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¿Es de izquierdas el Régimen de Nicolás Maduro?
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8 years agoon
Ricardo Angoso
En este mundo donde reina la confusión ideológica y política, donde domina la posverdad, que es una suerte de realidad virtual donde nos creemos lo que vivimos aunque sea una farsa porque simplemente nos conviene y tiene apariencia de verdad, las fronteras entre la derecha y la izquierda parecen haber desaparecido. Y los discursos entre ambas orillas políticas se entremezclan en una suerte de megacaos léxico en el que aparecen indistinguibles las ideologías, credos o doctrinas políticas. Por otra parte, el superávit de información no nos permite –la mayor parte de las veces- distinguir entre lo que realmente está pasando o lo que queremos creer que está pasando; son tales las dosis de información que tenemos sobre cada asunto, como por ejemplo la crisis de Venezuela, que para un neófito tal volumen de noticias no le permite cualificar ni cuantificar la verdadera dimensión de lo que está ocurriendo, de lo que está aconteciendo minuto a minuto en las calles de Caracas, donde se está gestando, quizá sin saberlo, una de las primeras grandes revueltas cívicas del siglo XXI. Eso sí, sin que la izquierda se dé por enterada, haga la vista gorda ante la brutal represión del sátrapa de Caracas y prefiera mirar para otro lado. Cínicos movidos por un integrismo ideológico sin cortapisas morales.
Los fanáticos de izquierda, que como todos los fanáticos defienden lo imposible aunque se estén clavando con sus palabras las puntillas de su propio ataúd político –como es el caso claro y notorio de Pablo Iglesias, el inefable e hipócrita líder del movimiento populista, demagogo y proiraní Podemos-, viven en otro mundo, en el suyo, claro, y para ellos todo vale, aunque el coste sean centenares de muertos y el hambre de todo un pueblo, en aras de justificar su demagógica creencia de que el fin justifica los medios si sirve a su miserable causa.
Sin embargo, nunca en la historia reciente la izquierda –y me refiero a la de todos los continentes, pero sobre todo a los cretinos de Europa y las Américas- había estado tan sumida en la confusión y el desconcierto, la estupidez manifiesta y la evidente mala fe. El régimen venezolano no es de izquierdas por mucho que se le mire. No lo es en su discurso, que bebe del léxico, las ideas, el pensamiento, la estrategia teórica planteada y las ideas originarias del movimiento fascista y tampoco lo es en su praxis política, quinta esencia básica y primitiva que imita a la perfección a los regímenes fascistas (ya fenecidos, por suerte) del siglo XX. En definitiva, el chavismo no ha inventado nada nuevo y a sus orígenes me remito.
En primer lugar, el fundador del régimen, Hugo Chávez, no es un hombre que tenga orígenes de izquierda, sino más bien lo contrario: fue un militar, golpista para más señas de identidad, que intentó derribar a la institucionalidad democrática en 1992 y fracasó. Nunca tuvo en su mente, como Hilter de sus orígenes, que también intentó derribar a la democracia en 1923 con terroristas de la extrema derecha y también naufragó, organizar un movimiento político y presentarse a unas elecciones libres. Mas bien lo contrario: desde sus orígenes siempre planteó como idea fuerza de su corpus político el hacerse con el poder por la violencia y desde ahí, desde el acceso al gobierno por la vía militar, fundar régimen y sentar, quizá para siempre dejando a un lado la mascarada democrática que más tarde utilizó para calmar a las almas más sensibles, las bases para un dictadura militar eterna al estilo de la siempre admirada satrapía cubana.
Luego, y en segundo lugar, pero no menos importante, Las ideas de Chávez no eran nada nuevas, sino que venían importadas, más concretamente de la Argentina peronista y tenían nombre y apellidos: Noberto Ceresole. Este ex militar, nacionalsocialista, estalinista, antisemita, simpatizante del terrorismo palestino y de los Montoneros, quiso hacer sus contribuciones ideológicas a la causa peronista y bocetó una serie de ideas sobre un régimen que debía de ser capaz de fusionar al pueblo, el ejército, el partido y al gobierno de las masas en una sola entidad política.
Chávez, siempre muy pobre en términos ideológicos y con una escasa formación política en sus orígenes, contrató a Ceresole y le convirtió, salvando las distancias, en una suerte de Rasputín caribeño, un oráculo de Delfos donde el máximo líder se nutría de ideas (descabelladas), propuestas (absurdas casi siempre), proyectos (imposibles de cumplir) y misiones (estúpidas). El resultado a la vista está: el país es un desastre total.
Pero las relaciones entre ambos, a medida que la megalomanía de Chávez se acrecentaba y Ceresole iba perdiendo peso en la corte del gorila izquierdista –una suerte de camarote de los hermanos Marx pero plagada de oportunistas, narcotraficantes, vulgares rufianes y ladrones, asesinos de la peor especie y traficantes de armas-, se fueron estropeando y el matrimonio de conveniencia, como era de esperar en ese mundo surrealista y absurdo, se rompió y desembocó en un tragicómico divorcio. Ceresole, que era un impresentable ya sin predicamento siquiera en la Argentina montonera y carroñera, se marchó con el cuento a otra parte, mientras que Chávez se quedó en Caracas esperando a los monaguillos de lo que algún día sería Podemos, entre los que destacaban esa pareja de pícaros profesores de la Complutense conocidos como Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero, dos personajes tan ávidos de dinero, como más tarde se vería, como de protagonismo político en una España en descomposición. De Ceresole a Monedero y tiró porque me toca, ¡joder con el chavismo!
La guinda de la tarta a este verdadero Big Bang ideológico del régimen la ha puesto el heredero designado por Chávez antes de irse de este mundo, Nicolás Maduro, descubridor reciente de un quinto punto cardinal y personaje absurdo, ridículo y cómico si no fuera porque se ha convertido en un despiadado déspota, un asesino sin piedad y un narcotraficante de la peor especie. Noriega se le ha quedado corto, ¡pobre Cara de Piña!
LAS IDEAS DE MADURO SON LAS DEL NAZISMO MÁS BRUTAL
Las ideas esbozadas, si es que se las puede llamar así, por este sujeto no son nuevas, sino que se nutren significativamente del fascismo. Por ejemplo, desde hace algún tiempo Maduro viene defendiendo que el pueblo debe armarse para hacer frente al enemigo interior y al exterior, al “imperio” que dice quiere destruir Venezuela para siempre y orquestar un golpe de Estado (imaginario, ¡quién va a querer esa ruina!). Maduro pretende crear una suerte de milicia nacional con la chusma en armas para defender la “revolución” y hacer frente a la “derecha parasitaria”, es decir, para borrar del mapa a todos sus oponentes y detractores. Ya Joseph Goebbels, el ministro de Propaganda de Hitler, quien aborrecía del ejército, abrigó siempre la misma esperanza y era, en su opinión, la única tabla salvadora del Reich que estaba destinado a reinar en Europa por más de mil años.
Precisamente de Goebbels aprendió el elemento más duro, radical y sanguinario del régimen, Diosdado Cabello, la importancia de la utilización de la propaganda y la utilización de la misma para desautorizar, deslegitimar y criminalizar a tus enemigos. Si acabas con tus enemigos mediante la propaganda, incluso mintiendo sin sonrojarte, luego será más fácil encarcelarlos, asesinarlos, torturarlos e incluso obligarles a machar al exilio. Una mentira repetida mil veces equivale a una verdad, llegó a decir Goebbels alguna vez, como ahora piensa Maduro. La oposición, sus líderes, no tienen atributos humanos, son unos traidores a la Patria que se merecen la peor de las suertes, aunque sea en una mazmorra asesinados por los sicarios del régimen.
Finalmente, en este esquema tan primario, básico y primitivo que maneja el régimen, está el discurso amigo-enemigo en donde no quedan espacios intermedios ni lugares para el encuentro o el diálogo para la reconstrucción de la convivencia. La idea, calcada fielmente del fascismo de entreguerras, tiene sus orígenes en el “jurista” Carl Schmitt, uno de los fundadores teóricos de la legitimación del nazismo una vez llegado al poder y que, supuestamente, como millones de alemanes, tampoco supo nada del Holocausto. Esa idea amigo-enemigo es la que ha llevado a la demonización de una supuesta “derecha parasitaria” o “burquesía repugnante”, que dice el bocazas de Maduro, que es la culpable de todos los males del país y que, llegado el caso, si las cosas se ponen mal en Venezuela, será borrada de un plumazo, exterminada, para siempre. ¿Nos le recuerda algo este asunto? Es absolutamente el mismo discurso que Hitler ante de la conflagración mundial: si Alemania entra en guerra, por culpa de la “judería internacional”, los judíos serían enviados a los campos de concentración y aniquilados sin piedad, tal como ocurrió. Maduro es un trasunto de Hitler y su régimen, desde luego, no es de izquierdas; tiene más que ver con los regímenes fascistas que con las socialdemocracias europeas. Nada hay en su discurso de izquierda, nada de nada.
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EP NEW YORK | FLORIDA NEWS
ELECCIONES ECUADOR
Noboa gana la reelección en un Ecuador sacudido por la violencia En una campaña muy divisiva, el actual presidente prometió orden y Estado de derecho. Su oponente, Luisa González, de inmediato disputó los resultados.
El presidente de Ecuador, quien subió en las encuestas para asegurarse un mandato acortado en 2023, fue declarado vencedor de las elecciones presidenciales con una ventaja decisiva el domingo en una contienda que mostró la fe de los votantes en sus promesas de abordar la crisis de seguridad con mano férrea.
Daniel Noboa, de 37 años, derrotó a Luisa González, de 47, la elegida del expresidente Rafael Correa.
Ambos candidatos acusaron al otro de cometer infracciones electorales durante la temporada electoral y González, en un discurso desde la sede de su partido, Revolución Ciudadana, dijo que no reconocería los resultados de las elecciones.
“Quiero ser muy clara y enfática: la Revolución Ciudadana siempre ha reconocido una derrota en las últimas elecciones cuando así lo han demostrado las encuestas, el tracking y las estadísticas”, dijo González. “Hoy, no reconocemos los resultados”.
Noboa celebró su victoria desde la ciudad costera de Olón “Esta jornada ha sido histórica”, dijo. “No queda ninguna duda de quién es el ganador”.
El día antes de las elecciones, Noboa declaró el estado de emergencia en siete estados, la mayoría de ellos bastiones de González, lo que suscitó el temor de que estuviera tratando de reprimir el voto entre los partidarios de González. La medida restringe las actividades sociales y permite a la policía y al ejército entrar en los hogares sin permiso.
Noboa se ha posicionado como un presidente del orden público, pero hasta ahora ha logrado resultados mínimos en la lucha contra la persistente violencia del narcotráfico y el desempleo en el país.
En los últimos cinco años, Ecuador ha experimentado una explosión de violencia vinculada al narcotráfico. Un sistema judicial plagado de hacinamiento en las cárceles, corrupción y falta de financiación se ha convertido en un terreno fértil para las bandas carcelarias aliadas con poderosos cárteles internacionales de la droga.
Agencias
Agencias
En riesgo miles de proyectos en el mundo por cierre de USAID

Published
2 months agoon
March 1, 2025By
FranciscoEP NEW YORK | FLORIDA NEWS
Washington | A partir del miércoles por la tarde, el Departamento de Estado en Washington envió una oleada de correos electrónicos a todo el mundo, los cuales llegaron a las bandejas de entrada de campos de refugiados, clínicas de tuberculosis, proyectos de vacunación contra la polio y miles de otras organizaciones que recibían financiación crucial de Estados Unidos para salvar vidas.
“Se da fin a esta adjudicación por conveniencia e interés del gobierno estadounidense”, comenzaban.
Las escuetas notas ponían fin a la financiación de unos 5800 proyectos que habían sido financiados por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) , lo que indicó que había terminado el tumultuoso periodo en el que el gobierno de Trump dijo que estaba congelando proyectos para someterlos a una aparente revisión, y que se había terminado cualquier débil esperanza de que la ayuda estadounidense pudiera continuar.
Muchos eran proyectos que habían recibido una exención de la congelación porque el Departamento de Estado había identificado previamente su labor como esencial y salvadora de vidas.
“Morirá gente”, dijo Catherine Kyobutungi, directora ejecutiva del Centro Africano de Investigaciones sobre Población y Salud, “pero nunca lo sabremos, porque se han cortado incluso los programas para contar a los muertos”.
Entre los proyectos suprimidos figuran programas de tratamiento del VIH que habían servido a millones de personas, los principales programas de control de la malaria en los países africanos más afectados y los esfuerzos mundiales para erradicar la poliomielitis.
Estos son algunos de los proyectos que The New York Times ha confirmado que se han cancelado:
• Una subvención de 131 millones de dólares al programa de inmunización contra la polio de UNICEF, que pagaba la planificación, la logística y la entrega de vacunas a millones de niños.
• Un contrato de 90 millones de dólares con la empresa Chemonics para mosquiteros, pruebas y tratamientos contra la malaria que habrían protegido a 53 millones de personas.
• Un proyecto en la República Democrática del Congo que explota la única fuente de agua para 250.000 personas en campos de desplazados situados en el centro del violento conflicto al este del país.
• Todos los costos de funcionamiento y el 10 por ciento del presupuesto para medicamentos del Servicio Farmacéutico Mundial, el principal canal de suministro de medicamentos contra la tuberculosis, que el año pasado proporcionó tratamiento contra la tuberculosis a casi tres millones de personas, incluidos 300.000 niños.
• Proyectos de atención y tratamiento del VIH dirigidos por la Elizabeth Glaser Pediatric AIDS Foundation, que proporcionaban medicamentos vitales a 350.000 personas en Lesoto, Tanzania y Esuatini, incluidos 10.000 niños y 10.000 mujeres embarazadas que recibían atención para no transmitir el virus a sus bebés al nacer.
• Un proyecto en Uganda para rastrear los contactos de las personas con ébola, llevar a cabo la vigilancia y enterrar a quienes murieron a causa del virus.
• Un contrato para gestionar y distribuir en Kenia suministros médicos por valor de 34 millones de dólares, incluidos 2,5 millones de tratamientos mensuales contra el VIH, 750.000 pruebas del VIH, 500.000 tratamientos contra la malaria, 6,5 millones de pruebas de malaria y 315.000 mosquiteros antipalúdicos.
• Ochenta y siete refugios que atendieron a 33.000 mujeres víctimas de violación y violencia doméstica en Sudáfrica.
• Un proyecto dirigido por FHI 360 que apoyó los esfuerzos de los trabajadores de salud de la comunidad para ir puerta por puerta en busca de niños desnutridos en Yemen. Recientemente descubrió que uno de cada cinco niños tenía un peso críticamente inferior al normal debido a la guerra civil del país.
• Servicios de salud prenatales y postnatales para 3,9 millones de niños y 5,7 millones de mujeres en Nepal.
• Un proyecto dirigido por la organización Helen Keller Intl en seis países de África occidental que el año pasado proporcionó a más de 35 millones de personas medicamentos para prevenir y tratar enfermedades tropicales desatendidas, como el tracoma, la filariasis linfática, la esquistosomiasis y la oncocercosis.
• Un proyecto en Nigeria que proporciona a 5,6 millones de niños y 1,7 millones de mujeres tratamiento para la desnutrición grave y aguda. La interrupción supone que 77 centros de salud han dejado de tratar por completo a los niños con desnutrición aguda grave, lo que pone a 60.000 niños menores de 5 años en riesgo inmediato de muerte.
• Un proyecto en Sudán que gestiona las únicas clínicas de salud operativas en una de las mayores zonas de la región de Kordofán, lo que interrumpe todos los servicios de salud.
• Un proyecto que atiende a más de 144.000 personas en Bangladés y que proporciona alimentos a mujeres embarazadas desnutridas y vitamina A a los niños.
• Un programa dirigido por la agencia de ayuda PATH, denominado REACH Malaria, que protegió de la enfermedad a más de 20 millones de personas en 10 países de África. Proporcionaba medicamentos contra la malaria a los niños al comienzo de la estación de lluvias.
• Un proyecto dirigido por Plan International que proporcionó medicamentos y otros suministros médicos, atención a la salud, tratamiento de programas de desnutrición, así como agua y saneamiento a 115.000 desplazados o afectados por el conflicto del norte de Etiopía.
• Más de 80 millones de dólares para ONUSIDA, la agencia de las Naciones Unidas, que financió trabajos para ayudar a los países a mejorar el tratamiento del VIH, incluida la recopilación de datos y programas de vigilancia de la prestación de servicios.
• El programa de la Iniciativa Presidencial contra la Malaria, denominado Evolve, que se encargó del control de mosquitos en 21 países mediante métodos que incluyen el aerosol de insecticida en el interior de las viviendas (protegiendo a 12,5 millones de personas el año pasado) y el tratamiento de los lugares de reproducción para matar las larvas.
• Un proyecto que proporciona tratamiento contra el VIH y la tuberculosis a 46.000 personas en Uganda, dirigido por la Fundación Infantil del Baylor College of Medicine, Uganda.
• Smart4TB, el principal consorcio de investigación que trabaja en la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de la tuberculosis.
• Las Encuestas Demográficas y de Salud, un proyecto de recogida de datos en 90 países que fueron fuentes cruciales, y en ocasiones las únicas, de información sobre salud y mortalidad materno-infantil, nutrición, salud reproductiva e infecciones por VIH, entre otros muchos indicadores de salud. El proyecto fue también la base de presupuestos y planificación.
Publicado en N.YT.
Stephanie Nolen es reportera de salud global para el Times.
EP NEW YORK | EE.UU.
No te distraigas. No te agobies. No te paralices ni te dejes arrastrar por el caos que el presidente Trump y sus aliados están creando a propósito con el volumen y la velocidad de las órdenes ejecutivas; el esfuerzo por desmantelar el gobierno federal; los ataques performativos contra los migrantes, las personas trans y el concepto de diversidad; las exigencias de que otros países acepten a los estadounidenses como sus nuevos soberanos y la vertiginosa sensación de que la Casa Blanca podría hacer o decir cualquier cosa en cualquier momento. Todo ello pretende mantener a Estados Unidos en vilo para que el presidente Trump pueda avanzar a toda velocidad en su afán por conseguir el máximo poder ejecutivo, para que nadie pueda detener la agenda osada, mal concebida y a menudo ilegal que impulsa su gobierno. Por favor, no te desconectes.
Hay que seguirle la pista a las acciones de esta presidencia y, cuando traspasen los límites morales o legales, hay que cuestionarlas, con valentía y reflexión, con la confianza de que el sistema de controles y equilibrios de la nación estará a la altura de las circunstancias. Hay motivos de preocupación en ese frente, por supuesto. El Congreso, controlado por los republicanos, hasta ahora ha abdicado de su papel como rama coigualitaria del gobierno, desde permitir que sus leyes y directivas de gasto sean sistemáticamente desechadas hasta consentir temerosamente que el presidente llene su gabinete de personajes leales, erráticos y no cualificados. Gran parte de la sociedad civil —desde la comunidad empresarial hasta las universidades, pasando por una parte de los medios de comunicación corporativos— ha permanecido inquietantemente callada, incluso condescendiente.
Pero también hay signos alentadores. Los tribunales, el control más importante sobre un presidente que pretende ampliar sus poderes legalmente autorizados y eliminar cualquier barrera de protección, han resistido hasta ahora y han bloqueado varias iniciativas de Trump. Los estados también han tomado medidas, pues varios fiscales generales demócratas han iniciado demandas contra los intentos de Trump de congelar la financiación de subvenciones federales y terminar con la ciudadanía por derecho de nacimiento, y han prometido luchar contra el acceso del equipo de Elon Musk a los sistemas de pago federales que contienen información personal.
Los funcionarios estatales o locales también están defendiendo sus leyes frente a las redadas federales contra la migración y luchando contra la orden ejecutiva de Trump que prohíbe la atención médica de afirmación de género a los niños trans. Y las organizaciones periodísticas de mentalidad independiente han seguido informando de forma excelente sobre la inundación de excesos de estos primeros días, aportando información esencial al público.
Nada de esto quiere decir que Trump no deba tener la oportunidad de gobernar. Setenta y siete millones de estadounidenses votaron para que Trump volviera a la Casa Blanca, y el Partido Republicano, ahora totalmente rehecho al servicio del movimiento MAGA, tiene mayoría en ambas cámaras del Congreso. Las elecciones, se suele decir, tienen consecuencias. Pero ¿esta revisión inconstitucional del gobierno estadounidense —mucho más amplia, descuidada y cruel que todo aquello por lo que hizo campaña— es realmente lo que los votantes querían? ¿Poner en peligro el sistema estadounidense de controles y equilibrios, sus alianzas y su seguridad nacional? Porque, más allá de las bravatas, eso es lo que Trump, Musk y sus partidarios están haciendo.
Transcurridas tres semanas del segundo mandato de Trump, aquí ofrecemos un puñado de las cosas a las que los estadounidenses no pueden ignorar:
El dominio ejecutivo de Elon Musk.
El problema no es que Musk no haya sido elegido, sino que está infringiendo la ley. Sin ser siquiera un funcionario a tiempo completo, está intentando cerrar o desmantelar unilateralmente agencias y departamentos federales enteros, ignorando los mandatos del Congreso, lo que está prohibido por la Constitución. Él y su equipo están detrás de las ofertas de indemnización anunciadas para millones de funcionarios —incluida toda la plantilla de la CIA— y han forzado de manera efectiva la salida de altos funcionarios a los que no tienen poder para despedir.
Ha emprendido la misión de arrasar los sistemas de pago confidenciales del gobierno con el regocijo de un anarquista, decidiendo por su cuenta qué aspectos del gasto federal son legítimos y sustituyendo cualquier esfuerzo por comprender las funciones gubernamentales que está debilitando por su instintiva adopción de teorías de la conspiración.
Tanto el presidente como Musk parecen disfrutar el hecho de que la mayoría de sus acciones sean evidentemente ilegales, con lo que desafían a los tribunales a intervenir y detenerlas, basándose en la teoría de que, para empezar, esas leyes están equivocadas. Al mismo tiempo, la persona que está dirigiendo este esfuerzo es el hombre más rico del mundo, quien sigue teniendo intereses en sus empresas privadas, que el gobierno federal regula y con las que hace negocios por un valor de miles de millones de dólares. Es un nivel de conflicto de intereses como no hemos visto en la era moderna.
El gobierno contra los funcionarios públicos (también conocidos como los enemigos de Trump). Además del despido de más de una decena de miembros de la fiscalía de Washington que habían trabajado en casos relacionados con los disturbios del 6 de enero de 2021, el gobierno de Trump empezó a recopilar los nombres de miles de miembros del FBI que ayudaron a investigar delitos relacionados con el ataque al Capitolio. Varios funcionarios de alto rango de la agencia ya han sido despedidos.
La medida ofreció un primer atisbo de cómo Trump y su nominado para dirigir el FBI, Kash Patel —quien publicó una lista literal de enemigos de los miembros del “Estado profundo del poder ejecutivo”— podrían utilizar las fuerzas de seguridad federales contra los oponentes políticos del presidente. En lo que quizá sea la advertencia más inquietante a quien se le ocurra cuestionarlo o desafiarlo, Trump despojó a varios de sus antiguos asesores de la protección de seguridad que se consideraba necesaria dadas las amenazas creíbles del gobierno iraní de asesinarlos por acciones que llevaron a cabo bajo su orden directa.
Los desplantes imperiales del presidente y los ataques a nuestros aliados. Trump ha pasado semanas sugiriendo evasivamente que Estados Unidos está a punto de apoderarse ilegalmente de territorios en tres continentes, dejando a su paso diversas olas de consternación. Luego están sus aranceles, planeados desde hace tiempo y aparentemente legales, aunque extremadamente desaconsejados.
Todas las amenazas e insultos le han valido a Trump algunas concesiones a corto plazo, pero es probable que ninguna de ellas fortalezca la economía de Estados Unidos ni le dé al país más seguridad en el escenario mundial. Pisotear alianzas centenarias perjudicará a los países afectados, pero también podría comprometer la seguridad nacional, elevar el precio de productos, alterar el comercio mundial y beneficiar a adversarios como China y Rusia, deseosos de llenar el vacío de unos Estados Unidos cada vez menos confiable.
La salud pública en peligro.
Robert F. Kennedy Jr., quien abiertamente es un escéptico de las vacunas, aún no ha sido confirmado como secretario de Salud y Servicios Humanos de Trump. Pero el gobierno ya está tomando medidas para debilitar y derribar las protecciones de la salud pública y mundial. El jueves, el Times informó que el gobierno planea reducir la plantilla de más de 10.000 estadounidenses de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por su sigla en inglés) a solo unas 300 personas, y cancelar casi 800 adjudicaciones y contratos que la agencia administraba. El presidente —y mucho menos Musk— no puede cerrar una agencia federal sin el voto del Congreso.
Hacerlo también es ilegal de acuerdo a la Constitución. Más de la mitad del gasto de la USAID en 2023 se destinó a programas de salud que buscaban detener la propagación de enfermedades como la poliomielitis, el ébola, la tuberculosis, el VIH/sida y la malaria, o a la ayuda humanitaria para responder a emergencias y contribuir a estabilizar regiones asoladas por la guerra. Si te preocupa prevenir la próxima pandemia o las presiones de la migración mundial, USAID es una inversión que deberías desear que Estados Unidos haga.
El bombardeo del presidente contra los derechos civiles.
Trump ha emitido una avalancha de órdenes ejecutivas y pronunciamientos que hacen retroceder décadas de progreso en materia de derechos civiles y a menudo desafían abiertamente la Constitución. Ha puesto en el punto de mira especialmente a los estadounidenses trans y ha amenazado la financiación federal de las escuelas públicas que no se adhieran a la ideología de derecha sobre cómo se debe hablar sobre la historia y cuestiones raciales.
También, casi a diario, ha encontrado excusas para arremeter contra las políticas de diversidad, equidad e inclusión e incluso llegó a culpar a la DEI del accidente aéreo del 29 de enero en Washington e insinuando enérgicamente que cualquier controlador aéreo que sea mujer o no sea blanco es inferior y se le ha dado trabajo por razones equivocadas. Y la nueva fiscal general, Pam Bondi, anunció el miércoles que las empresas privadas que decidan mantener sus propias políticas de diversidad e inclusión podrían ser objeto de “investigaciones criminales”.
Estados Unidos se enfrenta a una nueva realidad, y exige sabiduría, resistencia y valentía. Estados Unidos está dirigido por un presidente que parece dispuesto a pasar por encima de cualquier persona, ley, estatuto del Congreso o país que se interponga en su camino. Se deja llevar por los impulsos y no tiene interés por las normas, la historia o la realidad.
La forma en que los estadounidenses y el mundo traten a un presidente así determinará gran parte de los próximos cuatro años, y nos exigirá mucho a todos nosotros. Debemos estar a la altura del momento. Trump ganó las elecciones limpiamente, pero su posición es la de presidente, no la de rey o Dios emperador. Cada vez que el Congreso le permite sobrepasar su función constitucional, fomenta un comportamiento más antidemocrático y debilita la capacidad del poder legislativo para frenar una mayor erosión de las normas y valores que han contribuido a hacer de esta nación la más libre, rica y fuerte del mundo.
Publicado en NYT


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