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Enfoque Mundial

PREVISIBLES ESCENARIOS ANTE LA CRISIS POLÍTICA EN ESPAÑA

Francisco

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Los resultados de las elecciones generales celebradas en España el pasado 20 de diciembre pusieron fin al bipartidismo reinante -dominado por dos grandes fuerzas: la derechista Partido Popular (PP) y la centro izquierdista Partido Socialista Obrero Español (PSOE)- y supusieron la conformación de un nuevo mapa político dominado por cuatro grandes actores. Aparte del PP y el PSOE, habría que anotar al nuevo sistema de fuerzas la izquierdista Podemos, que llegó al 20% de los votos y 69 de los 350 diputados, la centrista Ciudadanos, con el 13% de los sufragios y 40 diputados, y un sinfín de fuerzas nacionalistas que sin ser determinantes sí pueden llegar a decidir qué coalición gobierna en España. Estos son los cuatro escenarios predecibles de lo que puede ocurrir en el país ante la falta de una mayoría clara para elegir al futuro presidente de Gobierno que conducirá los destinos de la nación.
1.Un pacto de sentido común, algo que en la política no siempre resulta fácil, entre las tres fuerzas políticas más cercanas y moderadas del sistema, es decir, entre el PP, el PSOE y Ciudadanos, que podría llegar a sumar los 253 diputados y una sólida mayoría para poder gobernar el país. Sin embargo, para el PSOE este pacto podría suponer el abrazo del oso y significar su desaparición, algo que saben los líderes socialistas, y para Ciudadanos, tal como le pasó a otras fuerzas en el pasado, ser anexionados y fagocitados por los populares. Es un escenario que sería el lógico pero de muy imposible cumplimiento. Otra cosa será que el PSOE y Ciudadanos dejarán gobernar al PP sin entrar en el ejecutivo, pero también en ese caso el desgaste sería muy grande y es una alternativa de bastante improbable aplicación. El PSOE sufre una grave crisis, con un líder acosado y fuertes divisiones internas, y Ciudadanos, tras verse defraudado en sus expectativas políticas (llegaron a pensar que ganaban las elecciones y se quedaron en un deshonroso cuarto lugar), está literalmente noqueada y con una escasa, por no decir nula, iniciativa política tras ver la cruda realidad que arrojaban los resultados electorales. Una cosas son las encuestas y otra bien distinta lo que los ciudadanos votan.
2. Un gran pacto de la izquierda que aglutinase  al PSOE, Podemos, Izquierda Unida (IU), los independentistas catalanes (ERC-DL) e incluso la proetarra Bildu, una coalición tan heterogénea y diversa como tan incapaz de llegar al necesario consenso para gobernar el país. Tendrían la mayoría, que pasa por los 175 diputados, pero el PSOE perdería la legitimidad para liderar un proyecto coherente que aúne la búsqueda de una solución al denominado “problema catalán” y la necesaria capacidad de maniobra para gestionar adecuadamente la todavía no concluida salida de la crisis económica que sufre España, toda vez que Podemos se niega a aceptar las recetas clásicas auspiciadas por la Unión Europea (UE) y los ajustes necesarios pero dolorosos que necesita la economía. Un gobierno de esas características sería posible pero dudo de que durase más allá de unos meses y seguramente la nación, de nuevo, se viera abocada a unas nuevas elecciones.
3. Un pacto entre las dos grandes fuerzas que hasta ahora dominaban el sistema, PP y PSOE, sin Podemos ni Ciudadanos. Aunque es la opción más deseada por una buena parte del Establecimiento, los líderes más veteranos de ambas fuerzas -incluidos seguramente Felipe González y José María Aznar- y una buena parte de los comunicadores sociales, es una salida política no deseada por el máximo líder socialista, Pedro Sánchez, y su equipo, pues temen ser engullidos en futuras elecciones por la pujante fuerza que es Podemos, que ya anuló políticamente a Izquierda Unida, y que lleve a alemanización de la política española, en el sentido de que los socialdemócratas acaben convertidos en un fuerza secundaria tras la derecha y sin posibilidades de vertebrarse como una alternativa creíble.
4.No debemos de perder de vista la perspectiva de unas nuevas elecciones generales que intenten clarificar el confuso y atomizado escenario político que salió de los comicios del 20 de diciembre. Esa posibilidad de adelanto electoral no es descartable, aunque es casi seguro que los socialistas la evitarán a toda costa en la medida en que es más que posible que en una nueva cita electoral perdieran más diputados frente a Podemos y salieran de las urnas en una situación de un mayor debilidad, mientras que los populares, según señalan las encuestas, saldrían beneficiados y subirían algunos escaños. No olvidemos que al PP le han han faltado apenas diez diputados más para gobernar, ya que se si sumamos los diputados de Ciudadanos y los populares con esos diez diputados a los que me refiero salen las cuentas para casi gobernar con mayoría absoluta. Sin embargo, la perspectiva de unos nuevos comicios crearía las condiciones para una honda crisis en los socialistas, un seguro escenario de polarización entre Podemos y el PP y la agudización de una serie de retos que están sobre la mesa, como la amenaza secesionista catalana y la crisis económica, que requieren una rápida respuesta.
Así las cosas, y  en unas circunstancias dominadas por la prudencia y el temor de todos los actores políticos a que cualquier movimiento provoque un desgaste electoral futuro, lo que está claro es que se forme o no gobierno al final la única alternativa al actual parlamento conformado por tantas fuerzas y sin una mayoría clara es que habrá elecciones anticipadas y que no se completará el ciclo de gobierno de cuatro años previsto por la Constitución. El gobierno que salga será débil, tendrá que buscar grandes acuerdos para sacar adelante sus proyectos y, en definitiva, se instalará una nueva forma de gobernar en España, pero eso no será óbice para que la inestabilidad sea la tónica dominante y que ese sea el mejor camino para resolver los problemas pendientes. Habrá elecciones antes de cuatro años, pero la cuestión es saber cuándo.  Otro asunto que queda pendiente es conocer qué será mejor para España: si un gobierno débil o la convocatoria de unas nuevas elecciones. Pero esa es harina que dejo para otro costal. Veremos qué ocurre.

Ricardo Angoso
Analista Internacional

Bush-Rubio, ¿tándem ganador de los republicanos para las elecciones presidenciales?

Se puede decir que la única opción ganadora que tiene el bando republicano es el tándem Bush-Rubio, que aúna experiencia, madurez política, juventud, diversidad racial, bilingüismo, manejo de la economía, larga trayectoria profesional y, sobre todo, razón de Estado a la hora de anteponer su claro sentido de servicio público a sus intereses personales

Ricardo Angoso/periodista Español

Analista internacional

 

 

A medida que va avanzando la precampaña para las primarias del Partido Republicano norteamericano, las cosas se van viendo con una mayor claridad y el ruido mediático generado por Donald Trump se va apagando a medida que su cascada retórica de mamarrachadas lejos ya de escandalizar sirve tan solo para caricaturizar a un personaje a medio camino entre el esperpentismo y el patetismo. Trump sabe poco de política, pero lo suficiente para saber que nunca va a ganar las elecciones primarias en el interior de su partido y ser el nominado como candidato presidencial.

Sin embargo, la amenaza de que si no gana esta batalla Trump se presente como independiente y divida al electorado conservador sigue pendiendo de un hilo y, de producirse, sería el peor escenario posible para los republicanos. Ya en la década de los noventa, un independiente ultraconservador,Ross Perot, le robó al bando republicano la victoria frente a los demócratas e impidió la reelección del presidente Bush padre. Trump está vendiendo su marca comercial en esta campaña, el objetivo es que su nombre se haga universalmente conocido -lo que en cierta medida ya ha logrado- y consiga vender más sus productos para acaparar una mayor fortuna. Trump también debe saber que las elecciones se ganan desde el centro y que sus exabruptos le pueden dar una cierta popularidad ahora, pero que pueden convertirse, en el largo plazo, en una suerte de bumerán que le deje fuera de juego.

En esta carrera electoral, marcada por el impacto mediático de las mamarrachadas de Trump y el claro liderazgo de

Donald Trump

Donald Trump

 

Hillary Clinton en el campo demócrata, hay demasiado ruido, pocos contenidos programáticos serios y escasos espacios para un debate serio y sosegado entre los candidatos. Pero, en medio de este protagonismo inesperado y también buscado por Trump, hay dos candidatos que sobresalen en el campo republicano por su carácter de símbolos e iconos.

En primer lugar, está Jeb Bush, uno de los candidatos republicanos a tener en cuenta por su larga y dilatada carrera política, en la que tenemos que destacar su paso por la gobernación de Florida y otros cargos de no menor importancia -senador durante varios años-. Bush pertenece a una de las sagas políticas más conocidas del país y que ha dado dos presidentes a los Estados Unidos en periodos controvertidos en la historia de este país. Hombre cercano y afable, Bush también ha destacado en el mundo de los negocios y tiene conocimientos amplios en los asuntos de política doméstica norteamericana. Además, tiene un carácter pausado, moderado y ajeno a todo tipo de escándalos. Bush puede ser el candidato del centro en el bando republicano, pero a su vez también puede aunar a los sectores descontentos con la forma en que los demócratas han gobernado el país en los últimos años e incluso de los sectores más conservadores como el Tea Party, para quienes sería una pesadilla que llegue un demócrata nuevamente  a la Casa Blanca.

Esa candidatura de Bush a la máxima magistratura del país, si es que consigue ganar la larga batalla de las primarias, que apenas acaba de comenzar y se presiente larga hasta que un candidato se vislumbre como ganador, podría ser quizá el único contrapeso serio a la candidatura de Clinton. Nuevamente, como ha ocurrido en otras ocasiones, una saga política al estilo de los Kenedy vuelve a estar en la primera línea de la contienda política en Estados Unidos. Mejor dicho, dos sagas, los Clinton y los Bush, parecen ser las destinadas a competir por la presidencia de la mayor potencia del mundo.

Marco Rubio y Jeb Bush

Marco Rubio y Jeb Bush

 

Ganar el voto latino, única alternativa para vencer en las elecciones. Pero aparte de Bush, los republicanos pueden tener otra baza a su favor: el político hispano y joven Mario Rubio. Rubio es, a sus 44 años, uno de los senadores más jóvenes del Senado norteamericano y una de las firmes promesas del bando republicano. Abogado de profesión, bilingüe y con una notable vocación política, este joven candidato a la presidencia puede dar a los republicanos lo que ahora les falta, es decir, el voto de los casi cuarenta millones de latinos -cifra que podría ser mayor si sumamos los ilegales- que viven en los Estados Unidos y que mayoritariamente orientan su voto hacia los demócratas.

Va a resultar muy difícil, a partir de ahora, que un futuro presidente de los Estados Unidos sea elegido sin los votos de los latinos y los afroamericanos. Los futuros presidentes norteamericanos tendrán que concitar grandes apoyos en esas poblaciones para ser elegidos, tal como lo logró Obama en las últimas elecciones. Tan solo la estupidez supina de Trump, que está en campaña por negocios y no por política, puede haber llegado a planteamientos erróneos en las filas republicanas en el sentido de desconsiderar e infravalorar el potente y cada vez más emergente voto latino.

En definitiva, y para concluir, después de un somero análisis de los candidatos republicanos, sus propuestas programáticas y sus planteamientos estratégicos, se puede decir que la única opción ganadora que tiene el bando republicano es el tándem Bush-Rubio, que aúna experiencia, madurez política, juventud, diversidad racial, bilingüismo, manejo de la economía, larga trayectoria profesional y, sobre todo, razón de Estado a la hora de anteponer su claro sentido de servicio público a sus intereses personales. Bush tiene la suficiente edad y bagaje intelectual y profesional para ser el próximo presidente de los Estados Unidos, algo que no ocurre con el todavía bisoño, inexperto -hasta veces ignorante: sigue negando el cambio climático y se queda tan ancho- y joven Rubio, que debe esperar algún tiempo y aprender que en estas carreras políticas lo más importante es saber manejar los tiempos y dejar que las grandes oportunidades se le presenten. Si se cumpliera este deseo personal, que es el de muchos también en los Estados Unidos, es más que seguro que la retórica y demagogia de los demócratas, por mucho que se empeñe Hilary en presentarse como una persona cabal de ideas conservadoras, casi cercana a los republicanos, será ampliamente derrotada y asistiremos a un nuevo ciclo en este país.

@ricardoangoso

rangoso@iniciativaradical.org

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Agencias

Huelga de estibadores en EE.UU. podría provocar escasez y carestía

Francisco

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EP NEW YORK | EE.UU

Por Gustavo Lugo | sdp

Se inició la huelga en los puertos este primer dia del octubre, con alrededor de 50.000 miembros con un impacto que afectará  las importaciones y exportaciones de Estados Unidos, teniendo en cuenta la variedad de productos que entran y salen a través de los puertos, y los efectos que puede tener, se cree que no afecten la temporada navidena. Regularmente el 70% de la mercancia que los minoristas almacenan para las fiestas ya se envían a través de los puertos para esta época del año, y si la huelga se prolonga no se sabe hasta donde puede afectar.

Después de la pandemia la economía lentamente comenzó a recuperarse y ésta huelga podria retrasar el nivel de recuperación, los puertos involucrados incluyen el puerto de Nueva York y Nueva Jersey, el tercer puerto más grande del país por volumen de carga manejada. También incluye puertos con otras especialidades.

Una primera huelga a gran escala en casi 50 años, deteniendo el flujo de aproximadamente la mitad del transporte marítimo del país después de que las negociaciones para un nuevo contrato laboral fracasaran por los salarios. La huelga detiene todos los suministros, desde alimentos hasta envíos de automóviles a través de docenas de puertos desde Maine hasta Texas, en una interrupción que, según advirtieron los analistas, le costará a la economía miles de millones de dólares por día, amenazará los empleos y potencialmente avivará la inflación.

El sindicato de la Asociación Internacional de Estibadores, que representa a los casi 50.000 trabajadores portuarios, había estado negociando con el grupo empresarial Alianza Marítima de Estados Unidos (USMX) un nuevo contrato de seis años antes de la fecha límite de la medianoche del lunes, La ILA dijo en un comunicado el martes que
<span;>cerró todos los puertos desde Maine hasta Texas a las 12:01 a.m. después de no llegar a ningun acuerdo tras la propuesta final de USMX hecha el lunes, agregando que la oferta estaba “muy por debajo de las demandas de sus miembros para ratificar un nuevo contrato”.

El líder de la ILA, Harold Daggett, ha dicho que empleadores como el operador de buques portacontenedores Maersk (MAERSKb.CO) y su APM Terminals North America no han ofrecido aumentos salariales adecuados ni han aceptado demandas para detener los proyectos de automatización portuaria que amenazan los empleos.

El USMX dijo en un comunicado el lunes que había ofrecido aumentar los salarios en casi un 50%, frente a una propuesta anterior. Mientras tanto, Daggett dijo que el sindicato está presionando para lograr un aumento salarial del 61,5%, según CNBC.

Solo hay que esperar que las negociaciones continúen y se llegue a un buen acuerdo y no afecte el bolsillo de millones de consumidores.

 

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Agencias

FBI incauta documentos y dispositivos personales del Alcalde de Nueva York , Eric Adams

Francisco

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EP NEW YORK | MANHATTAN

Por Gustavo Lugo | SDP

NUEVA YORK — Agentes del FBI entraron en la residencia oficial del alcalde de Nueva York el jueves en la mañana y le incautaron su teléfono, horas antes de la publicación de cargos penales contra el demócrata.

El alcalde, Eric Adams, fue acusado por un jurado investigador de cargos penales que aún no se han revelado, según dos personas familiarizadas con el asunto que hablaron con The Associated Press bajo condición de anonimato porque no estaban autorizados a comentar el asunto de forma pública.

“Agentes federales aparecieron  en Gracie Mansion en un esfuerzo por crear un espectáculo (otra vez) e incautar el teléfono del alcalde Adams (otra vez)”, dijo el abogado de Adams, Alex Spiro, en un comunicado, añadiendo que el alcalde no ha sido arrestado. “Despacharon a una docena de agentes para recoger un teléfono cuando nosotros lo hubiéramos entregado con gusto”.

Al amanecer del jueves se vio a agentes federales entrando en la residencia del alcalde en Manhattan, con varios vehículos marcados de las fuerzas federales de seguridad estacionados delante.

La fiscalía estadounidense en Manhattan ha declinado hacer comentarios sobre la investigación. Un vocero del alcalde declinó responder de inmediato a preguntas el jueves por la mañana.

En un discurso grabado en su residencia oficial, Adams prometió hacer frente a cualquier cargo en su contra y afirmó que se le había convertido en un “objetivo” en un caso “basado en mentiras”.

“Lucharé contra esto con cada onza de mi fuerza y espíritu”, afirmó.

De momento no estaba claro qué leyes Adams está acusado de infringir o cuándo deberá comparecer ante la corte.

Las acusaciones vienen luego de unas semanas extraordinarias en la ciudad de Nueva York, en que investigadores federales han escrutado a varios allegados de Adams con una serie de allanamientos, citaciones y renuncias.

Se cree que las autoridades federales están realizando múltiples investigaciones en torno a Adams y sus más altos asesores, familiares de esos asesores, ante denuncias de recaudación irregular fondos de campaña y de tráfico de influencia en el departamento de policía y en el departamento de bomberos.

Solo en las últimas dos semanas, anunciaron sus renuncias el comisionado de policía y el director del sistema de escuelas.

Agentes del FBI incautaron los artefactos electrónicos de Adams hace casi un año como parte de una investigación enfocada, al menos en parte, en contribuciones de campaña y la relación de Adams con el gobierno de Turquía. Debido al secreto sumarial, se desconoce si la investigación actual es por lo mismo.

A inicios de septiembre, agentes federales incautaron los teléfonos del comisionado de policía, el director del sistema educativo y dos vicealcaldes y otras figuras dentro y fuera de la alcaldía. Todos han negado haber cometido falta alguna.

Con información de AP

 

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Agencias

Lo que se sabe del segundo atentado a Trump

Francisco

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EP NEW YORK | EE.UU.

Trump y la era moderna de la violencia política

En el centro de la actual erupción de violencia política se encuentra Trump, una figura que parece inspirar a la gente a lanzar amenazas o emprender acciones tanto a su favor como en su contra.

Pocos días después de que el expresidente Donald Trump difamara a los inmigrantes en televisión nacional con historias falsas sobre migrantes haitianos que comían perros, gatos y mascotas en un pueblo de Ohio, alguien empezó a amenazar con detonar bombas en escuelas, el ayuntamiento y otros edificios públicos, forzando evacuaciones y provocando una ola de miedo.

Días después, dijeron las autoridades, un hombre que se describió a sí mismo en internet como un descontento antiguo partidario de Trump se dirigió con un rifle semiautomático al campo de golf del expresidente en Florida, evidentemente con la intención de disparar. Solo se vio frustrado cuando un atento agente del Servicio Secreto le descubrió y abrió fuego primero.

Así está la situación en 2024. En menos de una semana, el que fuera comandante en jefe y pudiera serlo otra vez en el futuro, ha sido a la vez una aparente inspiración y un supuesto objetivo de la violencia política que ha ido adquiriendo cada vez más forma en la política estadounidense de la era moderna. Las amenazas de bomba y los intentos de asesinato se han convertido en parte del entorno, impactante y horrible, pero no tanto como para forzar una verdadera hora de la verdad nacional.

“Una de las cosas que más me preocupan ahora mismo es la normalización de la violencia política en nuestro sistema político. Va en aumento”, dijo en una entrevista el representante Jason Crow, demócrata por Colorado y miembro de un grupo de trabajo bipartidista que ya está investigando el intento de asesinato del 13 de julio contra Trump. “Ahora estamos en el segundo en apenas dos meses y esto solo muestra hasta qué punto esto se ha vuelto omnipresente”.

Tanto el presidente Joe Biden como la vicepresidenta Kamala Harris emitieron declaraciones condenando el más reciente incidente, pero la campaña continuó sin interrupciones. Apenas cuatro horas después de que Trump fuera conducido en caravana fuera del club de golf para su protección, su equipo financiero envió un correo electrónico a su lista de recaudación de fondos con un botón para hacer clic y hacer una donación. “¡Mi determinación solo se fortalece tras otro atentado contra mi vida!”, dijo Trump en el correo electrónico. Los correos electrónicos de recaudación de fondos de Harris también continuaron.

Trump, quien tan recientemente como el debate de la semana pasada con Harris culpó a los demócratas por el tiroteo en un mitin en Butler, Pensilvania, que hirió su oreja en julio, atribuyó el atentado del domingo al presidente y a la vicepresidenta también, argumentando que el sospechoso detenido estaba actuando en respuesta a sus ataques políticos.

“Se creyó la retórica de Biden y Harris, y actuó en consecuencia”, dijo Trump a Fox News el lunes. “Su retórica está provocando que me disparen, cuando yo soy quien va a salvar al país, y ellos son quienes están destruyendo el país, tanto desde dentro como desde fuera”.

Incluso mientras se quejaba de que los demócratas le habían convertido en blanco al calificarlo de ser una amenaza para la democracia, repetía su propia afirmación de que “son personas que quieren destruir nuestro país” y les llamó “el enemigo interno”, un lenguaje ciertamente no menos provocador que el utilizado sobre él.

De hecho, en cuestión de horas, su campaña envió por correo electrónico una lista de citas de Biden, Harris y otros demócratas atacando a Trump con frases como “una amenaza para nuestra democracia” y “una amenaza para esta nación”, sin señalar que la semana pasada, durante el debate, el expresidente dijo que “ellos son la amenaza para la democracia”.

Uno de los partidarios más prominentes y vocales de Trump llegó al punto de cuestionar por qué Biden y Harris no han sido blanco de asesinatos. “Y nadie está ni siquiera intentando asesinar a Biden/Kamala”, escribió en internet Elon Musk, multimillonario propietario de redes sociales.

Más tarde, Musk borró el mensaje y lo calificó de broma, pero la Casa Blanca respondió. “Solo se debe condenar la violencia, nunca fomentarla ni bromear sobre ella”, dijo Andrew Bates, portavoz de la Casa Blanca. “Esta retórica es irresponsable”.

La historia estadounidense ya ha estado marcada en el pasado por periodos de violencia política. Cuatro presidentes en ejercicio han sido asesinados en el cargo, y otro fue tiroteado y gravemente herido. Un expresidente también fue tiroteado y sobrevivió, y muchos otros que vivieron en la Casa Blanca han sido objetivos. Pero dos atentados contra la vida de un expresidente en el plazo de dos meses no deja de ser llamativo, especialmente en el fragor de unas elecciones en las que es uno de los principales candidatos a su antiguo cargo.

Quizás la analogía más cercana podría ser la del entonces presidente Gerald Ford, quien sobrevivió a dos intentos de asesinato en poco más de dos semanas en 1975. Pero lo más inquietante es que los intentos de asesinar a Trump recordaron para muchos a 1968, cuando Martin Luther King Jr. y Robert Kennedy fueron abatidos con dos meses de diferencia. Aquellos asesinatos se produjeron en un momento de violencia generalizada en las calles estadounidenses, en medio de una sensación de resquebrajamiento de los lazos sociales, algo que también preocupa hoy a muchos líderes.

En el centro de la actual erupción de violencia política se encuentra Trump, una figura que parece inspirar a la gente a lanzar amenazas o emprender acciones tanto a su favor como en su contra. Durante mucho tiempo ha favorecido el lenguaje de la violencia en su discurso político, animando a sus seguidores a golpear a los que interrumpen, amenazando con disparar a los saqueadores y a los inmigrantes indocumentados, burlándose de un ataque casi mortal contra el esposo de la presidenta demócrata de la Cámara de Representantes y sugiriendo la ejecución de un general al que consideraba desleal.

Aunque Trump insiste en que su encendido discurso a sus partidarios el 6 de enero de 2021 no fue responsable del posterior saqueo del Capitolio, ese día se resistió a las peticiones de sus asesores y de su propia hija para que hiciera más por detener el asalto. Incluso dio a entender que la multitud podría tener razón al querer ahorcar a su vicepresidente, y desde entonces ha considerado patriotas a los atacantes, a los que podría indultar si vuelve a ser elegido.

Trump no se detiene a reflexionar sobre el impacto de sus propias palabras. La semana pasada, sus falsas acusaciones contra los inmigrantes haitianos durante su debate con Harris fueron seguidas rápidamente por amenazas de bomba que pusieron patas arriba la vida en Springfield, Ohio, y él no hizo nada para desalentarlas. Tras 33 amenazas de bomba, el gobernador de Ohio dijo el lunes que las fuerzas del orden realizarían inspecciones diarias en las escuelas de la ciudad.

A la pregunta de un periodista de si denunciaba las amenazas de bomba, respondió con evasivas. “No sé qué ha pasado con las amenazas de bomba”, dijo. “Sé que ha sido tomada por migrantes ilegales, y eso es algo terrible que ha sucedido”.

Los críticos de Trump también han empleado en ocasiones el lenguaje de la violencia, aunque no de forma tan extensa y reiterada en los más altos niveles. Los aliados del expresidente distribuyeron en internet un video recopilatorio de varios opositores a Trump diciendo que les gustaría darle un puñetazo en la cara o cosas por el estilo. Algunas de las voces más extremas en las redes sociales se burlaron o minimizaron el encuentro en el campo de golf de Florida. Los aliados de Trump a menudo denuncian lo que llaman el síndrome de enajenación Trump, la idea de que sus críticos le desprecian tanto que han perdido la cabeza.

La ira, por supuesto, ha sido durante mucho tiempo la fuerza animadora de la etapa política de Trump, tanto la ira que despierta entre sus partidarios contra sus rivales como la que genera entre sus oponentes, quienes llegan a detestarlo. Las predicciones de que pudiera replantearse eso tras escapar por muy poco de la muerte en Butler resultaron efímeras. A la mitad de su discurso de aceptación en la Convención Nacional Republicana, cinco días después, volvía a ser él mismo.

Pero es una medida de hasta qué punto la violencia política se ha convertido en parte de la cultura estadounidense moderna —no aceptada, quizás, pero cada vez más esperada— que el más reciente incidente puede no suponer más diferencia que el primero. La conmoción causada por el tiroteo de Butler se disipó con relativa rapidez cuando la atención se centró en otros acontecimientos. La conmoción de este podría durar igual de poco.

Publicado en NYT.

Peter Baker es el corresponsal jefe de la Casa Blanca para en NYT.

 

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