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Ganadores y perdedores en las elecciones legislativas de Colombia

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¿QUIEN GANÓ Y QUIÉN PERDIÓ EN LAS ELECCIONES COLOMBIANAS?

Por Ricardo Angoso

Ganó teóricamente el Centro Democrático del expresidente Alvaro Uribe, pero fue una victoria pírrica y absolutamente alejada de las expectativas que tenían los líderes de dicha formación ante estas elecciones. Para el Senado, se quedaron muy lejos de las aspiraciones que tenían y que se cifraban entre 23 y 26 curules, incluso algunos llevados por el delirio y no por el conocimiento de la realidad sobre el terreno hablaban hasta de treinta senadores. Pues nada de eso ocurrió: el Centro Democrático conservó intacta su presencia en esta cámara y prominentes figuras del uribismo, como Alfredo Rangel y José Obdulio Gaviria, se quedaron sin el escaño. La misma suerte corrieron las dos apuestas militares de Uribe, el Coronel Plazas y el General Barrero, ambos a mucha distancia en votos de entrar en el Senado de la República. Ganaron pero fue una victoria amarga e inesperada en su dimensión, que se esperaba de una magnitud mayor. Si debemos destacar su éxito en la Cámara de Representantes, pues el Centro Democrático casi dobló su presencia.

Por el contrario, los partidos tradicionales, el Liberal y el Conservador, pese a perder algunos curules, tres en el caso de los liberales y cuatro en el caso de los conservadores, han mantenido casi intacta su cuota política –pese a su descrédito total en la sociedad y haberse convertido en auténticos cementerios de políticos clientelistas, oportunistas y corruptos- y siguen presentes en la vida parlamentaria con una nutrida (¿o pútrida?) presencia que les servirá para dotar al futuro presidente de sus favores a cambio de cargos, embajadas, prebendas y consulados.

Sus hijastros políticos, Cambio Radical –cuyo nombre es una contradictio in termini, pues no está ni por el cambio ni es radical en nada- y ese engendro llamado partido de la U –fundado por Santos y Uribe, todo hay que decirlo-, consiguen una buena presencia en el Senado con 16 y 14 escaños, respectivamente, todo un éxito porque hace unos meses nadie hubiera apostado por ambas fuerzas. En la Cámara, más o menos se repite la misma tónica, aunque hay que señalar el inesperado éxito de la Lista de la Decencia, que consigue entrar en las dos cámaras del legislativo colombiano. Y curiosamente entra como movimiento de la izquierda pero sin erosionar electoralmente al Polo Democrático.

En lo que respecta al resto de fuerzas, hay que señalar los buenos resultados de la Alianza Verde, que dobla sus escaños de 5 a 10 en el Senado y una presencia casi testimonial en la Cámara con apenas nueve representantes. Sobre el Polo Democrático se puede decir que con que haya sobrevivido es bastante después de tantas crisis, escisiones, traiciones y rupturas internas. Es evidente que el tirón del Senador Jorge Enrique Robledo ha tenido un peso fundamental en su supervivencia política y en que se haya salvado del naufragio a sus cinco senadores, aunque en la Cámara no tuvo tanta suerte y se quedó con apenas dos representantes.

Ya hablando de la disputa presidencial, pues es evidente que estas elecciones legislativas se convirtieron muy a su pesar quizá en la primera vuelta en esta larga carrera, hay que destacar la estrepitosa derrota del candidato de la derecha, Alejandro Ordóñez, cuyos resultados no han sido inesperados por su derrota sino por su escaso volumen. En los días previos a la consulta interpartidista, sus partidarios todavía esperaban una sorpresa –que nunca llegó en forma de victoria- o al menos situarse como segunda opción asegurándose su presencia en la fórmula presidencial junto a Iván Duque. Su 6% es raquítico y decepcionante tras llevar casi un año de campaña electoral. Más sorprendente fue el resultado de Marta Lucía, ya que sin aparato político, enfrentada a los conservadores y con poco apoyo dentro de las filas del uribismo, sino más bien lo contrario, que consiguiera pasar del 20% es un gran éxito. Lo de Petro no era una elección intrapartidista, era otra cosa: un plebiscito para aclamarlo y legitimarlo ante sus seguidores. Una suerte de baño de masas al estilo de los que deleitan y encantan al máximo líder norcoreano, Kim Jon-Ul. Qué gastadera de plata tan innecesaria.

Pero, quizá, el gran vencedor de estas elecciones ha sido Vargas Lleras. Ha demostrado que tiene algo más de dos millones de votos a su disposición para las próximas elecciones presidenciales, pues el voto de Cambio Radical está cautivo y es suyo, y que de conformar una alianza con otros sectores de la derecha –incluido el uribismo- puede ganar las próximas elecciones presidenciales. Vargas Lleras es, sin dudarlo, el candidato del Establecimiento colombiano. Tiene todo para ganar: maquinaría, apoyo mediático, dinero para la campaña y el conocimiento de los bajos fondos de la política colombiana. Si consigue ganar a Duque por un solo voto y colocarse en la segunda vuelta contra Petro, opción no descartable, será el futuro presidente de Colombia. Las perspectivas de Sergio Fajardo han decrecido notablemente y esa es la desventaja que tiene la indefinición política; la izquierda ya tiene su candidato, que es Petro, y la derecha los suyos, Vargas Lleras y Duque. Ahora comienza la segunda lucha dentro de la derecha por definir quién será su próximo candidato, pero en esa batalla ya está fuera Fajardo, incluso acosado por el estigma de ser apoyado por el Polo y el partido de los verde o las sandías, como lo llaman algunos vulgarmente. Pocas mimbres para hacer un cesto, desde luego.

¿Y quién más ganó en estas elecciones? La vieja política de las maquinarías, el voto clientelar, los caciques locales, las estructuras partidarias de toda la vida, el peso del voto comprado en los departamentos costeños, el voto inducido a través de favores y servicios y, sobre todo, la corrupción, pues la nómina de corruptos que seguirán dentro del sistema y han sido reelegidos es impresionante; esos han sido los grandes ganadores de estas elecciones y no otros, no se equivoquen. Que los cuatros partidos más desacreditados del país en todos los términos –el liberal, el conservador, la U y Cambio Radical- hayan obtenido más del 50% de los votos indica que algo huele a podrido en Colombia y que mucho le falta a este país para alcanzar el necesario grado de modernidad política que le haría falta para encarar, de una vez por todas, los grandes retos y desafíos que tiene ante sí. Pueden estar contentos los amos y señores de esta nación pues realmente visto lo visto nada ha cambiado y seguirán haciendo a su antojo lo que les dé la real gana, tal como han hecho siempre. Mejor dicho, como diría Lampedusa, todo ha cambiado para que nada cambie, y los colombianos sigan pensando que están viviendo en el  país más feliz  del mundo. Qué tragedia


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Agencias

Se firmó la paz para Gaza, arranca la fase dos del acuerdo

Francisco

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EP NEW YORK | FLORIDA NEWS

PLAN DE PAZ EN GAZA

Trump: “hemos cambiado la historia”.

Con el presidente estadounidense como gran protagonista, que proclamó “un día increíble para Medio Oriente, se necesitaron tres mil años para llegar hasta aquí”, una treintena de líderes árabes y europeos firmaron el documento.

Israel | La fase dos del acuerdo para Gaza ha comenzado.

Donald Trump la oficializó durante la cumbre de Sharm el-Sheikh, donde bajo la coordinación de Estados Unidos y Egipto una treintena de líderes —principalmente de países árabes y europeos— se comprometieron a construir un nuevo futuro de paz para Medio Oriente.

Unas intenciones que serán puestas a prueba de inmediato, comenzando por el primer desafío: el mantenimiento de la seguridad en la Franja. En ese punto, el presidente estadounidense abrió la posibilidad de que Hamás asuma un papel como fuerza policial palestina. “Quieren poner fin a los problemas, lo han dicho abiertamente, y les hemos dado la aprobación por un período determinado”, afirmó.

Otro de los temas centrales del encuentro en el mar Rojo fue la creación del Consejo para la Administración Transitoria.  Y el primer nombre propuesto por Trump fue el del presidente egipcio Abdel Fattah al-Sisi, anfitrión del evento, quien ya convocó a una nueva conferencia sobre la reconstrucción de Gaza para noviembre en El Cairo.

Italia busca ocupar un lugar de primera línea en este proceso, estrechamente vinculado a la estabilización de la Franja. El gobierno de Giorgia Meloni está dispuesto a “reforzar la presencia” de los carabineros si el Consejo de Seguridad de la ONU aprueba una resolución que lo autorice, explicó la primera ministra al término de la jornada.

Meloni abordó estos temas en las reuniones bilaterales mientras esperaba la llegada de Trump, cuyo vuelo se retrasó más de tres horas debido a su visita a Israel.

Como era previsible, el expresidente estadounidense fue el gran protagonista. Saludó uno por uno a los líderes presentes sobre un escenario con una gran inscripción que decía Peace 2025, y pronunció el discurso inaugural durante la ceremonia de firma del acuerdo, destinado a sellar ante el mundo un alto el fuego en Gaza que ya había empezado a aplicarse horas antes.

Fue su día más largo y, quizás también el más importante de sus dos mandatos: la apoteosis de un presidente convertido en pacificador, de un magnate que sublimó el “arte del trato” en “arte del trato de paz”, reclamando haber “cambiado la historia tras 3.000 años”, de un líder político que ahora busca exportar “la edad dorada” inaugurada en su “América MAGA” a “Israel y a todo el Medio Oriente”.

Una demostración simbólica, pero clara, de que el destino de esta partida geopolítica depende, en primer lugar, de los movimientos de Washington. Aun así, Trump agradeció de forma especial a quienes actuaron como mediadores en las largas negociaciones realizadas en las últimas semanas, también en Sharm: al propio al-Sisi —quien lo condecoró con el Collar del Nilo, la más alta distinción egipcia— y al emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani.

Trump había querido llevar consigo a Sharm al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu. Desde Israel, el expresidente contactó a al-Sisi para sugerirlo, y la presidencia egipcia anunció la participación tanto de Netanyahu como del presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas. Pero en el lapso de una hora el viaje fue cancelado “debido al inicio de la festividad de Simjat Torá”, la misma durante la cual ocurrió la masacre del 7 de octubre.

Entre bambalinas, en un clima de tensión, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan y el primer ministro iraquí Muhammad Shia al-Sudani amenazaron con abandonar la cumbre si Netanyahu asistía.

Pequeñas grandes señales de que los obstáculos geopolíticos no faltan. Para superarlos, el plan de Trump apunta a ampliar los Acuerdos de Abraham a otros países árabes, incluido Irán, que rechazó la invitación al encuentro.

“La mano de la amistad y la cooperación sigue tendida”, fue el mensaje de Trump a Teherán. Entre sus próximos pasos figura la composición del Consejo encargado de guiar la transición en Gaza. “Todos quieren formar parte, y eso es bueno”, sonrió el mandatario estadounidense, aunque admitió tener dudas sobre Tony Blair: “Siempre lo he apreciado, pero quiero saber si es una elección aceptable para todos”.

Italia, por su parte, busca jugar sus cartas, aunque Meloni advierte: “Este es tiempo de trabajo, no de protagonismo”.

Emmanuel Macron aseguró que Francia tendrá “un papel muy particular” junto a la Autoridad Palestina en la administración de Gaza, y anunció que ya comenzó a planificar una “conferencia humanitaria para Gaza”, que París “coorganizará”.

Agencias

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Agencias

Premio nobel de la paz a María Corina Machado

Francisco

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EP NEW YORK | FLORIDA NEWS

PREMIO NOBEL 2025

El Premio Nobel de la Paz ha sido otorgado a la activista venezolana María Corina Machado.

El Instituto Noruego del Nobel anunció el galardón durante una ceremonia en Oslo, Noruega.

El premio se otorga a una “valiente y comprometida defensora de la paz, una mujer que mantiene viva la llama de la democracia en medio de la creciente oscuridad”.

Así lo declaró el Comité del Nobel en su declaración de entrega del premio a Corina Machado.

Machado “recibirá el Premio Nobel de la Paz por su incansable labor en la promoción de los derechos democráticos del pueblo venezolano y por su lucha por lograr una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia”, declaró el comité en su anuncio.

Machado, según la declaración, “ha sido una figura clave y unificadora en una oposición política que antes estaba profundamente dividida, una oposición que encontró puntos en <span;>común en la exigencia de elecciones libres y un gobierno representativo”. Esto, enfatiza el Comité, “es precisamente lo que yace en el corazón de la democracia: nuestra voluntad compartida de defender los principios del gobierno popular, incluso cuando discrepamos”.

Las razones recuerdan la catastrófica evolución de Venezuela en los últimos años, “de un país relativamente democrático y próspero a un estado brutal y autoritario que ahora atraviesa una crisis humanitaria y económica”.

El Comité del Nobel recuerda cómo Machado luchó “por unas elecciones libres y justas hace más de 20 años”, y como ella misma declaró, fue “una elección entre las urnas y las balas”.

El Comité quiso recordar cómo Machado, durante el último año, “se ha visto obligada a vivir en la clandestinidad. A pesar de las graves amenazas contra su vida, ha permanecido en el país, una decisión que ha inspirado a millones de personas”.

“¡Estoy en shock!”, declaró María Corina Machado tras el anuncio del Premio Nobel de la Paz, según reveló un video del equipo de prensa.

Según la secretaria del Comité, Machado afirmó: “Este es un premio para todo un movimiento”.  “Vivimos en un mundo donde la democracia está en retroceso, donde cada vez más regímenes autoritarios desafían las normas y recurren a la violencia”. Esto es lo que escribió el comité del Premio Nobel en su acta de concesión del Premio Nobel a María Corina Machado.

“Cuando los regímenes autoritarios toman el poder, es crucial reconocer a los valientes defensores de la libertad que se rebelan y resisten”, añadió.

María Corina Machado, concluyó, “cumple con los tres criterios establecidos en el testamento de Alfred Nobel para la selección de un Premio Nobel de la Paz. Ha unido a la oposición de su país. Nunca ha flaqueado en su resistencia a la militarización de la sociedad venezolana. Ha sido firme en su apoyo a una transición pacífica a la democracia”.

Agencias

 

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Agencias

Colombia: la normalidad ensangrentada

Francisco

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EP NEW YORK | OPINIÓN | COLOMBIA

Por : Gabriel Àngel Ardila

Por estos lares la sangre dejó de escandalizar. Se volvió paisaje, rutina, fondo de pantalla. Nos acostumbramos a que la “normalidad” venga chorreando hieles, con el hedor de la violencia impregnado en cada esquina. Y mientras tanto, los noticieros —oficiales y privados— se empeñan en convertir la tragedia en espectáculo, en enseñar con infatigable dedicación cómo joder al vecino, cómo sobrevivir a punta de infamia.

La pedagogía del crimen se transmite en horario estelar. No hay límites, no hay escrúpulos. Solo una competencia feroz por mostrar quién sangra más, quién cae más bajo, quién grita más fuerte. Y así, entre titulares rojos y series de narcos, se va moldeando una cultura donde la empatía es debilidad y la violencia, estrategia.

Cultivos malditos, economías de muerte. En los campos, los cultivos ilícitos crecen como maleza, regados con miedo y desesperanza. No son solo plantas: minas de oro para estructuras armadas que cobran cuotas a mano armada, que desplazan, que matan. El negocio se redondea con deslaves carísimos —ambientales, sociales, humanos— que nadie quiere asumir. Porque aquí, la ilegalidad no se esconde: se institucionaliza.

La paz entre comillas: Nos vendieron acuerdos, promesas, discursos. Pero la paz sigue siendo una palabra hueca, rellenada de impudicias. Se firma en salones, mientras se asesina en veredas. Se celebra en conferencias, mientras se llora en cementerios.

La “paz total” se convierte en un lema que no alcanza a cubrir el ruido de las balas.

¿Y nosotros? Nos toca romper el hechizo de la costumbre. Desaprender la indiferencia. Reaprender la rabia justa. Porque si la violencia se volvió paisaje, entonces hay que pintar otro. Uno donde la vida valga más que el rating, donde el vecino no sea enemigo, donde la paz no necesite comillas.


Gabriel Angel Ardila

Periodista, escritor y analista político. Inició su carrera en El Espectador, donde aprendió a mirar el país con lupa y con alma. Ha trabajado en medios independientes, procesos comunitarios y espacios de formación ciudadana. Su escritura se mueve entre la denuncia y la poesía, con la convicción de que la palabra puede ser resistencia.

 

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