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Agencias

Bolsonaristas asaltan el Congreso , el Supremo y palacio presidencial en Brasil

Francisco

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EP New York | Latinoamérica | Agencias

Brasil busca castigar a los que atacaron edificios oficiales

RÍO DE JANEIRO — Las autoridades brasileñas recogían e investigaban el lunes después de que miles de partidarios del expresidente Jair Bolsonaro asaltaran el Congreso, el Supremo Tribunal Federal y el palacio presidencial y después causaran destrozos en las principales sedes de poder del país.

Los manifestantes reclamaban una intervención militar que reinstaurase al ultraderechista Bolsonaro en el poder o expulsara al presidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, recién instalado en el cargo, en escenas de caos y destrucción que recordaban a la insurrección del 6 de enero de 2021 en el Capitolio de Estados Unidos.

Alborotadores vestidos con los colores verde y amarillo de la bandera nacional rompieron ventanas, derribaron muebles y arrojaron computadoras e impresoras al suelo. Agujerearon en cinco puntos un enorme cuadro de Emiliano Di Cavalcanti, volcaron la mesa con forma de U donde se reúnen los jueces del Supremo Tribunal Federal, arrancaron la puerta del despacho de un juez y vandalizaron una emblemática estatua ante la corte. Los interiores de los edificios monumentales quedaron en estado de ruina.

En una conferencia de prensa el domingo por la noche, el ministro brasileño de relaciones institucionales dijo que se inspeccionarían los edificios para buscar pruebas como huellas dactilares e imágenes para que la gente rindiera cuentas, y señaló que los alborotadores al parecer pretendían emprender acciones similares en todo el país. El ministro de Justicia, Flávio Dino, dijo que los actos equivalían a terrorismo y amenaza de golpe de Estado y que las autoridades habían empezado a identificar a las personas que pagaron los autobuses que llevaron a los inconformes a la capital.

“No tendrán éxito en destruir la democracia brasileña. Debemos decirlo con rotundidad, con toda la firmeza y convicción”, dijo Dino. “No aceptaremos la senda de la criminalidad para librar batallas políticas en Brasil. A un delincuente se le trata como delincuente”.

Por ahora han sido detenidas 300 personas, según dijo en Twitter la policía civil del distrito federal.

En los meses que siguieron a la derrota electoral de Bolsonaro el 30 de octubre, Brasil estuvo en vilo, receloso de cualquier vía que pudiera seguir el mandatario saliente para aferrarse al poder. Bolsonaro había avivado entre sus seguidores más fieles la creencia de que el sistema de voto electrónico era propenso al fraude, aunque nunca presentó ninguna prueba. Y su hijo, el legislador Eduardo Bolsonaro, celebró varias reuniones con el expresidente de Estados Unidos Donald Trump, Steve Bannon, viejo aliado de Trump, y su destacado asesor de campaña Jason Miller.

Los resultados de las elecciones brasileñas —las más ajustadas en tres décadas— fueron reconocidas con rapidez por políticos de todo el espectro político, incluidos algunos aliados de Bolsonaro, y docenas de gobiernos. Y Bolsonaro sorprendió casi a todo el mundo al desaparecer de la vista. No admitió la derrota ni denunció un fraude, aunque su partido y él solicitaron la anulación de millones de votos, una petición desestimada con prontitud.

Los brasileños utilizan el voto electrónico desde 1996. Expertos de seguridad electoral lo consideran un sistema menos seguro que las boletas marcadas a mano porque no dejan un registro en papel que pueda auditarse. Sin embargo, el sistema brasileño está vigilado de cerca por las autoridades y por observadores internacionales, que nunca han encontrado pruebas de manipulaciones para cometer fraude.

Aun así, seguidores de Bolsonaro rechazaron los resultados. Cortaron carreteras y acamparon ante edificios militares, instando a las fuerzas armadas a intervenir. Las protestas fueron pacíficas en su gran mayoría, aunque las amenazas aisladas de terrorismo —como una bomba hallada en un camión de combustible camino del aeropuerto de Brasilia— aumentaron las preocupaciones de seguridad.

Dos días antes de la investidura de Lula el 1 de enero, Bolsonaro voló a Estados Unidos y se instaló de forma temporal en Orlando. Muchos brasileños expresaron su alivio porque, aunque declinara participar en la transición de poder, su ausencia permitiera que ocurriera sin incidentes. O así era, hasta el domingo.

“El bolsonarismo imita las mismas estrategias que el trumpismo. Nuestro 8 de enero, una manifestación sin precedentes en la política brasileña, está claramente copiado del 6 de enero en el Capitolio”, dijo Paulo Calmon, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Brasilia. “Los tristes episodios de hoy suponen un nuevo intento de desestabilizar la democracia y demuestran que el radicalismo populista y autoritario de la extrema derecha brasileña sigue activo al mando del expresidente Bolsonaro, el ‘Trump de Latinoamérica’”.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, describió los disturbios como un “ataque a la democracia y al traspaso pacífico de poder en Brasil” en un tuit, y dijo que estaba deseando seguir trabajando con Lula.

En una conferencia de prensa desde el estado de Sao Paulo, Lula leyó un decreto recién firmado por el gobierno federal para asumir el control de la seguridad en el distrito federal. Los “fanáticos fascistas” y todos los que financiaran sus actividades deben ser castigados, señaló. El mandatario también acusó a Bolsonaro de instarles a la insurrección.

Bolsonaro rechazó la acusación del presidente el domingo por la noche. En un tuit afirmó que la protesta pacífica forma parte de la democracia, pero el vandalismo y la invasión de edificios públicos eran “excepciones a la norma”. No mencionó de forma específica las acciones de los manifestantes en Brasilia.

“Evidentemente, es el mentor intelectual de lo que está ocurriendo, de modo que no puede distanciarse de ello”, dijo Mario Sérgio Lima, analista político en Medley Advisors. “Estos grupos fueron creados por él, por el radicalismo que impuso a la política. Y no hay modo de deshacerlo (…) Parece que su grupo ya ha cruzado el Rubicón”.

A diferencia del ataque de 2021 en Estados Unidos, pocos funcionarios trabajaban en los principales edificios del gobierno en un domingo. Y los videos del suceso mostraban una presencia limitada de la policía militar capitalina. Eso hizo que muchos se preguntaran en Brasil si la policía había ignorado los numerosos signos de alarma, subestimado su capacidad o había sido cómplice de algún modo.

Un video mostraba un grupo de manifestantes que se abría paso a través de una barricada policial tras un escaso forcejeo, y apenas unos pocos agentes empleaban gas lacrimógeno. En otro se veía a agentes parados mientras los manifestantes asaltaban el Congreso, incluido uno que grababa imágenes con su celular.

“Este fue un grave error del gobierno del distrito federal. Era una tragedia anunciada”, dijo Thiago de Aragão, director de estrategia en la consultora política con sede en Brasilia Arko Advice. “Todo el mundo sabía que (los manifestantes) venían a Brasilia. Se esperaba que el gobierno del distrito federal preparase una respuesta para proteger la capital. No hicieron nada de eso”.

En su conferencia de prensa, Lula denunció “incompetencia o mala fe” por parte de la policía y prometió que algunos serían castigados.

El gobernador del distrito federal, Ibaneis Rocha, confirmó en Twitter que había destituido al jefe de seguridad pública de la capital, Anderson Torres. Medios locales informaron que Torres estaba en Orlando de vacaciones y que negaba haberse reunido allí con Bolsonaro.

“Dos años después del 6 de enero, el legado de Trump sigue envenenando nuestro hemisferio”, tuiteó el senador estadounidense Bob Menendez, que preside el comité de relaciones exteriores del Senado, y añadió que culpaba a Bolsonaro de incitar las acciones en Brasilia. “Proteger la democracia y exigir responsabilidades a actores malignos es esencial”.

AP noticias

Agencias

Trump llama “narcotraficante” a Petro y corta ayuda a Colombia

Francisco

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EP NEW YORK | FLORIDA NEWS

COLOMBIA

PALM BEACH, Florida, EE.UU. — El presidente Donald Trump afirmó el domingo que reducirá la ayuda de Estados Unidos a Colombia porque el líder del país “no hace nada para detener” la producción de drogas, en lo que es la última señal de fricción entre Washington y uno de sus aliados más cercanos en América Latina.

En una publicación en redes sociales, Trump se refirió al presidente colombiano Gustavo Petro como “un traficante de drogas ilegal” que tiene “baja calificación y es muy impopular”. Advirtió que Petro “mejor cierre” las operaciones de drogas “o Estados Unidos las cerrará por él, y no se hará de manera amable”.

Trump, mientras estaba en su resort de Mar-a-Lago en Florida, escribió en su plataforma Truth Social que Petro está “alentando fuertemente la producción masiva de drogas, en grandes y pequeños campos” en toda Colombia, que el presidente republicano escribió como Columbia. “Petro no hace nada para detenerlo, a pesar de los pagos y subsidios a gran escala de los EE.UU. que no son más que un robo a largo plazo”, escribió Trump.

“A PARTIR DE HOY, ESTOS PAGOS, O CUALQUIER OTRA FORMA DE PAGO, O SUBSIDIOS, YA NO SE HARÁN A COLUMBIA”, escribió Trump. También dijo que Petro tenía “una boca fresca hacia Estados Unidos”.

Más temprano el domingo, Petro acusó al gobierno de Estados Unidos de asesinato y exigió respuestas tras el último ataque estadounidense en aguas del Caribe. Estados Unidos dijo el sábado que estaba repatriando a Colombia y Ecuador a dos sobrevivientes de ese ataque, el sexto desde principios de septiembre. Al menos 29 personas han muerto en ataques que Estados Unidos ha dicho que están dirigidos a presuntos narcotraficantes.

Con información de AP

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Agencias

Se firmó la paz para Gaza, arranca la fase dos del acuerdo

Francisco

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EP NEW YORK | FLORIDA NEWS

PLAN DE PAZ EN GAZA

Trump: “hemos cambiado la historia”.

Con el presidente estadounidense como gran protagonista, que proclamó “un día increíble para Medio Oriente, se necesitaron tres mil años para llegar hasta aquí”, una treintena de líderes árabes y europeos firmaron el documento.

Israel | La fase dos del acuerdo para Gaza ha comenzado.

Donald Trump la oficializó durante la cumbre de Sharm el-Sheikh, donde bajo la coordinación de Estados Unidos y Egipto una treintena de líderes —principalmente de países árabes y europeos— se comprometieron a construir un nuevo futuro de paz para Medio Oriente.

Unas intenciones que serán puestas a prueba de inmediato, comenzando por el primer desafío: el mantenimiento de la seguridad en la Franja. En ese punto, el presidente estadounidense abrió la posibilidad de que Hamás asuma un papel como fuerza policial palestina. “Quieren poner fin a los problemas, lo han dicho abiertamente, y les hemos dado la aprobación por un período determinado”, afirmó.

Otro de los temas centrales del encuentro en el mar Rojo fue la creación del Consejo para la Administración Transitoria.  Y el primer nombre propuesto por Trump fue el del presidente egipcio Abdel Fattah al-Sisi, anfitrión del evento, quien ya convocó a una nueva conferencia sobre la reconstrucción de Gaza para noviembre en El Cairo.

Italia busca ocupar un lugar de primera línea en este proceso, estrechamente vinculado a la estabilización de la Franja. El gobierno de Giorgia Meloni está dispuesto a “reforzar la presencia” de los carabineros si el Consejo de Seguridad de la ONU aprueba una resolución que lo autorice, explicó la primera ministra al término de la jornada.

Meloni abordó estos temas en las reuniones bilaterales mientras esperaba la llegada de Trump, cuyo vuelo se retrasó más de tres horas debido a su visita a Israel.

Como era previsible, el expresidente estadounidense fue el gran protagonista. Saludó uno por uno a los líderes presentes sobre un escenario con una gran inscripción que decía Peace 2025, y pronunció el discurso inaugural durante la ceremonia de firma del acuerdo, destinado a sellar ante el mundo un alto el fuego en Gaza que ya había empezado a aplicarse horas antes.

Fue su día más largo y, quizás también el más importante de sus dos mandatos: la apoteosis de un presidente convertido en pacificador, de un magnate que sublimó el “arte del trato” en “arte del trato de paz”, reclamando haber “cambiado la historia tras 3.000 años”, de un líder político que ahora busca exportar “la edad dorada” inaugurada en su “América MAGA” a “Israel y a todo el Medio Oriente”.

Una demostración simbólica, pero clara, de que el destino de esta partida geopolítica depende, en primer lugar, de los movimientos de Washington. Aun así, Trump agradeció de forma especial a quienes actuaron como mediadores en las largas negociaciones realizadas en las últimas semanas, también en Sharm: al propio al-Sisi —quien lo condecoró con el Collar del Nilo, la más alta distinción egipcia— y al emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani.

Trump había querido llevar consigo a Sharm al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu. Desde Israel, el expresidente contactó a al-Sisi para sugerirlo, y la presidencia egipcia anunció la participación tanto de Netanyahu como del presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas. Pero en el lapso de una hora el viaje fue cancelado “debido al inicio de la festividad de Simjat Torá”, la misma durante la cual ocurrió la masacre del 7 de octubre.

Entre bambalinas, en un clima de tensión, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan y el primer ministro iraquí Muhammad Shia al-Sudani amenazaron con abandonar la cumbre si Netanyahu asistía.

Pequeñas grandes señales de que los obstáculos geopolíticos no faltan. Para superarlos, el plan de Trump apunta a ampliar los Acuerdos de Abraham a otros países árabes, incluido Irán, que rechazó la invitación al encuentro.

“La mano de la amistad y la cooperación sigue tendida”, fue el mensaje de Trump a Teherán. Entre sus próximos pasos figura la composición del Consejo encargado de guiar la transición en Gaza. “Todos quieren formar parte, y eso es bueno”, sonrió el mandatario estadounidense, aunque admitió tener dudas sobre Tony Blair: “Siempre lo he apreciado, pero quiero saber si es una elección aceptable para todos”.

Italia, por su parte, busca jugar sus cartas, aunque Meloni advierte: “Este es tiempo de trabajo, no de protagonismo”.

Emmanuel Macron aseguró que Francia tendrá “un papel muy particular” junto a la Autoridad Palestina en la administración de Gaza, y anunció que ya comenzó a planificar una “conferencia humanitaria para Gaza”, que París “coorganizará”.

Agencias

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Agencias

Premio nobel de la paz a María Corina Machado

Francisco

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EP NEW YORK | FLORIDA NEWS

PREMIO NOBEL 2025

El Premio Nobel de la Paz ha sido otorgado a la activista venezolana María Corina Machado.

El Instituto Noruego del Nobel anunció el galardón durante una ceremonia en Oslo, Noruega.

El premio se otorga a una “valiente y comprometida defensora de la paz, una mujer que mantiene viva la llama de la democracia en medio de la creciente oscuridad”.

Así lo declaró el Comité del Nobel en su declaración de entrega del premio a Corina Machado.

Machado “recibirá el Premio Nobel de la Paz por su incansable labor en la promoción de los derechos democráticos del pueblo venezolano y por su lucha por lograr una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia”, declaró el comité en su anuncio.

Machado, según la declaración, “ha sido una figura clave y unificadora en una oposición política que antes estaba profundamente dividida, una oposición que encontró puntos en <span;>común en la exigencia de elecciones libres y un gobierno representativo”. Esto, enfatiza el Comité, “es precisamente lo que yace en el corazón de la democracia: nuestra voluntad compartida de defender los principios del gobierno popular, incluso cuando discrepamos”.

Las razones recuerdan la catastrófica evolución de Venezuela en los últimos años, “de un país relativamente democrático y próspero a un estado brutal y autoritario que ahora atraviesa una crisis humanitaria y económica”.

El Comité del Nobel recuerda cómo Machado luchó “por unas elecciones libres y justas hace más de 20 años”, y como ella misma declaró, fue “una elección entre las urnas y las balas”.

El Comité quiso recordar cómo Machado, durante el último año, “se ha visto obligada a vivir en la clandestinidad. A pesar de las graves amenazas contra su vida, ha permanecido en el país, una decisión que ha inspirado a millones de personas”.

“¡Estoy en shock!”, declaró María Corina Machado tras el anuncio del Premio Nobel de la Paz, según reveló un video del equipo de prensa.

Según la secretaria del Comité, Machado afirmó: “Este es un premio para todo un movimiento”.  “Vivimos en un mundo donde la democracia está en retroceso, donde cada vez más regímenes autoritarios desafían las normas y recurren a la violencia”. Esto es lo que escribió el comité del Premio Nobel en su acta de concesión del Premio Nobel a María Corina Machado.

“Cuando los regímenes autoritarios toman el poder, es crucial reconocer a los valientes defensores de la libertad que se rebelan y resisten”, añadió.

María Corina Machado, concluyó, “cumple con los tres criterios establecidos en el testamento de Alfred Nobel para la selección de un Premio Nobel de la Paz. Ha unido a la oposición de su país. Nunca ha flaqueado en su resistencia a la militarización de la sociedad venezolana. Ha sido firme en su apoyo a una transición pacífica a la democracia”.

Agencias

 

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