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Carlos Lozano : La otra voz del conflicto armado en Colombia
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7 years agoon
ENTREVISTA A CARLOS LOZANO
por Ricardo Angoso
@ricardoangoso
rangoso@iniciativaradical.org
ENTRADILLA:
Carlos Lozano es el director del semanario Voz, la verdad del pueblo, órgano oficial del Partido Comunista Colombiano y, por lo general, bien informado acerca de lo que ocurre en el interior de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y en torno a todo lo que discurre alrededor del proceso de paz entre dicha organización y el ejecutivo presidido por Juan Manuel Santos. Considerado un facilitador en las fases previas a las negociaciones, Lozano cree que la extrema derecha encarnada por el expresidente Alvaro Uribe es una férrea enemiga de la paz en Colombia.
TITULARES:
“Hay que buscar una paz justa para todos, tanto para las guerrillas como para el ejecutivo de Juan Manuel Santos”
“Hay una parte del Establecimiento que se opone al proceso de paz en Colombia”
“La historia de Colombia es una historia de la violencia ejercida desde el poder, desde el Estado como principal victimario”
“Aquí la clase dominante colombiana ha sido muy mezquina porque aquí el conflicto está muy ligado al asunto de la tierra, al problema de los grandes latifundios, de la violencia ligada a la defensa para perpetuar la concentración de la tierra en manos de unos pocos”
“En los acuerdos anteriores, no lo olvidemos, hubo una amnistía total. Por ejemplo, Antonio Navarro, que fue uno de los más importantes líderes del M-19, no pagó ni un día de cárcel, pese a que ahora es uno de los más críticos de todos los acuerdos que se han logrado en La Habana”
“La paz no se puede reducir solo a la desmovilización de la guerrilla, es más, para mí, lo más importante del proceso de paz son los acuerdos sociales y políticos relativos a las causas que generaron el conflicto”
“Creo que en esta ocasión las FARC han mostrado una voluntad política que no tenían en el pasado y estamos discutiendo ya asuntos de capital importancia que nunca antes se habían puesto sobre la mesa, como la dejación de armas”
“Una guerrilla que lleva sesenta años de lucha, que nunca fue derrotada militarmente a pesar de los golpes duros recibidos en muchas ocasiones, no se puede pretender doblegarla de la noche a la mañana y sin una negociación. Eso no funciona así ni con las FARC ni con el mismo Ejército de Liberación Nacional”
La Entrevista
Ricardo Angoso: ¿Cuál ha sido el motivo por el que nuevamente se aplazó la firma definitiva de un acuerdo entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el ejecutivo que preside Juan Manuel Santos?
Carlos Lozano: Había puntos muy importantes pendientes y que generaban grandes controversias, tales como el fin del conflicto y la implementación del mismo proceso una vez concluido, así como ver como se aplicaban los acuerdos alcanzados. No había tiempo suficiente para llegar a un gran acuerdo sobre estos temas. Sin embargo, al haber fijado esa fecha del 23 de marzo, se generaron unas expectativas para el país y la sociedad en general de que se iba a alcanzar un acuerdo final y de que iba a llegar la paz en esa fecha. El gobierno se equivocó claramente queriendo acotar el proceso de paz a unos tiempos concretos.

Desde que el gobierno comenzó a buscar los acuerdos con las FARC, en la parte secreta incluso de las negociaciones, se pensó que quien ponía las normas era quien estaba en el poder, es decir, el ejecutivo. Se pensaba que estaban haciendo algo bondadoso, humanitario, porque se encontraban frente a una supuesta guerrilla derrotada y que solamente el gobierno podía ofrecer a las FARC un acuerdo digno. El acuerdo digno, para este gobierno, era desmovilizarse y entregar las armas, ahí se quedaba todo. Eso fue una equivocación y el ejecutivo, en parte, sigue siendo presa de ese error porque no se logró nada el 23 de marzo en ninguna materia precisamente porque se pretendió que las FARC se sumara a decisiones tomadas por el gobierno, como el asunto de la refrendación de los acuerdos y el plebiscito. También hubo problemas en lo que se refiere a las zonas de ubicación y a las reformas en materia de orden público.
El gobierno tomaba decisiones unilaterales, que perdieron el sentido de bilateralidad propio en unas negociaciones políticas, y eso fundamentalmente derivó en que no se alcanzara un acuerdo en la fecha prevista. Los acuerdos deben ser entre las dos partes y no se deben tomar unilateralmente. Se dice que las FARC no quisieron, que no pusieron de su parte para alcanzar un acuerdo, como en el asunto de la dejación de armas, cuando ese tema ya había quedado definido en La Habana y fija en 60 días ese punto una vez alcanzado el acuerdo definitivo. Incluso, yo creo, que a partir de la nueva fecha fijada, el 6 de abril, se va a establecer una nueva hoja de ruta con una agenda, unas fechas definidas y unos plazos cerrados, en resumen unos tiempos y una fecha más o menos definitiva para resolver en un tiempo razonable un acuerdo final. Pero no nos debemos amarrar a una fecha cerrada, como pretende el presidente Santos, porque eso generará frustraciones y acabará abocando a nuevos fracasos ante la sociedad, debilitando definitivamente el proceso de paz. Eso de intentar ceñirse a una fecha cerrada le resta seriedad al proceso y le debilita, en términos de opinión pública, ante la sociedad.

C.L.: Era difícil agilizarlo. Desde que se comenzó hace tres años y medio en Oslo, en la célebre reunión, para inaugurar la fase pública del proceso de paz, se vio que iba ser complicado, ya que las dos partes mostraron en sus discursos que tenían posiciones muy diferentes, casi antagónicas y con discrepancias muy fuertes. Estas diferencias iban a traducirse en un largo proceso de paz, como así ha sido, y en donde habría que tener paciencia y voluntad política por parte de las dos partes para mantenerse en las negociaciones. Todo eso era previsible. Me parece que el gobierno no lo entendió así y comenzó a jugar con el tiempo, las fechas y las decisiones, de carácter unilateral, claro. Y así fue como esa unilateralidad, por parte del gobierno, condujo a seguros fracasos que fueron debilitando el proceso.
Luego el presidente Santos, siendo quien conducía el proceso, tenía que haberlo defendido y mantener en alto la defensa del mismo, pero no lo hizo y se mostró débil haciendo concesiones a la extrema derecha contraria a la paz. Eso debilitó al proceso de la paz, aparte de que acontecimientos de fuera de la mesa, que nada tenían que ver con la naturaleza misma de la negociación, afectaron negativamente a la negociación política entre las partes.
Más tarde, el gobierno fracasó en que los miembros de la mesa de Unidad Nacional que le apoyaban no estuvieran claramente en favor del proceso y logrando un consenso por la paz, algo que incluso al día de hoy todavía no ha logrado. Y me refiero, por ejemplo, al Partido Conservador, que en estos momentos se debate sobre si estar o salirse de la Unidad Nacional porque no comparte el tema de la paz. El mismo vicepresidente, Germán Vargas Lleras, se ha mantenido al margen del proceso de paz, entretenido en su campaña electoral de cara a las próximas elecciones presidenciales al frente de estas megaobras de infraestructuras que se están haciendo en el país y que le sirven como buena plataforma política. Estos elementos han contribuido a debilitar el proceso mismo, aparte de la campaña de la extrema derecha y de una parte del Establecimiento que han hecho fuerza para que el proceso no saliera y oponiéndose al presidente Santos. Estos sectores exigían un rápido acuerdo a cambio de la desmovilización y la entrega de las armas a las FARC a cambio de nada. Una guerrilla que lleva sesenta años de lucha, que nunca fue derrotada militarmente a pesar de los golpes duros recibidos en muchas ocasiones, no se puede pretender doblegarla de la noche a la mañana y sin una negociación. Eso no funciona así ni con las FARC ni con el mismo Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Estamos ante un desafío histórico de primera que requiere una solución política con una paz digna para todos, tanto para las guerrillas como para el ejecutivo del presidente Santos. En definitiva, hay que buscar una paz digna y justa para el país. Aquí se trata de buscar una solución que ponga fin a este largo conflicto y la prueba de que estamos ad portas de terminar este proceso, algo que se ha reconocido desde el mismo poder, como el presidente Santos, es que en estos cuatros años se avanzó mucho. Cuatro años en comparación con otros procesos de paz no es mucho tiempo, es un proceso corto en comparación con otros del mundo y de América Latina. Aquí el problema es que algunos esperaban una paz exprés que no llegó pero sí va a llegar, se ha hecho un recorrido suficiente y necesario que va a sentar las bases para que los colombianos alcancen la paz que tanto anhelamos todos. Estamos en el buen camino, pese a los contratiempos, y tengo fe en que finalmente llegará la paz.
C.L.: No creo que ese sea el asunto. Creo que en esta ocasión las FARC han mostrado una voluntad política que no tenían en el pasado y estamos discutiendo ya asuntos de capital importancia que nunca antes se habían puesto sobre la mesa, como la dejación de armas. Y este es el tema más complejo para un grupo guerrillero, ya que las armas son las que garantizaron que el movimiento existiera, se hiciera fuerte en algunas regiones del país y se convirtiera en una amenaza para el Establecimiento colombiano. Entonces, poner hoy a las FARC a hablar sobre la dejación de las armas, que no es la entrega, entendida como el desprendimiento de las armas por parte de esta organización pero no como una señal de derrota ni nada parecido. Si estamos ya en ese punto, en que las FARC están dispuestas a dar ese paso y el país está reconociendo ese hecho, no me cabe la menor duda de que están demostrando su voluntad política y quieren llegar hasta el final del proceso de paz.
Lo que ocurre es que las FARC lo quieren hacer sobre la base de cierto respeto y consideración en el sentido de que quieren que se acaten los acuerdos establecidos en La Habana y que tanto el gobierno de Santos como la guerrilla deben cumplir, respetando lo firmado y lo acordado hasta ahora. Estamos en un punto, creo, de no retorno.
R.A.:Hay gente que tiene el temor de que esta va a ser una paz con impunidad y en donde las dos partes nunca serán juzgadas por los excesos cometidos, ¿usted qué piensa de este asunto de una paz sin justicia?
C.L.: Yo creo que el acuerdo de víctimas y justicia es muy positivo para todos porque es la síntesis de lo que ha ocurrido en el país a lo largo del conflicto. Aquí se vivió un momento complejo al comienzo del proceso porque tanto el gobierno como las voces del establecimiento colombiano exigían a las FARC todo y le apostaban a que se rindiera. La guerrilla era la única que tenía que hacer el esfuerzo de reconocer sus culpas y pedir perdón a las víctimas, pero no se hablaban de más asuntos que tenían vital importancia en el proceso. No se hablaba, por ejemplo, del Estado colombiano, que ha sido el principal victimario, y no estoy hablando de este gobierno en concreto, sino del Estado histórico colombiano. La historia de Colombia es una historia de la violencia ejercida desde el poder, desde el Estado como principal victimario.
Por esa razón, por esa violencia ejercida desde el Estado, el tema político es tan importante, el asunto de la democracia, de la reforma electoral y política, de las garantías que deben tener los colombianos para poder actuar en condiciones de igualdad y con derechos iguales en los procesos electorales de la vida política nacional sin el temor a ser asesinados como ocurrió con la Unión Patriótica (UP) y otros grupos de la izquierda que fueron exterminados en el pasado. Esa versión unilateral de que tan solo era la guerrilla la que tenía que dar la cara a las víctimas se cayó con el acuerdo de víctimas, algo que no gustó a algunos sectores del país.
Y es que no es solo el Estado el que tiene que dar la cara, también tienen que responder el Establecimiento y los partidos tradicionales, el liberal y el conservador, ya que hubo caciques regionales que participaron en la creación de los grupos paramilitares y fueron responsables claros de genocidios. No olvidemos que hay caciques de los dos grandes partidos que incluso están en la cárcel y no solo por la parapolítica, sino como responsables de graves violaciones de los derechos humanos. Todo este asunto se tiene que traducir en ese acuerdo de víctimas al que se llegó en su momento. Me parece, por tanto, que va a haber justicia, aunque hay que reconocer que pueden quedar algunas parcelas de impunidad. Creo que en función de un bien supremo, que es la paz, puede que algunos victimarios no paguen por los delitos cometidos, pero esos responsables están en las dos partes y no solo en la guerrilla.
Aquí tenemos ese problema y esa discusión, ya que algunos piensan que todos deben de responder y pagar por sus delitos. Si se cumpliera esa premisa, le aseguro, nunca habrá paz en Colombia. Decirle a los militares y a los guerrilleros que tienen que dejar las armas y que no pueden ejercer su derecho a actuar en política y tienen que ir a la cárcel será el peor de los caminos. Por eso, la Ley de Víctimas ejerce un derecho gradual y establece una justicia restaurativa, no punitiva, y sienta las bases para lo que es un auténtico proceso de paz.
En los acuerdos anteriores, no lo olvidemos, hubo una amnistía total. Por ejemplo, Antonio Navarro, que fue uno de los más importantes líderes del M-19, no pagó ni un día de cárcel, pese a que ahora es uno de los más críticos de todos los acuerdos que se han logrado en La Habana. Navarro todos los días critica algo, bien a la guerrilla o al gobierno, olvidando que fue victimario y nunca respondió por las tropelías cometidas. Navarro ahora se olvida, al igual que Petro, que nunca pagaron con la cárcel por los delitos que cometieron cuando estaban en el M-19. Así son los procesos de paz: en función de un bien supremo, como es la paz, hay que asumir ciertos costes mínimos que permitan satisfacer a las víctimas para que haya verdad, justicia y reparación y, hay sobre todo, un compromiso de no repetición pero sobre la base de que se va a priorizar, como ya he dicho antes, la paz. Todo el proceso deber caminar en dirección de una paz justa. El acuerdo de víctimas es muy importante en este proceso y prevé una justicia que reconozca los delitos. Pero debe haber reparación y no repetición de lo que ocurrió. Luego, no olvidemos, el gobierno no quiere tocar el asunto del paramilitarismo, alegando que ese fenómeno no existe y que en Colombia lo que hay son unas bandas criminales, lo que no creo que sea cierto.
C.L.:No quedó resuelto porque Uribe lo que hizo fue llevarse a unos capos del narcoparamilitarismo extraditándolos a los Estados Unidos, mientras a otros les aplicaron el máximo de la pena, que eran ocho años, pero no se buscó ningún mecanismo de verdad, reparación y no repetición, que es lo que estamos viendo en este proceso. Ahora, el poder acuñó un nuevo término bien raro que dice que los están cometiendo en la actualidad los crímenes son los postdesmovilizados, que es algo que yo no entiendo del todo. Pero la verdad, y todo hay que decirlo, es que quien comete esos crímenes son los brazos del viejo paramilitarismo.
R.A.:Ultimamente ha habido varias denuncias de crímenes contra activistas sociales y de derechos humanos, ¿qué hay de todo ello?
C.L.: Todo apunta al paramilitarismo, que sigue siendo una criatura del Estado porque estas bandas están actuando bajo las mismas características de las anteriores, es decir, que siguen ligadas a políticos, pagando favores a empresarios del campo y otros caciques regionales. Hoy lo que tenemos son distintas expresiones de todo este fenómeno del paramilitarismo que no han desaparecido todavía.
R.A.:¿Cree que las condiciones de desigualdad social y económica que padece el país mejorarán con la firma de la paz para los más desfavorecidos?
C.L.:Es un debate largo que hay e incluso en la izquierda. Hay sectores de la izquierda que pretenden que la paz llegue cuando todos los problemas del país estén resueltos, es decir, como decía el expresidente Alfonso López Miquelsen, es la aspiración de una revolución por contrato. Pretender que en una mesa de diálogo se resuelvan todos los problemas del país, como sugieren algunos, es un deseo imposible, claro. Aspirar a que en una mesa de diálogo donde hay una guerrilla revolucionaria sentada con el señor Santos, que es un representante del Establecimiento y el neoliberalismo, se resuelvan todos los problemas del país y haya cambios y transformaciones profundas no es posible. Por eso, nosotros a lo que aspiramos, y en eso coincidimos con las FARC, es que se pueda llegar a un acuerdo acerca de las causas que originaron el conflicto.
Aquí la clase dominante colombiana ha sido muy mezquina porque aquí el conflicto está muy ligado al asunto de la tierra, al problema de los grandes latifundios, de la violencia ligada a la defensa para perpetuar la concentración de la tierra en manos de unos pocos. Eso fue así en la década de los años cuarenta y eso sigue igual en la actualidad, pese a que ahora ya no son los latifundios sino también los grandes ganaderos, que tienen miles de hectáreas en sus manos dedicadas a la ganadería extensiva; las vacas más cómodas del mundo están en Colombia, un país que paradójicamente no tiene soberanía alimentaria. Mientras no se resuelvan esos problemas, esas causas que generaron el problema, va a ser difícil avanzar. Y yo no estoy hablando de quitar las tierras o las vacas a nadie, no, eso no puede ser y no habría lugar para la paz, pero sí se puede hacer como está planteado en la agenda y en el acuerdo que hizo el gobierno con la guerrilla, siempre que haya voluntad por parte del gobierno, que ha promulgado leyes agrarias que van en contra del espíritu acordado en La Habana.
R.A.:¿Y qué más cambios tiene que haber?
C.L.:Tiene que haber un cambio en la doctrina de seguridad nacional que imperó en Colombia durante años, ese anticomunismo feroz que viene de la guerra fría y ha permitido el genocidio de la UP. En definitiva, tiene que cambiar todo lo que ha ocurrido en los últimos años y que tiene que ver con la violencia que se ha ejercido desde el poder. Por eso, cuando hablamos y nos referimos al paramilitarismo decimos que tiene que ver con que es una criatura creada por el Estado. Tuvieron distintos nombres y denominaciones, pero siempre fueron el mismo fenómeno de la violencia que se ejercía desde el Estado contra los más humildes. Por ejemplo, en los años ochenta se les llamó las Autodefensas de Colombia. Está demostrado hasta donde hubo la complicidad y la confabulación de parte de agentes del Estado en estos grupos y el propio expresidente Alvaro Uribe Vélez no es ajeno a estas bandas; fue el creador de las Convivir en Antioquía. Todo ese entramado ahora hay que desmontarlo en el proceso de paz, esos son los cambios que hay que hacer. Sumado todo ello al narcotráfico, que acabó siendo un factor y un combustible que alimentó el conflicto. Es un tema que no originó el conflicto, pues no existía en sus orígenes, sino que lo acabó atravesando y convirtiendo en un problema de todos, no en un problema que, como dice el gobierno de Santos, es solo de la guerrilla, sino también del Estado. El narcotráfico perneó al Estado y acabó eligiendo hasta presidentes, como Samper, y eligió hasta parlamentarios, como el señor Pablo Escobar, que acabó hasta de congresista.
R.A.:Dicen los uribistas que las FARC se acabaron convirtiendo en una gran cartel de la droga, ¿es así?
C.L.: Sí, es cierto, pero también hay parapolíticos y paramilitares, incluso dentro del uribismo, que también estuvieron implicados en el narcotráfico y participaron de ese negocio, o bien por la vía del Cartel de Calí o el de Medellín. El propio Uribe aparece en varias fotos al lado de famosos narcotraficantes. Pero los uribistas, armados de cinismo, sólo le atribuyen esta ligazón con el narcotráfico a las FARC. Y el debate que hay hoy en el país no es el de los carteles del narcotráfico sino el del peso de los herederos del tráfico de drogas en el país, que es lo que realmente habría que discutir, y el de los cultivos ilícitos, que tiene que ver con campesinos pobres que acudieron a esos cultivos que digo para poder simplemente sobrevivir. Es parte de la cadena de narcotráfico que tiene que resolverse con decisiones y apuestas sociales para reconducir el problema y no solo con la represión, como intenta el Estado. Sin embargo, los grandes carteles siguen operando y las Bacrim, las bandas criminales, siguen abriendo nuevas rutas para sacar la droga desde Colombia hasta el exterior. Eso no le llama la atención al gobierno, cuando esa fue la principal causa por la que Venezuela cerró la frontera con Colombia porque se había convertido en una vía libre para el paso de narcotraficantes hacia Venezuela.Todos estos problemas tienen que resolverse para llegar a un buen acuerdo de paz.
Es decir, y para resumir, si no quedan resueltos los problemas sociales y políticos en la mesa de negociaciones, impulsando desde el gobierno que los acuerdos se cumplan, va a ser muy difícil llegar a una verdadera paz. La paz no se puede reducir solo a la desmovilización de la guerrilla, es más, para mí, lo más importante del proceso de paz son los acuerdos sociales y políticos relativos a las causas que generaron el conflicto. Yo no estoy pretendiendo que cambien el modelo económico ni que el país vaya hacia una dictadura del proletariado, como dice Uribe, sino que tiene que haber una paz con democracia y justicia social, al menos en los factores originales que generaron el conflicto. Porque si no se hace así también será difícil para las FARC explicar que tras sesenta años de guerra supuestamente para intentar llegar al poder y resolver los problemas del país, dejando miles de muertos atrás, ahora entregan las armas y que no se pudo hacer más, ¿con qué cara van a explicar a la gente que este país se sumió en una tragedia, en una guerra, para nada?
R.A.:¿Cuál es el escenario, que las FARC se conviertan en un partido político clásico participando en los distintos procesos electorales? ¿Y qué debe hacer la izquierda ante ese previsible escenario?
C.L.:Por supuesto, claro que sí, esa debe ser la meta. El objetivo final de este proceso es que quienes hicieron la política con armas argumentando que no tenían garantías para participar en la vida política, es que ahora actúen sin armas, aprovechando las nuevas condiciones que se acuerden en el proceso de paz. Es más, yo creo incluso debemos de adelantar desde la izquierda la idea de un movimiento unitario y amplio, que puede ser hasta el Frente Amplio en el que estamos trabajando. Tenemos que unirnos y ser capaces de abrir el espacio para que la guerrilla, ya desmovilizada y ya actuante en la vida política, pueda incorporarse a ese movimiento de izquierdas plural.
Algunos, en la izquierda, no creen que ese sea el debate, que la guerrilla debe quedar al margen, pero yo sí creo que deberían integrarse a esa gran fuerza de izquierda. Las FARC y el ELN no pueden convertirse en un ghetto político, sino que deben ser atraídos a una izquierda nueva, modernizada, no sectaria, donde no haya hegemonías de ninguna clase y donde todos los actores tengamos claras las reglas de juego y las respetemos, ese debe ser el escenario final de este proceso de paz. Yo creo que objetivo final del postconflicto debe ser que la izquierda pueda convertirse en una alternativa real en la sociedad colombiana porque de no ser así seguirán gobernando los mismos y el modelo de país tan desigual se legitimará. Y no cambiará par dar paso a un país más justo y democrático, sino que seguiremos tal como estamos. Hacer el esfuerzo de paz que estamos haciendo para que nada cambie y el país siga el mismo rumbo no puede ser, tiene que haber una posibilidad aunque sea en el mediano tiempo de que las cosas puedan cambiar. Si no es así, estamos mal y habremos fracasado en este proceso de paz.
R.A.:Dice un representante de la derecha colombiana cercana a Uribe que las FARC solo quieren la impunidad y no pagar por sus delitos, ¿le parece cierto ese planteamiento?
C.L.:No tiene ningún sentido. Tiene que haber una respuesta en el proceso al tema de asegurar la justicia, eso lo tengo claro y creo que casi todo el mundo lo ve así. Nadie puede pensar que la guerrilla va a hacer la paz para irse a la cárcel, esa idea es un disparate. Una guerrilla hace la paz para participar en la vida política. El acuerdo de víctimas hará posible que todo el mundo responda con verdad, justicia y reparación, pero no necesariamente con largas condenas de cárcel, pero sí van a tener que responder ante la historia, el país y las víctimas por los hechos que cometieron. Y no solamente la guerrilla, sino que el señor Uribe tendrá que responder, ya que bajo su gobierno, precisamente, no fueron unas monjas de la caridad.
Habrá que buscar caminos y las FARC se acabarán convirtiendo en un actor político, algo que me consta que ya están considerando sin pedir pista a nadie, ni siquiera a Marcha Patriótica. Pondrán en marcha un proyecto propio, con sus señas de identidad, quizá en coordinación con el ELN, en la perspectiva de que se conforme un proyecto unitario que se está considerando ahora y que seguro que cierta izquierda no aceptará. Pero, si realmente queremos cambiar el país por la vía política y sin armas, logrando una transformación democrática, tenemos que hacerla con un gran movimiento político no solo de la izquierda tradicional y democrática, sino contando con todos los sectores democráticos de Colombia que estén de acuerdo en unos cambios y unas reformas absolutamente necesarias y que el país requiere.
SOBRE RICARDO ANGOSO

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IA y cambio climático , las dos cajas de pandora que aterran al mundo
Published
2 weeks agoon
May 14, 2023By
FranciscoEP New York. | Ciencia y Tecnología
Estamos ante dos grandes cajas de Pandora: la IA y el cambio climático
El diccionario Merriam-Webster señala que una “caja de Pandora” puede ser “cualquier cosa que parezca ordinaria, pero que puede producir resultados perjudiciales impredecibles”. Últimamente, he pensado mucho en las cajas de Pandora, porque los >Homo sapiens< estamos haciendo algo que nunca habíamos hecho: levantar las tapas de dos cajas gigantes de Pandora al mismo tiempo, sin tener ni idea de lo que podría salir de ahí.
Una de estas cajas de Pandora se denomina “inteligencia artificial” y la ejemplifican programas como ChatGPT, Bard y AlphaFold, los cuales son testigos de la capacidad de la humanidad para confeccionar por primera vez, y como si fuese la obra de un dios, algo que se acerca a la inteligencia general y supera por mucho la capacidad cerebral con la que evolucionamos de manera natural.
La otra caja de Pandora se llama “cambio climático” y con ella los humanos estamos por primera vez conduciéndonos, nuevamente, como si fuésemos unos dioses, de una época climática a otra. Hasta ahora, ese poder estaba limitado en gran medida a las fuerzas naturales relacionadas con la órbita de la Tierra alrededor del Sol.
Para mí, mientras levantamos las tapas al mismo tiempo, la gran pregunta es: ¿qué tipo de regulaciones y ética debemos implementar para manejar lo que salga gritando de las cajas?
Admitámoslo, no comprendimos cuánto se iban a usar las redes sociales para socavar los dos pilares de cualquier sociedad libre: la verdad y la confianza. Así que, si abordamos la inteligencia artificial generativa con la misma negligencia —si volvemos a seguir el imprudente mantra de Mark Zuckerberg en los albores de las redes sociales, “muévete rápido y rompe cosas”—, qué te puedo decir: vamos a romper cosas más rápido, con más fuerza y más profundidad de lo que nadie puede imaginar.
“Nos faltó imaginación cuando se desataron las redes sociales y luego no logramos responder con responsabilidad a sus consecuencias inimaginadas una vez que permearon las vidas de miles de millones de personas”, me dijo Dov Seidman, fundador y presidente de HOW Institute for Society y LRN. “Perdimos mucho tiempo —y nuestro camino— pensando de manera utópica en que solo podían salir cosas buenas de las redes sociales, al conectar a la gente y dándole voz. No podemos permitirnos fracasos similares con la inteligencia artificial”.
Así que existe “un imperativo urgente —tanto ético como regulatorio— para que estas tecnologías de inteligencia artificial solo se utilicen para complementar y elevar lo que nos hace singularmente humanos: nuestra creatividad, nuestra curiosidad y, en el mejor de los casos, nuestra capacidad para tener esperanza, ética, empatía, determinación y colaborar con otros”, agregó Seidman (miembro del consejo del museo que fundó mi mujer, Planet Word).
“El adagio de que un gran poder conlleva una gran responsabilidad nunca ha sido más cierto. No podemos permitirnos otra generación de tecnólogos que proclamen su neutralidad ética y nos digan: ‘Oye, solo somos una plataforma’, cuando estas tecnologías de inteligencia artificial están permitiendo tipos exponencialmente más poderosos y profundos de empoderamiento e interacción humana”.
Por estas razones, le pedí su opinión a James Manyika, quien dirige el equipo de tecnología y sociedad de Google, así como Google Research —donde se lleva a cabo gran parte de la innovación en inteligencia artificial—, sobre la promesa y el desafío de esta tecnología.
“Debemos ser audaces y responsables al mismo tiempo”, dijo.
“La razón para ser audaces es que, en muchos ámbitos distintos, la inteligencia artificial tiene el potencial de ayudar a la gente con las tareas cotidianas, de enfrentar algunos de los mayores desafíos de la humanidad —como, por ejemplo, la atención médica— y lograr nuevos descubrimientos e innovaciones científicos, así como mejoras de productividad que llevarán a una mayor prosperidad económica”.
Manyika agregó que lo hará “dándole acceso a gente de todas partes a la suma del conocimiento mundial: en su propia lengua, en su modo de comunicación preferido, por medio de texto, voz, imágenes o código” en un teléfono inteligente, la televisión, la radio o un libro electrónico. Mucha más gente podrá obtener la mejor ayuda y las mejores respuestas para mejorar su vida.
Sin embargo, Manyika agregó que también debemos ser responsables y citó varias inquietudes. En primer lugar, estas herramientas deben estar alineadas por completo con los objetivos de la humanidad. En segundo lugar, en las manos equivocadas, estas herramientas podrían hacer un daño enorme, tanto si hablamos de la desinformación como de cosas que se pueden falsificar a la perfección o del hackeo. (Los malos siempre son los primeros en adoptarlas).
Por último, “hasta cierto grado, la ingeniería va a la cabeza de la ciencia”, explicó Manyika. Es decir, ni siquiera las personas que construyen los llamados grandes modelos lingüísticos en los que se basan productos como ChatGPT y Bard entienden por completo cómo funcionan ni el alcance total de sus capacidades”. Manyika agregó que podemos diseñar sistemas de inteligencia artificial de una capacidad extraordinaria, a los que se les pueden enseñar unos pocos ejemplos de aritmética, un lenguaje poco común o explicaciones de chistes y luego, con una precisión asombrosa, pueden empezar a hacer muchas más cosas tan solo con esos fragmentos. En otras palabras, todavía no sabemos por completo cuántas cosas más, buenas o malas, pueden hacer estos sistemas.
Por lo tanto, necesitamos cierta regulación, pero debe hacerse con cuidado y de manera iterativa. La talla única no les quedará a todos.
¿Por qué? Bueno, si lo que más nos preocupa es que China supere a Estados Unidos en el ramo de la inteligencia artificial, debemos acelerar nuestra innovación en inteligencia artificial, no ralentizarla. Si queremos democratizar de verdad la inteligencia artificial, tal vez queramos que su código sea abierto. No obstante, el código abierto puede ser explotado. ¿Qué haría el grupo del Estado Islámico con el código? Así que debemos pensar en el control de armas. Si nos preocupa que los sistemas de inteligencia artificial agraven la discriminación, las violaciones de la privacidad y otros daños sociales divisivos, como lo hacen las redes sociales, debemos tener regulaciones ahora.
Si queremos aprovechar todas las mejoras de productividad que se esperan de la inteligencia artificial, debemos centrarnos en crear nuevas oportunidades y redes de seguridad para todos los asistentes jurídicos, investigadores, asesores financieros, traductores y las personas que trabajan en tareas de repetición que podrían ser remplazados hoy y tal vez los abogados y programadores que serían remplazados mañana. Si nos preocupa que la inteligencia artificial se vuelva superinteligente y empiece a definir sus propios objetivos, sin tener en cuenta el daño humano, debemos detenerla de inmediato.
Este último peligro es tan real que, la semana pasada, Geoffrey Hinton, uno de los diseñadores pioneros de los sistemas de inteligencia artificial, anunció que iba a abandonar el equipo de inteligencia artificial de Google. Hinton señaló que, en su opinión, Google estaba actuando de manera responsable en el despliegue de sus productos de inteligencia artificial, pero que quería tener la libertad para hablar sobre todos los riesgos. “Es difícil ver cómo se puede evitar que los malos la utilicen para cosas malas”, le dijo Hinton a Cade Metz, del Times.
Si sumamos todo, el resultado es que, como sociedad, estamos a punto de tener que decidir sobre algunas concesiones muy importantes mientras introducimos la inteligencia artificial generativa.
Y la regulación gubernamental por sí sola no nos salvará. Tengo una regla sencilla: mientras más rápido sea el ritmo del cambio y más poderes divinos desarrollemos los humanos, más importará todo lo antiguo y lento; todo lo que aprendiste en la escuela dominical o de dondequiera que tomes una inspiración ética, importará más que nunca.
Porque, mientras más modifiquemos la escala de la inteligencia artificial, mayor debe ser la modificación de la escala de la regla dorada: trata a los demás como quieras que te traten. Porque, debido a los poderes cada vez más divinos que nos estamos otorgando, ahora podemos afectarnos los unos a los otros más rápido, barato y profundo que nunca.
Cambio Climático
Sucede lo mismo con la caja de Pandora climática que estamos abriendo. Como explica la NASA en su sitio web: “En los últimos 800.000 años, ha habido ocho ciclos de glaciaciones y periodos más cálidos”. La última edad de hielo terminó hace unos 11.700 años y le dio paso a nuestra era climática actual —conocida como Holoceno (que significa “totalmente reciente”)—, la cual se caracteriza por tener estaciones estables que permitieron una agricultura estable, la construcción de comunidades humanas y, a final de cuentas, la civilización como la conocemos hoy.
“La mayoría de estos cambios climáticos se les atribuyen a variaciones muy pequeñas en la órbita de la Tierra que modifican la cantidad de energía solar que recibe nuestro planeta”, señala la NASA.
Bien, pues despídete de eso. Ahora hay un debate intenso entre los ecologistas —y los expertos en geología de la Unión Internacional de Ciencias Geológicas, la organización profesional responsable de definir las eras geológicas y climáticas de la Tierra— en torno a si los humanos hemos salido del Holoceno para entrar en una nueva era, llamada Antropoceno.
Ese nombre proviene “de ‘antropo’, que significa ‘hombre’, y ‘kainos’, que significa ‘nuevo’, porque la humanidad ha causado extinciones masivas de especies vegetales y animales, ha contaminado los océanos y ha alterado la atmósfera, entre otros impactos duraderos”, detalla un artículo publicado en Smithsonian Magazine.
Los científicos del sistema terrestre temen que esta era creada por el hombre, el Antropoceno, no tenga ninguna de las estaciones predecibles del Holoceno. La agricultura podría convertirse en una pesadilla.
Sin embargo, aquí es donde la inteligencia artificial podría ser nuestra salvadora: acelerando los avances en la ciencia de los materiales, la densidad de las baterías, la energía de fusión y la energía nuclear modular segura que permitan a los seres humanos gestionar los impactos del cambio climático que ahora son inevitables y evitar los que serían inmanejables.
No obstante, si la inteligencia artificial nos brinda un mecanismo para amortiguar los peores efectos del cambio climático —si, de hecho, la inteligencia artificial nos da una oportunidad—, será mejor que lo hagamos bien. Es decir, con regulaciones inteligentes para modificar con rapidez la escala de la energía limpia y con valores sostenibles a escala. Si no difundimos una ética de la conservación —una reverencia por la naturaleza y todo lo que nos da sin costo, como el aire y el agua limpios—, podríamos acabar en un mundo en el que la gente se sienta con derecho a conducir por la selva ahora que su Hummer es totalmente eléctrico. Eso no puede ocurrir.
En conclusión: estas dos grandes cajas de Pandora se están abriendo. Que Dios nos salve si adquirimos poderes divinos para partir el mar Rojo, pero no logramos modificar la escala de los Diez Mandamientos.
Thomas L. Friedman es columnista de Opinión del NYY sobre temas internacionales y ha ganado tres premios Pulitzer. Es autor de siete libros
Agencias
“subir el techo de deuda estadounidense es “la única opción viable” para evitar una “catástrofe”: Yanet Yellen
Published
3 weeks agoon
May 11, 2023By
FranciscoEP New York. | Economía EE.UU.
Por Gustavo Lugo | agencias
Washington / La secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, dijo que subir el techo de deuda estadounidense es “la única opción viable” para evitar una “catástrofe”, y que debe hacerse todo lo posible para eludir el impago.
“Bajo ninguna circunstancia debemos permitir un incumplimiento de pagos”, dijo Yellen en una rueda de prensa en el centro de convenciones Toki Messe de la ciudad japonesa de Niigata, donde se encuentra para participar en los próximos tres días en la reunión de ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales del G7.
En una comparecencia previa al inicio de las reuniones, Yellen abordó el debate sobre el techo de deuda en la primera economía mundial, un asunto que requiere de una “acción urgente” ante las proyecciones de que EE.UU. quede incapaz de satisfacer sus obligaciones bajo las circunstancias actuales para el próximo mes.
Una suspensión de pagos en el país norteamericano “produciría una catástrofe económica y financiera” que llevaría a la pérdida de miles de empleos, caída de ingresos familiares y deterioro de los créditos que tiraría por tierra los esfuerzos del país para reponerse del impacto de la pandemia y “minaría el liderazgo económico de Estados Unidos”, dijo la economista.
“No existe ninguna buena razón para generar una crisis creada por nosotros mismos”, señaló Yellen, que pidió al Congreso que “actúe rápido” para elevar o suspender el techo de deuda de nuevo, como ya ha hecho “en unas 80 ocasiones dese 1960”.
Preguntada sobre la posibilidad de adoptar otras medidas para solucionar la disyuntiva, Yellen se mostró consciente de que hay varias opciones frente a este tipo de situaciones, y subrayó que “lo único razonable es subir el techo de deuda”.
Pasar por esta situación de bloqueo varias veces durante sucesivos años es “tremendamente dañino”, añadió la secretaria del Tesoro, que abogó porque los congresistas lleguen a un acuerdo común que no pase por una decisión unilateral del presidente que pueda socavar sus políticas venideras.
EFE
Agencias
Termina el título 42 de migración de EE.UU y miles de inmigrantes esperan en la frontera
Published
3 weeks agoon
May 11, 2023By
FranciscoEP New York | Migración USA
Grandes cifras de migrantes en frontera sur de EEUU ante fin de Título 42
CIUDAD JUÁREZ, México — El gobierno estadounidense empezará el jueves a negar asilo a los migrantes que lleguen a la frontera sur del país y no hayan presentado primero una solicitud por internet o buscado primero protección en uno de los países por los pasaron, lo que representa un cambio fundamental en la política migratoria de Estados Unidos mientras se prepara para poner fin a restricciones implementadas durante la pandemia.
Los solicitantes de asilo se han estado presentando en grandes números en la frontera en anticipación al fin del uso de las restricciones del llamado Título 42, las cuales facultan al gobierno para expulsar rápidamente a los migrantes. Funcionarios federales advirtieron que se avecinan días complicados ya que el programa vinculado con la pandemia de COVID-19 expira esta semana.
La nueva regla anunciada el miércoles forma parte de nuevas medidas que tienen el objetivo de reducir los cruces fronterizos ilegales al tiempo que crean nuevas vías legales, como un plan para abrir 100 centros de migración regionales en todo el hemisferio occidental y otorgar permisos condicionales humanitarios a unos 30.000 migrantes procedentes de cuatro países para que ingresen a Estados Unidos. Funcionarios federales han detallado las medidas que han adoptado, como el incremento en el número de vuelos de deportación, mientras se preparan para lo que muchos esperan que sea un aumento sustancial de migrantes en la frontera sur de Estados Unidos.
“Nuestro plan dará resultados, pero tomará tiempo para que esos resultados se reflejen”, advirtió el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas.
Muchos inmigrantes, impulsados por el temor de que pronto sea más difícil permanecer en Estados Unidos, intentaban cruzar antes de que expire el Título 42 y entre en vigor la nueva norma al final del día jueves.
Bajo el amparo del Título 42, las autoridades fronterizas han enviado de regreso rápidamente a los migrantes: lo hicieron 2,8 millones de veces desde marzo de 2020. Pero después de que las restricciones expiren el jueves, los migrantes que sean detenidos cruzando ilegalmente la frontera tendrán prohibido regresar durante cinco años. Pueden enfrentar cargos penales si lo hacen.
Los migrantes llegaban constantemente el miércoles al río Bravo (o Grande), en Matamoros. Muchos se quitaban la ropa antes de entrar al río, aferrándose a bolsas de plástico en las que llevaban sus pertenencias. Vadeaban lentamente el río mientras llegaban más migrantes, algunos de ellos persignándose antes de seguir la fila a través de la frontera. Una familia puso a un bebé dentro de una maleta abierta. Un hombre la sostuvo por encima de su cabeza mientras que otro caminaba lentamente detrás de él como precaución. Otro niño cruzó sobre los hombros de un adulto. Del lado estadounidense, lograron subir la orilla, tomándose un momento para colocarse ropas secas antes de seguir su camino entre las hileras de alambre de púas.
En Ciudad Juárez, México, los migrantes siguieron llegando esta semana en pequeños grupos por tren o autobús, y partían a diario para entregarse a las autoridades estadounidenses.
Fran Tovar, un electricista de 30 años de edad procedente de Venezuela que dejó atrás a sus dos hijos para tratar de llegar a Estados Unidos, fue expulsado en su primer intento. Tratará nuevamente en 24 horas, con el objetivo de cruzar antes de que expire el uso del Título 42.
“Hay temor y angustia”, dijo Tovar, quien añadió que lleva más de tres meses en Juárez tratando de obtener una cita a través de una aplicación que Estados Unidos ha pedido a los migrantes que utilicen para presentarse en un punto de entrada fronterizo y solicitar la admisión.
La Patrulla Fronteriza detuvo a cerca de 10.000 personas el martes, una de las cifras más altas para un solo día, según un funcionario federal que habló con The Associated Press bajo condición de anonimato debido a que no estaba autorizado a tocar el tema de manera pública. Más de 27.000 personas se encontraban en custodia. La cifra de personas en custodia varían a medida que los migrantes son liberados o deportados, pero en marzo había 8.600 personas bajo custodia de la Patrulla Fronteriza.
Miguel Meza, director de programas migratorios para Catholic Relief Services, el cual cuenta con 26 albergues para migrantes en todo México, calculó que el miércoles había alrededor de 55.000 migrantes en ciudades aledañas a la frontera con Estados Unidos. El espacio de albergues está “saturado”, señaló, y los migrantes se estaban extendiendo a zonas circunvecinas.
La medida anunciada el miércoles es una parte clave de la estrategia de Estados Unidos para acotar los cruces fronterizos que alcanzaron máximos históricos incluso con el Título 42 en vigor. Sin llegar a ser una prohibición total, la medida impone fuertes limitaciones al asilo para aquellos que crucen de manera ilegal y que no hayan buscado antes un acceso legal. También tiene un margen para excepciones y no se aplica a los niños que viajan sin compañía de un adulto. Se anunció por primera vez en febrero.
Un tribunal federal de apelaciones evitó que entraran en vigor medidas similares, pero más estrictas, que buscaba imponer el entonces presidente Donald Trump en 2019.
Grupos defensores de los derechos humanos señalaron que planean presentar una demanda.
“Esta medida causará un grave daño a las personas”, dijo la abogada de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU por sus iniciales en inglés) Katrina Eiland.
Señaló que, como resultado de ésta, los migrantes quedarían varados en el norte de México. Dijo que la regla se basaba en la idea de que los migrantes pueden recibir protección en otro país u obtener una cita por internet para solicitar asilo en Estados Unidos. Aseguró que existen serios problemas con esas dos opciones.
Funcionarios estadounidenses también dijeron que planeaban abrir centros regionales por todo el hemisferio, donde los migrantes puedan solicitar ir a Estados Unidos, Canadá o España. Se habían anunciado previamente dos centros en Guatemala y Colombia. De momento no está claro dónde se abrirían otros. Los funcionarios del gobierno estadounidense hablaron bajo condición de anonimato para discutir planes fronterizos que no han sido dados a conocer.
La mayoría de las personas que se dirigen a la frontera entre Estados Unidos y México huyen de la persecución o la pobreza en sus países de origen. Los migrantes y los grupos que trabajan con ellos señalaron el torbellino de rumores y desinformación de los traficantes que dificulta que los migrantes sepan qué hacer.
En Matamoros, Carmen Josefina Characo López dijo que llegó hace más de un mes y que había estado tratando de usar la aplicación del gobierno de Estados Unidos para programar una cita para solicitar asilo.
“Las que van llegando van escuchando los cuentos de los otros, y se van alarmando. ’Oye, ¿tú tienes cuatro meses? No, yo llegué. Yo voy a cruzar o tratar de cruzar. Y eso, lo que viene, el dilema”, comentó.
Con información de AP


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