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Duro revés en política migratoria. Residentes y naturalizados en la mira de Trump

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EP New York/EE.UU/

El gobierno de Donald Trump está buscando la manera de limitar el número de inmigrantes legales que obtienen estatus legal en Estados Unidos cada año, informaron hoy fuentes citadas por la cadena NBC News.

De acuerdo a cuatro fuentes cercanas a la Casa Blanca, el gobierno tiene previsto emitir una propuesta en las próximas semanas que dificultará que los inmigrantes legales se conviertan en ciudadanos u obtengan tarjetas de residencia si han utilizado alguno de los programas de bienestar publico, entre ellos, el programa de salud conocido como Obamacare.

Se trata de una medida que no necesita de la aprobación del Congreso, y es parte del asesor principal de la Casa Blanca, Stephen Miller, para limitar el número de migrantes que obtienen estatus legal en el país.

Según NBC News, los detalles de la propuesta de reglamentación aún no fueron finalizados, y figuran en un borrador. De acuerdo al mismo, aquellos inmigrantes que viven legalmente en Estados Unidos y que hayan usado programas como el Obamacare, el seguro de salud infantil, los cupones de alimentos así como otros beneficios, podrían verse obstaculizados para obtener estatus legal en el país.

Abogados de inmigración y trabajadores de la salud pública consultados por NBC News dijeron que en caso de ser aprobado sería el mayor cambio en el sistema legal de inmigración en décadas. Estiman además que más de 20 millones de inmigrantes podrían verse afectados.

De acuerdo a los expertos, se trata de una medida que golpeará en particular a aquellos inmigrantes que trabajan en empleos que no les pagan lo suficiente como para mantener a sus familias.

NBC News citó el caso de Louis Charles, originario de Haití y titular de la tarjeta verde que busca la ciudadanía y que, a pesar de trabajar hasta 80 horas a la semana como auxiliar de enfermería, ha tenido que usar programas públicos para ayudar a su hija adulta discapacitada.

Una versión del plan fue enviada a la Oficina de Administración y Presupuesto de la Casa Blanca, dijeron las fuentes. Se trata del último paso antes de publicar la regla en el registro federal. De acuerdo a otras fuentes locales, la Casa Blanca estaba considerando el el plan en febrero pasado.

“El gobierno se compromete a hacer cumplir la ley de inmigración existente, que claramente tiene la intención de proteger al contribuyente estadounidense al garantizar que los ciudadanos extranjeros que buscan ingresar o permanecer en los Estados Unidos sean autosuficientes”, expresó un portavoz del Departamento de Seguridad Nacional.

Miller, junto con varios de sus ex colegas en el Congreso que ahora ocupan cargos importantes en el gobierno de Trump, han buscado durante mucho tiempo disminuir la cantidad de inmigrantes que obtienen estatus legal en los Estados Unidos cada año. En el año fiscal 2016, el último año fiscal bajo la administración Obama, 1,2 millones de inmigrantes se convirtieron en residentes legales permanentes, o titulares de tarjetas verdes, y 753.060 se naturalizaron en ciudadanos estadounidenses, según datos de los Servicios de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos. (ANSA).


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Trump y los primeros nombramientos temerarios

Francisco

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EP NEW YORK | EE.UU.

EE.UU. / Donald Trump ha demostrado de innumerables maneras que no es apto para la presidencia, pero una de las más claras es la compañía con la que se rodea: figuras marginales, teóricos de la conspiración y aduladores que anteponen lealtad a él por encima de todo. Esta semana, una serie de nombramientos para el gabinete por parte de Trump mostraron de la forma más cruda posible los peligros potenciales que entraña su dependencia a su círculo de allegados.

Para tres de los puestos más importantes y de mayor rango del país, Trump dijo que nombraría a leales sin cualificaciones discernibles para sus trabajos, personas manifiestamente inapropiadas para puestos cruciales de liderazgo en la aplicación de la ley y la seguridad nacional.

Lo más irresponsable fue su elección para fiscal general. Para ocupar el puesto de máximo responsable de la aplicación de la ley del país, el presidente electo dijo que nombraría al representante por Florida Matt Gaetz. Sí, ese Matt Gaetz.

El mismo que pidió la abolición del FBI y de todo el Departamento de Justicia si no dejaban de investigar a Trump. El que estuvo entre las voces más audibles del Congreso en negar los resultados de las elecciones de 2020, quien dijo que estaba “orgulloso del trabajo” que él y otros negacionistas hicieron el 6 de enero de 2021, y quien elogió a los alborotadores del Capitolio como “estadounidenses patriotas” que no tenían intención de cometer actos de violencia. Aquel cuya maniobra para desbancar al presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, en 2023 paralizó el liderazgo de su propio partido en la Cámara durante casi un mes.

Gaetz, quien presentó su carta de renuncia al Congreso el miércoles después de que se anunciara su nominación, fue objeto de una investigación federal sobre tráfico sexual que duró años y que condujo a una condena de 11 años de prisión para uno de sus socios, aunque él negó cualquier participación. El Departamento de Justicia cerró esa investigación, pero el Comité de Ética de la Cámara de Representantes sigue investigando las acusaciones de conducta sexual inapropiada, consumo de drogas ilícitas, aceptación indebida de regalos y obstrucción de las investigaciones gubernamentales sobre su conducta. McCarthy, el expresidente de la Cámara, culpó a Gaetz por su destitución, con el argumento de que Gaetz “quería que detuviera una denuncia de ética porque tuvo relaciones con una joven de 17 años”

Este es el hombre que Trump ha seleccionado para dirigir la agencia de 115.000 personas que ha calificado como la más importante del gobierno federal, un puesto cuya función de hacer cumplir la ley podría causar más problemas a cualquier presidente con intenciones corruptas. Incluso para Trump, fue una asombrosa demostración de su desprecio por la competencia básica y la experiencia gubernamental, y de su deber de dirigir el poder ejecutivo de forma sobria y patriótica. Ahora corresponderá al Senado decir que ha ido demasiado lejos y rechazar este nombramiento.

La lista de nombramientos de Trump apenas está comenzando, pero ya incluye otros dos no cualificados que anunció esta semana: la exrepresentante Tulsi Gabbard para directora de inteligencia nacional y Pete Hegseth para secretario de Defensa.

Gabbard, quien anteriormente representó a Hawái en la Cámara de Representantes y aparece regularmente en Fox News, no solo carece de experiencia en agencias de inteligencia, sino que reiteradamente ha adoptado posturas directamente opuestas a la política exterior estadounidense y a los intereses de seguridad nacional. En varias ocasiones se ha puesto del lado de figuras autoritarias como el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y el presidente de Siria, Bashar al-Assad.

Hegseth, copresentador del programa >>Fox & Friends<< , quizá esté aún menos cualificado, dada la gravedad —por no hablar del presupuesto— del cargo que asumiría. Goza de cierto apoyo entre los miembros de las fuerzas armadas y los veteranos, pero aparte de haber servido dos veces como soldado de infantería del ejército en Irak y Afganistán, así como un tiempo en Guantánamo, Hegseth no tiene experiencia en el gobierno o la defensa nacional.

“Nunca ha dirigido una gran institución, mucho menos una de las más grandes y rígidas del planeta”, escribió el miércoles el consejo editorial de The Wall Street Journal. “No tiene experiencia en el gobierno fuera del ámbito militar, y no es un riesgo menor que la burocracia se lo coma vivo”. La consejo continuó calificando a Hegseth como un “guerrero cultural” en un momento en que hay asuntos de seguridad mucho más importantes en las que el Pentágono debe centrarse.

No es nada seguro que Hegseth pueda siquiera obtener las autorizaciones de seguridad necesarias para el trabajo. Dijo que fue uno de la decena de miembros de la Guardia Nacional retirados del servicio en la toma de posesión del presidente Biden en 2021 debido a preocupaciones de que fuera un extremista, posiblemente por un tatuaje que lleva y que es popular entre los supremacistas blancos.

Estas son algunas de las funciones más importantes del gobierno: proteger al país de amenazas militares y terroristas, investigar conspiraciones criminales nacionales y procesar miles de delitos federales cada año. Sin embargo, para ocuparlas Trump ha recurrido a personas cuya única elegibilidad para el cargo es una aparente disposición a decir sí a todas sus exigencias.

Gaetz, en particular, se ha unido a Trump para expresar su compromiso de vengarse de cualquiera que considere que le ha hecho daño. Trump comenzó su campaña diciendo “soy tu retribución” y Gaetz no transmite nada más que eso. No tiene nada que hacer al frente de una agencia cuya función es combatir el crimen, el fraude, las violaciones de los derechos civiles y las amenazas a la seguridad nacional, entre otras muchas cosas.

En el primer mandato de Trump, el departamento estaba protegido por fiscales de carrera y otros funcionarios públicos que entendían que su obligación primordial era cumplir con los dictados de la Constitución, no con los caprichos del presidente. Pero Trump ha prometido purgar a gente así de su segundo gobierno.

La posibilidad de nombramientos extremos como estos fue la razón por la que la Constitución otorga al Senado el derecho a negar su consentimiento a los deseos de un presidente. La semana pasada, los republicanos ganaron el control de la cámara. Ahora se enfrentarán a una prueba inmediata: ¿defenderán el poder legislativo y el sistema estadounidense de pesos y contrapesos? Dos senadoras republicanas, Lisa Murkowski, de Alaska, y Susan Collins, de Maine, ya han expresado un fuerte escepticismo sobre el nombramiento de Gaetz, y otras han declinado expresar su apoyo.

Está claro que Trump espera que el Senado simplemente se dé la vuelta e ignore sus responsabilidades. Quiere convertir a los líderes de las principales agencias importantes en sus adjuntos, rehaciendo el gobierno federal en un organigrama de Trump Inc. totalmente subordinado a él. Recientemente exigió que el Senado le diera la capacidad de hacer nombramientos en receso, una forma de eludir el proceso de consentimiento del Senado cuando la cámara se suspende durante 10 días o más.

Incluso los senadores republicanos se negaron a acceder a esa exigencia durante su primer mandato, para preservar su papel constitucional, y el miércoles los republicanos del Senado votaron para rechazar como su líder a Rick Scott, senador por Florida, quien dijo que no tendría ningún problema en permitir los nombramientos en receso. En cambio, eligieron al senador por Dakota del Sur John Thune, quien es mucho más probable que defienda el derecho de su cámara a negar el consentimiento de las nominaciones del presidente.

En el segundo mandato de Trump, los senadores se enfrentarán de inmediato a una serie de nombramientos extremos aún peores que los del primer mandato. Eso hace aún más importante que preserven la capacidad de decir no.

PUBLICADO EN N.Y.T.

 

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Agencias

Donald Trump regresa a la Casa Blanca

Francisco

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EP NEW YORK  | ELECCIONES EE.UU

Donald Trump ha ganado las elecciones y para derrotar a la vicepresidenta Kamala Harris apeló al temor a los migrantes y a las inquietudes económicas. Su triunfo señala la llegada de aislacionismo, aranceles y ajuste de cuentas.

El triunfo de Donald Trump ante Kamala Harris culmina una turbulenta e histórica campaña que incluyó dos intentos de asesinato en su contra.

Los republicanos tomaron el control del Senado de Estados Unidos y luchaban por mantener su mayoría en la Cámara de Representantes, lo que produciría un pleno republicano en el Congreso junto al presidente electo, Donald Trump, en la Casa Blanca.

Donald Trump fue elegido 47mo presidente de Estados Unidos el miércoles, un regreso extraordinario para un expresidente que se negó a aceptar la derrota hace cuatro años, provocó una insurrección violenta en el Capitolio, fue condenado por delitos graves y sobrevivió a dos intentos de asesinato.

Donald Trump avanzó con la promesa de derribar el statu quo estadounidense para hacerse con la presidencia una segunda vez, sobreviviendo a una condena penal, imputaciones, la bala de un asesino, acusaciones de autoritarismo y un cambio inédito de oponente para concretar un notable regreso al poder.

La victoria de Trump corona el sorprendente regreso de un hombre que fue acusado de conspirar para revertir las últimas elecciones, pero que aprovechó las frustraciones y temores por la economía y la migración ilegal para derrotar a la vicepresidenta Kamala Harris.

Sus planes provocadores para trastocar el sistema político del país lograron apelar a decenas de millones de votantes que temían que el sueño americano se alejara más de su alcance y que recurrieron a Trump como un defensor contra el >establishment< gobernante y la clase experta de élites.

En un país profundamente dividido, los votantes se volcaron a la promesa de Trump de cerrar la frontera sur prácticamente por cualquier medio, de resucitar la economía con aranceles al estilo decimonónico que restaurarían la manufactura estadounidense y de liderar una retirada de las situaciones complejas internacionales y los conflictos globales.

Ahora, Trump fungirá como el presidente número 47 cuatro años después de abandonar a regañadientes el cargo como el mandatario número 45, el primer político desde Grover Cleveland a fines del siglo XIX en perder la reelección a la Casa Blanca para luego postularse de nuevo con éxito.

A la edad de 78 años, Trump se convierte en el hombre de mayor edad en haber sido elegido presidente, al romper el récord del presidente Joe Biden, cuya competencia mental Trump ha atacado.

Su victoria inaugura una era de incertidumbre para la nación.

Para aproximadamente la mitad del país, el auge de Trump presagia un giro sombrío para la democracia estadounidense, cuyo futuro ahora dependerá de un hombre que ha hablado abiertamente de socavar el Estado de derecho.

Trump ayudó a inspirar un ataque al Capitolio en 2021, ha amenazado con mandar presos a sus adversarios políticos y ha sido denunciado por sus excolaboradores como fascista. Para sus seguidores, las provocaciones de Trump se convirtieron en puntos fuertes más que escollos.

En un discurso de victoria en West Palm Beach, Florida, Trump declaró que era el líder del “más grande movimiento político de todos los tiempos”.
“Superamos obstáculos que nadie creía posibles”, dijo, y añadió que asumiría el cargo con un “mandato sin precedentes y poderoso”.

Parecía que Trump tenía dos contiendas que ganar este año.

Primero se impuso ante Biden, que abandonó la campaña luego de un desempeño titubeante en el debate que suscitó dudas sobre la capacidad del presidente para ocupar el cargo otros cuatro años. Luego derrotó a Harris en una campaña cáustica de 107 días que resultó un calvario desagradable, amargo y lleno de insultos. Trump puso en duda la identidad racial de Harris en un momento y con frecuencia denigró su inteligencia. Chocaron a causa de puntos de vista radicalmente divergentes no solo sobre los asuntos del país, sino también de la misma naturaleza de la democracia.

Trump sistemáticamente ha intentado socavar algunos de los principios fundamentales del país, al erosionar la confianza en la prensa independiente y el sistema judicial, así como sembrando dudas sobre las elecciones libres y justas. Se ha negado a aceptar su derrota hace cuatro años, asegurando falsamente hasta el día de hoy que se le despojó de un segundo mandato en 2020. En lugar de obstaculizar su ascenso, su negacionismo prendió en un Partido Republicano rehecho por él.

Ahora, Trump ha prometido un rediseño radical del gobierno estadounidense, impulsado por sus promesas de “retribución” y de erradicar a los opositores internos que él considera “el enemigo interno”. Ha jurado supervisar la mayor ola de deportaciones de la historia de EE. UU., insinuado que desplegará tropas al interior del país, propuesto amplios aranceles y defendido en gran medida la mayor consolidación de poder en la historia de la presidencia estadounidense.

Con información de agencias

 

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Agencias

Comediante Tony Hinchcliffe llama “isla de basura” a Puerto Rico en campaña de Trump

Francisco

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EP NEW YORK. | Campaña EE.UU. 2024

Por Gustavo Lugo | SDP

A poco dias de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, en el emblemático Madison Square Garden en el corazon de Manhattan y que contó con la presencia de donantes importantes en la campaña de Trump como Elon Musk, el humorista Tony Hinchcliffe hizo comentarios considerados racistas sobre latinos, judíos y afroamericanoss,  las palabras que pronunció el domingo el comediante durante un acto de campaña de Donald Trump en Nueva York, desatando una ola de indignación y repudio entre los puertorriqueños, tanto dentro como fuera de la isla.

“Hay una isla flotante de basura en medio del océano en este momento. Creo que se llama Puerto Rico”.

Los comentarios de Tony Hinchcliffe fueron condenados desde el partido democrata, cuando falta poco más de una semana para las elecciones presidenciales en EE.UU., teniendo encuenta que más de 5 millones de personas de origen puertorriqueño tienen derecho al voto.

La desagradable broma fue inmediatamente criticada por la campaña de Kamala Harris, que se enfrenta con Trump para ganarse el apoyo de las comunidades puertorriqueñas en Pensilvania y otros estados clave. La superestrella de la música Bad Bunny respaldó a Harris poco después de la aparición de Hinchcliffe.

Bad Bunny la estrella del rap y uno de los artistas más reproducidos del mundo respaldó a Harris poco después de la aparición de Hinchcliffe. Otros, como Jennifer López y el cantante Ricky Martin, compartieron el clip como parte de publicaciones que instaban más abiertamente a la gente a votar por ella.

La congresista demócrata Alexandria Ocasio-Cortez y el candidato a vicepresidente Tim Walz no tardaron en expresar su descontento. En una transmisión en redes sociales, Ocasio-Cortez, quien tiene raíces puertorriqueñas, señaló que estos comentarios son “un reflejo de lo que realmente piensan de cualquiera que gane menos dinero que ellos”. Por su parte, el gobernador de Minnesota reaccionó: “¿Quién es ese imbécil?”.

Desde la Isla del Encanto, El gobernador de Puerto Rico, Pedro Pierluisi, manifestó su indignación e instó a la comunidad puertorriqueña a mantenerse firme y demostrar su fortaleza tanto en las urnas como en su vida cotidiana.

En redes sociales, apuntó contra el comediante y dijo: “Basura es lo que salió de la boca de Tony Hinchcliffe, y todos los que lo aplaudieron deberían estar avergonzados de sí mismos por faltarle el respeto a Puerto Rico de esta manera”.

Las tivias críticas también llegaron desde el interior del propio Partido Republicano, pero el reloj no se detiene y el dia de la eleccion esta a la vuelta de la esquina

 

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