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Francisco

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EP New York/reportajes

Por:Gioconda Belli

¿Vendrán por mí? ¿Qué se sentirá ser encarcelada por la misma gente con la que peleé hombro a hombro para derrocar la dictadura de 45 años de los Somoza en Nicaragua, mi país?

En 1970, me uní a la resistencia urbana clandestina del Frente Sandinista de Liberación Nacional, conocido como FSLN. Tenía 20 años. La larga y sangrienta lucha para librarnos de Anastasio Somoza Debayle ahora es un recuerdo que produce un orgullo agridulce. Alguna vez fui parte de una generación joven y valiente dispuesta a morir por la libertad. De los diez compañeros que estaban en mi célula clandestina, tan solo sobrevivimos dos. El 20 de julio de 1979, tres días después de que Somoza fue expulsado gracias a una insurrección popular, entré caminando a su búnker en una colina desde donde se veía Managua, llena del sentimiento de haber logrado lo imposible.

Ninguna de esas ilusiones sobrevive el día de hoy. En retrospectiva, para mí está claro que Nicaragua también pagó un costo demasiado alto por esa revolución. Sus jóvenes líderes se enamoraron demasiado de sí mismos; pensaron que podíamos superar todos los obstáculos y crear una utopía socialista.

Miles murieron para derrocar a Anastasio Somoza y muchos más perdieron la vida en la guerra de los contras que le siguió. Ahora, el hombre que alguna vez fue elegido para representar nuestra esperanza de cambio, Daniel Ortega, se ha convertido en otro tirano. Junto con su excéntrica esposa, Rosario Murillo, gobiernan Nicaragua con puño de hierro.

Ahora que las elecciones de noviembre se acercan cada vez más, la pareja parece poseída por el miedo de perder el poder. Atacan y encarcelan a quien consideren un obstáculo para ellos. En las últimas semanas, encarcelaron a seis candidatos presidenciales y arrestaron a muchas personas más, entre ellas a figuras revolucionarias prominentes que alguna vez fueron sus aliadas. El mes pasado, incluso fueron tras mi hermano. Para evitar ser capturado, huyó de Nicaragua. No estaba paranoico: tan solo unos días más tarde, el 17 de junio, más de una veintena de policías armados hicieron una redada en su casa; lo estaban buscando. Su esposa estaba sola. Buscaron en cada rincón y se fueron después de cinco horas.

La noche siguiente varios hombres enmascarados y armados con cuchillos y un rifle entraron a robar a su casa. Se escuchó a uno de ellos decir que era un “segundo operativo”. Otro amenazó con matar a su esposa y violar a mi sobrina, que había llegado para pasar la noche con su madre. Ortega y Murillo parecen estar usando la forma más cruda de terror para intimidar a sus opositores políticos.

En lo personal, nunca admiré a Ortega. A mí siempre me pareció un hombre mediocre e hipócrita, pero su experiencia en la calle le permitió aventajar a muchos de sus compañeros.

En 1979, fue la cabeza del primer gobierno sandinista y el presidente de 1984 a 1990. La derrota frente a Violeta Chamorro en las elecciones de 1990 dejó una cicatriz en la psique de Ortega. Regresar al poder se volvió su única ambición. Después del fracaso electoral, muchos de nosotros quisimos modernizar el movimiento sandinista. Ortega no aceptó nada de eso. Consideró nuestros intentos de democratizar el partido como una amenaza a su control. A quienes no estuvimos de acuerdo con él nos acusó de venderle el alma a Estados Unidos, y se rodeó de aduladores. Su esposa se puso de su lado aun después de que su hija acusó a Ortega, su padrastro, de haber abusado sexualmente de ella a la edad de 11 años, un escándalo que habría sido el fin de la carrera de otro político.

De hecho, Murillo, a quien se le ha caracterizado como una Lady Macbeth tropical, renovó la imagen de Ortega con astucia luego de que este perdió dos elecciones más. Sus ideas New Age aparecieron en símbolos de amor y paz y pancartas pintadas con colores psicodélicos. De manera muy conveniente, Ortega y su esposa se metamorfosearon en católicos devotos tras décadas de ateísmo revolucionario. Para tener a la Iglesia católica más de su lado, su némesis en la década de 1980, Ortega accedió a respaldar una prohibición total al aborto. También firmó en 1999 un pacto con el presidente Arnoldo Alemán, quien luego fue declarado culpable de corrupción, para llenar puestos de gobierno con cantidades iguales de partidarios. A cambio, el Partido Liberal Constitucionalista de Alemán accedió a reducir el porcentaje de votos necesarios para ganar la presidencia.

Funcionó. En 2006, Ortega ganó con tan solo el 38 por ciento de los votos. En cuanto asumió el cargo, comenzó a desmantelar instituciones estatales ya de por sí debilitadas. Obtuvo el apoyo del sector privado al permitirle tener voz y voto en las decisiones económicas a cambio de que aceptara sus políticas. Modificó la Constitución, la cual prohibía expresamente la reelección, para que se permitiera una cantidad indefinida de reelecciones. Luego, en 2016, en la campaña para su tercer periodo, Ortega eligió a su esposa para la vicepresidencia.

Ortega y Murillo parecían haber asegurado su poder hasta abril de 2018, cuando un grupo de esbirros sandinistas reprimió con violencia una pequeña manifestación en contra de una reforma que iba a reducir las pensiones de seguridad social. Varias protestas pacíficas arrasaron todo el país. Ortega y Murillo reaccionaron con furia y combatieron la revuelta con balas: 328 personas fueron asesinadas, 2000 lesionadas y 100.000 exiliadas, de acuerdo con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Paramilitares armados deambularon por las calles matando a diestra y siniestra, y los hospitales tenían la orden de negar la asistencia médica a los manifestantes heridos. Los doctores que desobedecieron fueron despedidos. El régimen impuso un estado de emergencia de facto y suspendió los derechos constitucionales. Se prohibieron las manifestaciones públicas de cualquier índole. Nuestras ciudades fueron militarizadas. Ortega y Murillo justificaron estas acciones con una gran mentira: el levantamiento era un golpe de Estado planeado y financiado por Estados Unidos.

Las siguientes elecciones de Nicaragua están programadas para el 7 de noviembre. A finales de la primavera, los dos principales grupos de oposición acordaron elegir a un candidato bajo el cobijo de Alianza Ciudadana. Cristiana Chamorro, hija de la expresidenta Chamorro, tuvo un sólido respaldo en las encuestas. Poco después de que anunció su intención de contender por la presidencia, le impusieron un arresto domiciliario. El gobierno parece haber fabricado un caso de lavado de dinero con la noción equivocada de que eso iba a legitimar su arresto. Le siguieron más detenciones: otros cinco candidatos a la presidencia, periodistas, un banquero, un representante del sector privado, dos contadores que trabajaban para la fundación de Cristiana Chamorro y hasta su hermano, todos ellos acusados bajo leyes nuevas y de una ambigüedad conveniente que en esencia hacen que cualquier tipo de oposición a la pareja en el poder sea un delito de traición. Ortega insistió en que todos los detenidos eran parte de una inmensa conspiración apoyada por Estados Unidos para derrocarlo.

Ahora, los nicaragüenses nos encontramos sin ningún recurso, ninguna ley, ninguna policía que nos proteja. Una ley que le permite al Estado encarcelar hasta por 90 días a las personas que estén bajo investigación ha remplazado el habeas corpus. La mayoría de los presos no ha podido ver a sus abogados ni a sus familiares. Ni siquiera estamos seguros de dónde los tienen detenidos. Por las noches, muchos nicaragüenses se van a la cama con el temor de que su puerta sea la siguiente que derribe la policía.

Soy poeta, soy escritora. Soy una crítica manifiesta de Ortega. Tuiteo, doy entrevistas. Con Somoza, me juzgaron por traición. Tuve que exiliarme. ¿Ahora enfrentaré la cárcel o de nuevo el exilio?

¿Por quién irán después?

Gioconda Belli es una poeta y novelista nicaragüense. Fue presidenta del centro nicaragüense de PEN International.

Publicado en NYT.

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Agencias

Muere en atentado Charlie Kirk activista de derecha aliado de Trump

Francisco

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EP NEW YORK | EE.UU. | JUDICIAL

Washington, 10 sep (EFE).- Charlie Kirk, de 31 años, fundador de la organización conservadora Turning Point USA, una de las caras jóvenes del movimiento Make America Great Again (MAGA) y partidario del derecho a portar armas falleció hoy tras ser alcanzado por un disparo en el cuello, un asesinato que hace temer por el aumento de la violencia política en EE.UU.

El auditorio universitario de la Universidad de Utah Valley estalló en gritos y confusión cuando un disparo alcanzó a Kirk en el cuello, obligándolo a llevarse la mano a la herida mientras los asistentes corrían en pánico, según se observa en un vídeo que se viralizó en X.

Dos horas después del ataque, el presidente estadounidense, Donald Trump, confirmó la muerte de Kirk y dijo que “fue querido y admirado por todos, especialmente por mí”.

Kirk se hizo conocido, con apenas 18 años, en 2012, luego de fundar Turning Point y organizar giras universitarias donde debatía con estudiantes liberales, lo que lo catapultó como referente juvenil conservador. Su popular serie de eventos llamados “Demuestra que estoy equivocado” se volvieron muy populares y este 10 de septiembre atrajeron a oponentes y simpatizantes al campus universitario en Utah.

Una década después Kirk, casado y con dos hijos pequeños, se convirtió en un aliado directo de Trump, con quien apareció públicamente en la Casa Blanca en 2019 durante visitas de jóvenes conservadores y posteriormente con un rol activo en mitines de campaña en 2024.

Kirk había opinado en abril de 2023 que las muertes por arma de fuego eran “desafortunadamente” un precio que valía la pena pagar para preservar la Segunda Enmienda de la Constitución, que garantiza el derecho a portar armas, comentario que emitió tras un tiroteo en una escuela de Nashville, Tennessee, en el que murieron tres adultos y tres niños.

Un semillero de conservadores

Turning Point USA nació con el objetivo de difundir valores conservadores y de libre mercado en los campus universitarios de Estados Unidos y ha crecido hasta convertirse en un foro clave en el movimiento MAGA (Make America Great Again).

Con sede en Arizona, la entidad ha crecido rápidamente y hoy mantiene presencia en cientos de universidades y escuelas secundarias. Sus conferencias anuales reúnen a miles de jóvenes y a figuras destacadas del Partido Republicano.

Además de su activismo juvenil, Turning Point se ha convertido en un espacio de respaldo al expresidente Trump. La organización moviliza voluntarios, organiza entrenamientos políticos y se ha consolidado como un brazo visible del movimiento MAGA en el ámbito estudiantil.

Kirk nació en Arlington Heights, al norte de Chicago, en 1993, y creció en una familia de clase media con raíces cristianas, su padre trabajaba en el sector inmobiliario, mientras que su madre se ocupaba del hogar, según reportes de medios como Político.

Durante su paso por la Wheeling High School, se involucró en debates estudiantiles y comenzó a interesarse por las ideas republicanas, según ha dicho en entrevistas y agregar que no fue un gran estudiante por lo que no estudió en la universidad pero se acercó a edad temprana a la política.

Opiniones polémicas

Charlie Kirk generó controversia por sus posturas contra la migración, el feminismo y la diversidad en los campus, lo que le ha ganado críticas y confrontación con líderes demócratas.

Durante la crisis del COVID-19, el activista minimizó la gravedad de la situación comparándola con catástrofes históricas, afirmando en X: “Tenemos una pandemia, pero, por estándares históricos, esto no es realmente una pandemia (…) por estándares históricos, de hecho estamos viviendo una muy, muy buena vida”.

En 2020 fue parodiado en South Park, donde un personaje imitó su estilo de debate provocador que se ha convertido en su sello y Kirk respondió en redes sociales que lo veía como “una medalla de honor”, aunque acusó al programa de ridiculizar a los conservadores.

Con información de agencias

 

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Agencias

Prohibición de redes sociales en Nepal genera caos y violencia

Francisco

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EP NEW YORK | POLÍTICA MUNDIAL | NEPAL

Protestas en Nepal: ¿por qué la generación Z ha tomado las calles?

La reciente prohibición de las redes sociales fue lo que llevó a los jóvenes a manifestarse, pero ellos llegaron cargados de reclamos acumulados durante años.

Las protestas en la capital de Nepal se intensificaron el martes al entrar en su segundo día, al avivarse la ira y la decepción acumuladas durante años entre los manifestantes. La prohibición impuesta días antes por el gobierno a las principales plataformas de redes sociales apenas había encendido la mecha.
<span;>Los manifestantes, que se autoproclamaban la voz de la generación Z de Nepal, expresaban no solo su indignación por la violencia oficial que los esperaba en las calles el lunes, sino también por los antiguos problemas sociales que han afligido a Nepal durante los 10 años transcurridos desde que sustituyó su monarquía por una república democrática.

El país depende en gran medida de las remesas que envían a casa unos dos millones de trabajadores en el extranjero. La prohibición de las redes sociales aislaba a las familias de quienes los mantienen desde lejos.

El gobierno revocó la prohibición el martes tras las protestas, y el primer ministro KP Sharma Oli y otros ministros dimitieron más tarde. Sin embargo, los disturbios continuaron, y los manifestantes prendieron fuego a oficinas gubernamentales y a viviendas de políticos.

Desempleo e inequidad

La mayor crisis latente del país se centra en el empleo. Conseguir uno es una tarea hercúlea en Nepal, una nación montañosa de 30 millones de habitantes situada entre India y China. Según la Encuesta sobre el Nivel de Vida en Nepal, publicada por la Oficina Nacional de Estadística en 2024, la tasa de desempleo era del 12,6 por ciento.

Estas cifras tienden a subestimar la gravedad del problema. Solo representan a quienes participan en la economía formal, dejando fuera a la mayoría de los nepalíes, que trabajan sin empleo declarado oficialmente, sobre todo en la agricultura. Y el desempleo se concentra en gran medida entre los adultos más jóvenes.

Al no encontrar oportunidades en casa, más de mil hombres y mujeres jóvenes abandonan el país cada día para trabajar con contratos de larga duración en los países ricos en petróleo del golfo Pérsico y Malasia. Decenas de miles trabajan en India como trabajadores migrantes estacionales. Los datos del gobierno muestran que más de 741.000 abandonaron el país el año pasado, principalmente para encontrar trabajo en construcción o agricultura.

El resto de Nepal depende en gran medida de las remesas que esos trabajadores envían a casa desde el extranjero. En 2024, los 11.000 millones de dólares que enviaron representaron más del 26 por ciento de la economía del país. Con ese dinero se compran alimentos y medicinas y se envía a los niños a la escuela en Nepal.

Corrupción profunda

Si hubiera que culpar a algo de este cúmulo de problemas económicos, muchos nepalíes, especialmente los activos en esta protesta de la generación Z, señalarían a la corrupción. Ellos rechazan el espectáculo de un pequeño número de nepaleses de élite que acumulan vastas propiedades para sus hijos. Transparencia Internacional, organización independiente sin fines de lucro dedicada a exigir responsabilidades a los gobiernos, ha clasificado a Nepal como uno de los países más corruptos de Asia.

Un bombardeo constante de escándalos, normalmente relacionados con la complicidad entre políticos electos y funcionarios supuestamente independientes, alimenta este resentimiento. Muy pocas acusaciones terminan en procesos judiciales exitosos.

Por ejemplo, una investigación parlamentaria reveló que se malversaron al menos 71 millones de dólares en la construcción de un aeropuerto internacional en la ciudad de Pokhara. Los préstamos del Banco de Exportación e Importación de China se evaporaron en un nexo entre funcionarios, políticos electos y empresas constructoras chinas. La investigación recomendó nuevas pesquisas y acciones específicas contra los acusados, incluido el director general de Aviación Civil. Aun así, nadie fue procesado.

En otro caso, se descubrió a dirigentes nepalíes recaudando dinero de jóvenes que aspiraban a encontrar empleo en Estados Unidos amparándose en el estatuto de refugiado, destinado a nepalíes étnicos que habían sido deportados a la fuerza del vecino Bután. Documentos falsos daban a los nepalíes desempleados la identidad de butaneses desplazados. En las investigaciones subsiguientes se nombró a políticos de todos los partidos, pero solo se acusó a miembros de la oposición.

Los nepalíes están conscientes de las formas en que podrían beneficiarse de un gobierno mejor financiado. Los gastos de salud y educación son elevados. Los agricultores carecen de fertilizantes esenciales durante las temporadas de siembra de arroz. La inflación hace que a cualquiera le resulte difícil sobrevivir en Katmandú, la capital, adonde se trasladan los jóvenes para cursar estudios superiores y buscar trabajo.

Una élite atrincherada

La democracia se ganó a pulso en Nepal, pero no ha satisfecho las aspiraciones que enviaron a los manifestantes a las calles esta semana. Muchos de los manifestantes de la generación Z están obsesionados con el hijo y la nuera del ex primer ministro Sher Bahadur Deuba. Publican amargamente imágenes de ellos y de los hijos de otros políticos haciendo ostentación de estilos de vida fastuosos.
<span;>Desde que entró en vigor la nueva Constitución en 2015, tres dirigentes han rotado al frente del gobierno: Oli, Pushpa Kamal Dahal y Deuba. Para los más jóvenes, este juego de tronos electoral, en el que el mandato de cada primer ministro ha durado solo uno o dos años, resulta exasperante.

Oli, el actual primer ministro, es un ávido usuario de las redes sociales. Sus allegados afirman que lee personalmente los comentarios que se acumulan bajo los videos que publica. Otros dirigentes nepalíes también están obsesionados con las redes sociales, aunque no las utilicen demasiado. En noviembre de 2023, Dahal, que entonces era primer ministro, prohibió TikTok para, según dijo, “restablecer la armonía social”. Fue Oli, cuando regresó como primer ministro, quien levantó esa prohibición, nueve meses después.

Agencias

 

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Agencias

Crece conflicto en el mar caribe entre EE.UU. y Venezuela

Francisco

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EP NEW YORK | FLORIDA NEWS

Lo que hay que saber sobre los buques de guerra y aviones de vigilancia que EE.UU. ha enviado al Caribe

El presidente Trump firmó en julio una directiva aún secreta en la que ordenaba al Pentágono el uso de la fuerza militar contra algunos cárteles de la droga latinoamericanos que su gobierno ha calificado de organizaciones “terroristas”.

Casi al mismo tiempo, el gobierno declaró que un grupo criminal venezolano era una organización terrorista y que Maduro era su líder.

El rápido despliegue militar estadounidense en el sur del mar Caribe culminó esta semana con un ataque mortal contra una embarcación de narcotraficantes que, según dijo el gobierno de Donald Trump, había zarpado de Venezuela.

Las autoridades estadounidenses dijeron que el ataque contra una lancha rápida mató el martes a 11 narcotraficantes. El secretario de Defensa, Pete Hegseth, y el secretario de Estado, Marco Rubio, dijeron que el ejército llevaría a cabo más ataques en las próximas semanas como parte de una campaña antidroga y antiterrorista.

Pero el jueves, dos cazas venezolanos F-16 armados sobrevolaron un destructor de misiles guiados de la Armada en la región, en una demostración de fuerza que aumentó las tensiones entre Washington y el gobierno del presidente venezolano Nicolás Maduro.

En respuesta, el Pentágono envió el viernes 10 cazas furtivos F-35 a Puerto Rico para disuadir de más sobrevuelos venezolanos.

A continuación, ofrecemos un resumen de cómo Estados Unidos y Venezuela han llegado a este punto, y qué acción militar podría producirse a continuación.

¿Por qué Estados Unidos envía buques de guerra y aviones de vigilancia al Caribe?

El presidente Trump firmó en julio una directiva aún secreta en la que ordenaba al Pentágono el uso de la fuerza militar contra algunos cárteles de la droga latinoamericanos que su gobierno ha calificado de organizaciones “terroristas”.

Casi al mismo tiempo, el gobierno declaró que un grupo criminal venezolano era una organización terrorista y que Maduro era su líder.

Poco después, el Pentágono empezó a reunir una pequeña armada de barcos y aviones para vigilar a los supuestos narcotraficantes y elegir objetivos que atacar.

La Armada estadounidense lleva mucho tiempo interceptando y abordando barcos sospechosos de contrabando de drogas en aguas internacionales, normalmente asignando temporalmente a un oficial de la Guardia Costera al mando para invocar la autoridad policial. El ataque directo del martes en el Caribe supuso un marcado alejamiento de ese enfoque de décadas.

¿Cuánta fuerza militar ha reunido el Pentágono en la región?

Hasta ahora, el ejército ha desplegado en la región ocho buques de guerra, varios aviones de vigilancia P-8 de la Armada y un submarino de ataque. El Pentágono ha ofrecido pocos detalles sobre los objetivos y ubicaciones de la fuerza.
<span;>El Grupo Anfibio Preparado Iwo Jima —que incluye el USS San Antonio, el USS Iwo Jima y el USS Fort Lauderdale, con 4500 marineros— estaba navegando cerca de Puerto Rico el viernes, dijeron funcionarios del Departamento de Defensa. También lo estaba la 22 Unidad Expedicionaria de Marines, con 2200 infantes de marina. El Iwo Jima está equipado con aviones de ataque AV-8B Harrier.

Dos destructores de misiles guiados de la Marina —el USS Jason Dunham y el USS Gravely— están operando en el sur del Caribe. Ambos buques de guerra se habían unido recientemente a la campaña contra la milicia hutí en el mar Rojo. Un tercer destructor, el USS Sampson, ahora en el Pacífico oriental, podría unirse pronto, dijo un funcionario de la Armada.

Estos buques de guerra son destructores con misiles guiados de la clase Arleigh Burke, equipados con más de 90 misiles, incluidos misiles tierra-aire. Pueden realizar guerra antiaérea y antisubmarina, y derribar misiles balísticos.

Además, el crucero de misiles guiados USS Lake Erie y el buque de combate litoral Minneapolis-St. Paul también operan en el Caribe.

¿Cómo ha respondido Venezuela?

Maduro ha advertido de que respondería a cualquier acción militar estadounidense con una “lucha armada”, y afirmó que Rubio estaba intentando arrastrar a Trump a una guerra en el Caribe que mancharía su reputación.

“Presidente Donald Trump”, dijo el líder venezolano a principios de esta semana, “usted tiene que cuidarse porque Marco Rubio quiere manchar sus manos de sangre”.

Maduro calificó la concentración naval como “la más grande amenaza que se haya visto en nuestro continente en los últimos 100 años”, en forma de “ocho barcos militares con 1200 misiles” apuntando a Venezuela.

El líder venezolano también anunció el despliegue de 4,5 millones de milicianos en todo el país, y prometió defender “nuestros mares, nuestros cielos y nuestras tierras” de cualquier incursión.

¿Qué otras acciones militares podría emprender Estados Unidos?

La magnitud del despliegue militar ha dado lugar a especulaciones sobre si el verdadero objetivo de Trump es derrocar a Maduro, mediante una acción militar u otro tipo de presión.

A Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la Casa Blanca, se le preguntó recientemente sobre los movimientos de tropas y sobre si el gobierno estaba considerando la posibilidad de desplegar fuerzas sobre el terreno en Venezuela. Respondió calificando a Maduro de ilegítimo e invocando su imputación, a finales del primer gobierno de Trump, por cargos de narcotráfico en Estados Unidos.

Trump, dijo, estaba “dispuesto a utilizar todos los elementos del poder estadounidense para impedir que las drogas inunden nuestro país y llevar a los responsables ante la justicia. El régimen de Maduro no es el gobierno legítimo de Venezuela. Es un cártel narcoterrorista”.

Los historiadores militares señalan otras condiciones provocadoras que precedieron a importantes episodios militares estadounidenses en la segunda mitad del siglo XX.

En diciembre de 1989, el gobierno del presidente George H. W. Bush envió más de 20.000 soldados estadounidenses para invadir Panamá y detener a su líder autocrático, Manuel Noriega, quien había sido imputado en Estados Unidos por cargos de narcotráfico. Noriega fue condenado en 1992 y murió en Ciudad de Panamá en 2017.

La fuerza estadounidense que se encuentra ahora en el Caribe es demasiado pequeña para llevar a cabo una invasión terrestre de Venezuela, dijeron oficiales militares. Pero los comandantes de Operaciones Especiales dicen que los comandos podrían lanzar incursiones selectivas o misiones de capturar o matar desde los buques de la Armada.

Maduro ha amenazado con responder a un ataque armado en Venezuela con la “máxima rebeldía”.

Tras el sobrevuelo de cazas venezolanos el jueves, el gobierno de Trump lanzó una amenaza velada de que se producirían más ataques.

“Se recomienda encarecidamente al cártel que dirige Venezuela que no realice ningún otro esfuerzo para obstruir, disuadir o interferir en las operaciones antinarcóticos y antiterroristas llevadas a cabo por el ejército estadounidense”, dijo el Pentágono en un comunicado.

Publicado en NYT

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