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Colombia: “Una encrucijada” con dos opciones ante amenaza de las Farc

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EP New York/ Opinión

COLOMBIA, EN LA ENCRUCIJADA

Quizá, a la larga, en estas circunstancias, la única vía para los colombianos es la que impulsó el asesinado primer ministro israelí Isaac Rabín durante el proceso de paz con los palestinos, cuando concluyó que iba  sentarse a negociar la paz como si no existiera el terrorismo, pero que también iba a combatir el terrorismo al mismo tiempo como si no existiera proceso de paz.


Ricardo Angoso

La declaración de un grupo disidente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), liderado por el prominente jefe guerrillero y número dos de este grupo Iván Márquez, de volver a las armas y abandonar definitivamente los acuerdos alcanzados en el proceso de paz entre este grupo terrorista y el gobierno del expresidente Juan Manuel Santos, ha caído como un jarro de agua fría sobre la mayoría de los colombianos. Nadie lo esperaba, esa es la realidad, y menos el gobierno del presidente Iván Duque, que atraviesa sus horas más bajas y arrastra en su primer año largo una crisis de legitimidad intensa debido a su nula popularidad y escaso liderazgo.

Mientras tanto, las FARC, todavía con representantes en la Cámara de Representantes y en el Senado y con personalidad jurídica para concurrir a las próximas elecciones locales y departamentales, donde presentan algunas candidaturas aunque sea a modo testimonial -en las últimas elecciones generales recibieron una cosecha de votos bastante exigua-, ya se han desmarcado de este regreso a las armas de sus antiguos compañeros de armas. Por otra parte, los partidos moderados del centro derecha se han mostrado consternados y han mostrado su rechazo a esta declaración unilateral del regreso a la violencia por parte de las disidencias de las FARC, que están encabezadas por el ya citado Márquez, el fugado y narcotraficante Jesús Santrich -liberado por Duque ignominiosamente- y otro jefe guerrillero apodado alias el Paisa.

Pero la conmoción general no es señal de que el gobierno colombiano vaya a ganar este pulso con las disidencias de las FARC, sino más bien lo contrario: su falta de carácter y su pusilanimidad en casi todos los aspectos relativos a la seguridad nacional, así como su falta de músculo político, le hacen ver ante la sociedad como un ejecutivo incapaz de conducir a buen puerto al país, ahora sumido en la zozobra, la incertidumbre y la crisis en casi todos los órdenes.  El presidente Duque se mostró dubitativo, poco rotundo y contundente frente al terrorismo, complaciente con las FARC y sus disidencias e hizo poco o nada frente al flagelo del narcotráfico, que está claramente ligado al grupo terrorista, recogiendo ahora las consecuencias de esta catarata de errores graves.

Decía el general norteamericano MacArtur que las guerras se pierden por dos palabras: demasiado tarde. “La historia de los fracasos en la guerra puede resumirse en dos palabras: demasiado tarde. Demasiado tarde en la comprensión del letal propósito del enemigo; demasiado tarde en tener conciencia del mortal peligro; demasiado tarde en lo tocante a la preparación; demasiado tarde en la unión de todas las fuerzas posibles para resistir; demasiado tarde en ponernos al lado de nuestros amigos”, aseguraba el veterano militar norteamericano. ¿Será demasiado tarde para Colombia y habrá perdido definitivamente la batalla contra el terrorismo?

El  reciente discurso del presidente Duque, pese a su claridad y firmeza en la defensa de la legalidad y la justicia frente al terrorismo y la criminalidad, sin embargo, tampoco despeja muchas dudas. Su escasa determinación en la lucha contra el narcotráfico, envuelta en el eterno debate sobre el glifolsato y criticada por el mismo presidente norteamericano Trump, y el envío de señales equívocas a  los terroristas, como fue el apoyo a la justicia que juzga los crímenes por delitos de lesa humanidad (JEP), la tolerada rocambolesca y humillante fuga de Santrich y el haber aceptado, sin apenas modificaciones, los acuerdos firmados por Santos, que tanto Duque como otros dirigentes de su partido juraron rectificar durante su campaña electoral, le han dejado en un pésimo lugar.

Así las cosas, y sin que nadie tenga dudas en esta ocasión, Colombia se encuentra en una compleja encrucijada. Tiene dos caminos ante sí y Duque tendrá que tomar decisiones al respecto. Por un lado, el presidente Duque, apoyado por el partido del expresidente Uribe, el Centro Democrático, tiene la opción guerrerista, embarcando al país en una nueva cruzada militar de inciertos resultados sobre el campo de batalla y tal como le demandan algunos sectores del país. Y, en el otro extremo, intentar reconducir el problema de este regreso a la vía armada por parte de guerrilla por la vía del diálogo, en unas hipotéticas negociaciones que incluyeran al Ejército de Liberación Nacional (ELN) -un grupúsculo superviviente a la Guerra Fría de orientación procastrista- y a las disidencias de las FARC, que ahora anuncian a bombo y platillo su regreso a la violencia.

LAS DOS OPCIONES QUE TIENE ANTE SÍ COLOMBIA

Al mismo tiempo, cualquiera de esas dos opciones tendría que convivir con la salvaguarda de los acuerdos de paz firmados por el expresidente Santos en La Habana, toda vez que la comunidad internacional -incluida la Unión Europea (UE) y numerosas potencias internacionales- es garante de los mismos y las FARC, ya como partido político, se han comprometido a cumplirlos. La izquierda colombiana exige al presidente Duque el cumplimiento exhaustivo de dichos acuerdos, la integración política, social y económica plena de los antiguos guerrilleros en la vida del país y el final de la vía guerrerista, a la que siguen apelando algunos sectores de las fuerzas democráticas y numerosos representantes cualificados del Centro Democrático, paradójicamente el partido bajo cuyas banderas ganó el actual mandatario en las elecciones presidenciales en el año 2018.

La encrucijada está ahí, el dilema para el actual inquilino de Casa Nariño -la sede de la presidencia de la República de Colombia- está encima de la mesa. Pero tampoco son  tiempos para la duda y la incertidumbre, para acrecentar la zozobra que se abate sobre la sociedad en estos momentos y generar un vacío de poder ante la situación que agravaría la gravedad del momento, sino que es hora de tomar decisiones y hacer frente a la situación con realismo y contundencia, no obviando las graves responsabilidades que tiene ante sí el presidente Duque frente a su país en esta difícil coyuntura.

¿Qué hacer ahora? Quizá una combinación de las dos vías que surgen en el camino, es decir, la vía militar frente a la nueva estrategia del terror y volver a la mesa del diálogo, pese a la continuidad violencia, podrían proporcionar la clave de la que podría ser una política de paz para los próximos años en Colombia, aunque eso no excluye que seguramente habrá nuevos atentados terroristas y nuevas víctimas que unir a la lista de asesinados, secuestrados y heridos en este país por la violencia terrorista. Y que el camino hasta lograr la verdadera paz -nunca lograda por el proceso de paz de Santos, técnicamente mal desarrollado- será largo y doloroso. Quizá, a la larga, en estas circunstancias, la única vía para los colombianos es la que impulsó el asesinado primer ministro israelí Isaac Rabín durante el proceso de paz con los palestinos, cuando concluyó que iba  sentarse a negociar la paz como si no existiera el terrorismo, pero que también iba a combatir el terrorismo al mismo tiempo como si no existiera proceso de paz. Colombia, otra vez en su historia, como tantas veces, puede que se encuentre ad portas ante ese horizonte incierto. 

Agencias

Fiesta , música y colorido en el festival “independencia orgullo colombiano”

Francisco

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EP NEW YORK | Festival independencia orgullo colombiano

Por Gustavo Lugo | Queens | New York

Por más de una década Alexandra Aristizabal y su grupo de trabajo, han traído el Festival Independencia Orgullo Colombiano, al condado de Queens, mas exactamente al HALL DE LA CIENCIA. Este año miles de colombianos y otras comunidades se hicieron presentes para disfrutar de una tarde llena de colorido, música, danzas, platos típicos, y celebrar un año mas de la independencia colombiana.

Comerciantes, empresarios, personajes de la vida pública y medios escritos y hablados, eran participes y testigos del magno evento, la sorpresa de la tarde fue del alcalde de Nueva York, ERIC ADAMS que al ritmo de la cumbia colombiana demostró sus habilidades para las danzas ganándose los aplausos y la ovación del publico.

Hay que honrar a los artistas que dieron lo mejor de ellos, su profesionalismo, su carisma y el amor incondicional a los colombianos y la comunidad latina del area triestatal.

Artistas locales y extranjeros entregaron al público lo mejor de su repertorio en los diferentes géneros musicales.

Las hermanas Laura y Diana (duo posadas), presentaron el lanzamiento de su sencillo titulado “Mucho Pa’ El”, que muestra la esencia y pasión que caracteriza a Posadas, y narra un historia de despecho pero que no termina ahi, sino con el renacer de una mujer empoderada, libre y más fuerte, cansada de las mentiras y malos tratos.

El duo Posadas fue creado en el 2020.

De otro lado , Anthony lopez, hijo de reconocido Pastor Lopez, y Nelson Henriquez jr, viajaron desde Colombia a presentar la representativa cumbia y uno de los proyectos es hacer un mix con los éxitos de Pastor Lopez volumen dos, el primero lleva el nombre de herencia tropical, igual que la orquesta que los acompaña en esta gira por Estado Unidos, dos jovenes talentosos que por su sangre corre el legado de sus padres.

Una vez mas el Festival Independencia Orgullo Colombiano (FIOC), que dirije Alexandra Aristizabal se poseciona en uno de los mejores festivales latinos de Nueva York.

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Agencias

Biden renuncia a candidatura presidencial y respalda a Kamala Harris

Francisco

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EP NEW YORK. | ELECCIONES EE.UU. 2024

Joe Biden se retira de la contienda presidencial

El presidente de EE. UU. anunció que no buscaría la reelección. Indicó por escrito que retirarse era “por el bien de mi partido y del país”.

El presidente Joe Biden, de 81 años, abandonó su candidatura a la reelección y sumió en el caos la contienda presidencial de 2024 el domingo, cediendo a la implacable presión de sus aliados más cercanos para que abandonara la carrera en medio de profundas preocupaciones de que es demasiado mayor y frágil para derrotar al expresidente Donald Trump.

Después de tres semanas de negativas, a menudo airadas, a dar un paso al lado, Biden finalmente cedió ante un torrente de encuestas devastadoras, llamados urgentes de legisladores demócratas y señales claras de que los donantes ya no estaban dispuestos a pagar para que continuara.

La decisión de Biden pone un abrupto fin a una crisis política que comenzó cuando el presidente protagonizó un calamitoso debate contra Trump el 27 de junio. Pero para el Partido Demócrata, la retirada de Biden desencadena una segunda crisis: con quién reemplazarlo y, específicamente, si organizarse en torno a la vicepresidenta Kamala Harris o iniciar un rápido esfuerzo para encontrar a alguien más para ser el candidato del partido.

El anuncio de Biden, que se encuentra aislado con covid, se produjo apenas tres días después de que Trump pronunciara un discurso incendiario y cargado de insultos para aceptar la nominación de su partido y tener la oportunidad de volver a la Casa Blanca para un segundo mandato. Trump, que lleva años preparándose para la revancha con Biden, se enfrentará ahora a un contrincante demócrata diferente —y hasta ahora desconocido—, cuando solo quedan 110 días para el día de las elecciones.

Esto es lo que hay que saber:

• Permanencia en el cargo:

Biden ha dicho que no renunciará a la presidencia y que tiene intención de terminar su mandato aunque deje en manos de otros el intento de derrotar a Trump. En los próximos meses, se enfrenta a la guerra en curso en Ucrania y a los esfuerzos cada vez más desesperados por alcanzar un acuerdo para poner fin a los combates entre Israel y Hamás en Gaza.

• Una primicia política:

Ningún presidente estadounidense en ejercicio había abandonado una carrera tan tarde en el ciclo electoral. La Convención Nacional Demócrata, en la que Biden iba a ser nominado formalmente por 3939 delegados, comenzará el 19 de agosto en Chicago. Eso deja menos de un mes para que los demócratas decidan quién debe reemplazar a Biden en la candidatura y poco menos de cuatro meses para que esa persona monte una campaña contra Trump.

• Kamala Harris bajo los reflectores.

La decisión del presidente pone a la vicepresidenta bajo un renovado escrutinio; algunos demócratas argumentan que ella es la única persona que puede desafiar eficazmente a Trump a estas alturas de las elecciones. Y dicen que el partido se fracturará si se considera que los líderes demócratas han pasado por alto a la primera vicepresidenta negra. Pero otros argumentan que el Partido Demócrata debería evitar una coronación, especialmente dadas las debilidades políticas de Harris en los últimos tres años y medio.

• La edad es una de las principales preocupaciones:

El intento de reelección de Biden se vio frenado por la preocupación que suscitaba su edad y su capacidad física y mental para desempeñar el cargo. Incluso antes del debate, las encuestas mostraban constantemente que la gente pensaba que era demasiado viejo, y la mayoría —también de los demócratas— querían que alguien más joven fuera presidente. Biden nació durante la Segunda Guerra Mundial y fue elegido senador por primera vez en 1972, antes de que nacieran dos tercios de los estadounidenses de hoy. Biden tendría 86 años al final de su segundo mandato.

• El momento del debate:

La Casa Blanca y los asesores más cercanos a Biden negaron durante años que su edad tuviera algún impacto en su capacidad para hacer su trabajo. Pero el debate con Trump a finales de junio, que vieron más de 50 millones de personas, puso claramente de manifiesto sus limitaciones. Se mostró frágil, vacilante, confuso y disminuido, y fue incapaz de presentar argumentos contra Trump, un delincuente convicto que intentó anular las últimas elecciones presidenciales.

Agencias / NYT

 

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Articulos Destacados

Trump , convención republicana y deportación masiva

Francisco

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EP NEW YORK  | Convención republicana

¿Trump podría cumplir su promesa de deportar a millones de migrantes?

Donald Trump promete el mayor programa de deportaciones de la historia de Estados Unidos. Los costos y los obstáculos serían enormes, según los expertos.

Cuando Donald Trump se postuló a las elecciones presidenciales de 2016, prometió construir un muro para cerrar la frontera y evitar que los delincuentes entraran en el país. Esta vez su campaña tiene un objetivo nuevo: un programa de deportación masiva sin precedentes en el país.

La plataforma de su partido, ratificada en la convención republicana de Milwaukee, promete el “mayor esfuerzo de deportación de la historia de Estados Unidos”, y la inmigración fue el tema de la reunión del martes.

¿Qué se necesitaría para deportar a millones de personas? ¿Es posible?

¿Cuántos inmigrantes están en el país de manera ilegal?

Había 11 millones de inmigrantes viviendo en Estados Unidos sin permiso legal en 2022, según los últimos cálculos del gobierno, y más de 8 de cada 10 llevan más de una década en el país. Trump dijo durante el debate del mes pasado que había 18 millones, lo que carece de fundamento.

Con el fin de huir de la agitación política y económica, los migrantes de países como Venezuela han cruzado la frontera en cifras récord durante el gobierno de Biden.

¿Quiénes serían los deportados y qué tan fácil sería expulsarlos?

Trump y la plataforma republicana han hecho declaraciones muy generales, pero hasta ahora han ofrecido muy pocos detalles sobre la operación que pretenden realizar.

El expresidente ha sugerido que cualquier inmigrante que carezca de estatus legal podrá ser expulsado.

La plataforma del partido afirma que se daría prioridad a “los criminales más peligrosos”.

También dice: “El Partido Republicano se compromete a enviar a los extranjeros ilegales de vuelta a su casa y a expulsar a quienes hayan violado nuestras leyes”.

El consenso entre los expertos en inmigración y exfuncionarios de seguridad nacional es que los obstáculos logísticos, legales, burocráticos y de costos harían prácticamente imposible realizar las deportaciones masivas que pretende Trump en el lapso de un mandato presidencial de cuatro años.

“Incluso si contara con un Congreso dispuesto a promulgar reformas legislativas drásticas y a asignar las decenas de miles de millones necesarios, no hay forma de que un sistema de este tipo pueda estar plenamente operativo en un plazo de cuatro años”, afirmó John Sandweg, funcionario de seguridad nacional en el gobierno de Barack Obama.

¿Qué otros obstáculos habría?

Los inmigrantes que han vivido durante años en el país tienen protección legal y derecho a un proceso jurídico justo.

En los últimos años, quienes han entrado de manera ilegal en el país han sido procesados en la frontera y luego puestos en libertad con órdenes de comparecer ante la corte para las audiencias de deportación. Mientras sus casos se tramitan en la corte de inmigración, lo que suele tardarse varios años más, tienen derecho a permanecer en Estados Unidos.

“Trump tendría que triplicar el tamaño de las cortes de inmigración para lograr algo que se acerque a los números de los que está hablando”, dijo Sandweg. “Incluso así, necesitaría financiación para construir nuevos juzgados, contratar personal de apoyo y formar a los jueces”.

Varias décadas de escasez de fondos y un gran número de solicitudes de asilo han agravado los retrasos.

“Un individuo debe recibir una orden de deportación; un presidente no podría simplemente ignorar eso”, afirmó Janet Napolitano, secretaria de Seguridad Nacional durante el gobierno de Obama. “Se necesitaría un cambio en la ley, y el Congreso tendría que ser un socio activo en esto”.

¿Hay suficiente personal, instalaciones, aviones y otros medios de transporte para una operación de deportación?

Durante el gobierno de Trump, hubo unas 936.000 deportaciones, según datos oficiales. Hasta febrero, el gobierno de Biden había expulsado a unas 340.000 personas.

Para identificar y detener a millones de personas en el interior del país se necesitarían decenas de miles de agentes de inmigración más, aseguró Napolitano.

Trump ha dicho que recurriría a la Guardia Nacional y a otros recursos del ejército para ejecutar su plan.

Las fuerzas del orden locales podrían ser delegadas para identificar a las personas sin estatus legal y entregarlas al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por su sigla en inglés), lo que ya ha ocurrido en el pasado en algunas localidades.

Pero Chicago, Denver, Los Ángeles y Filadelfia son solo algunas de las ciudades que se niegan a colaborar con el ICE, por temor a que esa cooperación promueva la elaboración de perfiles raciales y lleve a los inmigrantes que han cometido delitos menores, como infracciones de tráfico, a procedimientos de deportación.

“Habrá zonas que no quieran tener nada que ver con esto”, señaló Michael Neifach, experto en seguridad fronteriza que fue asesor jurídico principal del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas durante el gobierno de George W. Bush.

Toda persona que pudiera ser deportada potencialmente es retenida en un centro de detención, y en el actual ejercicio fiscal, el Congreso financió la detención de 41.500 inmigrantes diarios con un costo de 3400 millones de dólares, una cifra que tendría que aumentar exponencialmente.

¿Dónde hay margen para que Trump acelere el ritmo de las expulsiones?

Un nuevo gobierno de Trump podría acelerar las deportaciones poniendo fin a programas que el gobierno de Biden introdujo.

Por ejemplo, desde 2022, a unas 500.000 personas de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela se les ha permitido volar a Estados Unidos y vivir y trabajar durante dos años, siempre que tengan un patrocinador financiero. Biden también ha permitido que casi 700.000 migrantes que pidieron cita en una aplicación móvil puedan cruzar la frontera por un puerto de entrada oficial y recibir permisos de trabajo.

“Trump podría apretar el interruptor y revocarlo”, dijo Neifach. Pero, añadió, muchos de los migrantes podrían presentar solicitudes de asilo y pasar a engrosar las cortes saturadas.

¿Habría alguna excepción entre los deportados?

Trump no ha abordado si ejercería alguna discreción o haría alguna excepción.

Más de un millón de estadounidenses están casados con una persona sin estatus legal, y una gran parte de los inmigrantes tienen hijos que son ciudadanos estadounidenses.

“Cuando se habla de ese tipo de cifras y de presencia de las fuerzas del orden, a fin de cuentas hay que pensar: ¿qué le hace eso a la atmósfera del país?”, comentó Napolitano, exsecretaria de Seguridad Nacional.

Publicado en NYT

 

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