EP Internacional – CIUDAD DE MEXICO, 8 SET – El sismo de 8,4 grados en la escala de Richter, el más potente en un siglo, como es definido por expertos mexicanos, arroja de momento 61 muertos pero la cuenta de víctimas sigue en aumento a medida que las autoridades logran llegar a comunidades más apartadas cercanas al epicentro, en el sureste del país, frontera con Guatemala.
En el estado sureño de Oaxaca, el más castigado por el fenómeno, ocurrido poco antes de la medianoche del jueves, y que despertó a unos 50 millones de personas en una franja del sur al centro de México, que recién se habían ido a dormir. Según el Comité Nacional de Emergencia, la mayoría de las víctimas están en Oaxaca. El presidente Enrique Peña viajó a la zona de desastre en el estado de Chiapas para supervisar las labores de auxilio.
Según el reporte del ministerio de Gobernación hay también 70 lesionados y unas 1.000 viviendas dañadas.
La poderosa fuerza de la naturaleza sacó de la cama a millones de personas entre la noche del jueves y el viernes se cebó sobre todo esta vez en las zonas rurales, menos concentradas que las ciudades pero más vulnerables, sobre todo en las zonas montañosas del sureste de México, la franja más pobre del país.
Por ejemplo, en las cercanías del epicentro, en Tapachula y Pijijiapan, más de 2.500 personas fueron trasladadas a los albergues habilitados por las autoridades ante el temor de que sus frágiles viviendas puedan venirse abajo. Hay además en Chiapas una decena de derrumbes en importantes rutas, cuatro puentes desplomados, siete edificios públicos afectados y cuatro hospitales con visibles rajaduras y grietas. En Tuxtla Gutiérrez, la capital, la alcaldía de San Cristóbal y la Plaza Comercial Ambar registraron diversas fracturas.
En Pijijiapan, lugar del epicentro, cientos de personas fueron desalojadas de la comunidad La Conquista a través de lanchas debido al colapso de un puente. Hasta ahora se habían registrado 185 réplicas del temblor, la mayor de 6,1 grados Richter, pero se teme que la más fuerte esté por venir.
En Juchitán y en Matías Romero estado de Oaxaca, en el Istmo de Tehuantepec, una franja de apenas 200 kilómetros entre el Océano Pacífico y el Golfo de México, la más estrecha del territorio mexicano, habitada sobre todo por miembros de la etnia zapoteca, el miedo se respira en las calles tras la caída de un hotel, una iglesia y una alcaldía.
Las gasolineras distribuidoras de carburante se encuentran sin servicio por la falta de energía eléctrica y el panorama reinante en Juchitán es el de una ciudad bombardeada porque hay escombros en numerosas zonas. Por lo menos 50 viviendas se vinieron abajo en las secciones Quinta, Séptima, Octava y Novena, mientras todavía no llegan brigadistas del estado ni del Ejército o la Marina.
Numerosas personas van en busca de víveres porque pocos comercios están en pie, y muchas personas no se atreven a entrar en sus casas por temor a que se desplomen cuando ocurra la réplica mayor. Aunque hubo una alerta de tsunami, al final no ocurrió, ero sí en cambio se registraron oleajes elevados sin causar víctimas, pues las autoridades lanzaron llamados oportunos a la población para mantenerse alejada de las costas.
El ministro de Educación Aurelio Nuño informó a través de Twitter la suspensión de clases en la Ciudad de México y 10 estados más para hacer una evaluación cuidadosa de la infraestructura escolar a fin de no exponer a los niños y adolescentes al peligro y garantizar la seguridad de alumnos, maestros y empleados.
Brigadas de la Administración Federal de Servicios Educativos comenzaron a revisar, una por una, las condiciones de los colegios, como los muros que las rodean, así como las instalaciones eléctricas, hidráulicas y de gas. Como un impacto indeseado e indirecto del terremoto el peso mexicano amaneció hoy con una cotización más baja frente al dólar, al perder 0,22% en la apertura.
Según los analistas, la moneda mexicana se muestra “defensiva” ante el temor de los inversionistas de que los daños materiales puedan significar para el gobierno una pesada carga en el presupuesto para el próximo año. (ANSA).