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Carlos Lozano : La otra voz del conflicto armado en Colombia

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ENTREVISTA A CARLOS LOZANO

por Ricardo Angoso

@ricardoangoso

rangoso@iniciativaradical.org

 ENTRADILLA:

 Carlos Lozano es el director del semanario Voz, la verdad del pueblo, órgano oficial del Partido Comunista Colombiano y, por lo general, bien informado acerca de lo que ocurre en el interior de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y en torno a todo lo que discurre alrededor del proceso de paz entre dicha organización y el ejecutivo presidido por Juan Manuel Santos. Considerado un facilitador en las fases previas a las negociaciones, Lozano cree que la extrema derecha encarnada por el expresidente Alvaro Uribe es una férrea enemiga de la paz en Colombia.

 TITULARES:

 “Hay que buscar una paz justa para todos, tanto para las guerrillas como para el ejecutivo de Juan Manuel Santos”

 “Hay una parte del Establecimiento que se opone al proceso de paz en Colombia”

 “La historia de Colombia es una historia de la violencia ejercida desde el poder, desde el Estado como principal victimario”

 “Aquí la clase dominante colombiana ha sido muy mezquina porque aquí el conflicto está muy ligado al asunto de la tierra, al problema de los grandes latifundios, de la violencia ligada a la defensa para perpetuar la concentración de la tierra en manos de unos pocos”

 “En los acuerdos anteriores, no lo olvidemos, hubo una amnistía total. Por ejemplo, Antonio Navarro, que fue uno de los más importantes líderes del M-19, no pagó ni un día de cárcel, pese a que ahora es uno de los más críticos de todos los acuerdos que se han logrado en La Habana”

 “La paz no se puede reducir solo a la desmovilización de la guerrilla, es más, para mí, lo más importante del proceso de paz son los acuerdos sociales y políticos relativos a las causas que generaron el conflicto”

 “Creo que en esta ocasión las FARC han mostrado una voluntad política que no tenían en el pasado y estamos discutiendo ya asuntos de capital importancia que nunca antes se habían puesto sobre la mesa, como la dejación de armas”

 “Una guerrilla que lleva sesenta años de lucha, que nunca fue derrotada militarmente a pesar de los golpes duros recibidos en muchas ocasiones, no se puede pretender doblegarla de la noche a la mañana y sin una negociación. Eso no funciona así ni con las FARC ni con el mismo Ejército de Liberación Nacional”

 La Entrevista

 Ricardo Angoso: ¿Cuál ha sido el motivo por el que nuevamente se aplazó la firma definitiva de un acuerdo entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el ejecutivo que preside Juan Manuel Santos?

 Carlos Lozano: Había puntos muy importantes pendientes y que generaban grandes controversias, tales como el fin del conflicto y la implementación del mismo proceso una vez concluido, así como ver como se aplicaban los acuerdos alcanzados. No había tiempo suficiente para llegar a un gran acuerdo sobre  estos temas. Sin embargo, al haber fijado esa fecha del 23 de marzo, se generaron unas expectativas para el país y la sociedad en general de que se iba a alcanzar un acuerdo final y de que iba a llegar la paz en esa fecha. El gobierno se equivocó claramente queriendo acotar el proceso de paz a unos tiempos concretos.

 En ésta foto se observa a los principales protagonistas del conflicto armado de los últimos años en Colombia. Alvaro Uribe Vález , Juan Manuel Santos y Timochenco /centro)
 Pero también ocurre que el gobierno tiene muchas dificultades internas y la presión que tiene de la extrema derecha y de un sector del gobierno, contrarios a la solución política, le ponen en una situación muy difícil para llevar a buen término el proceso. Lo digo  porque aprobado el tema de víctimas el pasado  año volvieron a abrir el asunto para hacer unos  supuestos ajustes que finalmente eran cambios, debido a las presiones y corrientes de opinión que desde el Establecimiento le condicionaban al presidente Santos diciéndole que bajo las condiciones de ese acuerdo iba a ser muy difícil que le respaldaran en el asunto del plebiscito. Eso demoró dos meses el tomar el hilo de la discusión sobre las cuestiones pendientes porque hubo que volver al tema de las víctimas y solo hasta el mes de enero quedó aprobado en firme como ya lo está. E incluso todavía hay sectores, dentro del partido conservador y el uribismo, que siguen diciendo que este tema hay que replantearlo. Además, hay temas sobre la mesa que no eran tan sencillos y el gobierno creía que eso se resolvería rápido, cuando no era así.

 Desde que el gobierno comenzó a buscar los acuerdos con las FARC, en la parte secreta incluso de las negociaciones, se pensó que quien ponía las normas era quien estaba en el poder, es decir, el ejecutivo. Se pensaba que estaban haciendo algo bondadoso, humanitario, porque se encontraban frente a una supuesta guerrilla derrotada y que solamente el gobierno podía ofrecer a las FARC un acuerdo digno. El acuerdo digno, para este gobierno, era desmovilizarse y entregar las armas, ahí se quedaba todo. Eso fue una equivocación y el ejecutivo, en parte, sigue siendo presa de ese error porque no se logró nada el 23 de marzo en ninguna materia precisamente porque se pretendió que las FARC se sumara a decisiones tomadas por el gobierno, como el asunto de la refrendación de los acuerdos y el plebiscito. También hubo problemas en lo que se refiere a las zonas de ubicación y a las reformas en materia de orden público. 

 El gobierno tomaba decisiones unilaterales, que perdieron el sentido de bilateralidad propio en unas negociaciones políticas, y eso fundamentalmente derivó en que no se alcanzara un acuerdo en la fecha prevista. Los acuerdos deben ser entre las dos partes y no se deben tomar unilateralmente. Se dice que las FARC no quisieron, que no pusieron de su parte para alcanzar un acuerdo, como en el asunto de la dejación de armas, cuando ese tema ya había quedado definido en La Habana y fija en 60 días ese punto una vez alcanzado el acuerdo definitivo. Incluso, yo creo, que a partir de la nueva fecha fijada, el 6 de abril, se va a establecer una nueva hoja de ruta con una agenda, unas fechas definidas y unos plazos cerrados, en resumen unos tiempos y una fecha más o menos definitiva para resolver en un tiempo razonable un acuerdo final. Pero no nos debemos amarrar a una fecha cerrada, como pretende el presidente Santos, porque eso generará frustraciones y acabará abocando a nuevos fracasos ante la sociedad, debilitando definitivamente el proceso de paz. Eso de intentar ceñirse a una fecha cerrada le resta seriedad al proceso y le debilita, en términos de opinión pública, ante la sociedad.

 El presidente Santos, Sergio Jaramillo y Humberto de la Calle, del equipo negociador del Gobierno; (d) Timochenko, número uno de las FARC, Iván Márquez y Pablo Catatumbo, del equipo negociador de la guerrilla. Foto: Archivo SEMANA
 R.A.:¿No es demasiado tiempo cuatro años para encarar un proceso de estas características, habiendo tenido este largo periodo un coste alto en términos de erosión del presidente y de desilusión en una sociedad que esperaba resultados mucho antes?

 C.L.: Era difícil agilizarlo. Desde que se comenzó hace tres años y medio en Oslo, en la célebre reunión, para inaugurar la fase pública del proceso de paz, se vio que iba ser complicado, ya que las dos partes mostraron en sus discursos que tenían posiciones muy diferentes, casi antagónicas y con discrepancias muy fuertes. Estas diferencias iban a traducirse en un largo proceso de paz, como así ha sido, y en donde habría que tener paciencia y voluntad política por parte de las dos partes para mantenerse en las negociaciones. Todo eso era previsible. Me parece que el gobierno no lo entendió así y comenzó a jugar con el tiempo, las fechas y las decisiones, de carácter unilateral, claro. Y así fue como esa unilateralidad, por parte del gobierno, condujo a seguros fracasos que fueron debilitando el proceso. 

 Luego el presidente Santos, siendo quien conducía el proceso, tenía que haberlo defendido y mantener en alto la defensa del mismo, pero no lo hizo y se mostró débil haciendo concesiones a la extrema derecha contraria a la paz. Eso debilitó al proceso de la paz, aparte de que acontecimientos de fuera de la mesa, que nada tenían que ver con la naturaleza misma de la negociación, afectaron negativamente a la negociación política entre las partes. 

 Más tarde, el gobierno fracasó en que los miembros de la mesa de Unidad Nacional que le apoyaban no estuvieran claramente en favor del proceso y logrando un consenso por la paz, algo que incluso al día de hoy todavía no ha logrado. Y me refiero, por ejemplo, al Partido Conservador, que en estos momentos se debate sobre si estar o salirse de la Unidad Nacional porque no comparte el tema de la paz. El mismo vicepresidente, Germán Vargas Lleras, se ha mantenido al margen del proceso de paz, entretenido en su campaña electoral de cara a las próximas elecciones presidenciales al frente de estas megaobras de infraestructuras que se están haciendo en el país y que le sirven como buena plataforma política. Estos elementos han contribuido a debilitar el proceso mismo, aparte de la campaña de la extrema derecha y de una parte del Establecimiento que han hecho fuerza para que el proceso no saliera y oponiéndose al presidente Santos. Estos sectores exigían un rápido acuerdo a cambio de la desmovilización y la entrega de las armas a las FARC a cambio de nada. Una guerrilla que lleva sesenta años de lucha, que nunca fue derrotada militarmente a pesar de los golpes duros recibidos en muchas ocasiones, no se puede pretender doblegarla de la noche a la mañana y sin una negociación. Eso no funciona así ni con las FARC ni con el mismo Ejército de Liberación Nacional (ELN). 

 Estamos ante un desafío histórico de primera que requiere una solución política con una paz digna para todos, tanto para las guerrillas como para el ejecutivo del presidente Santos. En definitiva, hay que buscar una paz digna y justa para el país. Aquí se trata de buscar una solución que ponga fin a este largo conflicto y la prueba de que estamos ad portas de terminar este proceso, algo que se ha reconocido desde el mismo poder, como el presidente Santos, es que en estos cuatros años se avanzó mucho. Cuatro años en comparación con otros procesos de paz no es mucho tiempo, es un proceso corto en comparación con otros del mundo y de América Latina. Aquí el problema es que algunos esperaban una paz exprés que no llegó pero sí va a llegar, se ha hecho un recorrido suficiente y necesario que va a sentar las bases para que los colombianos alcancen la paz que tanto anhelamos todos. Estamos en el buen camino, pese a los contratiempos, y tengo fe en que finalmente llegará la paz.

 Grupo paramilitar (AUC) autodensas unidas de Colombia
 R.A.:¿Usted piensa como el uribismo, en el sentido de que dicen que las FARC no tienen voluntad política de alcanzar un acuerdo y dejar las armas en aras de que se logre una auténtica paz?

 C.L.: No creo que ese sea el asunto. Creo que en esta ocasión las FARC han mostrado una voluntad política que no tenían en el pasado y estamos discutiendo ya asuntos de capital importancia que nunca antes se habían puesto sobre la mesa, como la dejación de armas. Y este es el tema más complejo para un grupo guerrillero, ya que las armas son las que garantizaron que el movimiento existiera, se hiciera fuerte en algunas regiones del país y se convirtiera en una amenaza para el Establecimiento colombiano. Entonces, poner hoy a las FARC a hablar sobre la dejación de las armas, que no es la entrega, entendida como el desprendimiento de las armas por parte de esta organización pero no como una señal de derrota ni nada parecido. Si estamos ya en ese punto, en que las FARC están dispuestas a dar ese paso y el país está reconociendo ese hecho, no me cabe la menor duda de que están demostrando su voluntad política y quieren llegar hasta el final del proceso de paz.

 Lo que ocurre es que las FARC lo quieren hacer sobre la base de cierto respeto y consideración en el sentido de que quieren que se acaten los acuerdos establecidos en La Habana y que tanto el gobierno de Santos como la guerrilla deben cumplir, respetando lo firmado y lo acordado hasta ahora. Estamos en un punto, creo, de no retorno.

 R.A.:Hay gente que tiene el temor de que esta va a ser una paz con impunidad y en donde las dos partes nunca serán juzgadas por los excesos cometidos, ¿usted qué piensa de este asunto de una paz sin justicia?

 C.L.: Yo creo que el acuerdo de víctimas y justicia es muy positivo para todos porque es la síntesis de lo que ha ocurrido en el país a lo largo del conflicto. Aquí se vivió un momento complejo al comienzo del proceso porque tanto el gobierno como las voces del establecimiento colombiano exigían a las FARC todo y le apostaban a que se rindiera. La guerrilla era la única que tenía que hacer el esfuerzo de reconocer sus culpas y pedir perdón a las víctimas, pero no se hablaban de más asuntos que tenían vital importancia en el proceso. No se hablaba, por ejemplo, del Estado colombiano, que ha sido el principal victimario, y no estoy hablando de este gobierno en concreto, sino del Estado histórico colombiano. La historia de Colombia es una historia de la violencia ejercida desde el poder, desde el Estado como principal victimario.

 Por esa razón, por esa violencia ejercida desde el Estado, el tema político es tan importante, el asunto de la democracia, de la reforma electoral y política, de las garantías que deben tener los colombianos para poder actuar en condiciones de igualdad y con derechos iguales en los procesos electorales de la vida política nacional sin el temor a ser asesinados como ocurrió con la Unión Patriótica (UP) y otros grupos de la izquierda que fueron exterminados en el pasado. Esa versión unilateral de que tan solo era la guerrilla la que tenía que dar la cara a las víctimas se cayó con el acuerdo de víctimas, algo que no gustó a algunos sectores del país. 

 Y es que no es solo el Estado el que tiene que dar la cara, también tienen que responder el Establecimiento y los partidos tradicionales, el liberal y el conservador, ya que hubo caciques regionales que participaron en la creación de los grupos paramilitares y fueron responsables claros de genocidios. No olvidemos que hay caciques de los dos grandes partidos que incluso están en la cárcel y no solo por la parapolítica, sino como responsables de graves violaciones de los derechos humanos. Todo este asunto se tiene que traducir en ese acuerdo de víctimas al que se llegó en su momento. Me parece, por tanto, que va a haber justicia, aunque hay que reconocer que pueden quedar algunas parcelas de impunidad. Creo que en función de un bien supremo, que es la paz, puede que algunos victimarios no paguen por los delitos cometidos, pero esos responsables están en las dos partes y no solo en la guerrilla. 

 Aquí tenemos ese problema y esa discusión, ya que algunos piensan que todos deben de responder y pagar por sus delitos. Si se cumpliera esa premisa, le aseguro, nunca habrá paz en Colombia. Decirle a los militares y a los guerrilleros que tienen que dejar las armas y que no pueden ejercer su derecho a actuar en política y tienen que ir a la cárcel será el peor de los caminos. Por eso, la Ley de Víctimas ejerce un derecho gradual y establece una justicia restaurativa, no punitiva, y sienta las bases para lo que es un auténtico proceso de paz. 

 En los acuerdos anteriores, no lo olvidemos, hubo una amnistía total. Por ejemplo, Antonio Navarro, que fue uno de los más importantes líderes del M-19, no pagó ni un día de cárcel, pese a que ahora es uno de los más críticos de todos los acuerdos que se han logrado en La Habana. Navarro todos los días critica algo, bien a la guerrilla o al gobierno, olvidando que fue victimario y nunca respondió por las tropelías cometidas. Navarro ahora se olvida, al igual que Petro, que nunca pagaron con la cárcel por los delitos que cometieron cuando estaban en el M-19. Así son los procesos de paz: en función de un bien supremo, como es la paz,   hay que asumir ciertos costes mínimos que permitan satisfacer a las víctimas para que haya verdad, justicia y reparación y, hay sobre todo, un compromiso de no repetición pero sobre la base de que se va a priorizar, como ya he dicho antes, la paz. Todo el proceso deber caminar en dirección de una paz justa. El acuerdo de víctimas es muy importante en este proceso y prevé una justicia que reconozca los delitos. Pero debe haber reparación y no repetición de lo que ocurrió. Luego, no olvidemos, el gobierno no quiere tocar el asunto del paramilitarismo, alegando que ese fenómeno no existe y que en Colombia lo que hay son unas bandas criminales, lo que no creo que sea cierto. 

 R.A.:¿El asunto del paramilitarismo no quedó resuelto con Uribe?

 C.L.:No quedó resuelto porque Uribe lo que hizo fue llevarse a unos capos del narcoparamilitarismo extraditándolos a los Estados Unidos, mientras a otros les aplicaron el máximo de la pena, que eran ocho años, pero no se buscó ningún mecanismo de verdad, reparación y no repetición, que es lo que estamos viendo en este proceso. Ahora, el poder acuñó un nuevo término bien raro que dice que los están cometiendo en la actualidad los crímenes son los postdesmovilizados, que es algo que yo no entiendo del todo. Pero la verdad, y todo hay que decirlo, es que quien comete esos crímenes son los brazos del viejo paramilitarismo.

 R.A.:Ultimamente ha habido varias denuncias de crímenes contra activistas sociales y de derechos humanos, ¿qué hay de todo ello?

 C.L.: Todo apunta al paramilitarismo, que sigue siendo una criatura del Estado porque estas bandas están actuando bajo las mismas características de las anteriores, es decir, que siguen ligadas a políticos, pagando favores a empresarios del campo y otros caciques regionales. Hoy lo que tenemos son distintas expresiones de todo este fenómeno del paramilitarismo que no han desaparecido todavía.

 R.A.:¿Cree que las condiciones de desigualdad social y económica que padece el país mejorarán con la firma de la paz para los más desfavorecidos?

 C.L.:Es un debate largo que hay e incluso en la izquierda. Hay sectores de la izquierda que pretenden que la paz llegue cuando todos los problemas del país estén resueltos, es decir, como decía el expresidente Alfonso López Miquelsen, es la aspiración de una revolución por contrato. Pretender que en una mesa de diálogo se resuelvan todos los problemas del país,  como sugieren algunos, es un deseo imposible, claro. Aspirar a que en una mesa de diálogo donde hay una guerrilla revolucionaria sentada con el señor Santos, que es un representante del Establecimiento y el neoliberalismo, se resuelvan todos los problemas del país y haya cambios y transformaciones profundas  no es posible. Por eso, nosotros a lo que aspiramos, y en eso coincidimos con las FARC, es que se pueda llegar a un acuerdo acerca de las causas que originaron el conflicto. 

 Aquí la clase dominante colombiana ha sido muy mezquina porque aquí el conflicto está muy ligado al asunto de la tierra, al problema de los grandes latifundios, de la violencia ligada a la defensa para perpetuar la concentración de la tierra en manos de unos pocos. Eso fue así en la década de los años cuarenta y eso sigue igual en la actualidad, pese a que ahora ya no son los latifundios sino también los grandes ganaderos, que tienen miles de hectáreas en sus manos dedicadas a la ganadería extensiva; las vacas más cómodas del mundo están en Colombia, un país que paradójicamente no tiene soberanía alimentaria. Mientras no se resuelvan esos problemas, esas causas que generaron el problema, va a ser difícil avanzar. Y yo no estoy hablando de quitar las tierras o las vacas a nadie, no, eso no puede ser y no habría lugar para la paz, pero sí se puede hacer como está planteado en la agenda y en el acuerdo que hizo el gobierno con la guerrilla, siempre que haya voluntad por parte del gobierno, que ha promulgado leyes agrarias que van en contra del espíritu acordado en La Habana. 

 R.A.:¿Y qué más cambios tiene que haber?

 C.L.:Tiene que haber un cambio en la doctrina de seguridad nacional que imperó en Colombia durante años, ese anticomunismo feroz que viene de la guerra fría y ha permitido el genocidio de la UP. En definitiva, tiene que cambiar todo lo que ha ocurrido en los últimos años y que tiene que ver con la violencia que se ha ejercido desde el poder. Por eso, cuando  hablamos y nos referimos al paramilitarismo decimos que tiene que ver con que es una criatura creada por el Estado. Tuvieron distintos nombres y denominaciones, pero siempre fueron el mismo fenómeno de la violencia que se ejercía desde el Estado contra los más humildes. Por ejemplo, en los años ochenta se les llamó las Autodefensas de Colombia. Está demostrado hasta donde hubo la complicidad y la confabulación de parte de agentes del Estado en estos grupos y el propio expresidente Alvaro Uribe Vélez no es ajeno a estas bandas; fue el creador de las Convivir en Antioquía. Todo ese entramado ahora hay que desmontarlo en el proceso de paz, esos son los cambios que hay que hacer. Sumado todo ello al narcotráfico, que acabó siendo un factor y un combustible que alimentó el conflicto. Es un tema que no originó el conflicto, pues no existía en sus orígenes, sino que lo acabó atravesando y convirtiendo en un problema de todos, no en un problema que, como dice el gobierno de Santos, es solo de la guerrilla, sino también del Estado. El narcotráfico perneó al Estado y acabó eligiendo hasta presidentes, como Samper, y eligió hasta parlamentarios, como el señor Pablo Escobar, que acabó hasta de congresista.

 R.A.:Dicen los uribistas que las FARC se acabaron convirtiendo en una gran cartel de la droga, ¿es así?

 C.L.: Sí, es cierto, pero también hay parapolíticos y paramilitares, incluso dentro del uribismo, que también estuvieron implicados en el narcotráfico y participaron de ese negocio, o bien por la vía del Cartel de Calí o el de Medellín. El propio Uribe aparece en varias fotos al lado de famosos narcotraficantes. Pero los uribistas, armados de cinismo, sólo le atribuyen esta ligazón con el narcotráfico a las FARC. Y el debate que hay hoy en el país no es el de los carteles del narcotráfico sino el del peso de los herederos del tráfico de drogas en el país, que es lo que realmente habría que discutir, y el de los cultivos ilícitos, que tiene que ver con campesinos pobres que acudieron a esos cultivos que digo para poder simplemente sobrevivir. Es parte de la cadena de narcotráfico que tiene que resolverse con decisiones y apuestas sociales para reconducir el problema y no solo con la represión, como intenta el Estado. Sin embargo, los grandes carteles siguen operando y las Bacrim, las bandas criminales, siguen abriendo nuevas rutas para sacar la droga desde Colombia hasta el exterior. Eso no le llama la atención al gobierno, cuando esa fue la principal causa por la que Venezuela cerró la frontera con Colombia porque se había convertido en una vía libre para el paso de narcotraficantes hacia Venezuela.Todos estos problemas tienen que resolverse para llegar a un buen acuerdo de paz. 

 Es decir, y para resumir, si no quedan resueltos los problemas sociales y políticos en la mesa de negociaciones, impulsando desde el gobierno que los acuerdos se cumplan, va a ser muy difícil llegar a una verdadera paz. La paz no se puede reducir solo a la desmovilización de la guerrilla, es más, para mí, lo más importante del proceso de paz son los acuerdos sociales y políticos relativos a las causas que generaron el conflicto. Yo no estoy pretendiendo que cambien el modelo económico ni que el país vaya hacia una dictadura del proletariado, como dice Uribe, sino que tiene que haber una paz con democracia y justicia social, al menos en los factores originales que generaron el conflicto. Porque si no se hace así también será difícil para las FARC explicar que tras sesenta años de guerra supuestamente para intentar llegar al poder y resolver los problemas del país, dejando miles de muertos atrás, ahora entregan  las armas y que no se pudo hacer más, ¿con qué cara van a explicar a la gente que este país se sumió en una tragedia, en una guerra, para nada? 

 R.A.:¿Cuál es el escenario, que las FARC se conviertan en un partido político clásico participando en los distintos procesos electorales? ¿Y qué debe hacer la izquierda ante ese  previsible escenario?

 C.L.:Por supuesto, claro que sí, esa debe ser la meta. El objetivo final de este proceso es que quienes hicieron la política con armas argumentando que no tenían garantías para participar en la vida política, es que ahora actúen sin armas, aprovechando las nuevas condiciones que se acuerden en el proceso de paz. Es más, yo creo incluso debemos de adelantar desde la izquierda la idea de un movimiento unitario y amplio, que puede ser hasta el Frente Amplio en el que estamos trabajando. Tenemos que unirnos y ser capaces de abrir el espacio para que la guerrilla, ya desmovilizada y ya actuante en la vida política, pueda incorporarse a ese movimiento de izquierdas plural. 

 Algunos, en la izquierda, no creen que ese sea el debate, que la guerrilla debe quedar al margen, pero yo sí creo que deberían integrarse a esa gran fuerza de izquierda. Las FARC y el ELN no pueden convertirse en un ghetto político, sino que deben ser atraídos a una izquierda nueva, modernizada, no sectaria, donde no haya hegemonías de ninguna clase y donde todos los actores tengamos claras las reglas de juego y las respetemos, ese debe ser el escenario final de este proceso de paz. Yo creo que objetivo final del postconflicto debe ser que la izquierda pueda convertirse en una alternativa real en la sociedad colombiana porque de no ser así seguirán gobernando los mismos y el modelo de país tan desigual se legitimará. Y no cambiará par dar paso a un país más justo y democrático, sino que seguiremos tal como estamos. Hacer el esfuerzo de paz que estamos haciendo para que nada cambie y el país siga el mismo rumbo no puede ser, tiene que haber una posibilidad aunque sea en el mediano tiempo de que las cosas puedan cambiar. Si no es así, estamos mal y habremos fracasado en este proceso de paz.

 R.A.:Dice un representante de la derecha colombiana cercana a Uribe que las FARC solo quieren la impunidad y no pagar por sus delitos, ¿le parece cierto ese planteamiento?

 C.L.:No tiene ningún sentido. Tiene que haber una respuesta en el proceso al tema de asegurar la justicia, eso lo tengo claro y creo que casi todo el mundo lo ve así. Nadie puede pensar que la guerrilla va a hacer la paz para irse a la cárcel, esa idea es un disparate. Una guerrilla hace la paz para participar en la vida política. El acuerdo de víctimas hará posible que todo el mundo responda con verdad, justicia y reparación, pero no necesariamente con largas condenas de cárcel, pero sí van a tener que responder ante la historia, el país y las víctimas por los hechos que cometieron. Y no solamente la guerrilla, sino que el señor Uribe tendrá que responder, ya que bajo su gobierno, precisamente, no fueron unas monjas de la caridad. 

 Habrá que buscar caminos y las FARC se acabarán convirtiendo en un actor político, algo que me consta que ya están considerando sin pedir pista a nadie, ni siquiera a Marcha Patriótica. Pondrán en marcha un proyecto propio, con sus señas de identidad, quizá en coordinación con el ELN, en la perspectiva de que se conforme un proyecto unitario que se está considerando ahora y que seguro que cierta izquierda no aceptará. Pero, si realmente queremos cambiar el país por la vía política y sin armas, logrando una transformación democrática, tenemos que hacerla con un gran movimiento político no solo de la izquierda tradicional y democrática, sino contando con todos los sectores democráticos de Colombia que estén de acuerdo en unos cambios y unas reformas absolutamente necesarias y que el país requiere.

 SOBRE RICARDO ANGOSO

 Ricardo Angoso(izq) entrevista en Guatemala a Oscar Platero , militar y analista político (der)
Ricardo Angoso es un periodista español , analista de los problemas politicos y sociales a nivel mundial y ha entrevistado a politicos y militares comprometidos con los procesos democráticos de sus países. Es un amplio conocedor, además , de la realidad política europea. Ricardo lidera varias organizaciones no gubernamentales , destinadas a enrriquecer la democracia. Entre ellas, el foro “ideas para la democracia” con sedes en España y Colombia.

Agencias

EE.UU. otorgará permisos de trabajo a miles de venezolanos

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EP New York  | migración USA

Miles de migrantes venezolanos recibirán permisos laborales especiales. ¿Qué implica para Nueva York?

Al permitir que casi 500.000 inmigrantes venezolanos puedan trabajar de forma legal, las autoridades locales sopesaron el impacto práctico y político de una decisión compleja.

La decisión del gobierno de Joe Biden de otorgarle un estatus especial a los migrantes venezolanos tendrá su mayor impacto en la ciudad de Nueva York, donde miles de personas pronto serán elegibles para comenzar a buscar trabajo de manera legal y, eventualmente, podrán mudarse de los refugios financiados por los contribuyentes.

El alcalde Eric Adams y la gobernadora Kathy Hochul, ambos demócratas, calificaron la medida como un alivio necesario y afirmaron el jueves que podría ayudar a algunos de los 60.000 migrantes que están siendo atendidos por los planes de asistencia de la ciudad a mudarse a viviendas independientes con mayor rapidez. La medida también podría garantizar que otros venezolanos nunca necesiten los refugios.

Sin embargo, incluso mientras celebraban el cambio de política después de meses de intenso cabildeo en la Casa Blanca, altos funcionarios de Nueva York, expertos en inmigración y operadores de refugios trabajaban para determinar el impacto práctico y político de una decisión que muchos pensaron que el presidente Biden nunca tomaría.

Algunos admitieron que la medida haría poco para solventar la aguda crisis que enfrenta la ciudad más grande del país, y que con el tiempo podría empeorar al alentar la inmigración de más personas.

​​“Hubo un llamado claro desde la ciudad de Nueva York sobre la autorización laboral, y quiero agradecer a la Casa Blanca por escucharnos”, dijo Adams el jueves, antes de agregar un comentario más pesimista. Afirmó que cada mes llegaban a la ciudad unos 10.000 inmigrantes, “y una cantidad importante sigue bajo nuestro cuidado hoy”.

En el anuncio realizado el miércoles por la noche, el Departamento de Seguridad Nacional afirmó que planea otorgar un estatus especial a 472.000 venezolanos que llegaron al país antes del 31 de julio, protegiéndolos de la expulsión durante 18 meses y eximiéndoles del período de espera de un mes para solicitar permiso laboral.

El gobierno de Biden ya había extendido protecciones especiales a cerca de 250.000 venezolanos que llegaron al país antes de marzo de 2021, así como a miles de personas provenientes de Ucrania, Haití, Honduras, Nicaragua y otros países. El jueves, el Departamento de Seguridad Nacional anunció que iba a incrementar las protecciones de los inmigrantes afganos.

El programa no proporciona una ruta permanente hacia la residencia legal, pero ha sido utilizado por mandatarios de ambos partidos para otorgar protección humanitaria a migrantes que huyen de guerras, desastres causados por fenómenos naturales y otros tipos de violencia. El gobierno de Biden afirmó que los venezolanos, que constituyen una de las mayores fuentes de migración, encajan en esa descripción.

Los venezolanos también conforman el grupo más grande de los más de 110.000 inmigrantes que han llegado a la ciudad de Nueva York desde la primavera de 2022. Pero las estimaciones sobre cuántas de esas personas todavía estaban en la ciudad variaron el jueves.

Asher Ross, estratega de alto rango de la Coalición de Acción Migratoria de Nueva York, dijo que entre 40.000 y 50.000 venezolanos en edad laboral que se encuentran en la ciudad pueden calificar para las protecciones. El alcalde Adams y un alto funcionario de seguridad nacional de Nueva York dijeron que el número de personas que vivían en refugios era probablemente menor, entre 10.000 y 20.000.

“Si tiene alguna fuerza, tardará en surtir efecto”, afirmó Muzaffar Chishti, investigador principal del independiente Instituto de Política Migratoria, y predijo que la ciudad incluso podría experimentar un incremento a corto plazo en el número de migrantes que buscan refugio. “La ciudad de Nueva York todavía tiene que estar preparada para enfrentar la crisis inmobiliaria”.

En otros lugares, se expresaron feroces focos de oposición a la política. Los republicanos de Nueva York argumentaron que esto solo alentaría a más venezolanos y migrantes de otras nacionalidades a intentar el arduo viaje para cruzar la frontera, y advirtieron que la crisis en el país solo empeoraría hasta que Biden y los demócratas en el Congreso acordaran políticas fronterizas más duras.

“El presidente no está dispuesto, ni por defecto ni por intención, a enfrentar la crisis en la frontera, y esto solo empeorará la situación”, afirmó el representante Marc Molinaro, un republicano moderado del valle del Hudson.

A los demócratas influyentes de la ciudad, y en Washington, les preocupa cada vez más que republicanos como Molinaro puedan aprovecharse de una vena de inquietud en las elecciones del próximo año entre los votantes que podrían estar abiertos a la inmigración pero que creen que los demócratas están fallando en la respuesta al actual flujo de recién llegados.

La noticia de la nueva política se difundió rápidamente entre los inmigrantes venezolanos a través de las redes sociales. En entrevistas, muchos describieron sentimientos de alivio después de pasar meses (o más) viviendo en las sombras, pero dijeron que tenían poca información sobre cómo reclamar su nuevo estatus legal.

Julio César Gonzales, que en julio cruzó a Estados Unidos con su familia después de viajar durante semanas desde Caracas, afirmó que habían estado viviendo con miedo, y que la medida los calmaba. Algunos de sus temores más frecuentes son el hecho de no tener trabajo, no poder comer y que sus hijos no puedan asistir a la escuela.

Gonzales, de 49 años, contó que se enteró de la nueva política por medio de Instagram el jueves por la mañana. Vive en un refugio en Queens con su esposa y sus tres hijos pequeños. Dijo que, debido al colapso económico de Venezuela, a menudo su familia se había quedado sin comida porque él no lograba ganar el dinero suficiente como taxista.

Ahora estamos legal aquí”, dijo Gonzales, quien agregó que, “Dios mediante”, iban a poder trabajar y mandar a sus hijos a la escuela.

Los funcionarios gubernamentales que serán responsables de gestionar la política dijeron que no será tan sencillo. De igual manera, los migrantes tendrán que solicitar formalmente el estatus de protección temporal. Pero en vez de esperar medio año para presentar la solicitud de permiso laboral, como es el caso de otros solicitantes de asilo, los venezolanos elegibles podrán hacerlo de inmediato.

El estado también planea comenzar a ofrecer asesoramiento profesional inmediato a quienes sean elegibles y ha obtenido el compromiso de varias empresas que están dispuestas a contratar trabajadores y retrasar sus fechas de inicio hasta que se aprueben los permisos. Sin embargo, otros advirtieron sobre los procesos burocráticos que podrían ralentizar el proceso, sin mencionar los desafíos que incluso los inmigrantes más exitosos podrían enfrentar para encontrar vivienda en una ciudad que ya sufre una escasez de vivienda asequible.

“Esta no es una varita mágica que te otorga Washington si llegas desde Venezuela”, dijo Christine Quinn, presidenta y directora ejecutiva de Win, el mayor proveedor en la ciudad de refugios para familias con niños que no tienen vivienda.

Sin embargo, calificó la medida como un “cambio radical” para las familias agobiadas por la vida en albergues.

El jueves, el alcalde y la gobernadora dijeron que seguirán presionando a Biden para ayudar a obtener fondos del Congreso que le reembolsen a la ciudad el dinero destinado a la atención de los migrantes y encontrar nuevas maneras de acelerar el proceso de autorización laboral para quienes no califican en el estatus de protección temporal.

Adams, en particular, ha estado advirtiendo durante semanas que el problema podría “destruir” la ciudad de Nueva York sin una intervención federal drástica en la frontera y sin la asistencia para que los inmigrantes obtengan empleos legales más rápidamente. Su gobierno ha estimado que sus esfuerzos de respuesta podrían costarle a la ciudad 12.000 millones de dólares en tres años, y ya ha utilizado esas cifras para justificar recortes presupuestarios.

Incluso Hochul, quien le ha dado la bienvenida a las personas que llegan al estado, ha comenzado a adoptar un tono más matizado, disuadiendo a los inmigrantes de elegir Nueva York como su destino.

“No le miraré el diente a un caballo regalado”, dijo Hochul en Spectrum NY1. “Este es un primer paso importante, pero debemos informarles a las personas que, si están pensando en venir a Nueva York, realmente nos hemos quedado sin espacio”.

Hochul también ha manifestado una mayor disposición para tomar medidas más drásticas en casa. En este momento, la ciudad de Nueva York está brindando refugio gratuito a cada migrante que lo solicite como parte de un mandato legal de “derecho a refugio” que tiene décadas de antigüedad.

En la noche del miércoles, Hochul fue entrevistada por CNN y afirmó que estaba de acuerdo con Adams en que ese mandato debería suspenderse o modificarse, una medida que desencadenará una feroz resistencia por parte de las organizaciones de defensa de las personas sin hogar e inmigrantes.

“Nunca se previó que esto sería un derecho universal o una obligación ilimitada para la ciudad que tendría que albergar literalmente al mundo entero”, afirmó Hochul. “Tenemos que correr la voz de que cuando vengas a Nueva York, no vamos a tener más habitaciones de hotel disponibles”.


Publicado en N.Y.T.
Nicholas Fandos es un reportero de la sección Metro que cubre la política del estado de Nueva York, centrándose en el dinero, el cabildeo y la influencia política. Antes fue corresponsal del Congreso en Washington.

 

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Agencias

Líder norcoreano Kim jong Un respalda a Putin en guerra de Ucrania

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EP New York | Política internacional

Kim ofrece a Putin y Rusia todo el apoyo de Corea del Norte y menciona la “lucha justa” de Moscú

SEÚL, Corea del Sur — El líder de Corea del Norte, Kim Jong Un se comprometió a respaldar la “lucha justa” de Rusia durante la cumbre que mantuvo el miércoles con el presidente Vladímir Putin que, según Estados Unidos, podría derivar en un acuerdo para suministrar munición para la guerra que libra Moscú en Ucrania.

Tras recorrer as plataformas de lanzamiento de una vase espacial en el remoto este de Rusia, Kim expresó su “apoyo total e incondicional” y afirmó que Pyongyang siempre estará junto al Kremlin en el frente “antiimperialista”.

Los dos mandatarios se citaron en el cosmódromo de Vostochny para una cumbre que demuestra que sus intereses se están alineando frente a las confrontaciones que mantienen, cada uno por su cuenta, y cada vez más intentas, con Estados Unidos. Las conversaciones duraron entre cuatro o cinco horas, y una vez terminaron Kim se marchó, reportó la agencia noticiosa estatal rusa RIA Novosti.

Corea del Norte podría tener decenas de millones de proyectiles de artillería y cohetes antiguos, producidos a partir de diseños soviéticos, que podrían suponer un gran impulso para la campaña rusa en Ucrania, según los analistas.

La decisión de reunirse en Vostochny, el centro de lanzamiento de satélites más importante del país, sugiere que Kim estaría buscando la asistencia técnica de Rusia para sus esfuerzos por desarrollar satélites de reconocimiento militar, que ha descrito como cruciales para elevar la amenaza de sus misiles con capacidad nuclear. En los últimos meses, han fracasado repetidamente en su intento de poner su primer satélite espía militar en órbita.

Pero tanto la compra de armas como el suministro de tecnología de cohetes al Norte violaría las sanciones internacionales que Rusia apoyó en el pasado.

Putin recibió a la limusina de Kim, traída desde Pyongyang en el tren especial blindado del líder, a la entrada del cosmódromo y estrechó la mano de su homólogo durante unos 40 segundos. En su intervención inicial, el líder ruso dio la bienvenida a Kim a su país y dijo que se alegraba de verlo, añadiendo que durante el encuentro hablarían de cooperación económica, cuestiones humanitarias y de la “situación en la región”.

Kim, por su parte, mostró su apoyo a los esfuerzos del Kremlin para defender sus intereses en una aparente referencia a la guerra en Ucrania. “Actualmente, Rusia está inmersa en una lucha justa contra fuerzas hegemónicas para defender sus derechos soberanos, su seguridad y sus intereses”, afirmó. “Aprovecho esta oportunidad para afirmar que siempre estaremos con Rusia en el frente antiimperialista y en el frente de la independencia”.

Los dos mandatarios iniciaron su encuentro con una visita a las instalaciones de lanzamiento de las naves espaciales Soyuz-2, en la que el norcoreano acribilló a preguntas a un funcionario espacial ruso sobre los cohetes.

Después se reunieron acompañados de sus delegaciones primero y cara a cara más tarde, de acuerdo con el vocero del Kremlin, Dmitry Peskov. Tras las conversaciones, Putin ofreció un almuerzo oficial a Kim, dijo la prensa estatal rusa.

La cumbre se produjo horas después de que Pyongyang disparó dos misiles balísticos hacia el mar, ampliando unos provocadores ensayos que comenzaron a principios de 2022, mientras Kim aprovecha la distracción causada por la guerra de Putin en Ucrania para acelerar su desarrollo armamentístico.

El Estado Mayor Conjunto de Corea del Sur no dijo de inmediato qué distancia recorrieron los proyectiles norcoreanos. El ministro japonés de Seguridad, Hirokazu Matsuno, afirmó que los cohetes cayeron en aguas fuera de la zona económica exclusiva de Japón y que no se reportaron daños en buques o aviones.

Las imágenes oficiales mostraron que Kim estaba acompañado por Pak Thae Song, presidente del comité norcoreano de ciencia y tecnología espacial, y al almirante de la Armada Kim Myong Sik, que están vinculados a los esfuerzos norcoreanos para comprar satélites espía y submarinos nucleares, según el Ministerio de Unificación surcoreano.

Preguntado por si Rusia ayudaría a Corea del Norte a construir satélites, Putin dijo, según fue citado por los medios estatales rusos, que “para eso hemos venido aquí. El líder de la RPDC muestra un gran interés en la tecnología de cohetes. También están tratando de desarrollar el espacio”, indicó empleando la abreviatura del nombre formal del país, la República Popular Democrática de Corea. Ante las preguntas acerca de la cooperación militar, el presidente ruso indicó que “hablaremos de todos los temas sin prisa. Hay tiempo”.

En la delegación de Kim viaja también Jo Chun Ryong, un funcionario del partido gobernante a cargo de las políticas de municiones que visitado recientemente junto al líder fábricas que producen proyectiles de artillería y misiles, aseguró Corea del Sur.

Durante el almuerzo, en el que al parecer se sirvieron exquisiteces de Siberia y del Lejano Oriente ruso como empanadas rellenas de cangrejo de Kamchatka y arándanos rojos de la taiga con piñones y leche condensada, Kim dijo que él y Putin acordaron profundizar en su “cooperación estratégica y táctica” y que considera que Moscú logrará la victoria, en una aparente referencia al conflicto en Ucrania.

“Creemos a ciencia cierta que el ejército y el pueblo ruso lograrán una gran victoria en la lucha justa para castigar a las fuerzas del mal que persiguen ambiciones hegemónicas y expansionistas y crear un ambiente estable para el desarrollo nacional”, afirmó.

A pesar de la frecuencia con la que se producen los ensayos armamentísticos norcoreanos, los del miércoles fueron una sorpresa. El Ministerio de Unificación surcoreano, que se ocupa de los asuntos intercoreanos, dijo que eran los primeros durante una viaje de su líder al extranjero.

Kim podría haber ordenado los lanzamientos para dejarle clara a Putin la postura norcoreana y mostrar que mantiene el control de la actividad militar aunque no esté en la hermética nación, afirmó Moon Seong Mook, un analista del Instituto de Investigación para la Estrategia Nacional, con sede en Seúl.

Moon, un general de brigada surcoreano retirado que participó en diálogos previos entre Pyongyang y Seúl, indicó que el Norte podría haber querido expresar también su enojo hacia Estados Unidos, luego de que el vocero de su Departamento de Estado, Matthew Miller, afirmó en una conferencia de prensa que Putin se estaba reuniendo con “un paria internacional para pedirle ayuda en una guerra”.

Estados Unidos ha acusado a Corea de Norte de proporcionar armas a Rusia, incluyendo bombas de artillería a los mercenarios del Grupo Wagner. Funcionarios de Moscú y Pyongyang negaron esas acusaciones.

Con información de AP

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Agencias

Muere a los 91 años el pintor y escultor colombiano Fernando Botero

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EP New York | Latinoamérica

Fallece el pintor y escultor colombiano Fernando Botero
BOGOTÁ — El pintor y escultor Fernando Botero, cuyas figuras regordetas se convirtieron en un emblema del arte colombiano dándole la vuelta al mundo y facturando millones de dólares en subastas, falleció el viernes. Tenía 91 años.

El deceso fue confirmado por su hija Lina Botero. “Mi papá falleció esta mañana a las 9:00 a.m. en Mónaco. Había desarrollado una neumonía”, aseguró la mujer a la emisora colombiana Caracol Radio.

El presidente colombiano Gustavo Petro expresó sus condolencias. “Ha muerto Fernando Botero, el pintor de nuestras tradiciones y defectos, el pintor de nuestras virtudes. El pintor de nuestra violencia y de la paz”, tuiteó.

El expresidente Iván Duque lo recordó como el “artista más grande de la historia en nuestro país”. “Su obra y su legado artístico permanecerán en la historia de la nación y en los corazones de los colombianos”, publicó en la red social X, antes llamada Twitter.

Botero nació el 19 de abril de 1932 en Medellín, la segunda ciudad más importante de Colombia, hijo del comerciante David Botero y de Flora Angulo. Fue el segundo de tres hijos.

La infancia de Botero transcurrió en una escuela de toreo donde fue matriculado por uno de sus tíos, pero pronto dejó el mundo de la tauromaquia, aunque regresaría a él años después, en sus pinturas.

Su vida artística alzó vuelo a los 14 años cuando decidió que se dedicaría a las artes. Su madre lo apoyó en su determinación, pero con la advertencia de que sería él mismo quien conseguiría el dinero para sus estudios.

La primera muestra artística en la que participó fue la Exposición de Pintores Antioqueños de 1948. Después, en la Galería de Arte de Leo Matiz, en Bogotá, tuvo su primera exposición individual en 1951 y al año siguiente el óleo “Frente al mar” le proporcionó el segundo puesto en el IX Salón Nacional de Artistas.

Ese mismo año fue a Madrid para estudiar en la prestigiosa Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

De 1953 a 1955 Botero viajó entre Francia e Italia. En Florencia aprendió la técnica de pintura al fresco en la Academia San Marcos. De Europa viajó a México para estudiar la obra de Diego Rivera y José Clemente Orozco.

En medio de sus viajes se casó con Gloria Zea, con quien tuvo a sus hijos Fernando, Lina y Juan Carlos. De regreso a Bogotá, en 1958, fue nombrado catedrático en la Escuela de Artes de la Universidad Nacional y, dos años después, viajó a Nueva York, donde instaló su residencia tras su divorcio.

En la década de 1960 Botero comenzó a experimentar con el volumen de los objetos y personajes en sus pinturas. Sus originales creaciones regordetas fueron acaparando la atención de los críticos de arte y, para entonces, el pintor había creado cientos de dibujos, así como unas 1.000 pinturas.

Botero contrajo segundas nupcias en 1964 con Cecilia Zambrano y en 1970 tuvieron a su hijo Pedro, quien murió cuatro años después en un accidente automovilístico en una carretera de Jaen, España. Botero también se divorció de Zambrano. Plasmó el dolor tras la muerte de su hijo en la pintura “Pedrito”. También donó 16 obras al Museo de Antioquía, en Medellín, para honrar al pequeño y a su vez el museo nombró una sala en memoria de “Pedrito Botero”.

En la década de 1970 dejó de lado la pintura y comenzó a experimentar con la escultura, lo que le trajo grandes éxitos. Los materiales más usados por el artista en sus figuras tridimensionales fueron el bronce, el mármol y la resina fundida. Para 1978 Botero retomó la pintura y desde entonces alternó ambas disciplinas.

Botero solía decir que pintaba desde la mañana hasta la noche, sin importar que fueran días de descanso o festivos, y en absoluto silencio, pues no permitía que nada lo distrajera.

“Fernando Botero es una de las personas más disciplinadas que se puedan conocer. Sus amigos y familiares afirman que él trabaja todos los días de todos los años. Para Botero no existen fechas de descanso, ni días feriados, ni fines de semana. En Navidad está pintando. En su cumpleaños está pintando. En Año Nuevo está pintando”, escribió Juan Carlos Botero en su libro “El arte de Fernando Botero”, de 2010.

Amó entrañablemente la tierra donde nació y para el Museo de Antioquia hizo tres donaciones en total, la primera en 1976, tras la muerte de su hijo, y las otras en 1984 y en el 2000. Dos años después de su tercera dádiva al museo regaló la Plaza de las Esculturas, con 23 obras ubicadas frente al museo. El recinto cuenta también con una retrospectiva del pintor de 1954 al 2000.

En los años noventa Botero tuvo el honor de presentar sus volumétricas esculturas en Montecarlo y en los Campos Elíseos en París, convirtiéndose en el primer artista extranjero en mostrar su obra en dichos espacios.

En 1995 su escultura de bronce “El pájaro”, de más de 1,8 toneladas, colocada en un parque de Medellín, fue dinamitada por desconocidos, causando la muerte de 22 personas e hiriendo a más de 200.

Además del atentado, ese año Botero sufrió el juicio y encarcelamiento de su hijo mayor, Fernando, quien fue condenado dentro del llamado proceso 8.000 de investigación sobre el ingreso del dinero del narco para la campaña presidencial de Ernesto Samper de 1994, de la cual era director.

Fernando Botero hijo fue liberado en 1998, pero en 2002 fue enjuiciado nuevamente por el robo de dinero destinado a la campaña de Samper y no fue sino hasta 2008 cuando logró asegurar su libertad tras varias apelaciones.

El pintor dejó en manifiesto su dolor y decepción por las faltas cometidas por su hijo.

Botero “nunca se dejó ver” mientras duró el lío judicial, dijo en diálogo telefónico el abogado de su hijo, el exministro del Interior Fernando Londoño. “Ni una llamada, ni una razón durante todo ese tiempo”.

De acuerdo con Londoño, la molesti del pintor radicó esencialmente en que su hijo utilizó una de sus cuentas bancarias en Estados Unidos para depositar dinero que fue aportado a la campaña de Samper y que después intentó robar, de acuerdo con las autoridades. Tuvieron que pasar años para que Botero y su hijo se reconciliaran.

Su última esposa fue la escultora griega Sophia Vari.

El gusto por las obras de Botero lo llevó a consagrarse como uno de los artistas latinoamericanos preferidos del mercado de arte en sus últimos años de vida. En mayo de 2011 la casa de subastas Sotheby’s vendió su cuadro “Una familia” en casi 1,4 millones de dólares y en noviembre la casa Christie’s vendió su escultura monumental “Bailarines” por 1,76 millones.

Pero el éxito económico no transformó su persona. Quienes lo conocían afirmaban que lo caracterizaba su sencillez, su lenguaje informal y su sinceridad.

“Botero es uno de los artistas más prolíficos del siglo XX. Por lo general, a diferencia de lo que sucedía en el Renacimiento, el artista moderno es escultor, pintor, dibujante o acuarelista. Botero, en cambio, semejante a otro caso excepcional, (el español Pablo) Picasso, parece una locomotora de trabajo que no cesa de buscar nuevas formas de expresión”, observó Juan Carlos Botero en su libro.

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