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Adios a los castro en Cuba , pero , ¿en qué cambiará la Isla con el nuevo presidente?

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ADIÓS  RAÚL CASTRO, ADIÓS

por Ricardo Angoso

ricky.angoso@gmail.com

Como estaba previsto, Raúl Castro abandonó oficialmente la más alta autoridad del país caribeño -Presidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros- y dejó a su vicepresidente Miguel Díaz-Canel el camino despejado para su sucesión. Fue elegido, claro está, como nuevo presidente, toda vez que no había otros candidatos alternativos y nadie iba a contrariar en el interior del monolítico y todopoderoso Partido Comunista Cubano (PCC) las decisiones de un Castro. Por primera vez en los 59 años de revolución cubana un Castro no quedaba al frente del país, aunque son muchos los que sospechan que tras Díaz-Canel influirán mucho las opiniones, sugerencias y recomendaciones de Raúl, tal como ocurrió con él cuando Fidel Castro anunció su retirada. Díaz-Canel encarna la continuidad ideológica y política del modelo castrista.

En cualquier caso, sea cual sea la influencia que tenga a partir de ahora Raúl en el poder cubano, su salida de la primera escena política y mediática, sin estar expuesto a los flashes y a la presión de estar en la primera fila, es un hecho histórico en sí mismo. También lo es que el nuevo líder, Miguel Díaz-Canel, sea un político relativamente joven -60 años- y nacido ya durante la revolución cubana. Nunca ha conocido el capitalismo ni tuvo ningún contacto la Cuba precomunista, que se debatía entre la tiranía y la democracia pero que acabó presa de una revolución traicionada que degeneró en una dictadura.

El relevo es importante, obviamente, pero el contexto que enfrenta la isla es muy adverso, el futuro no se presenta nada fácil. Cuba se ha convertido en una economía en permanente recesión que no ha conseguido superar la desaparición de la Unión Soviética, en 1991, la crisis del bloque socialista y ahora la situación realmente desesperada por la que pasa la satrapía venezolana, su principal sustento en los últimos años a merced de los mas 100.000 barriles de petróleo diarios que Chávez y después Maduro prácticamente han regalado a los Castro durante años.

Además, con el precio del petróleo subiendo en los mercados internacionales no se augura nada bueno para la maltrecha economía de la isla, siempre con una acusada falta de divisas para importar productos básicos y combustible. Las instituciones financieras internacionales prevén para este año un crecimiento económico para Cuba del 1% y tan sólo se esperan algunas buenas noticias en el sector del turismo, que ya se acerca a los cinco millones de turistas, y en la exportación de tabacos y bebidas. El resto, por lo demás, sigue mostrando un curso más bien mediocre y el país sigue necesitado de productos y alimentos básicos para subsistir.

El problema radica en que los hermanos Castro nunca han querido efectuar reformas para enfrentar el caótico estado de un modelo económico absolutamente infuncional, nulo en lo productivo y carente de los estímulos necesarios para que lleguen las inversiones extranjeras y se genere el necesario emprendimiento por parte de los cubanos. Así las cosas, sin necesidad de ser un experto en el manejo económico, todo el mundo sabe que el camino más anhelado por la mayoría de los cubanos es largarse para siempre y no volver al paraíso socialista idealizado por los Castro. 

En lo político, tampoco nada nuevo bajo el sol, más bien lo de siempre: las viejas consignas ya oxidadas de “¡Patria o muerte!” o “¡Hasta la victoria siempre!”. Pero poco más que reseñar. El PCC se resiste a renunciar a su hegemonía política, el multipartidismo está absolutamente descartado, la prensa libre es inexistente y cualquier forma de disidencia es reprimida brutalmente y sin contemplaciones. El discurso oficial imperante es claramente contrario a cualquier forma de expresión crítica, plural y que cuestione alguno de los principios de la revolución. “Dentro de la revolución, todo; fuera de la revolución, nada”, ya había señalado hace años el mismo Fidel Castro para señalar los límites de la crítica ante los primeros conatos de disidencia interna en el barco revolucionario.

 

LA OCASIÓN PÉRDIDA DE LOS CASTRO EN LA ÉPOCA OBAMA

Los dirigentes cubanos desaprovecharon el período Barack Obama en lo político y en lo económico para dar paso a algunas reformas políticas y económicas que pudieran paliar el descontento social por la situación económica y el anhelo de millones de cubanos por salir de la gran ergástula-prisión en la que se convirtió la isla de Cuba. Desaprovecharon que Obama abrió la mano, tendió puentes, visitó la isla, fomentó el diálogo y quería, por encima de todo, unas nuevas relaciones entre los Estados Unidos y Cuba. Aunque no pudo acabar con el bloqueo, que depende de su cancelación de una decisión legislativa -Obama estaba en minoría en las dos cámaras que componen el legislativo norteamericano-, el primer presidente norteamericano estaba dispuesto a ir hasta donde hubiera podido llegar por recomponer las relaciones entre los dos países. ¿Pero que fue lo que encontró Obama en la parte cubana? Nada, ni un gesto, ni siquiera una amnistía para los miles de presos políticos o una menor persecución de la disidencia política. Ni siquiera exigió unas elecciones libres, nada de eso, sino que el búnker cubano abriera un poco la mano, fuera más flexible y se mostrara en sus formas algo menos intolerante.

Ahora la situación es muy distinta. Y no cabe duda, visto el asunto en perspectiva, que los Castro perdieron ese gran momento histórico para haber abierto su país. En Estados Unidos ahora el inquilino de la Casa Blanca es Donald Trump y no van a haber más gestos ni señales de amistad, sino más bien lo contrario: el actual presidente norteamericano piensa endurecer sus relaciones con Cuba y suspender el acuerdo entre Obama y los Castro. Pese a todo, eso no cambia nada; Cuba no tenía ninguna intención de hacer reformas ni cambios políticos. Trump, en definitiva, tan sólo endurece una línea política que es la que sostienen los sectores más a la derecha del escenario político norteamericano que, paradójicamente, encontraron en los Castro a sus mejores aliados. Ya se sabe, los extremos siempre se tocan.

Luego, en lo que se refiere al contexto regional, también ha habido grandes cambios en estos últimos años, ya que el continente ha girado a la derecha y ya hay gobiernos de esta tendencia en Argentina, Brasil, Chile y Honduras, antaño aliados y amigos del eje auspiciado por Hugo Chávez y los Castro. Tampoco Colombia, Ecuador, Panamá y Perú se muestran por la labor de seguir con la política de paños calientes con respecto a Venezuela y Cuba, y apuestan ahora por una política de mayor dureza hacia estos regímenes autoritarios. Cuba está muy sola en la escena internacional.

El problema radica en que nadie se plantea un cambio en el interior del régimen y tampoco hay demasiadas esperanzas con respecto al nuevo presidente, toda vez que la sombra de Raúl Castro seguirá planeando sobre la vida política de la isla. Hace años que los cubanos abandonaron la idea de un cambio político en Cuba, o al menos una relativa apertura económica al estilo de la china o la vietnamita, sino que lo que domina la brújula política de La Habana es el continuismo, el dogmatismo ideológico, el partido único y las recetas fracasadas en lo económico del “socialismo” ahora llamado del siglo XXI. Por lo tanto, este adiós a Raúl Castro suena más bien a un hasta luego camarada, como en los tiempos de Fidel. Ni siquiera la brisa caribeña mueve las hojas de las palmeras que añoraba Celia Cruz.


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Agencias

Se firmó la paz para Gaza, arranca la fase dos del acuerdo

Francisco

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EP NEW YORK | FLORIDA NEWS

PLAN DE PAZ EN GAZA

Trump: “hemos cambiado la historia”.

Con el presidente estadounidense como gran protagonista, que proclamó “un día increíble para Medio Oriente, se necesitaron tres mil años para llegar hasta aquí”, una treintena de líderes árabes y europeos firmaron el documento.

Israel | La fase dos del acuerdo para Gaza ha comenzado.

Donald Trump la oficializó durante la cumbre de Sharm el-Sheikh, donde bajo la coordinación de Estados Unidos y Egipto una treintena de líderes —principalmente de países árabes y europeos— se comprometieron a construir un nuevo futuro de paz para Medio Oriente.

Unas intenciones que serán puestas a prueba de inmediato, comenzando por el primer desafío: el mantenimiento de la seguridad en la Franja. En ese punto, el presidente estadounidense abrió la posibilidad de que Hamás asuma un papel como fuerza policial palestina. “Quieren poner fin a los problemas, lo han dicho abiertamente, y les hemos dado la aprobación por un período determinado”, afirmó.

Otro de los temas centrales del encuentro en el mar Rojo fue la creación del Consejo para la Administración Transitoria.  Y el primer nombre propuesto por Trump fue el del presidente egipcio Abdel Fattah al-Sisi, anfitrión del evento, quien ya convocó a una nueva conferencia sobre la reconstrucción de Gaza para noviembre en El Cairo.

Italia busca ocupar un lugar de primera línea en este proceso, estrechamente vinculado a la estabilización de la Franja. El gobierno de Giorgia Meloni está dispuesto a “reforzar la presencia” de los carabineros si el Consejo de Seguridad de la ONU aprueba una resolución que lo autorice, explicó la primera ministra al término de la jornada.

Meloni abordó estos temas en las reuniones bilaterales mientras esperaba la llegada de Trump, cuyo vuelo se retrasó más de tres horas debido a su visita a Israel.

Como era previsible, el expresidente estadounidense fue el gran protagonista. Saludó uno por uno a los líderes presentes sobre un escenario con una gran inscripción que decía Peace 2025, y pronunció el discurso inaugural durante la ceremonia de firma del acuerdo, destinado a sellar ante el mundo un alto el fuego en Gaza que ya había empezado a aplicarse horas antes.

Fue su día más largo y, quizás también el más importante de sus dos mandatos: la apoteosis de un presidente convertido en pacificador, de un magnate que sublimó el “arte del trato” en “arte del trato de paz”, reclamando haber “cambiado la historia tras 3.000 años”, de un líder político que ahora busca exportar “la edad dorada” inaugurada en su “América MAGA” a “Israel y a todo el Medio Oriente”.

Una demostración simbólica, pero clara, de que el destino de esta partida geopolítica depende, en primer lugar, de los movimientos de Washington. Aun así, Trump agradeció de forma especial a quienes actuaron como mediadores en las largas negociaciones realizadas en las últimas semanas, también en Sharm: al propio al-Sisi —quien lo condecoró con el Collar del Nilo, la más alta distinción egipcia— y al emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani.

Trump había querido llevar consigo a Sharm al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu. Desde Israel, el expresidente contactó a al-Sisi para sugerirlo, y la presidencia egipcia anunció la participación tanto de Netanyahu como del presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas. Pero en el lapso de una hora el viaje fue cancelado “debido al inicio de la festividad de Simjat Torá”, la misma durante la cual ocurrió la masacre del 7 de octubre.

Entre bambalinas, en un clima de tensión, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan y el primer ministro iraquí Muhammad Shia al-Sudani amenazaron con abandonar la cumbre si Netanyahu asistía.

Pequeñas grandes señales de que los obstáculos geopolíticos no faltan. Para superarlos, el plan de Trump apunta a ampliar los Acuerdos de Abraham a otros países árabes, incluido Irán, que rechazó la invitación al encuentro.

“La mano de la amistad y la cooperación sigue tendida”, fue el mensaje de Trump a Teherán. Entre sus próximos pasos figura la composición del Consejo encargado de guiar la transición en Gaza. “Todos quieren formar parte, y eso es bueno”, sonrió el mandatario estadounidense, aunque admitió tener dudas sobre Tony Blair: “Siempre lo he apreciado, pero quiero saber si es una elección aceptable para todos”.

Italia, por su parte, busca jugar sus cartas, aunque Meloni advierte: “Este es tiempo de trabajo, no de protagonismo”.

Emmanuel Macron aseguró que Francia tendrá “un papel muy particular” junto a la Autoridad Palestina en la administración de Gaza, y anunció que ya comenzó a planificar una “conferencia humanitaria para Gaza”, que París “coorganizará”.

Agencias

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Agencias

Premio nobel de la paz a María Corina Machado

Francisco

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EP NEW YORK | FLORIDA NEWS

PREMIO NOBEL 2025

El Premio Nobel de la Paz ha sido otorgado a la activista venezolana María Corina Machado.

El Instituto Noruego del Nobel anunció el galardón durante una ceremonia en Oslo, Noruega.

El premio se otorga a una “valiente y comprometida defensora de la paz, una mujer que mantiene viva la llama de la democracia en medio de la creciente oscuridad”.

Así lo declaró el Comité del Nobel en su declaración de entrega del premio a Corina Machado.

Machado “recibirá el Premio Nobel de la Paz por su incansable labor en la promoción de los derechos democráticos del pueblo venezolano y por su lucha por lograr una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia”, declaró el comité en su anuncio.

Machado, según la declaración, “ha sido una figura clave y unificadora en una oposición política que antes estaba profundamente dividida, una oposición que encontró puntos en <span;>común en la exigencia de elecciones libres y un gobierno representativo”. Esto, enfatiza el Comité, “es precisamente lo que yace en el corazón de la democracia: nuestra voluntad compartida de defender los principios del gobierno popular, incluso cuando discrepamos”.

Las razones recuerdan la catastrófica evolución de Venezuela en los últimos años, “de un país relativamente democrático y próspero a un estado brutal y autoritario que ahora atraviesa una crisis humanitaria y económica”.

El Comité del Nobel recuerda cómo Machado luchó “por unas elecciones libres y justas hace más de 20 años”, y como ella misma declaró, fue “una elección entre las urnas y las balas”.

El Comité quiso recordar cómo Machado, durante el último año, “se ha visto obligada a vivir en la clandestinidad. A pesar de las graves amenazas contra su vida, ha permanecido en el país, una decisión que ha inspirado a millones de personas”.

“¡Estoy en shock!”, declaró María Corina Machado tras el anuncio del Premio Nobel de la Paz, según reveló un video del equipo de prensa.

Según la secretaria del Comité, Machado afirmó: “Este es un premio para todo un movimiento”.  “Vivimos en un mundo donde la democracia está en retroceso, donde cada vez más regímenes autoritarios desafían las normas y recurren a la violencia”. Esto es lo que escribió el comité del Premio Nobel en su acta de concesión del Premio Nobel a María Corina Machado.

“Cuando los regímenes autoritarios toman el poder, es crucial reconocer a los valientes defensores de la libertad que se rebelan y resisten”, añadió.

María Corina Machado, concluyó, “cumple con los tres criterios establecidos en el testamento de Alfred Nobel para la selección de un Premio Nobel de la Paz. Ha unido a la oposición de su país. Nunca ha flaqueado en su resistencia a la militarización de la sociedad venezolana. Ha sido firme en su apoyo a una transición pacífica a la democracia”.

Agencias

 

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Agencias

Colombia: la normalidad ensangrentada

Francisco

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EP NEW YORK | OPINIÓN | COLOMBIA

Por : Gabriel Àngel Ardila

Por estos lares la sangre dejó de escandalizar. Se volvió paisaje, rutina, fondo de pantalla. Nos acostumbramos a que la “normalidad” venga chorreando hieles, con el hedor de la violencia impregnado en cada esquina. Y mientras tanto, los noticieros —oficiales y privados— se empeñan en convertir la tragedia en espectáculo, en enseñar con infatigable dedicación cómo joder al vecino, cómo sobrevivir a punta de infamia.

La pedagogía del crimen se transmite en horario estelar. No hay límites, no hay escrúpulos. Solo una competencia feroz por mostrar quién sangra más, quién cae más bajo, quién grita más fuerte. Y así, entre titulares rojos y series de narcos, se va moldeando una cultura donde la empatía es debilidad y la violencia, estrategia.

Cultivos malditos, economías de muerte. En los campos, los cultivos ilícitos crecen como maleza, regados con miedo y desesperanza. No son solo plantas: minas de oro para estructuras armadas que cobran cuotas a mano armada, que desplazan, que matan. El negocio se redondea con deslaves carísimos —ambientales, sociales, humanos— que nadie quiere asumir. Porque aquí, la ilegalidad no se esconde: se institucionaliza.

La paz entre comillas: Nos vendieron acuerdos, promesas, discursos. Pero la paz sigue siendo una palabra hueca, rellenada de impudicias. Se firma en salones, mientras se asesina en veredas. Se celebra en conferencias, mientras se llora en cementerios.

La “paz total” se convierte en un lema que no alcanza a cubrir el ruido de las balas.

¿Y nosotros? Nos toca romper el hechizo de la costumbre. Desaprender la indiferencia. Reaprender la rabia justa. Porque si la violencia se volvió paisaje, entonces hay que pintar otro. Uno donde la vida valga más que el rating, donde el vecino no sea enemigo, donde la paz no necesite comillas.


Gabriel Angel Ardila

Periodista, escritor y analista político. Inició su carrera en El Espectador, donde aprendió a mirar el país con lupa y con alma. Ha trabajado en medios independientes, procesos comunitarios y espacios de formación ciudadana. Su escritura se mueve entre la denuncia y la poesía, con la convicción de que la palabra puede ser resistencia.

 

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