a la Casa Blanca

Francisco

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EP NEW YORK  | ELECCIONES EE.UU

Donald Trump ha ganado las elecciones y para derrotar a la vicepresidenta Kamala Harris apeló al temor a los migrantes y a las inquietudes económicas. Su triunfo señala la llegada de aislacionismo, aranceles y ajuste de cuentas.

El triunfo de Donald Trump ante Kamala Harris culmina una turbulenta e histórica campaña que incluyó dos intentos de asesinato en su contra.

Los republicanos tomaron el control del Senado de Estados Unidos y luchaban por mantener su mayoría en la Cámara de Representantes, lo que produciría un pleno republicano en el Congreso junto al presidente electo, Donald Trump, en la Casa Blanca.

Donald Trump fue elegido 47mo presidente de Estados Unidos el miércoles, un regreso extraordinario para un expresidente que se negó a aceptar la derrota hace cuatro años, provocó una insurrección violenta en el Capitolio, fue condenado por delitos graves y sobrevivió a dos intentos de asesinato.

Donald Trump avanzó con la promesa de derribar el statu quo estadounidense para hacerse con la presidencia una segunda vez, sobreviviendo a una condena penal, imputaciones, la bala de un asesino, acusaciones de autoritarismo y un cambio inédito de oponente para concretar un notable regreso al poder.

La victoria de Trump corona el sorprendente regreso de un hombre que fue acusado de conspirar para revertir las últimas elecciones, pero que aprovechó las frustraciones y temores por la economía y la migración ilegal para derrotar a la vicepresidenta Kamala Harris.

Sus planes provocadores para trastocar el sistema político del país lograron apelar a decenas de millones de votantes que temían que el sueño americano se alejara más de su alcance y que recurrieron a Trump como un defensor contra el >establishment< gobernante y la clase experta de élites.

En un país profundamente dividido, los votantes se volcaron a la promesa de Trump de cerrar la frontera sur prácticamente por cualquier medio, de resucitar la economía con aranceles al estilo decimonónico que restaurarían la manufactura estadounidense y de liderar una retirada de las situaciones complejas internacionales y los conflictos globales.

Ahora, Trump fungirá como el presidente número 47 cuatro años después de abandonar a regañadientes el cargo como el mandatario número 45, el primer político desde Grover Cleveland a fines del siglo XIX en perder la reelección a la Casa Blanca para luego postularse de nuevo con éxito.

A la edad de 78 años, Trump se convierte en el hombre de mayor edad en haber sido elegido presidente, al romper el récord del presidente Joe Biden, cuya competencia mental Trump ha atacado.

Su victoria inaugura una era de incertidumbre para la nación.

Para aproximadamente la mitad del país, el auge de Trump presagia un giro sombrío para la democracia estadounidense, cuyo futuro ahora dependerá de un hombre que ha hablado abiertamente de socavar el Estado de derecho.

Trump ayudó a inspirar un ataque al Capitolio en 2021, ha amenazado con mandar presos a sus adversarios políticos y ha sido denunciado por sus excolaboradores como fascista. Para sus seguidores, las provocaciones de Trump se convirtieron en puntos fuertes más que escollos.

En un discurso de victoria en West Palm Beach, Florida, Trump declaró que era el líder del “más grande movimiento político de todos los tiempos”.
“Superamos obstáculos que nadie creía posibles”, dijo, y añadió que asumiría el cargo con un “mandato sin precedentes y poderoso”.

Parecía que Trump tenía dos contiendas que ganar este año.

Primero se impuso ante Biden, que abandonó la campaña luego de un desempeño titubeante en el debate que suscitó dudas sobre la capacidad del presidente para ocupar el cargo otros cuatro años. Luego derrotó a Harris en una campaña cáustica de 107 días que resultó un calvario desagradable, amargo y lleno de insultos. Trump puso en duda la identidad racial de Harris en un momento y con frecuencia denigró su inteligencia. Chocaron a causa de puntos de vista radicalmente divergentes no solo sobre los asuntos del país, sino también de la misma naturaleza de la democracia.

Trump sistemáticamente ha intentado socavar algunos de los principios fundamentales del país, al erosionar la confianza en la prensa independiente y el sistema judicial, así como sembrando dudas sobre las elecciones libres y justas. Se ha negado a aceptar su derrota hace cuatro años, asegurando falsamente hasta el día de hoy que se le despojó de un segundo mandato en 2020. En lugar de obstaculizar su ascenso, su negacionismo prendió en un Partido Republicano rehecho por él.

Ahora, Trump ha prometido un rediseño radical del gobierno estadounidense, impulsado por sus promesas de “retribución” y de erradicar a los opositores internos que él considera “el enemigo interno”. Ha jurado supervisar la mayor ola de deportaciones de la historia de EE. UU., insinuado que desplegará tropas al interior del país, propuesto amplios aranceles y defendido en gran medida la mayor consolidación de poder en la historia de la presidencia estadounidense.

Con información de agencias

 

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