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Enfoque Mundial

¿Quién ganó la batalla en Cataluña , luego del referendo?

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¿QUIÉN GANÓ LA BATALLA DE CATALUÑA?

 No ha quedado bien claro quién ha ganado la batalla de Cataluña, pero si es evidente que los grandes perdedores han sido el diálogo, la convivencia democrática, el civismo, la sociedad civil y el sentido común.


por Ricardo Angoso

ricky.angoso@gmail.com

Entre la irresponsabilidad de algunos, convocando a una consulta que iba ocasionar la confrontación civil que hemos visto en las calles catalanas, y la escasa capacidad política de otros, para reconducir por la vía del diálogo el inevitable choque de trenes que se avecinaba, hemos llegado a esta situación de punto muerto. Nos encontramos en un momento en que constatamos con tristeza cómo se han destruido los puentes  entre las dos partes, pero también como se ha impuesto casi como algo natural  la ausencia de una mínima y necesaria discusión de forma sosegada  entre dos propuestas políticas diametralmente opuestas en teoría, pero me niego a pensar que irreconciliables tras siglos de convivencia pacífica entre catalanes y españoles. Aquí no hay, como pretenden algunos que arriman la sardina a sus ascuas, odios elefantísticos perdidos en la noche de los tiempos.

CATALUÑA, ¿COMO BOSNIA Y HERZEGOVINA EN 1992?

En febrero de 1992, el presidente de Bosnia y Herzegovina, Alija Izetbegovic, convocaba una consulta secesionista para declarar independiente a esta ex república ex yugoslava, contraviniendo los llamados de las minorías serbia y croata -más del 50% del censo- en el sentido de que no lo hiciera y actuando de una forma ilegal en contra de la Constitución yugoslava. La consecuencia inmediata de la consulta, en la que ganó afirmativamente la propuesta independentista, fue la terrible guerra de Bosnia, en las que murieron más de doscientas mil personas. También hubo dos millones de refugiados y desplazados, miles de heridos, desaparecidos, mutilados, torturados y un sinfín de dramas personales y humanos difícilmente cuantificables. Izetbegovic sabía que el camino hacia la guerra estaba cimentado sobre su dichoso referéndum y que al día siguiente de aprobarse la independencia comenzarían a sonar las armas y toda posibilidad de acuerdo político quedaría descartada. ¿Por qué actuó de una forma tan irresponsable el líder bosnio? Está claro: pretendía presentarse como víctima del gobierno de Belgrado y desacreditar a los serbios, acusándoles de actuar como criminales y sádicos, ante la comunidad internacional para forzar una intervención de la misma en su país. Pero no fue así y la OTAN tardó tres largos años en actuar. Tres largos años de sangre, sudor y lágrimas para su pueblo a merced de tamaña irresponsabilidad.

De la misma forma y buscando los mismos objetivos de una forma burda, el presidente catalán, Carles Puigdemont, sabía que si seguía con su consulta la confrontación estaba servida y el enfrentamiento con el Estado sería inevitable. La consulta era ilegal, ilegítima y no recogía el necesario consenso de la sociedad catalana para ser puesta en marcha. Los partidos nacionalistas que apoyan a Puigdemont obtuvieron el 48% de los votos en las últimas elecciones autonómicas y tienen sólo 71 de los 135 escaños del parlamento catalán, una fuerza de peso pero no mayoritaria para llevar a cabo semejante consulta. Quizá de todos estos asuntos le podría haber informado el autotitulado “ministro de asuntos exteriores” de Cataluña, Raúl Romeva, quien conoce bien la tragedia bosnia e incluso llegó a escribir un libro sobre la misma –Bosnia-Hercegovina: lliçons d’una guerra-, que por cierto me regaló el mismo autor y donde habla de todos estos asuntos y sobre los trágicos procesos independentistas acontecidos en la antigua Yugoslavia. Se estaban metiendo en la boca del lobo y lo sabían, nada de inocencia había en sus juegos políticos.

FALTA DE VALENTÍA POLÍTICA

Pero las responsabilidades son compartidas, a mi entender, por ambas partes. El presidente de Gobierno español, Mariano Rajoy, ha aplicado sus viejas tácticas de dejar pudrir los problemas para ver si por sí mismos se resuelven, como hizo tantas veces con notable éxito, y no tuvo los suficientes reflejos políticos para hacer frente a la más grave crisis que se le avecinaba a la joven democracia española. Luego se negó de una forma rotunda y contundente a establecer una negociaciones con los que consideraba como “golpistas”, en una estrategia suicida en el largo plazo aunque aplaudida y jaleada por algunos medios de Madrid, pero poco práctica a la hora de resolver un problema de hondo calado. La historia demuestra que para poner fin a las guerras y a los conflictos tienes que hablar con tus enemigos, por muy sangrienta y bárbara que haya sido la contienda.

En 1977, por poner un ejemplo, el presidente egipcio de entonces, Anwar el-Sadat, viajó hasta Jerusalén invitado por Israel y habló ante el legislativo israelí. Defendió con valor la paz y el diálogo, ante unos parlamentarios atónitos, frente al recurso al uso de la fuerza. Comenzó una relación entre ambos países que puso fin a la guerra y selló una paz casi definitiva en la región tras la entrega del Sinaí ocupado por los israelíes a Egipto. La valentía y la voluntad política de Sadat se impusieron a las pulsiones emocionales, los odios africanos tras décadas de guerras y, en definitiva, a la doctrina imperante en el mundo árabe de entonces en el sentido de que el único camino para acabar con la “entidad sionista” era “tirar a los judíos al mar”.

Esa valentía política de Sadat es la que hoy se echa en falta hoy en España. Y esa carencia de la misma, resumiendo, es la que nos ha llevado a este enfrentamiento absolutamente tercermundista en pleno siglo XXI. La batalla de Cataluña la hemos perdido todos los demócratas pues no hemos sido capaces de como dice el poema de Blas de Otero, versionado por el cantautor Victor Manuel, de haber establecido un marco político “donde entendernos sin destrozarnos/ donde sentarnos y conversar”.

Agencias

Huelga de estibadores en EE.UU. podría provocar escasez y carestía

Francisco

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EP NEW YORK | EE.UU

Por Gustavo Lugo | sdp

Se inició la huelga en los puertos este primer dia del octubre, con alrededor de 50.000 miembros con un impacto que afectará  las importaciones y exportaciones de Estados Unidos, teniendo en cuenta la variedad de productos que entran y salen a través de los puertos, y los efectos que puede tener, se cree que no afecten la temporada navidena. Regularmente el 70% de la mercancia que los minoristas almacenan para las fiestas ya se envían a través de los puertos para esta época del año, y si la huelga se prolonga no se sabe hasta donde puede afectar.

Después de la pandemia la economía lentamente comenzó a recuperarse y ésta huelga podria retrasar el nivel de recuperación, los puertos involucrados incluyen el puerto de Nueva York y Nueva Jersey, el tercer puerto más grande del país por volumen de carga manejada. También incluye puertos con otras especialidades.

Una primera huelga a gran escala en casi 50 años, deteniendo el flujo de aproximadamente la mitad del transporte marítimo del país después de que las negociaciones para un nuevo contrato laboral fracasaran por los salarios. La huelga detiene todos los suministros, desde alimentos hasta envíos de automóviles a través de docenas de puertos desde Maine hasta Texas, en una interrupción que, según advirtieron los analistas, le costará a la economía miles de millones de dólares por día, amenazará los empleos y potencialmente avivará la inflación.

El sindicato de la Asociación Internacional de Estibadores, que representa a los casi 50.000 trabajadores portuarios, había estado negociando con el grupo empresarial Alianza Marítima de Estados Unidos (USMX) un nuevo contrato de seis años antes de la fecha límite de la medianoche del lunes, La ILA dijo en un comunicado el martes que
<span;>cerró todos los puertos desde Maine hasta Texas a las 12:01 a.m. después de no llegar a ningun acuerdo tras la propuesta final de USMX hecha el lunes, agregando que la oferta estaba “muy por debajo de las demandas de sus miembros para ratificar un nuevo contrato”.

El líder de la ILA, Harold Daggett, ha dicho que empleadores como el operador de buques portacontenedores Maersk (MAERSKb.CO) y su APM Terminals North America no han ofrecido aumentos salariales adecuados ni han aceptado demandas para detener los proyectos de automatización portuaria que amenazan los empleos.

El USMX dijo en un comunicado el lunes que había ofrecido aumentar los salarios en casi un 50%, frente a una propuesta anterior. Mientras tanto, Daggett dijo que el sindicato está presionando para lograr un aumento salarial del 61,5%, según CNBC.

Solo hay que esperar que las negociaciones continúen y se llegue a un buen acuerdo y no afecte el bolsillo de millones de consumidores.

 

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Agencias

FBI incauta documentos y dispositivos personales del Alcalde de Nueva York , Eric Adams

Francisco

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EP NEW YORK | MANHATTAN

Por Gustavo Lugo | SDP

NUEVA YORK — Agentes del FBI entraron en la residencia oficial del alcalde de Nueva York el jueves en la mañana y le incautaron su teléfono, horas antes de la publicación de cargos penales contra el demócrata.

El alcalde, Eric Adams, fue acusado por un jurado investigador de cargos penales que aún no se han revelado, según dos personas familiarizadas con el asunto que hablaron con The Associated Press bajo condición de anonimato porque no estaban autorizados a comentar el asunto de forma pública.

“Agentes federales aparecieron  en Gracie Mansion en un esfuerzo por crear un espectáculo (otra vez) e incautar el teléfono del alcalde Adams (otra vez)”, dijo el abogado de Adams, Alex Spiro, en un comunicado, añadiendo que el alcalde no ha sido arrestado. “Despacharon a una docena de agentes para recoger un teléfono cuando nosotros lo hubiéramos entregado con gusto”.

Al amanecer del jueves se vio a agentes federales entrando en la residencia del alcalde en Manhattan, con varios vehículos marcados de las fuerzas federales de seguridad estacionados delante.

La fiscalía estadounidense en Manhattan ha declinado hacer comentarios sobre la investigación. Un vocero del alcalde declinó responder de inmediato a preguntas el jueves por la mañana.

En un discurso grabado en su residencia oficial, Adams prometió hacer frente a cualquier cargo en su contra y afirmó que se le había convertido en un “objetivo” en un caso “basado en mentiras”.

“Lucharé contra esto con cada onza de mi fuerza y espíritu”, afirmó.

De momento no estaba claro qué leyes Adams está acusado de infringir o cuándo deberá comparecer ante la corte.

Las acusaciones vienen luego de unas semanas extraordinarias en la ciudad de Nueva York, en que investigadores federales han escrutado a varios allegados de Adams con una serie de allanamientos, citaciones y renuncias.

Se cree que las autoridades federales están realizando múltiples investigaciones en torno a Adams y sus más altos asesores, familiares de esos asesores, ante denuncias de recaudación irregular fondos de campaña y de tráfico de influencia en el departamento de policía y en el departamento de bomberos.

Solo en las últimas dos semanas, anunciaron sus renuncias el comisionado de policía y el director del sistema de escuelas.

Agentes del FBI incautaron los artefactos electrónicos de Adams hace casi un año como parte de una investigación enfocada, al menos en parte, en contribuciones de campaña y la relación de Adams con el gobierno de Turquía. Debido al secreto sumarial, se desconoce si la investigación actual es por lo mismo.

A inicios de septiembre, agentes federales incautaron los teléfonos del comisionado de policía, el director del sistema educativo y dos vicealcaldes y otras figuras dentro y fuera de la alcaldía. Todos han negado haber cometido falta alguna.

Con información de AP

 

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Agencias

Lo que se sabe del segundo atentado a Trump

Francisco

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EP NEW YORK | EE.UU.

Trump y la era moderna de la violencia política

En el centro de la actual erupción de violencia política se encuentra Trump, una figura que parece inspirar a la gente a lanzar amenazas o emprender acciones tanto a su favor como en su contra.

Pocos días después de que el expresidente Donald Trump difamara a los inmigrantes en televisión nacional con historias falsas sobre migrantes haitianos que comían perros, gatos y mascotas en un pueblo de Ohio, alguien empezó a amenazar con detonar bombas en escuelas, el ayuntamiento y otros edificios públicos, forzando evacuaciones y provocando una ola de miedo.

Días después, dijeron las autoridades, un hombre que se describió a sí mismo en internet como un descontento antiguo partidario de Trump se dirigió con un rifle semiautomático al campo de golf del expresidente en Florida, evidentemente con la intención de disparar. Solo se vio frustrado cuando un atento agente del Servicio Secreto le descubrió y abrió fuego primero.

Así está la situación en 2024. En menos de una semana, el que fuera comandante en jefe y pudiera serlo otra vez en el futuro, ha sido a la vez una aparente inspiración y un supuesto objetivo de la violencia política que ha ido adquiriendo cada vez más forma en la política estadounidense de la era moderna. Las amenazas de bomba y los intentos de asesinato se han convertido en parte del entorno, impactante y horrible, pero no tanto como para forzar una verdadera hora de la verdad nacional.

“Una de las cosas que más me preocupan ahora mismo es la normalización de la violencia política en nuestro sistema político. Va en aumento”, dijo en una entrevista el representante Jason Crow, demócrata por Colorado y miembro de un grupo de trabajo bipartidista que ya está investigando el intento de asesinato del 13 de julio contra Trump. “Ahora estamos en el segundo en apenas dos meses y esto solo muestra hasta qué punto esto se ha vuelto omnipresente”.

Tanto el presidente Joe Biden como la vicepresidenta Kamala Harris emitieron declaraciones condenando el más reciente incidente, pero la campaña continuó sin interrupciones. Apenas cuatro horas después de que Trump fuera conducido en caravana fuera del club de golf para su protección, su equipo financiero envió un correo electrónico a su lista de recaudación de fondos con un botón para hacer clic y hacer una donación. “¡Mi determinación solo se fortalece tras otro atentado contra mi vida!”, dijo Trump en el correo electrónico. Los correos electrónicos de recaudación de fondos de Harris también continuaron.

Trump, quien tan recientemente como el debate de la semana pasada con Harris culpó a los demócratas por el tiroteo en un mitin en Butler, Pensilvania, que hirió su oreja en julio, atribuyó el atentado del domingo al presidente y a la vicepresidenta también, argumentando que el sospechoso detenido estaba actuando en respuesta a sus ataques políticos.

“Se creyó la retórica de Biden y Harris, y actuó en consecuencia”, dijo Trump a Fox News el lunes. “Su retórica está provocando que me disparen, cuando yo soy quien va a salvar al país, y ellos son quienes están destruyendo el país, tanto desde dentro como desde fuera”.

Incluso mientras se quejaba de que los demócratas le habían convertido en blanco al calificarlo de ser una amenaza para la democracia, repetía su propia afirmación de que “son personas que quieren destruir nuestro país” y les llamó “el enemigo interno”, un lenguaje ciertamente no menos provocador que el utilizado sobre él.

De hecho, en cuestión de horas, su campaña envió por correo electrónico una lista de citas de Biden, Harris y otros demócratas atacando a Trump con frases como “una amenaza para nuestra democracia” y “una amenaza para esta nación”, sin señalar que la semana pasada, durante el debate, el expresidente dijo que “ellos son la amenaza para la democracia”.

Uno de los partidarios más prominentes y vocales de Trump llegó al punto de cuestionar por qué Biden y Harris no han sido blanco de asesinatos. “Y nadie está ni siquiera intentando asesinar a Biden/Kamala”, escribió en internet Elon Musk, multimillonario propietario de redes sociales.

Más tarde, Musk borró el mensaje y lo calificó de broma, pero la Casa Blanca respondió. “Solo se debe condenar la violencia, nunca fomentarla ni bromear sobre ella”, dijo Andrew Bates, portavoz de la Casa Blanca. “Esta retórica es irresponsable”.

La historia estadounidense ya ha estado marcada en el pasado por periodos de violencia política. Cuatro presidentes en ejercicio han sido asesinados en el cargo, y otro fue tiroteado y gravemente herido. Un expresidente también fue tiroteado y sobrevivió, y muchos otros que vivieron en la Casa Blanca han sido objetivos. Pero dos atentados contra la vida de un expresidente en el plazo de dos meses no deja de ser llamativo, especialmente en el fragor de unas elecciones en las que es uno de los principales candidatos a su antiguo cargo.

Quizás la analogía más cercana podría ser la del entonces presidente Gerald Ford, quien sobrevivió a dos intentos de asesinato en poco más de dos semanas en 1975. Pero lo más inquietante es que los intentos de asesinar a Trump recordaron para muchos a 1968, cuando Martin Luther King Jr. y Robert Kennedy fueron abatidos con dos meses de diferencia. Aquellos asesinatos se produjeron en un momento de violencia generalizada en las calles estadounidenses, en medio de una sensación de resquebrajamiento de los lazos sociales, algo que también preocupa hoy a muchos líderes.

En el centro de la actual erupción de violencia política se encuentra Trump, una figura que parece inspirar a la gente a lanzar amenazas o emprender acciones tanto a su favor como en su contra. Durante mucho tiempo ha favorecido el lenguaje de la violencia en su discurso político, animando a sus seguidores a golpear a los que interrumpen, amenazando con disparar a los saqueadores y a los inmigrantes indocumentados, burlándose de un ataque casi mortal contra el esposo de la presidenta demócrata de la Cámara de Representantes y sugiriendo la ejecución de un general al que consideraba desleal.

Aunque Trump insiste en que su encendido discurso a sus partidarios el 6 de enero de 2021 no fue responsable del posterior saqueo del Capitolio, ese día se resistió a las peticiones de sus asesores y de su propia hija para que hiciera más por detener el asalto. Incluso dio a entender que la multitud podría tener razón al querer ahorcar a su vicepresidente, y desde entonces ha considerado patriotas a los atacantes, a los que podría indultar si vuelve a ser elegido.

Trump no se detiene a reflexionar sobre el impacto de sus propias palabras. La semana pasada, sus falsas acusaciones contra los inmigrantes haitianos durante su debate con Harris fueron seguidas rápidamente por amenazas de bomba que pusieron patas arriba la vida en Springfield, Ohio, y él no hizo nada para desalentarlas. Tras 33 amenazas de bomba, el gobernador de Ohio dijo el lunes que las fuerzas del orden realizarían inspecciones diarias en las escuelas de la ciudad.

A la pregunta de un periodista de si denunciaba las amenazas de bomba, respondió con evasivas. “No sé qué ha pasado con las amenazas de bomba”, dijo. “Sé que ha sido tomada por migrantes ilegales, y eso es algo terrible que ha sucedido”.

Los críticos de Trump también han empleado en ocasiones el lenguaje de la violencia, aunque no de forma tan extensa y reiterada en los más altos niveles. Los aliados del expresidente distribuyeron en internet un video recopilatorio de varios opositores a Trump diciendo que les gustaría darle un puñetazo en la cara o cosas por el estilo. Algunas de las voces más extremas en las redes sociales se burlaron o minimizaron el encuentro en el campo de golf de Florida. Los aliados de Trump a menudo denuncian lo que llaman el síndrome de enajenación Trump, la idea de que sus críticos le desprecian tanto que han perdido la cabeza.

La ira, por supuesto, ha sido durante mucho tiempo la fuerza animadora de la etapa política de Trump, tanto la ira que despierta entre sus partidarios contra sus rivales como la que genera entre sus oponentes, quienes llegan a detestarlo. Las predicciones de que pudiera replantearse eso tras escapar por muy poco de la muerte en Butler resultaron efímeras. A la mitad de su discurso de aceptación en la Convención Nacional Republicana, cinco días después, volvía a ser él mismo.

Pero es una medida de hasta qué punto la violencia política se ha convertido en parte de la cultura estadounidense moderna —no aceptada, quizás, pero cada vez más esperada— que el más reciente incidente puede no suponer más diferencia que el primero. La conmoción causada por el tiroteo de Butler se disipó con relativa rapidez cuando la atención se centró en otros acontecimientos. La conmoción de este podría durar igual de poco.

Publicado en NYT.

Peter Baker es el corresponsal jefe de la Casa Blanca para en NYT.

 

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