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¿Por qué razón fracasará Colombia como Estado a pesar de la paz?

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“El problema de Colombia no es la guerra, lamentablemente, sino que es otro de una naturaleza bien distinta y tiene más que ver con un país adormecido e inculto hasta la médula y una sociedad civil vendida, doblegada, diezmada y fumigada con gases lacrimógenos desde el poder”

Por : Ricardo Angoso

El llamado posconflicto que ha llegado tras la (supuesta) firma de la paz entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el ejecutivo colombiano, que preside ese gran Nobel de la Paz pero pésimo presidente que es Juan Manuel Santos, no es más que una coartada. Simplemente, para explicarlo en pocas palabras, una mera excusa, para legitimar en el poder a una elite que no pretende repartir la “tarta” de sus ingentes recursos, cargos  y dividendos con los menos desfavorecidos. Nada va a cambiar en Colombia pese al circo mostrado. Tampoco se van a cambiar las reglas de juego de un sistema político perverso y absolutamente corrompido porque ello pondría en peligro el omnímodo poder de una oligarquía insaciable en su apetito por acumular vil metal. Conseguir la paz es un objetivo en el corto plazo para seguir manteniendo su status quo en el futuro.

Ahora, cuando el “turismo” de los expertos e investigadores en el posconflicto ha puesto a Colombia en el mapa, es hora de reflexionar sobre las verdaderas causas y orígenes del atraso secular de este país abatido y cansado de esperar una oportunidad. Viene un ejército de expertos, analistas y investigadores a estudiar un posconflicto que ni siquiera existe, pues la violencia subiste. Y que, además, es una mera entelequía sobre el papel; Colombia es el reino de la impostura y su casta gobernante lo sabe, de ese engaño permanente sobre el que se ha construido su inmenso poder sobrevive  vampirizando a toda una nación desde hace más de dos siglos.

COLOMBIA, DEMOCRACIA EN ENTREDICHO

La violencia en Colombia no solo la ejercen las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), como se nos quiere hacer creer desde el poder, sino que también se ejerce desde el Estado. El hambre es otra forma de violencia. En Colombia no hay ni democracia ni se respetan los derechos humanos. Democracia no es sólo votar cada cuatro años, es otra cosa. Es un sistema de poderes y contrapoderes, una institucionalidad basada en la independencia de tres poderes (legislativo, judicial y ejecutivo) y un “juego” político donde están garantizados el ejercicio de los derechos y libertades fundamentales, tales como la libertad de prensa, la libre competencia entre todos los actores políticos, la libertad de expresión e información y el acceso a los servicios públicos fundamentales, tales como la salud, la educación y la justicia. Sin esas reglas básicas de funcionamiento no hay democracia, sino otra cosa. En Colombia, ninguna de esas premisas se cumple y, lo que es peor, quizá nunca se ha cumplido. 

“Cuando una persona está condenada a vivir en la miseria, los derechos humanos son violados por el Estado en donde vive”, señalaba el sacerdote y activista francés Joseph Wresinski. En Colombia, donde una casta irrepetible que se cree un destino en lo universal y mangonea y desvalija ese país desde décadas, nunca se respetaron los derechos humanos de la mayoría y más de la mitad del país, me atrevería a decir incluso más, vive en esa miseria vergonzosa a la que se refería Wresinski. 

WILIAM OSPINA Y EL PROBLEMA DEL ESTADO EN COLOMBIA

Colombia es el país de la ignorancia y la mentira, la farsa y la  bufa. Todo tiene apariencia de verdad pero todo es un sainete, un decorado de cartón y piedra donde se escenifica una comedia que dura dos siglos. La gente vota, incluso se cree que vive en una ficción democrática, pero no es así: es una democracia pervertida, viciada, con instituciones vaciadas de contenidos y donde el Estado es un mero cascarón vacío en manos de una elite dueña de todo sin escrúpulos, ligada directamente a los grandes poderes económicos e absolutamente inmoral, corrupta y facinerosa. Y que han convertido al saqueo, pues no tiene otro nombre, en la norma fundamental que rige a un régimen sin ideología ni ética alguna. El dinero es el único norte que les mueve.

El análisis más certero sobre las características del Estado que se fundó en  Colombia tras la independencia y que ha llegado hasta bien entrada la modernidad (¿?) se lo he leído al escritor William Ospina, al que cito textualmente: “Del Estado colombiano se puede decir que presenta dos características absolutamente contradictorias. Esto es: es un Estado que no existe en absoluto, y es un Estado que existe infinitamente. Si se trata de cumplir con las funciones que universalmente les corresponden a los Estados: brindar seguridad social, brindar protección al ciudadano, garantizar la salud, la educación, el aseo público, la igualdad ante la ley, el trabajo, la dignidad de los individuos, reconocer los méritos y castigar las culpas, el Estado no existe en absoluto. Pero si se trata de cosas ruines: saquear el tesoro público, atropellar a la ciudadanía, perseguir a los vendedores ambulantes, desalojar a los indigentes, lucrarse de los bienes de la comunidad y sobre todo garantizar privilegios, el Estado existe infinitamente. Nunca se ha visto nada más servicial con los poderosos y más crecido con los humildes que el Estado colombiano”.

Y añade Ospina, de una forma bien gráfica: “¿Y ello por qué? Porque desde hace mucho tiempo el Estado en Colombia es simplemente un instrumento para permitir que una estrecha franja de poderosos sea dueña del país, para abrirles todas las oportunidades y allanarles todos los caminos, y al mismo tiempo para ser el muro que impida toda promoción social, toda transformación, toda sensibilidad realmente generosa. El Estado colombiano es un Estado absolutamente antipopular, señorial, opresivo y mezquino, hecho para mantener a las grandes mayorías de la población en la postración y en la indignidad. No hay en él ni grandeza ni verdadero espíritu nacional. Antes, para comprobar esto había que ir a ver cómo se mantienen en el abandono los pueblos del litoral pacífico, los pueblos del interior de Bolívar, las regiones agrícolas, las aldeas perdidas; ahora basta con recorrer las calles céntricas de la capital, ahora no hay un solo campo de la realidad en el que podamos decir que el Estado está ayudando a la nación, está formulando un propósito, está construyendo un país”.

UN SISTEMA ABSOLUTAMENTE CORROMPIDO Y NADA DEMOCRÁTICO

La guerra no es el principal problema de Colombia, ni lo ha sido nunca, ha sido la consecuencia de un sistema corrompido, sucio, ajeno a las formas y usos democráticos y absolutamente vendido al Becerro del Oro. La única brújula de esta oligarquía infame es preservar el poder en el centro del sistema y sus privilegios desmesurados. Esta  oligarquía cínica, hipócrita, soberbia  y arrogante es, seguramente, la peor del continente, tal como  llegó a decir el difunto Hugo Chávez, y tiene a gala el presentarse como moderna, cosmopolita, viajera, preparada y conectada con el mundo. Controla todos los medios de producción, las universidades, los medios de comunicación y, por supuesto, las instituciones desde donde ejercen su poder sin límites. Poseen también la tierra, las emisoras de radio y hasta las bebidas gaseosas son suyas.

Nadan en la abundancia, mienten sin sonrojarse, se homenajean entre ellos, se entregan medallas, premios y condecoraciones, se reparten las embajadas y los consulados, Colombia es su botín de guerra, una gran finca donde esta manga de chorizos campan a sus anchas con total impunidad y riéndose de nosotros. Viven en una suerte de paraíso terrenal pero real e ilimitado. En ninguna parte del mundo estarían mejor, Miami es para irse de vacaciones unos días y chi

 

canear con los amigos, pero allá no te dejan mancillar al mundo entero y robar a espuertas como en Colombia. Son un destino en lo universal destinado para el latrocinio sin medida, siempre son los mismos apellidos: los mismos perros con distintos collares. 

El problema de Colombia no es la guerra, lamentablemente, sino que es otro de una naturaleza bien distinta y tiene más que ver con un país adormecido e inculto hasta la médula y una sociedad civil vendida, doblegada, diezmada y fumigada con gases lacrimógenos desde el poder. Se aniquiló a un pueblo, y a sus representantes genuinos, si es que alguna vez los hubo, en aras de legitimar el proyecto de la deshonrosa casta gobernante, que no era más que preservar sus infinitos privilegios sin medida y su infinito poder sobre las ruinas de una nación hundida, quizá para siempre, en la miseria secular. Han firmado la paz, dicen estos miserables sin careta, pero realmente la han comprado para seguir explotando a esta tierra rica y prospera desde sus entrañas hasta el límite de su inabarcable mezquindad. Mientras el sistema subsista tal como lo conocemos hoy, Colombia seguirá siendo un Estado fallido sin visos de solución en el corto plazo.

Agencias

Acuerdo parcial entre demócratas y republicanos para apertura de gobierno en EE.UU.

Francisco

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EP NEW YORK | EE.UU.

Washington, – El Senado de Estados Unidos aprobó este lunes un acuerdo auspiciado por los republicanos y respaldado por ocho demócratas para financiar temporalmente al Gobierno federal y permitir su reapertura, en una medida que ahora pasa a la Cámara de Representantes para poner fin al cierre más largo de la historia del país.

Luego de una jornada de ocho votaciones, el senado dio pasó al acuerdo de financiamiento provisional con 60 a favor y 40 en contra.

El acuerdo fue alcanzado en el día 41 de cierre de Gobierno, el más largo de la historia de Estados Unidos y pasa a manos de la Cámara de Representantes, la cual se espera que inicie sus sesiones a partir del miércoles.

Los ocho demócratas que se desmarcaron de su bloque y permitieron el avance del paquete fueron: Catherine Cortez Masto, Jacky Rosen, John Fetterman, Maggie Hassan, Jeanne Shaheen, Tim Kaine, Dick Durbin y el independiente Angus King.

La división demócrata fue calificada como “frustrante” por el senador de Arizona, Ruben Gallego, quien dijo que los afectados serán “24 millones de estadounidenses que potencialmente verán aumentar sus primas”. Por su parte, los republicanos celebraron los acuerdos. El conservador Lindsey Graham dijo a periodistas que “el presidente está a favor. Si el presidente está a favor, creo que se aprobará en la Cámara de Representantes. Creo que es un buen acuerdo para el país”.

Después de la votación, la atención estadounidense se girará hacia la Cámara de Representantes y su presidente, el republicano Mike Johnson, quien ya convocó a los miembros de la Cámara para que regresen a Washington antes del miércoles, luego de haber vuelto a sus distritos a mediados de septiembre. Este acuerdo no garantiza la extensión de subsidios a programas de salud como el Obamacare que vence a finales de este año.

Por su parte, los republicanos celebraron los acuerdos. El conservador Lindsey Graham dijo a periodistas que “el presidente está a favor. Si el presidente está a favor, creo que se aprobará en la Cámara de Representantes. Creo que es un buen acuerdo para el país”.

Después de la votación, la atención estadounidense se girará hacia la Cámara de Representantes y su presidente, el republicano Mike Johnson, quien ya convocó a los miembros de la Cámara para que regresen a Washington antes del miércoles, luego de haber vuelto a sus distritos a mediados de septiembre.

El compromiso bipartidista aprobado en el Senado combina tres medidas de financiación anual para distintas agencias con un proyecto de ley provisional que mantendría operativas al resto de las dependencias federales hasta el 30 de enero.

El acuerdo también revertiría más de 4.000 despidos que la Administración Trump había intentado ejecutar al inicio del cierre y prohibiría nuevos recortes hasta finales de enero, ofreciendo un respiro a una fuerza laboral federal afectada por decenas de miles de ceses este año.

Sin embargo, el texto no incluye la extensión de los subsidios de la Ley de Cuidado de Salud Asequible (Obamacare), que expiran a fin de año y cuyo fin podría elevar los costos médicos para millones de estadounidenses.

Los demócratas habían presionado para incluir esa medida, pero los republicanos se negaron a discutir la política sanitaria antes de la reapertura del Gobierno.

El cierre de Gobierno, el más largo de la historia, seguirá vigente al menos 48 horas más y por el momento ha causado miles de cancelaciones de vuelos, 1.3 millones de trabajadores federales afectados, así como la falta de pago del Programa de Asistencia Alimentaria Suplementaria (SNAP) que beneficia a 42 millones de estadounidenses. EFE

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Agencias

EE.UU. incluye a Petro y sus aliados en la “lista clinton”

Francisco

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EP NEW YORK | FLORIDA NEWS | COLOMBIA

Según publica hoy el diario N.Y.T. , EE. UU.  ha decidido incluir en la “lista clinton” a Gustavo Petro, presidente de Colombia a su familia y a Benedetti uno de los más cercanos políticos del mandatario colombiano.

De acuerdo a informes preliminares , El Departamento del Tesoro de Estados Unidos había anunciado que la sanción a Petro y a sus aliados se basaba en que el dirigente del partido (colombia humana)  había permitido el fortalecimiento de grupos narcotraficantes en la producción de drogas desde en 2022 cuando llegó a la presidencia.

Pero , de acuerdo al nyt las sanciones económicas contra el presidente  Gustavo Petro son producto de  las críticas que el líder izquierdista hizo a las acciones militares del gobierno de Donald Trump en el Caribe.

Washington también dijo que sancionaba a la esposa de Petro, a un hijo y a un antiguo aliado político, quien ahora es ministro del Interior de Colombia , Armando Benedetti.

Este tipo de sanciones suelen reservarse a personas acusadas de delitos graves relacionados con el narcotráfico y de violaciones de los derechos humanos , cita el medio neoyorquino.

Petro, un líder político de izquierda, es uno de los pocos dirigentes de América Latina que han criticado abiertamente la decisión de Trump de bombardear barcos en los que viajan personas que, según el gobierno estadounidense, son narcotraficantes. Los bombardeos han causado la muerte de decenas de personas, y Petro ha dicho que entre ellas había colombianos y ha acusado a Estados Unidos de cometer asesinatos.

Trump ha respondido al calificar a Petro como “líder ilegal del narcotráfico” y dijo que le cortaría la ayuda a Colombia. Se destinaron unos 377 millones de dólares a Colombia en el año fiscal 2024, según el Servicio de Investigación del Congreso. Aproximadamente un tercio de ese dinero se destina a la aplicación de la ley y al control de estupefacientes.

El anuncio de la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Tesoro estadounidense, conocida como OFAC, congela todos los activos estadounidenses en poder de las personas sancionadas y bloquea a los ciudadanos estadounidenses para que no hagan negocios con ellas.

El cultivo de coca, producto base de la cocaína, ha aumentado desde que Petro asumió el poder en 2022. También se elevó bajo el mandato de su predecesor, Iván Duque, conservador y aliado cercano de los republicanos en Washington.

El Departamento del Tesoro acusó a Petro de proporcionar “beneficios” a “organizaciones narcoterroristas” y señaló que Colombia estaba “incumpliendo de manera demostrable” sus responsabilidades en materia de control de drogas. El comunicado afirma que Petro se ha aliado con Nicolás Maduro, el autócrata de Venezuela.

Es de recordar que Petro, exmiembro de un grupo rebelde que se desmovilizó en 1990, conocido como M-19 , se dio a conocer en la política colombiana al exponer y denunciar los vínculos entre narcotraficantes y políticos de su país.

Durante mucho tiempo, Petro ha criticado el enfoque de Washington en la lucha contra las drogas en América Latina, y es partidario de una estrategia que se centre más en el desarrollo rural —dándoles a los campesinos que cultivan coca otras oportunidades— que en grandes acciones militares.

En sus discursos, suele responsabilizar parcialmente a los consumidores estadounidenses de cocaína de la violencia que el narcotráfico ha traído a su país. Y utiliza la misma palabra que Trump —“veneno”— para hablar de la cocaína.

Sus críticos de la derecha colombiana han dicho que su enfoque de las drogas es demasiado blando y ha permitido el crecimiento de la industria.

En respuesta al anuncio de sanciones del viernes, Petro dijo en X que su lucha de décadas contra las drogas solo le había traído el castigo de una sociedad a la que había intentado impedir que consumiera cocaína. “Toda una paradoja”, dijo. “Pero ni un paso atrás y jamás de rodillas”.

Los otros sancionados son la esposa de Petro, Verónica Alcocer; uno de sus hijos, Nicolás Petro; y su ministro del Interior, Armando Benedetti.

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Agencias

Una reflexión en tiempos de tensión diplomática

Francisco

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EP NEW YORK | OPINIÓN

Por Gabriel Ángel Ardila

A propósito de la tensa relación entre Colombia y EE.UU.

Más allá del impasse:


En tiempos de tensión diplomática, cuando los titulares se centran en desacuerdos entre gobiernos, conviene recordar que las relaciones entre países no se sostienen únicamente en acuerdos políticos, sino en los vínculos humanos, culturales y académicos que se han tejido durante décadas.

En 1983, tuve el privilegio de representar a El Espectador en un programa internacional que vinculaba a la Beca Fulbright, el USDA y Columbia University. Por delegación directa de don Guillermo Cano Isaza, compartí experiencias con colegas colombianos y delegaciones de otros países, visitamos organismos como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo, y escribimos sobre economía, cooperación y desarrollo.

Hoy, esa memoria se vuelve urgente. No solo porque los archivos que podrían respaldar eso fueron destruidos por la violencia que azotó a El Espectador, sino porque el clima actual entre Colombia y Estados Unidos amenaza con debilitar los mismos puentes que nos permitieron aprender, dialogar y crecer juntos por tanto tiempo.

No se trata de ignorar las diferencias políticas sino reconocer que los intercambios culturales y académicos —como Fulbright, las pasantías, los convenios universitarios— son espacios donde se cultiva el respeto mutuo, la comprensión profunda y la cooperación sin subordinación.

Por eso, propongo que este impasse sea una oportunidad para renovar esos lazos. Que se convoque a una mesa binacional de intercambio cultural, donde periodistas, académicos, artistas y estudiantes de ambos países puedan compartir experiencias, construir propuestas y defender el valor de la autonomía con dignidad. Es la hora de la diplomacia de verdad.

Porque si algo aprendimos en esos años —y lo seguimos aprendiendo hoy— es que el conocimiento compartido no amenaza la soberanía: ¡La fortalece!

 

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