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Colombia

Bicentenaio de independencia de Colombia. ¿Habrá algo para celebrar?

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NO HAY NADA QUE CELEBRAR EN COLOMBIA


Los fastos para celebrar el bicentenario de la independencia son un sainete organizado por la dirigencia colombiana para tratar de maquillar el fracaso de Colombia como una nación incapaz de garantizar, al menos, que sus ciudadanos no se mueran de hambre o que tengan agua y servicios básicos en sus “favelas”.


EP New York/opinión

por Ricardo Angoso

El insustancial e insulso gobierno colombiano se ha lanzado a celebrar este año el 200 aniversario de la independencia de Colombia con boato y anunciando a bombo y platillo una serie de actos quizá para ocultar sus escasa concreción programática en sus objetivos o metas o, como suele ocurrir tantas veces en este país, para enriquecer de una forma súbita a los amigotes que organizan el sainete. Sin embargo, la realidad desnuda es que no hay nada que celebrar, sino más bien lo contrario. El caos, la inseguridad, el estancamiento económico, el triunfo del narcotráfico y la miseria social, junto con un atraso secular a merced del injusto reparto de la riqueza, son los hitos que jalonan esos doscientos años de la tan cacareada independencia.

Doscientos años después de la independencia de la nación colombiana a manos de los “oprobiosos” conquistadores españoles, el país no cuenta con un Estado digno de llamarse de tal nombre. Es una nación sin Estado que juega a serlo sin apenas contenidos concretos que merezcan darle tal nombre. Colombia es una construcción estatal incapaz de garantizar una auténtica red de los servicios propios que caracterizan a un Estado, tales como la salud pública, la educación gratuita, universal y pública de la que están dotadas las naciones modernas, el efectivo funcionamiento de la justicia y los servicios públicos y la prestación de un mínimo esquema de seguridad pública a sus ciudadanos.  En fin, y resumiendo, que Colombia carece de todos los elementos que dotan de funcionalidad a una verdadera administración pública en todos los sentidos.

La salud pública, para comenzar, es de carácter privado y se dejó en manos de las famosas EPS, que son una cuadrilla de mercaderes sin sentimientos que prestan unos pésimos servicios a cambio de unos miles de pesos a sus desgraciados usuarios. Todo el mundo sabe que la gente de dinero en Colombia, como los Santos o los Mockus, que para estas cosas la izquierda y la derecha en este país son la misma cosa, cuando tienen problemas de salud se cogen el primer vuelo en primera clase y salen volando -literalmente- hacia los Estados Unidos de América para que los atiendan en hospitales de primera  como se merecen. Por no hablar de las pensiones, que hay que reclamarlas eternamente por la vía judicial y son millonarias para magistrados, senadores, exministros y representantes políticos, mientras que para los trabajadores de a pie son asignadas miserablemente sin que puedan atender las demandas mínimas de los desgraciados pensionados.

Luego está la educación, otro de los grandes fracasos de la nación colombiana, que ni es pública, ni de calidad, ni universal, sino más bien lo contrario: es un negocio en manos de unos pocos y al que sólo pueden acceder, previo pago de matrículas millonarias, una minoría de jóvenes. Estudiar un semestre de medicina en Colombia -por ejemplo en la Universidad de los Andes- puede llegar a costar ¡ocho mil dólares! y tampoco hay un sistema de becas que permita el acceso de los más desfavorecidos socialmente a la Universidad. Colombia no es un país para pobres, desde luego; solamente los ricos pueden estudiar. La educación se acabó convirtiendo en este país en el germen que alimenta la desigualdad social y el resentimiento.

LA SEGURIDAD PÚBLICA Y EL NARCOTRÁFICO CRECIENTE, DOS SUSPENSOS CLAROS

A pesar de las mentiras oficiales y las medias verdades, la realidad siempre queda al desnudo en Colombia y no se puede maquillar: la cobertura del servicio de acueducto -el agua, hablando en castellano claro- no llega a 3,6 millones de habitantes y en alcantarillado falta cubrir el servicio de 5,6 millones de habitantes.

La seguridad pública es otro desastre sin necesidad de utilizar más eufemismos. El año pasado, pese a la firma de un acuerdo de paz entre el ejecutivo de Colombia de Juan Manuel Santos y la organización terrorista Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), se registraron en el país casi 13.000 homicidios, una cifra altísima si tenemos en cuenta que Colombia cuenta casi con la misma población que España y en este país europeo hubo algo menos de 300 homicidios. Colombia es uno de los países más inseguros del mundo, la impunidad campa a sus anchas, cuenta con ciudades situadas en los listas de las más peligrosas del planeta y las cárceles, saturadas y repletas, son auténticas escuelas de criminalidad. Y la justicia, para guinda final de la tarta, se muestra ausente.

Para colmo de todos los males, en la actualidad el país cuenta con cerca de 300.000 hectáreas de cultivo de coca, siendo el primer productor de cocaína del mundo, y no se han implementado auténticas políticas para luchar contra ese flagelo que alimenta a la criminalidad y a la delincuencia organizada. Según las Naciones Unidas, el 70% de la cocaína del planeta  procede de esta nación y nada parece que este tráfico se vaya a detener a tenor de la parálisis manifiesta, cuando no inacción, de la actual administración colombiana.

Capítulo aparte merecen las infraestructuras colombianas, tal como explicaba muy gráficamente el escritor William Ospina:”Lo cierto es que hoy, un siglo después de la invención del automóvil, y más de cincuenta años después del momento en que Colombia abandonó el trazado de los ferrocarriles, la red de carreteras del país da lástima comparada con la de muchas naciones del continente. Los Estados Unidos, el país al que siempre se miraron nuestros gobernantes, tiene cuatro millones de kilómetros de carreteras; Colombia, a comienzos del siglo XXI, tiene treinta mil kilómetros de vías asfaltadas y apenas unos mil kilómetros de vías de doble calzada”.

La corrupta e inepta casta que gobierna Colombia desde hace dos siglos como si fuera una finca, administrando y explotando sus recursos con un poder omnímodo y sin ninguna disposición a compartir sus riquezas con los más desfavorecidos, fue solo una prolongación del sistema colonial español en su dimensión más injusta, insolidaria y antisocial. “Así, la independencia habría sido, según esa visión de la historia, un proceso oligárquico y no popular: el triunfo del patriarcado criollo, tan blanco y tan cristiano, que se había aprovechado del vacío de poder de España para dar por fin un golpe de mano, incubado durante siglos, contra la única autoridad que frenaba su apetito y su poder, la corona. La utilización perversa del discurso democrático para negarlo en realidad y perpetuar con él las estructuras de una sociedad premoderna y señorial”, escribía muy atinadamente el columnista Juan Estaban Constaín. 

Para concluir, y explicar este colmo de males en que se suma el país, termino con unas palabras del ya citado Ospina sobre la irresponsable elite que ha gobernado la nación en los últimos años y que ahora se apresta, de la forma más cínica y vergonzosa, a ponerse sus mejores galas para celebrar esta ceremonia de la impostura:”Esta dirigencia colombiana, presa de una ideología medieval, ha permitido por décadas que la moral social se degrade, que grandes sectores sociales se hundan en el desamparo, la indigencia y la marginalidad, cuando no en la rebeldía y en el crimen. Pero no ha asumido jamás la responsabilidad de lo ocurrido, se niega  a reconocer que fue ella quien propició esas exclusiones, y acaba asintiendo que sus conciudadanos son extraterrestres”. Por tanto, no hay mucho que celebrar, doscientos años de independencia no han servido para casi nada y tan sólo han consolidado un sistema social y económico que hace de la desigualdad su centralidad y característica fundamental.


Agencias

Fraude procesal y soborno penal condenan a expresidente Uribe en Colombia

Francisco

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EP NEW YORK | FLORIDA NEWS | COLOMBIA | JUDICIAL

 

El expresidente de Colombia Álvaro Uribe Vélez fue declarado culpable este lunes de los delitos de fraude procesal y soborno en actuación penal por un juzgado de Bogotá, en un fallo sin precedentes en la historia del país.

El veredicto de la jueza Sandra Heredia, que puede ser apelado, establece que Uribe ordenó a terceros manipular a testigos encarcelados para que declararan a su favor tras ser acusado en el Congreso de tener nexos con grupos paramilitares por el senador Iván Cepeda en 2012.

El expresidente colombiano, quien siempre ha negado los hechos y alega que es víctima de una persecución política, fue absuelto del delito de soborno simple.

En una próxima audiencia se dará a conocer la condena, que podría ser de hasta 9 años de cárcel.

Uribe, quien gobernó Colombia entre 2002 y 2010, es el primer exmandatario en ser condenado penalmente en la historia del país.

En la audiencia de este lunes, 28 de julio , que se prolongó durante más de 10 horas, la jueza Heredia dijo que pudo acreditar que Uribe indujo al abogado Diego Cadena a cometer los delitos por los que fue condenado el exmandatario.

“No cabe duda que el procesado sabía de su proceder… Él mismo la ejecutaba desde las sombras”, aseguró la magistrada.

El fallo llega tras 13 años de una compleja y mediática batalla judicial, marcada por la polarización y cuyas consecuencias políticas se antojan impredecibles.

Las reacciones al fallo

Poco después de conocerse el fallo condenatorio, el secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, señaló que “el único delito del expresidente colombiano Uribe ha sido luchar incansablemente por defender su patria”.

Y agregó que la “instrumentalización de la rama judicial por parte de jueces radicales sienta un precendente preocupante”.

Agencias.

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Agencias

Ibagué celebra el 51° aniversario del folclor colombiano

Francisco

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  • EP NEW YORK | CULTURA / ENTRETENIMIENTO

Por Gustavo Lugo |  Colombia

51 FESTIVAL DEL FOLCLOR COLOMBIANO (IBAGUE TOLIMA)

Por mas de cinco décadas la capital musical de Colombia celebró su 51 versión del Festival Folclòrico Colombiano, “Mi casa esta de fiesta”, una frase que se escuchó en todos los rincones de la ciudad.

Del 12 al 30 de junio del 2025, la Capital Musical de Colombia fue el lugar de una las celebraciones más importantes del folclor nacional.

El 51° Festival Folclórico Colombiano, es una celebración que exalta la riqueza cultural y las tradiciones del Tolima, a lo largo y ancho de la ciudad de Ibagué
con una amplia variedad de actos programados que incluyeron más de 60 eventos artísticos y culturales.

El festival, que se llevó a cabo del 12 al 30 de junio, contó con actividades en escenarios emblemáticos como el Teatro Tolima, el parque Murillo Toro, el Patio de Banderas y las piscinas del Complejo Acuático de la 42. El 12 de junio, fecha en la que se dio la apertura oficial a las festividades.

A partir del 19 de junio, los ibaguereños, visitantes y turistas disfrutaron del encuentro municipal con la presentación de 20 embajadoras culturales locales, y 16 representantes departamentales al reinado nacional del folclor.

Entre los eventos más importantes se destacaron el tradicional desfile de San Juan, que se realizó  el 22 de junio y el desfile de San Pedro el dia 29 que llenaron de música, color y danza las calles de Ibagué.

Las festividades incluyeron días temáticos como el domingo 22 de junio que celebró el Día del Aguardiente Tapa Roja; el lunes 23, el Día del Sombrero Tolimense; el martes 24, el Día del Tamal; el miércoles 25, el Día de la Achira; el viernes 27, el Día de la Chicha; y el sábado 28 de junio, el Desfile y encuentro de vehiculos clásicos, también el Día de la Lechona escogido como uno de los mejores platos del mundo.

Los diferentes certamenes destacaron la belleza de la mujer colombiana y Tolimense, en los encuentros municipales, departamentales y nacionales de folclor, mediante la autenticidad, la expresión artística, el manejo escénico y las raíces culturales.

Laura Cortés , fue elegida como embajadora  municipal y departamental del Tolima, y  Laura Ximena Ramos, representante del departamento del Casanare se corono como embajadora nacional del folclor colombiano.

Cada jornada fue  una oportunidad para resaltar las tradiciones y sabores que representan a Ibague y el departamento del Tolima.

De esta manera finalizó el 51 Festival Folclórico Colombiano en Ibagué Tolima, con una participación aproximada de más de 3.200  artistas, 50 carrozas, 600 voluntarios, 380 operarios logísticos, 32 coordinadores y 25 productores, además de 1.100 oficiales de policia, Ejército Nacional, Defensa Civil y La Cruz Roja.

HISTORIA

Es llamada La Capital Musical de Colombia, título que le otorgó el francés Conde de Gabriac en sus crónicas de viaje publicadas en Europa hacia 1886, quien quedó sorprendido con el ambiente musical en la ciudad, sus coloridos murales de los edificios del centro y el Conservatorio del Tolima, considerado como una de las escuelas de música más importantes del país. Desde 1959 la ciudad es sede del Festival Folclórico Colombiano en el mes de junio, una de las muestras culturales más importantes de Colombia. Monumentos alusivos a la música se encuentran dispersos en la ciudad, plazoletas, eventos, conciertos y teatros que hacen de la ciudad una “Capital Musical”.

UBICACIÓN

Ibagué es un municipio colombiano ubicado en el centro-occidente de Colombia, sobre la Cordillera Central de los Andes entre el Cañón del Combeima y el Valle del Magdalena, en cercanías del Nevado del Tolima. Es la capital del departamento de Tolima.

Se encuentra a una altitud de 1285 metros sobre el nivel del mar caracterizándose por un clima agradable. es una de las ciudades más antiguas de América, alberga la Gobernación del Tolima, el Palacio de Justicia, el Palacio Municipal, la Asamblea Departamental, la Fiscalía General de la Nación, entre otros, y es el principal epicentro político, industrial, comercial, cultural, financiero y turístico del departamento.

Enfoque periodístico, agradece a la gobernación del Tolima en liderazgo de Adriana Magali Matiz, y la alcaldesa Johana Ximena Aranda, Cristian Torres jefe de comunicaciones, Daniela Uribe y Stephania Rodriguez de la Alcaldía de Ibagué. Al Staff, medios de comunicación y el cuerpo oficial de la policia  metropolitana de Ibagué bajo la derección del Coronel Diego Edixon mora, que velaron por la seguridad  de todos durante el festival.

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Agencias

EE.UU. Y Colombia ponen fin a tensión diplomática

Francisco

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EP NEW YORK | FLORIDA NEWS

Estados Unidos y Colombia pusieron fin a última hora de este domingo a la tensión diplomática generada en la jornada por las amanezas mutuas de ambos presidentes de entablar una guerra comercial.

El origen de todo había sido la negativa del presidente Gustavo Petro a recibir dos aviones militares con colombianos deportados desde Estados Unidos.

“El gobierno de Colombia ha acordado todas las condiciones del presidente Trump, incluida la aceptación sin restricciones de todos los inmigrantes ilegales de Colombia retornados desde Estados Unidos, incluidos los que lleguen en aviones militares, sin limitaciones ni dilación”, expresó en un comunicado la Casa Blanca.

Menos tajante en la respuesta fue el gobierno de Colombia. “El gobierno de Colombia informa que hemos superado con el gobierno de los Estados Unidos, el percance diplomático” dijo el canciller colombiano, Luis Gilberto Murillo, al leer un comunicado que fue transmitido por las redes sociales de la Presidencia.

“Seguiremos recibiendo a los colombianos y las colombianas que retornen en condición de deportados, garantizándoles las condiciones dignas, como ciudadanos sujetos de derechos”, añadió.

“El gobierno de Colombia, bajo la directriz del presidente Gustavo Petro, tiene dispuesto el avión presidencial para facilitar el retorno de los connacionales que iban a llegar hoy al país, en horas de la mañana, en vuelos de deportación”, agregó Murillo.

Se ponía fin a la guerra que mantuvieron Trump y Petro por redes sociales todo el domingo y que había hecho que Colombia se convirtiera en el primer país contra el que el nuevo gobierno de Trump anunciaba sanciones y aumento de aranceles para sus productos por cuestionar su nueva política migratoria.

Tras la decisión de Petro de no autorizar el aterrizaje de dos aviones militares con ciudadanos colombianos deportados horas antes, Trump anunció que impondría aranceles de 25% a los productos colombianos y que anularía las visas a los funcionarios del gobierno de ese país, a lo que respondió de forma recíproca Petro.

Pese al acuerdo alcanzado, la Casa Blanca dijo que la posibilidad de imponer aranceles y sanciones queda aplazada “a menos que Colombia no cumpla con el acuerdo”.

Trump dijo que la negativa de Petro ponía “en peligro la seguridad nacional y pública de los Estados Unidos”.

En su primera semana al frente del gobierno de Estados Unidos, Trump ha iniciado las deportaciones de migrantes indocumentados prometida durante su campaña.

“El presidente Trump está enviando un mensaje fuerte y claro al mundo entero: si ingresa ilegalmente en Estados Unidos, enfrentará graves consecuencias”, escribió en la publicación.

Agencias

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